Disclaimer: Ni los personajes ni los entornos me pertenecen a mí, sino a JK. El drama y el misterio sí, para variar
Aviso: Esta historia conforma la 2º parte del fic "El precio de la libertad" al que podéis acceder por mi perfil. De no leer la 1º parte avanzaréis a ciegas, ya os aviso.
Dedicado a todos y todas los que me siguieron en el precio, a las nuevas amistades que forjé gracias a eso.
Por vosotras,
por vosotros,
gracias.
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El gorjeo de la cafetera inundó el ambiente. Constante, agudo. Hermione no tardó más de dos segundos en apartar el aparato del fuego, acabando poco a poco con el sonido. Inclinó entonces la muñeca y, poco a poco, fue llenando hasta el borde una taza de sencilla porcelana azulada. Después cogió un par de terrones de un viejo tarro de cristal y acercó el recipiente a sus labios, disfrutando del cálido olor antes de pegar el primer trago.
Un hondo suspiro escapó de sus labios en su retorno al escritorio y, dejando el amargo refrigerio a un lado, apretó el botón de la grabadora, puso ambos codos sobre la mesa e inspiró.
—Esta es la nota número veinticinco. Estoy a día doce de noviembre de 2001, hora siete y cuarenta de la mañana. Otra vez he vuelto a tener la misma pesadilla, con la misma persona y en el mismo contexto. Hace más de tres semanas que no dejan de acosarme estas imágenes y, por más que lo intento, ningún remedio mágico consigue alejarlas. Como cuerda que me ancle a la cordura, si es que aún la conservo, he decido hacer grabaciones sobre las pesadillas, relatándolas con absoluta minuciosidad para que no caigan en el olvido... Bien, vamos allá… —susurró, cerrando los ojos—. Todo comienza en Hogwarts; estoy en quinto o sexto año ya que la chapa de prefecta adorna mi túnica. A mi alrededor se levantan los pasillos que tanto recuerdo, cientos de alumnos los recorren. No consigo reconocer ninguna cara pues todas se encuentran difuminadas. Entonces, ella aparece. Recuerdo poco de su apariencia en esos años y no estoy segura de que haya cambiado o que yo, como parte de mi subconsciente, la haya caracterizado así. Pero esos ojos verdes son suyos y esa sonrisa es difícil de olvidar…
Guardó silencio, acercando la taza de café para pegar un nuevo sorbo. Suspiró y enfocó la mirada en las olas hipnóticas del líquido parduzco.
—Luego ella… Ella habla. Pero lo hace en una lengua extraña que no consigo comprender. Después comienza a andar y, sin comprenderlo, yo la sigo. El entorno cambia, la piedra gris de Hogwarts se transforma en fino papel de colores claros. Ella también cambia y de repente me encuentro persiguiendo a una niña, ya no estoy segura de que sea ella puesto que su cabello es ahora rubio. Ríe y yo río. Entonces oigo el piar de los pájaros y me doy cuenta de que estamos en un campo, siento el frescor de la hierba bajo mis pies desnudos. Llevo una especia de vestido verde claro y es vaporoso. Me siento cómoda y… Extrañamente feliz. La niña que persigo entonces se detiene frente a lo que parece ser un bulto menudo y… Y cuando me acerco… Descubro que es un cuerpo, el cuerpo de un niño, no mayor que ella. Está ensangrentado y cubierto de tierra y barro… Y ella… Ella…
Hermione inspiró, obligando a la congoja a iniciar el descenso a través de su garganta. Suspiró, masajeándose las sienes.
—Ella me señala, su cara está difuminada y no la reconozco. Sólo siento el tacto pastoso y frío de algo sobre mis dedos. Percibo el olor metálico de la sangre, tengo miedo, mucho miedo, y comienzo a correr. Lo último que veo es que llego a un río y, cuando me asomo para ver mi reflejo, no soy yo. Soy una niña de pelo castaño y ojos verdes. Y sonrío, sonrío como si aquello fuera lo más divertido del mundo —aportó, dejando caer las manos sobre la mesa—. Siempre es lo mismo, no cambia. Reconozco en esa niña a Astoria, Astoria Grengrass. Pero nada cobra sentido; no comprendo el porqué de este sueño y, aún peor, el motivo de que perciba todos esos sentimientos como propios… Bien, con esto será suficiente —concedió, apagando con un botón la grabadora.
Arrastró la silla hacia atrás y se estiró, dejando caer la cabeza sobre el respaldo. Mirando hacia el techo todas aquellas imágenes se hicieron más y más difusas en su memoria, hasta acabar por olvidarlas.
—¿Por qué? —susurró, posando el antebrazo sobre su frente—. ¿Por qué sueño con ella?…Como… Como si yo fuera ella…
ooOOoo
La lechuza llegó a media mañana. Hermione jamás se imaginó que la dueña de aquella carta, escrita de forma rápida y algo nerviosa, pudiera ser ella. No se hizo de rogar a la hora de vestirse y desaparecerse rumbo hacia el lugar donde habían decidido encontrarse. Se transportó en un callejón cercano, puesto que la cafetería era muggle, y se apresuró en abrir su paraguas.
La lluvia caía sin cuartel y aquello ya se había convertido en costumbre, Hermione no recordaba un invierno tan lluvioso como aquel en el que, si no todos, al menos la mayoría de los días había llovido.
Comenzó a andar a paso ligero, sintiendo los repiqueteos de las gotas sobre ella. Sentía nervios y a la vez ilusión, como si fueran a darle una calificación. Sonrió, ciertamente había pasado mucho tiempo desde la última vez que recogía una nota y, para que iba a negarlo, lo echaba de menos.
La puerta se abrió tras un ligero chasquido y el agradable olor a pastas recién hechas le dio una calurosa bienvenida. Un joven de pelo moreno se apresuró a alcanzarla, esbozando una alegre sonrisa.
—Permítame su paraguas y abrigo, señorita.
Ella asintió, cediéndoselos no sin un poco de recelo, puesto que no estaba acostumbrada a dejar sus cosas y el tiempo había hecho que su desconfianza no hiciera más que aumentar.
—¿Tiene reserva?
Aquello la sorprendió.
—¿Reserva? —musitó, contrariada—. No pensaba que se tuviera que reservar en una cafetería, la verdad.
—Es que esto no es una simple cafetería, señorita, es la cafetería Hoja Verde, local de alto standing y glamour… Sólo para aquellos que sepan apreciarla —añadió, mirándola de arriba a abajo.
—¿Me estás queriendo decir algo? —increpó, cruzándose de brazos.
—No lo sé, ¿necesita que le diga algo, señorita?
—Óyeme bien, chico, no me vengas con esos humos que yo no…
—¡Hermione!
Ambos se giraron ante la llamada. Una mujer de pelo corto y rojo sonreía desde una mesa. Hermione parpadeó, atónita, incapaz de reconocerla.
—¿Ginny? —murmuró, caminando hacia ella. La aludida asintió—. Vaya estás muy… Cambiada.
Y así era; Ginevra Weasley lucía un corte de pelo radical, similar al que le hacen a los niños pequeños cada año. Sus ropas parecían ser caras, muy caras y su rostro estaba hábilmente perfilado por los cosméticos.
—Sí bueno, quería desembarazarme de los malos recueros y eso incluía la melena —concedió, bajando la mirada—. ¿Quieres sentarte?
—Claro —afirmó, ocupando el lugar en frente de ella. Ambas guardaron silencio, mirándose con detenimiento. Hermione se fijó en que Ginny lucía preciosa, aquel corte dejaba ver sus facciones redondas y, en cierto modo, le daba un aire más dulce.
—¿No para de llover, eh? —aportó, rompiendo el silencio.
—Sí, ya no recuerdo el color del sol y la verdad es que los huesos comienzan a dolerme de tanta humedad —añadió la castaña, esbozando una tenue sonrisa.
Ginny la miró y asintió, nerviosa.
—Si te soy sincera… No pensé que vendrías —murmuró, entrelazando sus dedos—. Tampoco te lo habría reprochado, al fin y al cabo, todo esto comenzó por mi culpa.
—Eso no es verdad, Ginny, yo sé que tú no…
—Por favor —afirmó, acallándola—. Déjame seguir. Sé que no fui plena dueña de mis facultades cuando todo esto ocurrió pero, no sé, tendría que haber sido más fuerte. Tendría que haber sospechado, tendría que haberte preguntado pero, en cambio, decidí dejarme llevar… Supongo que la parte más egoísta de mi alma sí tenía el miedo de que tú y Harry… Ya sabes; después de lo de Ron él era tu único apoyo y, sí, temía que acabara enamorándose de ti —aportó, esbozando una amarga sonrisa.
—¿Y por qué quieres que hablemos ahora?
—Una mañana me desperté y lo recordaba todo. Ya no había dobles recuerdos en mi mente y las últimas sospechas no eran más que susurros… Vi, vi que estaba libre, que algo había cambiado —informó con voz calmada—. Fue entonces cuando recibimos la noticia de que Astoria Grengrass había sido encontrada muerta, víctima de Draco Malfoy, según el profeta; aunque sé que no fue así. Tras eso decidí tomarme un tiempo, tenía que aclarar lo que esa psicópata había dejado de mi conciencia, descubrir lo falso, recuperar lo verdadero y, entre todo aquello estaba él.
—¿Él?
Ginny asintió y, antes de que pudiera seguir, una camarera de rostro sonrosado se acercó a ambas.
—Buenos días, ¿ya saben qué van a tomar?
—Sí, yo quiero un té negro, por favor —dijo Hermione.
—¿Y usted, señorita?
—Lo mismo que ella —afirmó, devolviéndole la carta. La chica asintió con una sonrisa y se marchó.
—Yo sabía lo que él quería de mí, era consciente de que no era más que una obsesión que acabaría olvidando —prosiguió, acomodándose en la silla—. Pero no había nadie más así que acepté.
—Tú y Zabini estáis…
—Llámalo como quieras porque ni yo misma sé darle nombre pero, ¿sabes qué? No me importa —resolvió—. Estaba harta de remordimientos, harta de tener el fantasma de Harry pegado a mi espalda, harta de recordar y, a la vez, harta de no saber. Intentaba olvidar, pasar página, pero no podía, antes necesitaba conocer la verdad, comprenderla para poder aceptarla.
—¿Por eso estás aquí, no? Supongo que Zabini no te aclaró nada.
—No quiso hacerlo. Decía que entonces sería como si me estuviera alejando de él otra vez. Juró que no volvería a ser el verdugo.
—Pero no te impidió buscar respuestas.
—Así es.
Hermione asintió, posando ambos codos sobre la mesa.
—Prometo decirte todo lo que quieras saber, Ginny, con una sola condición.
—Te escucho.
—Quiero que Zabini encuentre a Draco.
Hermione esperó las preguntas, los gestos de asombro o incluso la ironía. Sin embargo Ginny mantuvo su rostro sereno.
—¿Y si no lo sabe?
—Sabrás que miente —resolvió—. Sonsácaselo porque entonces, y sólo entonces responderé a tus preguntas.
ooOOoo
¡Buenas gentecilla!
Prometí volver a finales de febrero y aquí estoy. Sé que es un capítulo un poco "ligth" pero siendo el prólogo no puedo comenzar con la acción que, creedme, habrá mucha. De momento resuelvo algo sobre Ginny, os doy pistas de lo que está pasando por la cabeza de Hermione y, bueno, ya sabéis cómo soy, siempre dejo retazos de lo que va a ocurrir para aquellos que sean capaces de verlos ;)
¡Nos vemos pronto!
PD:El significado del nombre del fic ya lo descubriréis más adelante *muajajaja*
Un besote
