Año X791, meses después de haber ganado los Grandes Juegos Mágicos y milagrosamente y con esfuerzo haber logrado salvar al mundo de ser invadidos por dragones(además de haber logrado salvar al Mundo Celestial y haber devuelto a los espíritus celestiales a la normalidad), Gray Fullbuster caminaba por la calle al atardecer-noche sin ningún rumbo. Estaba pensando en el sacrificio de su maestra Ur, ya que dos días antes había sido su aniversario de muerte .Aún después de todo este tiempo, le entristecía, y se odiaba a la vez. Al parecer, toda la gente de su alrededor sufría de una manera u otra. Le parecía un milagro que aún Fairy Tail siguiera ahí con él. Pero la autocompasión es mala, Gray, no sigas por ese camino, se decía a sí mismo. Aún sumergido en sus pensamientos, vislumbró por el rabillo del ojo a una cabeza azul saliendo de una tienda de regalos. Espera ¿una cabeza azul? Gray se detuvo y puso más atención. Aquella ¿no era Juvia? Como siempre, una sensación de calidez se extendió a través de él, un poco irónico, siendo él un mago de hielo. Pero, espera, espera… ¿Que hacía Juvia saliendo de una tienda de regalos? Se la veía muy feliz sonriendo a algo que tenía en las manos. Un regalo para alguien, lógicamente. Se estaba dirigiendo al parque .Yo no la estoy siguiendo, es que siento curiosidad, se repetía Gray en su cabeza mientras seguía los pasos de ella.
Unos minutos después, Juvia se detuvo y Gray se escondió detrás de un árbol. Aún se estaba preguntando qué estaba haciendo allí, cuando vio a alguien detenerse junto a Juvia. Y ese alguien era nada más y nada menos que Lyon. ¿Qué hacía Lyon con Juvia? A ella se le veía feliz por verlo, pensó mientras furia se acumulaba dentro de él. Lo que estaba sintiendo no eran celos, se repetía nuevamente una y otra vez. ¿Acaso Lyon no había dicho que ya no le gustaba Juvia? Entonces, ¿Qué hacía quedando con ella?¿Había mentido? Esas preguntas rondaban por su mente, cuando Lyon y Juvia se movieron dirigiéndose hacia algún sitio. Y como no, Gray les siguió. Durante lo que le parecieron horas de rabia acumulada a Gray, Juvia y Lyon habían visitado muchas, MUCHAS, tiendas y él los había seguido todo el rato. Simplemente, no soportaba que Juvia estuviera así de contenta si no era con él. Por fin, se detuvieron. Gray se acercó lo máximo que pudo. Por suerte, podía escuchar lo que estaban diciendo.
-Lyon-sama, Juvia ha pasado un rato muy agradable con usted-decía sonriente Juvia.
-¿Cuántas veces te he dicho hoy que no me trates con el usted?-respondió Lyon sonriente-También yo he disfrutado este día contigo.
Hubo silencio. Juvia miro al regalo que sostenía (y a algunas bolsas con cosas que habían ido comprando poco a poco) y pregunto dudosa:
-¿Lyon-sama? ¿Cre-cree que le gustará?
Lyon la miró sorprendido.
-¿Por qué no debería gustarle, Juvia? ¿Por lo que paso hace unos días? Tú no sabías nada, no tienes por qué culparte. Es un regalo precioso, ya verás cómo le gusta.
-Pero Juvia se siente tan culpable…Juvia se tuvo que haber informado mejor y encima el regalo que Juvia le hizo después no parece haberle gustado.
-Juvia-Lyon alzo las manos y se las puso en ambas mejillas alzando su cabeza.
En esos momentos, Gray ardió tanto de rabia que estuvo a punto de hacer su Ice-make y aplastarle la cabeza a ese bastardo de Lyon. ¡Ella es mía, no la toques, imbécil! estuvo a punto de gritar. Tuvo que hacer todo su acopio de paciencia y mente fría para calmarse, aunque rabia se quedó acumulada en él. Se concentró nuevamente en ellos.
-…le encantara, te lo juro. A mí ya me gustó mucho, Juvia. No te dejes deprimir por esas cosas, tú no podías saber nada. Sabiendo como es, seguro que se lo guardo para sí mismo y no lo conto. Así que, ahora quiero que me muestres una sonrisa y vayas a preparar ese regalo tan especial ¿de acuerdo?-pregunto con una sonrisa dulce.
Juvia se secó las lágrimas que sin querer había soltado y mostro una gran sonrisa.
-Gracias, Lyon-sama. Juvia ira a prepararlo ahora mismo.
-Bien-dijo Lyon apartando las manos de su cara-¿quieres que te acompañe a tu casa por si acaso?
Juvia negó con la cabeza.
-No hace falta, Lyon-sama, Juvia sabe cuidarse de sí misma.
Esa es mi chica, exclamó Gray orgulloso en su mente. Espera, NO es su chica claro que no, pensó a continuación sonrojándose un poco.
-Bien, ¡Que te vaya bien Juvia! ¡Buenas noches!
-Buenas noches, Lyon-sama.
Lyon se marchó. Juvia recogió las bolsas y se fue caminando a su casa. Gray la siguió todo el rato. No podía dejar que nada le sucediera. No era porque quisiera seguir viéndola un poco más, es decir, se preocupaba por si la atacaban, era su compañera de gremio. Haría eso por Erza o por Lucy, incluso por ese cabeza de llamas… ¿verdad?
Juvia se detuvo en frente de la puerta de Fairy Hills y eso saco a Gray de sus pensamientos, viéndola fijamente. La luz de la luna irradiaba sobre sus cabellos y piel y le daba un aspecto misterioso, incluso hermoso. Sí, admitió asombrado, Juvia siempre le había parecido hermosa, pero no tanto como en ese momento. Juvia miro al cielo y suspiró, susurrando:
-Juvia espera que le guste. De verdad que lo desea.
Entonces entró. Gray se quedó de pie mirando a la puerta, preguntándose mil cosas. ¿Para quién era esos regalos?¿Quién era esa persona que Juvia esperaba que le gustase su regalo?¿Por qué se había reunido con Lyon?¿Acaso, se preguntó sombríamente, empezaba a gustarle otra persona? Gray sacudió la cabeza y se dio media vuelta, metiéndose las manos en los bolsillos del pantalón. Mejor para mí, así no me molesta, se decía Gray mientras caminaba derecho a su casa, mientras una sensación de tristeza se acumulaba dentro de su pecho.
Al día siguiente, Gray se encontraba peleando con Natsu (todo porque este le había dicho que se pusiera ropa), mientras los demás charlaban amigablemente, ignorando la ya común pelea de estos dos.
-¡Cabeza de llamas te vas a enterar!
-¿¡Como dices pervertido?!
-Gray-sama…
-¿¡Es que acaso estas sordo, come-fuego?!
-¡Atrévete a repetir eso, hombre de las nieves!
-Esto…Gray-sama…
Una Juvia desesperada intentaba llamar a Gray mientras sostenía y recogía en el vuelo cada prenda que este soltaba. Juvia llevaba más de 20 minutos intentando atraer su atención ya que tenía algo importante que decirle. Entonces, la suerte llamó a su puerta. Literalmente. Erza entró por la puerta de Fairy Tail mientras comprobaba que todo estaba en orden. Acto seguido, sus ojos se fijaron en Gray y Natsu. Y justo en ese momento, un aura peligrosa la rodeo. Mierdamierdamierdamierda, pensaban todos con sudor frio. Erza se acercó a Gray y Natsu a la velocidad de la luz, cogiéndolos a los dos por los pelos y estrellándoles las cabezas.
-¡Gray, Natsu! ¿¡Cuantas veces os tengo que decir que no os peleéis, eh?!
-Er-Erza…/Erza…-dijeron los dos a la vez débilmente.
Erza se sentó después de haberles soltado una reprimenda y se puso a comer pastel de fresa (que apareció misteriosamente en su mano junto con un tenedor).
Después de eso, todo el mundo se calmó y suspiraron aliviados. Al parecer, hoy no iba a haber masacre mundial. Gray, después de haberse recuperado, se sentó en la barra y cruzo los brazos, ceñudo. Hoy estaba de muy, MUY, mal humor por lo sucedido ayer y deseaba pegarle un puñetazo a alguien. Mala suerte para él, Erza había aparecido antes de darle una buena paliza al rosado.
-Gray-sama…
-¿Hum?
Gray se giró y vio a la causante de su mal humor delante.
-¿Qué quieres?-pregunto más brusco de lo que había deseado. Al momento se quiso dar un puñetazo, ya que vio una sombra de tristeza cruzar la cara de Juvia antes de que la ocultara.
-Gray-sama…su ropa-murmuro Juvia avergonzada y tendiéndole su ropa.
-¿¡Pero cuando…?!
Gray miro hacia abajo y vio que solo estaba en calzoncillos. Genial, dignidad por los suelos, pensó exasperado mirando hacia el techo. Cogió su ropa y se la puso.
-Esto, Gray-sama, Juvia quiere enseñarle algo…
Gray la miro con curiosidad, olvidando por un momento su mal humor.
-¿El qué?
Juvia miró hacia sus pies y le susurró:
-¿Podría…podría Gray-sama seguir a Juvia?
Valeeee. Aquí pasaba algo. Normalmente Juvia le arrastraría gritando como una loca su amor por él. Esto le empezaba a asustar y preocupar.
-Claro…
Gray se levantó y fue tras Juvia, mientras las miradas de la gente del gremio no se quitaba de encima de ellos.
Juvia lo guio sin dirigirle ni siquiera una mirada durante 10 minutos, mientras que Gray solo la observaba con el ceño fruncido, preocupado. Cuando se quiso dar cuenta, se encontraba en el mismo parque donde había espiado a Lyon y Juvia. Observó que había tiendas alrededor de este y entonces se acordó de que ese mismo día habría un concierto. De quien, ni se acordaba. ¿Por qué vendría ella aquí? Juvia por fin lo miró a los ojos. Gray se dio cuenta de que parecía estar nerviosa y algo asustada.
-¿Qué querías enseñarme, Juvia?
-¿Gray-sama, podría esperar un momento? Juvia vendrá enseguida.
Juvia se fue corriendo sin esperar contestación. Gray se quedó incrédulo y se sentó a la sombra de un árbol. ¿Qué le pasaría a Juvia? Bueno, solo le quedaba esperar. Pasó mucho tiempo y Gray se estaba empezando a impacientar. Casi había anochecido e incluso había empezado el concierto y la música se escuchaba bastante alto, pero no mucho. Personas bastantes jóvenes paseaban alrededor de las tiendas, mientras se dirigían al concierto. Ni siquiera sabía por que seguía esperando, pero algo dentro de él decía que esperara por ella. Se pasó la mano por la cara y resopló. Maldita voz interior.
-¿Gray-sama?
Gray se sobresaltó y se levantó de un salto. Juvia estaba delante de él, escondiendo algo detrás de su espalda, respirando agitadamente.
-¡Gray-sama, Juvia lo siente tanto!¡Había mucha gente delante de Juvia y Juvia tardó mucho en pasar a través de ella, además Juvia no encontraba lo que fue a buscar!¡De verdad Juvia lo siente mucho!
-Juvia, tranquila, no pasa nada-respondió Gray nervioso. Juvia parecía algo alterada-¿Qué me querías enseñar?
Juvia se sonrojó y bajo la cabeza.
-Juvia…quería regalarle esto.
Entonces le entrego una bolsa de papel de regalo con un lazo. Gray la cogió con curiosidad. Miró a Juvia con una ceja alzada a modo de interrogación y Juvia lo instó a mirar. Gray hizo justamente eso y se congeló. No puede ser…Lentamente metió la mano dentro de la bolsa y saco su regalo. Se quedó sorprendido mirándolo. Era una lácrima mágica, parecida a una bola de nieve. Dentro de ella se podía vislumbrar un hermoso paisaje de nieve, pero eso no fue lo que le sorprendió. Le sorprendió las tres personas que habían dentro en posición como de ataque, una de ellas sentada sobre la nieve. Eran su maestra Ur y él los que estaban atacando. En la cara de su antigua maestra podía verse una sonrisa cariñosa, mientras que en la de él se veía una sonrisa satisfecha. Lyon se encontraba sentado mirándolos sonriente. La nieve caía y eso le daba un aspecto aún más hermoso. Gray miró estupefacto a Juvia.
-¿Cómo…cómo lo has hecho?
Juvia lo miró nerviosa.
-Juvia…Juvia se sentía muy culpable por lo del otro día y como Juvia vio que no le gustó el regalo que le hizo a Gray-sama, decidió regalarle otra cosa. A Juvia le pareció bonito el regalo que Asuka le hizo a sus padres y pensó que a Gray-sama le gustaría tener un recuerdo de su maestra, así que Juvia decidió ir a la misma tienda donde Asuka compro el regalo. A través del dependiente, Juvia se enteró que en Magnolia hay una persona que hace lácrimas mágicas a través de recuerdos. Puede hacer cualquier cosa, incluso figuras humanas a detalle. Pero Juvia no sabía cómo era su maestra, así que decidió pedir ayuda a Lyon-sama. Lyon-sama aceptó y ayudo a Juvia aportando sus recuerdos. Ayer, Juvia fue a recogerlo y Lyon-sama quedo con Juvia para decidir cómo darle el regalo a Gray-sama y cómo envolverlo-Juvia hizo una pausa y lo miro a los ojos-¿A Gray-sama…le gusta el regalo?
Gray solo se quedó mirándola con algo cálido dentro de él.
-Juvia…
Entonces, no pudo resistirlo. La abrazó con todas sus fuerzas. Juvia se quedó sorprendida.
-Juvia, me encanta. De verdad, muchas gracias. Es el mejor regalo que me han hecho nunca. El mejor-susurró Gray en su oído.
Juvia le devolvió el abrazo y suspiro aliviada.
-Juvia temía tanto que no le gustara. Juvia se alegra mucho de que le guste.
Gray solo la abrazo más fuerte. ¿Cómo podía ser tan cabrón algunas veces con ella? Le había hecho un regalo muy, muy especial para él. De repente, sintió la cara de Juvia muy caliente, se alejó un poco y vio que Juvia estaba como un tomate.
-¿Juvia? ¿Pasa algo?
-Gra-Gray-sama…Gra-Gray-sama es-esta abra-abrazando a Juvia...
Entonces Juvia se desmayó y Gray la cogió entre sus brazos alterados. Repasó que se encontrara bien y vio que solo se había desmayado de la impresión. Soltó una risita y se dirigió a un banco. Se sentó y puso a Juvia en su regazo, colocando el regalo, que aún estaba en su mano, junto con la bolsa. Después miro a Juvia y sonrió con cariño, juntando su frente con la de ella.
-Me parece que ya sé cómo se llama esa sensación cálida.
