Pesadillas

El día esta nublado como casi siempre en la ciudad, todos están expectantes en Swan Company S.R.L. una de la compañías pioneras en cuanto a hotelería en eterna competencia con Cullen Enterprise, Inc. Que es la razón de la curiosidad y expectación de los trabajadores de Swan company. La decisión más dura que ha tomado Isabella, la presidenta y dueña de todo este imperio.

Ojala tus besos cansen mi memoria, y mis labios busquen besos de alguien más ojala siga siendo en esta historia el villano, el que no me sabe amar

ha sido dejar su orgullo y rivalidad atrás para asociarse con uno de sus peores enemigos; Edward Cullen, para él tampoco ha sido fácil aceptar ni pedirlo. La razón es que ambas empresas corren riesgo de quebrar a menos que se asocien y hoy se firma el contrato y nadie se la cree. Isabella conocida como la reina de hielo por algunos del negocio y trabajadores, como la reina de la hotelería por la prensa, ahora se desploma de angustia en su tocador privado dentro de su enorme oficina con suaves notas de alguna canción en su celular como un sonido de fondo en un intento vano de tranquilizarse.

Sigo esperando la última gota y verme llorar.

Bella está nerviosa, necesita tiempo para soportar el dolor eso piensa y quiere, anoche volvió a pasar; el veneno de su hermana, esa a la que tanto le duele amar. Casi nunca nadie la ha visto llorar y los únicos que si la vieron son su familia y nadie más por eso la llaman la reina de hielo. Primero las indirectas de su hermana Leila; "ay hermanita si estabas por quebrar es porque eres ineficiente" habían sido sus palabras con un tono agrio.

Ojala que me recuerdes mis defectos, los que tanto te complace señalar. Ojala sigas cortando mis palabras, solo habla, habla, habla.

Luego el contrato con Cullen esto era mucho peso para ella, pero era fuerte dejo de mirarse las manos apoyadas firmemente en el tocador para ver su reflejo. Las lágrimas habían dejado un rastro de su paso en su pálido rostro, sus ojos achocolatados estaban vidriosos y rojos y su nariz estaba enrojecida por su llanto

—nadie te ha destruido Swan y nadie lo hará, nunca. Porque puedes y vas a salir adelante como siempre lo has hecho a pesar del dolor.

Dijo con una amarga sonrisa, ella llego a la sima con todo su esfuerzo, sudor, sangre y dolor. Lo tenía todo menos amor. Pero como siempre oculta su dolor. Se lavó la cara, goteo un poco de agua a los ojos y se volvió a maquillar para ocultar todo rastro de haber llorado y por último se puso su labial favorito, el de color rojo. Examinando si todo estaba perfecto dio su mejor sonrisa fingida frente al espejo, se veía como siempre, perfecta

Contigo no mmm…

Salió y en ese momento en intercomunicador sonó la voz de Ángela, su amiga y secretaria —Bella ya llego el Sr. Cullen. — con voz atenta y firme otra vez tal y como si nada hubiera pasado contesta—bien, hazlo pasar por favor Ángela. —en ese instante las puertas se abrieron dejando ver a Ángela con un pequeño cuaderno en las manos, apropiado para su minúscula y frágil figura un tanto resaltada en su vestido verde oliva obscuro a combinación con sus tacones, su traslucida piel en exceso pálida resalta por los colores y su cabello negro recogido en una corta y baja coleta, sus ojos son de un negro casi inmutable bajo sus gafas. Dándoles paso a los demás y detrás de ella estaba su abogado J. Smith un hombre de edad mayor que todos los presentes en la sala y dejando ver después a un imponente Edward Cullen igual de joven que Bella, era alto y de un cuerpo trabajado, su rostro era relativamente perfecto: tenia cejas no muy pobladas solo lo suficiente labios irresistibles pero su tractivo se concentraba en sus ojos verde esmeralda y su despeinada cabellera cobriza era indomable. A su lado estaba el abogado y socio de él; Emmett McCarthy, era en extremo alto y musculoso tan pálido como Edward, con el pelo negro corto y rizado con rostro aniñado —buenos días Isabella, aquí están los papeles. Solo falta que lo firmes. Él sabía que Bella odiaba que le llamaran por su nombre completo, tuvo que esforzarse por no reír ante su expresión y mantener seria su cara. —buenos días. Está bien Cullen. — Emmett le paso con cortesía los papeles a Ángela y ella se los dio a bella, después de revisar con una leída rápida de las partes más importantes; ambas empresas tendrán la misma cantidad de acciones, paga, etc. y ambos irían a supervisar el proyecto "diosa" que se trataba de una cadena de hoteles lujosos en lugares de playa como algunas partes de México, Brasil, Miami y otros lugares verdosos. Termino de leer en menos de un minuto, como estaba apoyada contra su escritorio solo se dio media vuelta y tomo entre sus finos dedos una pluma dejando su elegante firma al lado de la de Edward y sobre la línea que estaba sobre las palabras "Lic. Isabella Marie Swan, socia del proyecto" —aquí tienes, todo listo para empezar..— dijo bella algo menos fría, ya que se hacían un favor el uno al otro. Les tendió los papeles y antes que Ángela los tomara Edward fue quien los tomo antes. Y con la mano derecha cerraron el trato oficialmente al tomarlas, ya no había vuelta atrás. —Gracias Isabella ya nos pondremos de acuerdo cuando será la primera reunión, hasta luego— Edward salió de la oficina seguido de Emmett, Ángela se quedó junto con el abogado de bella —Srta. Swan aquí está la información que necesita su sobrino para lo de los asuntos de compra y venta, están los informes de todas las adquisiciones que me pido. —Smith le tendió el folio a Bella — gracias señor Smith. — eso es todo, hasta luego Srta. Swan— con una sonrisa más parecida a una mueca— hasta luego, que le vaya bien—gracias— fue la última palabra de el al salir. Isabella se sentó en su sillón de cuero negro y se tomaba la cabeza entre las manos mientras Ángela le decía —en serio Bella yo sé que hasta a mí me hiere el orgullo que te asocies con el idiota de Cullen pero sabemos que no había otra opción y te entiendo, no había de otra—Bella meneaba la cabeza entre sus manos —lo se Angie pero no pudo dejar a miles de trabajadores sin trabajo, eso es cruel y aunque ellos no lo aprecien yo si los quiero y demasiado. —Ángela la miraba con ternura era la hermana que no tuvo, ella es una de las pocas personas que realmente la quieren. —ay Bella, eres tan buena y tan pura. Deberías estar en una iglesia. — se quedaron calladas un momento mirándose a los ojos antes de echarse a reír. —Angie tu sabes que de santa pocas cosas son las que tengo. Gracias por alegrarme el día. —Dijo regalándole su más sincera sonrisa y ella le correspondió con otra —sabes que para mí es un placer, te quiero eso nunca lo olvides y más vale que me va mi lugar no sea que alguien llame y nosotras aquí cotorreando. —ok. —le respondió sonriente, Pero no era tan ciega…—Bella, ¿estuviste llorando? — ¿Qué?, no, claro que no respondió— algo nerviosa, pero convincente

Mientras tanto Edward discutía con Emmett aunque este último solo se reía a costa de su mejor amigo, mejor dicho su hermano de espíritu. No entendía porque tenía esa aversión por Isabella —ya Edward di por porque no te cae la pobrecita niña esa, si es tu socia y ambos se están salvando las empresas mutuamente no entiendo porque es presa de tu odio—dice Emmett riéndose de los mohines de su amigo— es tan arrogante y altanera, ni que fuera la única mujer en este mundo—Edward hace aún más mohines de los cuales se ríen ambos—gracias a Dios—dice aun riendo Edward. Y por fin salen de su auto a tomar unas copas en su apartamento, ya en el departamento de Edward continuaron con el tema—ya, entiendo que no te caiga pero, ¿al menos sabes porque es así? —Se lo pensó un momento —no, de eso no tengo idea. Pero algo me dice que Carlisle y Esme saben algo.

La tarde se pasó volando para Bella en tan solo una reunión en la mañana la hora del almuerzo comiendo ensalada y hablando con Ángela en el café frente al edifico, dos reuniones en la tarde, uno con los trabajadores y la otra con los socios ambas para anunciar que volvían a la jugada y el proyecto "diosa" cuando salió ya eran las 5:30 pm. , ya no había nada que hacer así que jugo tres partidas de "plantas vs. Zombis" en línea con Ángela y por fin 6:45 pm. Hora de salida.

—nos vemos mañana bells. —hasta mañana Angie— se despidieron en el aparcamiento del edificio. Bella condujo hasta un restaurant llamado "Little Italia" compro raviolis para llevar y de nuevo condujo hasta una buena licorería donde compro vino blanco y finalmente condujo a su apartamento en una de las zonas más selectas de la ciudad y aparte tenia buena vista del lugar. Entro se quitó la chaqueta negra y los altísimos Jimmy Choo negros a juego con su falda negra en corte tubo cubierta por encaje negro que combina armoniosamente con su blusa de seda blanca, suelta las peinetas que le sostienen parte de su ondulada cabellera caoba por los lado quita los rabioles del plato desechable del restaurant poniéndolos en un plato de vidrio y luego al microondas, enfría un poco el vino en la nevera cuando los rabioles están listos saca y abre el vino, los sirve en la isla de la cocina, descalza aun va por su iPad blanco y lo conecta a unos mini parlantes de vidrio templado negro y cuando aprieta play se comienzan a escuchar suaves notas de piano por todo el lugar. Se sienta en uno de los altos taburetes y comienza a comer los rabioles con salsa de zetas que ahora tienen la temperatura perfecta, están deliciosos y el vino frio también, ya que baja por su garganta seductoramente frio y saciando la sed al mismo tiempo que relaja a Bella. Cuando termina toma la cuarta y última copa de vino, le pone el corcho y luego lo pone en la heladera, le ha servido para relajarse. Se siente algo más ligera que esta mañana, para relajarse más y olvidarse del mundo se prepara un baño en la tina, abre el grifo de agua caliente echa un poco de sales de baño y un poco de aceites que se van volviendo espuma y su toque personal; pone sobre el agua unas cuantas flores de manzanilla esparcidas vuelve a la sala y se sirve un poco del vino sobrante de su cena, ella odiaba las bebidas que se ponían calientes. Cuando lo guardo otra vez toma el iPad y se dirige de vuelta al baño.

Bella's POV.

Me lavo los dientes no sé si es el aroma de la tina o fue el vino pero ya no siento tan mal como antes, no sé qué sea pero esto siempre me sienta bien incluso casi me siento feliz. Cuando termino me recojo el cabello en una moña y me quito la ropa dejando que el encaje de mi ropa interior más bien lencería vana—vana porque sigo siendo virgen, pero como dicen; bragas poderosas mujer segura —me rose suavemente, se siente bien. Primero meto una pierna y luego la otra, el agua esta perfecta y el aroma de los aceites de jazmín, la espuma de lavanda y rosas y las ahora hervidas flores de manzanilla son mi combinación ideal, me recuesto cerrando los ojos mientras tomo un sorbo de mi vino y empieza a sonar una canción de Bruno Marts, estoy tan relajada que no reconozco cual es. Estoy así un rato más y comienzo a pasarme el gel de baño con aroma fresas por el cuerpo y me sumerjo completa para enjuagarme y me termino el vino al salir estoy así un rato, cuando me doy cuenta de que se me empiezan a arrugar la punta de los dedos, me salgo total ya estoy mejor. Me envuelvo en mi suave toalla, mi pelo sigue en una moña. Entro a mi habitación y por la calefacción esta calentita entro en mi closet sacando un par de bragas de encaje azul cielo y mi camisón favorito de seda azul que me llega hasta la rodilla con una pequeña abertura a un lado y los únicos detalles en todo el camisón son las flores de encaje del mismo tono sobre el escote corazón. Y viene con un camisón idéntico pero largo hasta el suelo y con una sexi abertura aun lado y una bata igual de larga que la segunda bata. Pongo la lámpara en lo mas bajito de la luz, el pelo casi no se me a mojado mucho, cojo la secadora y me seco el pelo, cuando termino estoy bastante cansada y ya ni me acuerdo lo que me dijo la tipa está, la arpía que me duele querer tanto y me obligan a llamar hermanita aunque según lo legal es mi prima y biológicamente mi media hermana, mmm Leticia…¿Milena?...¡Leila! Pero ya no me importa y en pocos segundos me quedo dormida.

Imágenes de esos horribles momentos, imágenes que eran igual que flashes, el agua mesclada con la sangre, hacen que escupa el agua en un intento por hacer que respire, me cosen unos tres puntos en la cabeza, me veía a mi en una camilla, los doctores intentando revivirme, la forma en que había llegado aquí, a mi parecer era estúpida. Veo a Rosalie a través del cristal que separaba la sala de emergencias con el pasillo (para que los estudiantes que cursaban su preparación para su pasantía tomen apuntes de otras operaciones) gritaba y lloraba, era hermosa, rubia, con la cara de una muñequita de porcelana con ojos de un color marrón grisáceo ahora rojizos por el llanto, su hermano, Jasper se parecían por ser mellizos, también lloraba mientras sujetaba a Rose. — ¡Bella por favor, no me dejes!, ¡no por favor despierta! En ese momento note que mi cuerpo estaba más pálido, escuchaba las voces a lo lejos —uno, dos, despejen, no reacciona. Uno… , luego al coro discorde Rose y los doctores gritando se cuelan las voces de Renata, mi prima. De cabellos negros y ondulados con ojeras bajo los ojos y aun así bajita y agraciada. Y Leila mi hermana, éramos muy diferentes yo era casi pálida con un delicado toque de color pero Leila tenía la piel olivácea, yo tenía el cabello caoba con reflejos rojizos, con ondas suaves y ella lo tenía lacio y negro sedoso como un ángel, yo era delgada con poco pecho pero con unas buenas caderas y no era muy alta y bueno, ella tenía curvas de infarto y estatura de mólelo. Leila tenía ciertos rasgos de mi madre Renee y lo único que nos era idéntico era la forma felina de nuestros ojos: grandes y redondos, y aun así yo los tenía un poco más alargados y seductores del color que tiene el chocolate derretido y Leila los tenia de un color almendrado — ¡oh mi dios, mi hermanita no! —decía leila con preocupación que parecía fingida. — ¿ahora si es tu hermana? —rose parecía furiosa mientras le escupía las palabras a Leila entre lágrimas, solo la ignoro mientras ambas primas lloraban mientras llegaban los demás y como en cámara lenta vi que mi mano se resbalaba de la camilla, todo comenzó a ponerse obscuro. En ese momento supe que estaba muerta.

Desperté sobresaltada y me di cuenta de que estaba llorando. Me limpie la cara con la muñeca, el reloj digital numeraba en color rojo "04:15 a.m.", no valía la pena recordar un pasado doloroso aunque muy en el fondo donde la prensa, los paparazzi y los flashes de las cámaras que vienen con la vida social. Donde no logran escarbar casi todo era igual, pero yo era más fuerte.