Disclaimer: Bleach le pertenece a Tite Kubo.
Advertencias: este fic será una mini serie lo que significa que los capítulos serán un poco cortos y que la historia no será muy larga, quizás me haya salido un poco Ooc, está ubicado en un universo alterno.
N/A: ¡hola! Al fin se me ocurrió una historia que involucre a mi Toshiro y a Matsumoto :3, se lo dedico a hikao porque se toma el tiempo de conversar conmigo y le gusta esta parejita tanto como a mi =D. Espero que les guste, trate de ponerle un poco divertido para variar un poco, pero no sé si el buen humor va conmigo, cualquier cosa me dicen, oki doki aquí les dejo el primer capítulo. Diviértanse!
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"El amor, como ciego que es,
Impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen"
William Shakespeare.
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A Hitsugaya le gustaría ser más alto, en verdad que le gustaría, él no es de esas personas que se fijan en el físico de la gente ni un obsesionado en la estética simplemente le gustaría tener un par de centímetros más de altura para que lo tomen en serio, porque no importa que tan impecable sean sus notas en la escuela, que tan responsable y firme sea o que administre bien el dinero, a Hitsugaya nunca lo respetan, ser bajo es una mierda (piensa siempre).
A Hitsugaya le gusta alguien, más bien como que esta algo enamorado, por no decir bastante, pero ella no está interesada en su persona, quizás en otro universo si lo este se dice así mismo y a veces como que le gustaría ir a ese lugar aunque tuviera que batallar contra muchos enemigo y morir un poco… es una idiotez, pero por más que sea racional (la mayoría de las veces) él no puede evitar ser algo inmaduro acerca del tema, el amor es como algo raro, es como el azúcar y a él como que le va a dar diabetes.
—Shiro ¿puedes terminar de limpiar el aula por mí? Hoy me tengo que ir antes— le dice de manera melosa la niña de cabellos castaños.
—No me llames Shiro… puedo hacerlo solo, así que puedes irte. —contesta… ¡diablos, él sería capaz de limpiar toda la escuela solo por ella!, no puede evitar ser tan débil como un gatito al cual se le rasca detrás de las orejas cada vez que ella le hablaba, a él como que solo le faltaba ronronear.
—Gracias, nos vemos mañana. —dice sonriéndole mientras toma su mochila y se va… se va dejándolo solo en medio del salón de clases casi vacío… se va a clases con su maestro de apoyo, y a Hitsugaya le gustaría tener un par de centímetros más.
—o eh niño ¿esto es la escuela segundaria numero 10? — pregunta de repente una mujer asustándolo un poco en el momento en que estaba comenzando a barrer el piso, la escoba de escapo de sus manos dando un ruido –trac- contra el suelo.
— ¿a quién llamas niño?
—a ti, ¿Qué? ¿Acaso no lo eres?
—¡no soy un niño! — le grito cerca de la oreja a la mujer rubia poniéndose de puntitas, la desgraciada era más alta que cualquier mujer que haya conocido antes.
—Ya, ya lo capto, no grites ¿quieres? — Dijo Rangiku Matsumoto tapándose los oídos y haciendo una mueca de dolor— y bueno, ¿es o no el numero 10? — agrego después como si lo de antes no le importara.
—Lo es — le responde apretando un poco los dientes mientras recoge la escoba y vuelve a barrer.
—Genial entonces, al fin llegue ¿Cuándo llega el profesor?
El muchacho de cabellos blancos se quedó quieto por un momento mirándola incrédulo— ¿estás de broma? Las clases terminaron hace media hora.
—Oh— suelta y Hitsugaya se da cuenta finalmente de que tiene la cara con raspones, un par de hojas incrustadas en el cabello y las medias corridas, es un desastre total hasta tiene la punta de la camisa blanca del uniforme por fuera de la falda y hay un gato detrás de ella ¿de dónde salió si quiera ese animalito? Juraría que antes no estaba ahí.
—Luces mal. — le comenta inevitablemente.
—Bueno es que recién llegue ayer a Japón—le dice la muchacha de cabellos rubios mientras sonríe despreocupada.
—Entiendo. — contesta, es común que extranjeros lleguen de vez en cuando así que no es cosa asombrosa aunque por otro lado le dan ganas de preguntarle de donde viene y su nombre, los nombres suenan raro en otro idioma… pero por otro lado no le gusta hablar de más, ni malgastar su tiempo.
— ¿Sabes me perdí? Llegue a un camino raro y tuve que saltar una valla, caí en una especie de bosque ¿Cómo pueden tener un bosque en medio de la ciudad?... luego unos perros me siguieron, un señor me convido Sake, el Sake ser bueno, a mi gustarme mucho… y ahora no puedo quitarme a esta gatita de mi camino, pero ella no es buena, ella me rasguña ¿puedes créelo?... — le cuenta la mujer algo extasiada por su pequeña aventura, se sienta sobre una de las mesas y apoya sus pies manchando un poco una de las sillas con sus zapatos.
—Tienes que quitarte los zapatos antes de entrar, mira no voy a volver a limpiar así que cuida donde pisas.
—Ya, que gruñón, ¿todos son así por aquí?
—….
—Oye ¿Cómo te llamas?
—….
—Mi nombre es Rangiku Matsumoto… nací en Japón pero mis padre se mudaron cuando era muy pequeña.
—….
—Es por eso que mi hablar bien en japonés ¿verdad que lo hago?
—….
—Eh te falto barrer ahí en la esquina, puedo ver polvo ahí.
—….
— ¿Tú, eres japonés?, por que como que no pareces.
—…..
—Oye ¡niño!…
— ¡Que no soy un niño! — grita finalmente dejando de lado su tarea de limpieza a la mitad.
—Ya lo sé, pero no contestas… es de mala educación no contestar cuando alguien te pregunta ¿a ti no enseñártelo?, y siempre que dicen que todo Japón tiene un montón de modales.
—Hablas demasiado, deberías irte a casa…. Solo quiero terminar mi trabajo.
—Oh ¿estás trabajando? ¿Eres algo así como un conserje?
—No.
— ¿Por qué limpias entonces?
—Porque así funcionan las cosas.
— ¿Y por qué?
— ¿Acaso aparte del japonés no te enseñaron los tratos básicos y la reglas en la que funciona nuestra sociedad?
La mujer rubia lo miro con sus grandes ojos azules frunciendo las cejas un poco intentando procesar las palabras— No—le respondió finalmente luego de un gran silencio y le sonrió como si estuviera orgullosa de ello, haciendo que un Hitsugaya frustrado jalara un poco sus cabellos blancos.
Dio un suspiro y maniobrando con dificultad con los productos de limpieza debajo de un brazo se dirigió a la puerta con la intención de alejarse lo más posible de la mujer.
— ¿A dónde vas?
—….
— ¿Seguro que no eres el conserje? Tú tienes hasta la llave, se ve difícil abrir una puerta con tantas cosas en la mano.
—Entonces ayúdame abrirla tú.
—Oh pero lo haces bien.
—…..
—Oye se te cayo esa cosa ahí.
—….
— ¿No la levantas?
—Levántala tu ¿quieres?
—Oh pero si tú puedes.
—Si me vas a seguir, ayuda al menos.
— ¿Yo?
—Sí.
—Pero si ni siquiera se tu nombre, ¿cómo puedo ayudar a alguien si ni siquiera me dice su nombre?
—Hitsugaya
— ¿Y eso que es?
—Mi nombre— dice apretando los dientes.
—Ha.
— ¿Lo vas a levantar?
—Pero me duele la espalda.
—Entonces déjame. ¿Eres una acosadora o algo así?
—Sí.
Las cosas se resbalaron de las manos del muchacho de cabellos blancos produciendo un fuerte ruido. — ¿Me estas jodiendo?
—Aww Hitsugaya-kun esta rojo, es tan lindo.
—Mira no te conozco y no tengo intención de….
—Oh a mí me gustan las novelas, los días nublados y lo picante….
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