Y ve a Harry Potter, su eterno primer amor. Con el pelo negro despeinado y alocado, ojos verdes brillantes y bondadosos. Su sonrisa afable y tímida, llegando hasta sus ojos que no dejan de mirarla fijamente. Tiene una mano extendida, a la espera de que ella la coja y así poder continuar. Le transmite seguridad, porque sabe que si coge su mano, si se va con él, Harry nunca la abandonará, no la dejará en la estacada, aún si su amor por ella se acaba, porque es demasiado bueno para hacer eso.

Pero entonces lo ve a él. Su, por siempre, imposible. Ojos grises y fríos observándola con intensidad, haciéndola estremecer. Apenas una media sonrisa en sus labios que no llega a los ojos y que resulta más burlona que otra cosa, como si estuviera riéndose de ella, como si supiese algo que ella no. Tiene el pelo rubio platinado, perfectamente peinado. Draco Malfoy no le tiende una mano, mantiene sus brazos cruzados con una pose altiva, como si no pensase rebajarse a suplicarle.

A un lado tiene al chico del que estuvo enamorada desde que tiene memoria y que, por fin, tras tantos años, le presta atención. Por fin la mira con otros ojos, que los que se utilizan para ver a la hermana de tu mejor amigo. Por fin le presta la atención que tanto había ansiado tener y que tanto había anhelado.

Sin embargo, ahora que había captado su atención, no estaba segura de que él fuera el indicado.

Porque a su otro lado tenía a Malfoy.

Con él no le había hecho falta hacer una y mil cosas por un poquito de su atención. Él simplemente se había percatado de que ella existía, él no había tenido reparos en fijarse en ella. Con su típica sonrisa sarcástica, mirándola con picardía y susurrándole un: "¿Qué tal, pelirroja?" cada vez que la veía, al oído y en bajito, como si esas palabras fueran solamente para ella y nadie más mereciese escucharlas.

Para Draco, porque había pasado de ser Malfoy a ser Draco hacía tiempo, ella era especial. Era la chica pelirroja y pecosa, como muchas veces se había empeñado en decirle. Para Harry, ante todo, era y sería, la hermana de su mejor amigo.

Con Harry no tendría problemas, su familia estaría encantada, sus amigos celebrarían que finalmente se hubiesen vuelto novios, sería algo que todo Hogwarts aprobaría, que todo el mundo mágico aprobaría…

Con Draco, desafiaría a su familia y a sus amigos, se suponía que él era el malo y ella la buena. Luz y oscuridad. Fuego y hielo. Eran lo contrario el uno del otro, pero si era así, ¿Por qué sus labios encajaban también con los de ella? ¿Por qué sus caricias la llenaban de tanta calidez? ¿Por qué su toque la volvía loca? ¿Por qué sentía chispas recorriendo todo su cuerpo ante su cercanía?

¿Por qué estaba avanzando hacia Draco cuando se suponía que debía elegir a Harry?

Y entonces, solo cuando ella empezó a avanzar, Draco sonrió con arrogancia y le tendió la mano, porque solo por ella se rebajaría a hacer tal cosa. Solo por ella estaba dispuesto a esperar a que se decidiera.

Solo por Ginny Weasley, su pelirroja.