A veces, no, siempre. Ok no siempre, pero si mucho tiempo Ren Tao está de mal humor. O al menos aparenta estarlo. Estar de mal humor es mucho mejor que mostrar esa melancolía que guardaba día a día.
El no le veía nada de malo en eso, era mejor que los cambios de humor de Horokeu. Porque él si los había notado. Bueno, todos lo habían notado. Horokeu, HoroHoro para los amigos, tenía esa misma tristeza dentro de sus ojos, pero de vez en cuando se escuchaba su risa explosiva por toda la pensión. Otras veces se escuchaban sus gritos de furia y otras, se escuchaban sus chillidos.
Pero, al menos Horokeu hacía algo, Ren simplemente estaba enojado. O algo como eso. Y así quería seguir, pero era imposible con esos berridos que llegaban a sus odios.
¡Que no podía estar con su desolación en paz!
No, claro que no. No cuando Horokeu estaba ahí todo el tiempo picándole las costillas. No cuando Horokeu estaba ahí gritándole en si oído "chino presumido"
No podía ni concentrase o pensar en las desgracias de la vida cuando el zopenco de pelos azules estaba allí lloriqueando porque "no hay papel en el baño".
Mierda, el mundo es una mierda cuando ya no se puede maldecir en paz. Y es peor cuando tienes a alguien que, te saca una sonrisa medio boba cuando sale corriendo del baño con los pantaloncillos abajo y las bolas expuestas.
Es que en este mundo, ya tampoco hay pudor.
El chino rueda los ojos, desvía la mirada y suspira~ así regresa sus cavilaciones a lo más profundo de ese vacío existencial, pero claro, justo ahí cuando siente que todo está mal, la mano de esa persona toca su hombro y le sonríe con majestuosidad.
Cualquiera, que no lo conozca, diría que el Usui es alguien completamente feliz, pero solo basta con mirar con detenimiento sus ojos para saber que, él no es que feliz del todo, pero se esfuerza.
Ren quiere golpearlo, más porque odia su ruidoso estilo de vida, porque no entiende que quiere estar "enojado" Ren quiere salir de ahí, darle un golpe y huir de todo. Pero es imposible, porque Ren, sabe que Horokeu solo sonríe para él.
-idiota - con voz neutra quita su mano con desdén, no es que le moleste, pero no hay otra forma para reaccionar.
-Yo también te amo chino cochino- Y como no irritarse, si sabe que ambos la pasan mal y aún así el otro se las ingenia para hacerlo enfadar de verdad, para hacer que toda su atención se centre en él.
Horokeu es una persona buena, de esas optimistas, Ren se considera alguien apegado a la realidad, más taciturno que alegre, pero le es imposible seguir en su cúmulo de pasamientos cuando el Usui trata de animarlo. Y más si lo trata de animar con un golpecito en la cabeza.
Así no le queda más remedio que sacar su espada y gritar como poseso, perseguirlo por los pasillos y reclamar su orgullo perdido.
