Este drabble llevaba bastante en el horno (de hecho, creo que lo dejé a medias desde que leí Haikyuu! por primera vez), hoy por fin he decidido darle ese repaso que le faltaba para estar listo para publicar. El mundo necesita más amor para esta pareja, que me parece la mar de tierna.

Disclaimer: Haikyuu! ni sus personajes me pertenecen, solo me entretengo fantaseando con ellos.


Perdón

El partido termina con la victoria de su equipo, y Asahi se siente más nervioso que tras haber salido a la cancha tras tantos meses alejado de ella. Sobreponerse a sus miedos y volver a jugar al vóley le parecen tareas sencillas en comparación a lo que sabe que le espera. Y es que, por mucho que parezca que las cosas han vuelto a la normalidad entre ellos, enfrentar a Nishinoya no le va a resultar fácil.

Quiere creer que el libero del Karasuno no le guarda rencor después de aquel incidente, pero es complicado cuando la culpabilidad oprime su pecho cada vez que el recuerdo de aquel fatídico día vuelve a su mente.

Aun así no piensa hacerse atrás. Tiene que hacer de tripas corazón y terminar de una vez con todas con aquel malentendido, ahora no podía tratar de aplazar lo inevitable, puesto que tarde o temprano tendría que hablar con el menor.

Lo mejor es hacerlo a solas, piensa, sin nadie que haga de intermediario, no lo necesitan. Así que, una vez de vuelta a su gakuran negro después de asearse rápidamente en el vestidor del gimnasio, se dirige hacia la entrada del mismo para esperar al número cuatro frente a ésta, acomodándose como puede en uno de los escalones que dan acceso al edificio.

Poco a poco sus compañeros van abandonando las instalaciones, hasta que el único que queda por salir es Yuu, quien no parece muy sorprendido al ver al más alto allí. La mirada que le dedica es neutra, y no sabe si alegrarse ante la falta de emociones negativas en esta o temerse lo peor. El libero podía explotar en cualquier momento, como si de una bomba de relojería se tratase, y la sola idea hace que los pelos de su nuca se ericen.

–Me conformo con que vuelvas al equipo. – Espeta de pronto el número cuatro sin darle tiempo al as del Karasuno a replicar, quien no tiene tiempo a procesar aquellas palabras antes de poder contener su boca y hablar.

–Lo siento – Murmura en un casi acto reflejo a la par que se pone en pie, su casi metro noventa ridiculizando la altura del moreno, aunque este pareciera no verse afectado por ello, ocupado pensando en otras cosas.

Entonces la deidad guardiana sonríe, como si todo hubiese quedado olvidado de un plumazo, y a Asahi le parece increíble que hayan sido capaces de solucionar sus diferencias (si es que había alguna aún) de forma tan sencilla.

–Te invito a un nikkuman. – De pronto el de pelo largo se ve arrastrado por el moreno y todo parece haber vuelto a la normalidad entre ellos.

Sin duda, de haber sabido que todo resultaría tan fácil, se habría disculpado con el menor mucho antes.