Pareja:OsomatsuxIchimatsu, OsoIchi.
Disclaimer: Osomatsu-san y todos los personajes que lo conforman no me pertenecen. El respectivo dueño es Fujio Akatsuka.
Advertencia: Incesto, lemon, ligeros trastornos o cambios repentinos de actitud, sexo no tan consentido.
Omegaverse términos:
•Alfas: Están en la punta de la jerarquía del mundo. Pueden ser hombres o mujeres. Son bastante dominantes y son capaces de fecundar a los Omegas. Los Alfas suelen tener un nudo cuando están excitados, quedándose unidos a su pareja eyaculando paulatinamente para asegurar que su Omega quede embarazado.
•Betas: Pueden ser hombres o mujeres. Conforman la mayoría de la población mundial. Están subordinados a los Alfas. No pueden fecundar a un Omega, y suelen emparejarse con alguien de su misma casta.
•Omegas: Pueden embarazarse, siendo hombres o mujeres. Los Omegas masculinos tienen Auto-lubricación anal cuando están excitados o en celo. Una vez haya sido penetrado y marcado por un Alfa, estará atado de por vida a él y deberá pertenecerle.
•Celo: Los Omegas entran en celo cada tres meses y por cinco días a partir de los catorce años, momento en que son totalmente fértiles. En estos días, la necesidad del Omega por aparearse y tener relaciones sexuales será bastante alta, liberando feromonas potentes en el aire que atraen a los Alfas cercanos.
•Supresores: Son fármacos para inhibir el celo. Evitan que el celo como tal se produzca, pero el omega sigue estando un tanto sensible en el transcurso de su celo.
Defecto.
Ser el hermano mayor es una gran responsabilidad.
O algo así normalmente era, ¿Verdad?
Osomatsu, el Alfa dominante entre sus hermanos debía necesariamente, dar un perfecto ejemplo. Pero algo en él... estaba totalmente errado. Solo podía ser a medias un buen líder, y solo cuando de la organización familiar se tratara, reduciendo ésta solo a sus hermanos. Todos los demás núcleos en la sociedad no cubrían su rango de subordinación. No porque Osomatsu no infligiera respeto, simplemente... no le nacía imponerse entre otros.
Demasiado esfuerzo, demasiados quehaceres que su holgazán y zángano cuerpo no quería tolerar. Sentía que el trabajo de un Alfa en sociedad era una verdadera mierda, los demás siempre están esperando tanto de ti... incluso el deber que tenía que desempeñar le parecía mucho más estricto que el de un beta que solo tiene que atenerse a seguir órdenes precisas.
Sin embargo y de forma contradictoria, disfrutaba los privilegios de ser un Alfa en otros muchos sentidos. Esos que no representaban "ayudar a la comunidad" sino ser "ayudado" por esta.
—Ichimatsu...—susurró el mayor con la voz apagada en desgano, ojeando por tercera vez la misma revista —. No quiero trabajar... ni llevar una familia... ¡Quiero ser una carga por siempre! —sonrió grande y sincero remarcando las comisuras de sus labios aún recostado en el piso de la habitación que alguna vez compartió con tantos hermanos.
—Como era de esperarse del Alfa más idiota y holgazán del mundo.
Osomatsu intentó hacer un puchero, mientras rodaba sin ganas de levantarse hasta Ichimatsu.
El menor tembló ligeramente cuando sintió los dedos del mayor sobre los costados de su cadera. La sensación desde muy pequeño le causó escalofríos, y con la edad, se hizo cada vez más incómodo ese estremecimiento causado al menor tacto contrario.
Los ojos de Osomatsu miraron desde abajo al menor, de manera suplicante. La forma mimosa en que comenzaron a tratarse se profundizó aún más con el retiro de varios miembros de la unidad familiar, como si de esta forma, pudieran dejar escapar más seguido algo que no deberían.
Los seis Matsuno, sextillizos.
Osomatsu, nació como el Alfa dominante y aún vivía en casa de sus padres sin ningún Omega o pareja estable, solo relaciones esporádicas y poco serias. Era un desperdicio de la sociedad y de su casta, y aún así, el tema nunca pareció importarle demasiado.
Karamatsu, nacido como un Alfa menor, fue el último en dejarlos, fue hace unos dos años aproximadamente. Se mudó con una simple y sencilla Beta. Él siempre fue extravagante en todo lo que hacía e incluso rayaba en lo doloroso. En cambio, ella, era tan tranquila y simple que una extraña y hasta linda relación se consolidó entre ellos con el pasar de las estaciones. Karamatsu parecía feliz, y sin ninguna necesidad de buscar a su "Omega especial" hasta el momento.
Choromatsu consiguió un puesto alto en la vida a pesar de ser un simple Beta que parecía tener aires de grandeza bastante desacordes a la casta que pertenecía. Siempre protestó tanto porque sus hermanos hicieran algo por sus vidas y aún así él no lograba nada de nada, ni siquiera conseguía estar subordinado a alguien. Pero el tiempo decidió darle una oportunidad de convertir todas sus vagas palabras en algo concreto, solido. Es uno de los hijos que más viene a visitar a sus padres actualmente.
En cuanto a Jyushimatsu, nadie sabe muy bien que sucedió con él. Lo poco y nada que se consigue de su paradero, son postales en donde informa que está viajando por todo el mundo con una Omega que ya había sido marcada por otros... Y aún así, Jyushimatsu lo dejó y lo dejaría todo por ella.
Por otra parte, Todomatsu se convirtió en un Omega bastante codiciado a los 23 años, llamando bastante la atención de Alfas tanto hembras como machos. Actualmente estaba en Estados Unidos, en viajes de "placer" como él solía llamarlo, aunque siempre que podía hacer un hueco en su "apretada agenda" venía a ver a sus padres y a saludar a sus hermanos.
Y los únicos que quedaban en la residencia Matsuno eran ellos dos, Osomatsu e Ichimatsu.
—Osomatsu... de-detente...—exclamó bajito. Cuando el mayor apretó con suavidad las costillas. Ichimatsu no era alguien increíblemente delgado, pero tampoco nunca rayó en el sobrepeso. A Osomatsu le encantaba tener lugares donde apretar y hundir los dedos cuando jugaba con Ichimatsu.
"Jugar" se repitió en su mente con una esperanza de frenarse y encontrar alivio en esas palabras de poco peso.
—¿Estás cerca de tu celo Ichi? ¿Por qué te molestaría un simple cariño de tu hermano mayor? —se rio con cierta maldad, presionando su nariz contra el polo morado de Ichimatsu, en su estómago, ese lugar tan acogedor e íntimo para su hermanito.
El olor al pre-celo de Ichi siempre tenía esa sensación dulzona intermitente en ella. Osomatsu no entendía como un Omega tan lindo como Ichimatsu lo es en su celo y al tocarlo podía aún permanecer virgen. Nadie en esos 25 años había podido marcarlo. Porque a pesar de ser su hermano... Osomatsu conocía perfectamente el aroma de su hermano menor, si éste cambiara, si Ichimatsu fuera marcado… él lo notaría enseguida.
Aunque... el celo de Ichimatsu solo era un celo entre grandes comillas. Más específicamente, era un celo "reprimido" por medio de una gran cantidad de fármacos y pastillas llamadas "supresores".
—Porque siempre estás tocando de forma extraña a la gente. Cualquiera se molestaría.
—¿Qué tiene de malo un poco de homosexualidad entre hermanos? ¿No conoces el dicho? "Los hombres no pueden ser amigos sin que se les escape un poco de homosexualidad"
—¿Qué mierda de dicho es ese? Solo escupes esas porquerías para no parecer un degenerado al tocar todo lo que se te pone enfrente —El chico suspiró resignado, acariciando suavemente el cabello de Osomatsu que seguía recostado en sus piernas abrazándolo con fuerza desde la cintura.
Osomatsu efectivamente pareció relajarse y guardar silencio al sentir los dedos de su hermano desordenar y entrelazarse en su cabello. A veces a él también le gustaba que le hicieran eso.
—Además, no entraré en celo. ¿Acaso no recuerdas mi medicación?
—Y aún así hueles tan bien...—aceptó en un suave temblor que se arrastró de forma ligera por su estómago al inhalar la esencia del cuarto de los sextillizos—. Aquí...—sonrió Osomatsu, presionando su dedo índice suavemente contra el estómago del menor —. Sería lindo que tuvieras a mi hijo...
—¿En serio vas a empezar de nuevo?
—¿¡A quién crees que se parecería!?
—¿Eres bien imbécil verdad? Somos jodidamente iguales. No importaría a quién se pareciera, sería la misma mierda.
—¡La llamaría Ichiko...!
—Osomatsu para, ahora le pusiste nombre y hasta sexo... Es incluso más aterrador que antes. ¿Además Ichiko? ¿Es en serio?
—Imagínatela llamándome "Papi" —comentó con los ojos llenos de ilusión subiendo la vista y dándose la libertar para acorrer suavemente el abrigo de Ichimatsu hacia arriba, descubriendo solo una pequeña parte de su adorable estómago.
Hundió sus dedos allí, era suavecito, cálido e íntimo.
—No…—susurró—. Es algo estúpido. Todo lo que dices siempre es tan tonto e inútil.
—Inútil…—repitió—. ¿Eso piensas de tu gran hermano mayor…? —sonrió, sin afectarse en nada ante aquellas palabras.
—Sí —susurró sin más—. No estás muy lejos de llegar a los treinta y no has conseguido pareja… ¡Y tus padres te siguen manteniendo! ¿Qué tipo de Alfa eres?
Osomatsu se rio, deslizando una de sus manos hasta la espalda baja de su hermano.
—¿Y qué me dices de ti? Para un omega no es tan difícil conseguir pareja y aquí sigues…—Ichimatsu se encogió un poco, y trató en pequeños empujones de correr a Osomatsu de su regazo, seguramente molesto por aquellas palabras. Osomatsu suspiró, mientras se pegaba como un insecto chupa-sangre al menor—. Pero está bien… ¿Verdad? Mientras tú aguantes a este estúpido e inútil hermano mayor… ¡No pido mucho más! No necesitamos una pareja ¿Verdad…? ¿Para qué trabajar? Seamos una carga siempre…
El menor no respondió, pero dejó de intentar quitar al mayor de su cuerpo. El primero de los Matsuno sonrió. "Seamos defectuosos juntos" completó en su mente.
Sí, al mayor le agradaba ese pensamiento. Una paz y una tranquilidad increíble rebosó en su conciencia al saber que tanto él como Ichimatsu no encajaban en aquella rígida y estática sociedad.
"Mientras Ichimatsu y yo seamos inútiles y defectuosos juntos, todo estará bien" era aquello que día a día mantenía su sonrisa a flote.
Al primero de los hermanos le cosquilleó la nariz cuando aspiró una vez más aquella agradable esencia de su hermano menor. Una sonrisa alargada se posó en sus labios cuando sintió el cuerpo de Ichimatsu tensarse un poco, quizás por eso dejó de insistir hace un momento atrás, Ichimatsu de seguro quiso calmarse, pero no pudo. Su pequeño y lindo hermanito fue tan obvio que hasta resultaba adorable. Los músculos rígidos y la posición aún más encorvada en la que se acomodó para que Osomatsu no se diera cuenta de lo que era más que evidente por su olor terminó delatándolo al instante.
Ichi estaba duro y un tanto excitado. El olor que provenía de su entrepierna era más fuerte, empalagoso y espeso que hace unos minutos atrás, tanto que hizo que el mayor apretara un poco los labios, reteniendo la sensación agradable que le producía sentir aquella fragancia.
El Matsuno con aquel típico y rojizo abrigo rojo soltó un suspiro más levantándose con suavidad. Sus ojos vagaron por el cuerpo del menor, que se encogió aún más cuando se notó descubierto. Osomatsu sonrió, tratando de colarse entre las manos del menor que tapaban su vulnerable y sensible zona entremedio de sus piernas que se frotaban suavemente.
—Vamos… separa un poco las piernas y quita las manos Ichi… yo puedo darte una mano con esto.
—N-No hace falta…—su voz tembló al rechazar la oferta del Alfa.
Osomatsu sonrió otra vez, aplicando más fuerza al tomarle las manos.
No se detuvo hasta sentir el pequeño quejido del menor cuando apretó su mano aún más, haciendo crujir sus dedos— ¿Quieres que te lo ordene? No me gusta mucho ordenarte algo pero… quizás no me dejes opción. Vamos, déjame Ichimatsu… quiero ayudarte.
—Pero…—sus ojos se humedecieron un poco. Brincó un poco, temblando cuando los dedos del mayor se pudieron colar en su mojado pantalón, antes de repasar la abultada erección, los dedos del mayor frotaron el manchado pantalón sobre la zona anal.
La esencia que desprendía la ligera lubricación era más adictiva que el mismo olor del chocolate. Los dedos se quedaron allí por unos segundos hasta que finalmente los retiró, sintiendo la fragancia aún más cerca cuando acercó sus dedos húmedos cerca de su nariz. El mayor tembló, mientras se endurecía de forma culposa por el olor de su hermanito.
Se supone que, entre parientes cercanos, un Omega, no era atractivo ni seductor para un Alfa emparentado por sangre. Ni siquiera les afectaba el olor. "¿Entonces, por qué me gusta tanto?" Se preguntó por años Osomatsu.
"Quizás así de defectuoso estoy" pensaba siempre con tranquilidad.
La respiración húmeda de su hermano lo convenció. El silencio en su casa le dio la confianza para seguir. Que conveniente parecía un lugar a solas con Ichimatsu en aquellos momentos.
Ichimatsu jadeó al contacto, ocultando su desesperación erráticamente, apretando los ojos con fuerza junto con los dientes. Trató de luchar en vano contra el deseo de ser tocado cuando el mayor acarició y frotó la zona abultada en sus pantalones.
—Tranquilo, no es algo que no hayamos hecho antes ¿Verdad? No es nada serio porque tú y yo… somos hermanos—suspiró acercándose a Ichimatsu, buscando morder el desprotegido cuello.
—N-No, detente… mis supresores... m-maldita sea, estúpido hermano.
—Tan lindo…
—No quiero que tú…
—Solo deja que se sienta bien… me frotaré contra tu espalda también. Me he puesto un poco duro… ¿No te molesta verdad, Ichimatsu? ¿O prefieres tocarme tú? No puedo negar que tus temblorosas y sudadas manos mientras gimes no se han hecho algo bonito con el pasar del tiempo…
—¡No…! ¡No…! ¡N-no o-tra vez! —gritó el menor, despertando de su transe de posesión y dominancia al que estaba entrando Osomatsu, quien fue rudamente arrojado hacia atrás, chocando contra el kotatsu en el medio de la habitación.
—N-No vuelvas a tocarme... menos en estas fechas... —murmuró sonrojado hasta las orejas, conteniendo los espasmos que su sensible cuerpo le producía inevitablemente.
Ichimatsu tomó a duras penas un pañuelo, avergonzado y humillado, limpiándose del pantalón la lubricación natural de su orificio anal que empezó a correr dentro de su pantalón.
Su miembro aún seguía dolorosamente duro, y con las piernas temblorosas se levantó para ir hacia la puerta de la habitación.
Osomatsu nunca pensó que el menor fuera capaz de hacer algo como aquello.
Nunca pensó que Ichi pudiera recargar sus manos fuertemente contra él y apartarlo de aquella forma tan despreciativa. Un omega en su condición nunca podría negarse a un contacto así, nunca podría revelarse contra un Alfa a menos que...
Realmente no quisiera que éste Alfa le tocara en lo más mínimo.
O que el Alfa en cuestión le causara asco.
—Ichimatsu yo…—¿Qué sucedía? ¿Cuánto llevaba tocando a Ichimatsu antes de su verdadero celo? Es algo superficial… vano y pasajero, no era tan malo ¿Verdad?
No entendió por qué su hermano menor actuó de esa forma.
—No podemos seguir a-así…—respondió el cuarto de los Matsuno, aún con la voz húmeda y borrosa, sintiendo los espasmos debilitar la resistencia de sus rodillas—. Y-Yo… he conseguido alguien que me gusta osomatsu, yo… me enlazaré a un Alfa. Es por eso que ya… esto no es adecuado—sentenció deslizando la puerta para volver a cerrarla con fuerza, dejando a solas al Alfa.
Osomatsu quedó pasmado, con los ojos abiertos y la mueca incrédula aún sentado sobre la alfombrada habitación.
"Mientras Ichimatsu y yo seamos inútiles y defectuosos juntos, todo estará bien"
"Mientras Ichimatsu y yo estemos juntos, todo estará bien"
"Mientras estemos juntos, todo estará bien"
"Juntos"
—N-No…—susurró Osomatsu, con un real y aterrador miedo que nunca antes había sentido al dejar ir a sus otros hermanos. Fue difícil, muy difícil dejarlos ir… dolió, no quiso, se opuso, trató de olvidarlo y siguió adelante. Pero…
Esto era diferente, esto era terrible.
Era demasiado, demasiado doloroso.
Como nunca, la soledad y el incesante paso del tiempo le pesó al mayor de la familia.
¿Ichimatsu había terminado? ¿Estaría en el baño tomando supresores y reprimiendo la excitación? ¿Estaría asqueado con él? ¿Estaría pensando en ese "otro" Alfa mientras se tocaba?
¿Era verdad que había encontrado a su Alfa destinado? ¿Por eso ha estado desprendiendo tan empalagoso y fuerte olor aquellos días? ¿Eso está esperando? ¿Ichimatsu está emocionado pensando en que ese Alfa anude dentro de él? ¿Quería tener crías…? ¿Con otro? Otro.
Otro…
Un Alfa…
Para Ichimatsu…
Solo debería ser…
Osomatsu abrió los ojos, acalorado y agitado, con el corazón dando golpes fuertes y constantes contra su pecho. Miro la habitación consternado, la ventana abierta y uno que otro libro desordenado se burlaban descaradamente de la tranquilidad que cubría la habitación. Sobre él, aún seguía la gruesa manta del futón, y a su lado, el espacio izquierdo que usaba Ichimatsu para dormir estaba completamente vacío. Tanteó la habitación en busca de respuestas, sintiendo el tic-tac del reloj tratando de aclararle la situación.
"Una de la tarde" se dijo al mirar la hora, agachando el rostro poco después. Se frotó los ojos un tanto adormilado aún, pateando sus pies contra la gruesa frazada para sacarla de encima.
Despertó un poco más tarde de lo usual. Quizás se desveló ayer. No lo sabe.
¿Cuál fue la razón? No la recuerda.
—¿Dónde estará ese aguafiestas de Ichimatsu…? —sus ojos se abrieron con premura, recordando todo al tan solo mencionar el nombre de su hermanito.
La conversación.
La pareja de Ichimatsu.
El que hoy saldría.
El cómo se distrajo por horas tratando de no pensar en ello. Tratando de no pensar que su pequeño hermano lo dejaría finalmente, que esa habitación quedaría a solas. ¿No eran ambos unos inútiles desperfectos en la sociedad? ¿Por qué él pudo encajar? ¿Quién querría a un sujeto como él? No puede hacer nada solo. Indefenso, lento, de malos modales, que se destroza fácilmente ante la presión, torpe, a penas y puede hablar con la gente.
¿Quién se habría enamorado de alguien como él?
Osomatsu se tapó la boca, sintiendo su estómago regurgitar y sentir la sensación desagradable de querer vomitar. Se levantó con fuerza, debía pensar en otra cosa, distraerse, rápido.
¿Hoy iría al Pachinko…? ¿Debería sacar el dinero de Ichi también? Después de todo se había ido por la mañana, no lo necesitaría. Él siempre puede darle mejores usos al dinero, más si es ajeno.
Fue hasta el pasillo que daba a la salida de la casa, mirando en el buzón de voz del teléfono un par de mensajes. Los reprodujo, reconociendo el número que han estado usando sus padres para llamarlos desde los Estados Unidos.
"¿Osomatsu, Ichimatsu, están allí? Perdón por llamar tan entrada la madrugada, pero la hora por aquí es un tanto diferente como bien sabrán. Espero que pueda llegarles este mensaje.
Su padre y yo hemos estado visitando un montón de lugares. Nos está yendo bien, extrañamente, los americanos nos han tratado bien y la instancia aquí ha sido más que agradable.
Estaremos allá en dos meses más, espero que estén llevando bien las cosas. Si llegasen a necesitar un poco más de dinero, no duden en dejarnos un mensaje ¿Está bien? Pero no abusen, recuerden que sus padres ya no están trabajando, y el dinero es un poco más escaso que antes.
Osomatsu, tú, como el hermano mayor, recuerda cuidar a Ichimatsu. Para estas épocas estará entrando en celo, y debes ver si los supresores fuertes para el celo están en buen estado. Si están vencidos, Ichimatsu podría sufrir mucho, asegúrate de comprarlos ¿Está bien?
Y bueno, si estás escuchando esto Ichimatsu, también debes revisar el estado de tu medicación. Si Osomatsu es demasiado vago, tendrás que irlos a comprar tú. Pero ve con cuidado, un Omega saliendo de casa cercano a su celo muchas veces es un blanco fácil para gente de no tan buenas intenciones.
Nos despedimos por ahora. Sus padres los quieren mucho y apenas terminemos nuestro viaje volveremos lo antes posible.
¡Cuídense mucho mis niños!"
—Los supresores…—susurró—. ¡Que fastidio! —gruñó cortando la conversación—. ¿Por qué tengo que ser yo su niñera mientras nuestros padres no están? Que fastidio, que fastidio….
Osomatsu se mordió sus labios, abriendo los ojos al ver como sus manos sangraban. ¿Hace cuánto tiempo que estaba apretando tan fuerte sus dedos contra la piel de sus manos? ¿Por qué estaba tan molesto? ¿No era un alivio? Tendría mucho más dinero de su madre y padre solo para él.
Esa casa solo para él… después de todo, sus padres cada vez salen más y buscan más pretextos para dejarlos solos allí.
Debería estar feliz.
—Ichimatsu…—el nombre del menor escapó de sus labios inconscientemente—. Estoy… tan asquerosamente podrido…—sonrió, cayendo de rodillas, recordando.
Oh, ahora lo recuerda todo.
Todo aquello oculto por la rutina, por tiempo y por la costumbre. Todo tan bien sepultado que dejó de valer la pena tratar de escarbar en esos vestigios tan pasajeros.
Comenzó todo desde que Osomatsu cumplió los doce años.
Muchas personas habían escogido a Ichimatsu antes de que siquiera entrara en su primer celo. Gente lo veía, gente trataba de acercarse a él. Nadie parecía notarlo, pero para Osomatsu siempre fue tan asquerosamente obvio. Esa forma de pasar sus manos sobre el hombro de Ichimatsu inconscientemente, aplastándolo, ensuciándolo con esa apestosa esencia.
Oh, lo recuerda demasiado bien ¿Cómo lo olvidó por tanto tiempo?
Desde esos días… lo han evitado una y otra vez. Todos los Alfas de Ichimatsu, todos sus posibles pretendientes… ¿No eran lo suficientemente buenos para Ichimatsu verdad? ¿Quién podría cuidar a ese sombrío hermanito suyo? ¿Quién podría soportarlo? ¿Animarlo? ¿Mantener esa sonrisa suave y ligera en sus labios? ¿Esa extraña actitud de gatito que a veces adquiría?
Aquella alfa, de cabello rojizos, seguramente no. Fue a los quince años.
Fue a una edad bastante aproximada a la aparición de esa mujer cuando empezó a ver a Ichimatsu masturbarse en sus celos. El menor siempre, incluso creyéndose en soledad, solía ponerse para abajo, ocultando su rostro, levantando sutilmente las caderas, pero agachando el resto del cuerpo, como si sintiera vergüenza de hacerlo, como si no quisiera hacerlo. ¿En qué estaría pensando en aquellos momentos?
Osomatsu nunca lo supo.
Pero lo que sí sabía era que siempre le gustó el sonido que producía Ichimatsu en la habitación vacía. El eco de sus llantos y jadeos, sus quejidos, las piernas desnudas y temblando, mostrando la pequeña apertura mojarse con ese lubricante natural que el menor producía.
¿Cuántas veces lo miró hacerlo en silencio, sin decirle, como si estuviera cometiendo un delito? Masturbándose también a las orillas de la puerta. Observando a penas por el pequeño hueco que Ichimatsu a veces dejaba o que él sutilmente tenía que crear.
"Te masturbabas mientras tu hermano sollozaba en vergüenza por los calores del celo" Eso era lo que el mayor de los Matsuno era.
Osomatsu lo supo siempre. El único podrido y defectuoso… el que volvió a Ichimatsu lo que era… el que lo apartó de la sociedad y de futuros pretendientes fue él.
Silencioso, con naturalidad…
Porque es fácil para Osomatsu engañarse a él mismo, y mucho más a los demás.
"Eres repugnante, quieres que tu propio hermano sea tu omega"
—Ah… ¿Cómo podría ser eso posible? —rio ante el pensamiento, con un tono de risa que cambiaba de baja a alta de forma desagradable y tétrica.
"Te gusta… quieres que sea tuyo"
—No…
"Pero no puede serlo"
—No.
"Eres un incestuoso y desagradable ser que se lo ha quitado todo"
—¿Por qué me interesaría…? ¿No requeriría mucho trabajo? No creo que podría.
"¿Qué hiciste con los pretendientes de Ichimatsu? ¿Recuerdas a lo que los orillaste?"
—Ja, ese chico de lentes era un imbécil. ¿Para qué se mató?
"No puedes dejarlo marchar…"
—Sí puedo hacerlo…—susurró desvanecido—. Puedo hacerlo… puedo hacerlo…—sonrió somnoliento, cerrando los ojos.
Un molesto sonido resonó en todo el lugar junto a una pegajosa cancioncita, seguramente, era algún vendedor ambulante que quería llamar la atención del recinto.
Osomatsu despertó otra vez, esta vez en el sillón.
¿Cuándo se quedó dormido?
Eran las seis de la tarde, el sonido tan silencioso de la habitación cuando el vendedor dejó las cercanías de su casa empezó a inquietarlo otra vez. Suspiró y analizó el olor de la habitación.
Ichimatsu aún no regresaba a casa.
—Oh, que cansancio… ¿Debo ir a ver dónde está? ¿No es un tanto tarde? —susurró con la voz tan inexpresiva y desganada como si fuera producida enteramente por una computadora—. Los supresores… ¡El medicamento! —recordó—. Debo hacer algo al respecto… porque soy el hermano mayor a cargo de Ichimatsu ¿No?
"No debes dejarlo ir" "Hay solo una forma" "Siempre lo has sabido" "Un lazo que no se rompe hasta la muerte"
—Los supresores…—susurró finalmente Osomatsu, con una sonrisa ligera en los labios.
N/A: Este es el primer fanfic que publico de la serie de Osomatsu-San, espero que les gustara. Me encantan Ichimatsu siendo pasivo, no solo de Oso, sino de todos los hermanos en general, pero mayormente de Oso, Kara y Jyushi. ¡Y tengo fic para las tres parejas! OsoIchi, KaraIchi y JyushiIchi. Espero recibir apoyo en las demás parejas también.
El OsoIchi no es para nada muy popular en el fandom, pero me gusta bastante así que pensé que no estaría mal hacerles una historia. Este va enteramente dedicado a Caro, que es ultra-fanática de ellos dos. Este fanfic solo tiene dos capítulos.
¡Nos vemos pronto!
