Edited: Cada Oneshot tendrá un pairing diferente y el summary irá cambiando con cada actualizacion. Este shot es Rose W. x Scorpius M.
Hola.
Me disculpo por haber desaparecido pero no he muerto, sólo trabajo a tiempo completo.
Escribí esto anoche mientras trataba de terminar mi Realidad Innegable #30. Pueden verlo como quieran: Spoiler, Spin off o One shot de ese fic, lo único cierto es que no me costó casi nada hacerlo. Se me fue subiendo de tono así que M por si acaso,primer lime/lemmon que intento escribir en primera persona y primer contacto íntimo que hago de la tercera generación. Espero les guste =D
Nos leemos en los reviews.
Londony
Disclaimer: Todo los personajes pertenecen a su majestad Rowling.
Mientras Llueve
1. Cómo siempre debió haber sido
Quizás no es la hora adecuada para aparecerme en este lugar pero supongo que no tengo opción. No ha parado de llover o al menos aquí está lloviendo también. Gotas heladas siguen resbalándose por mi rostro y mi abrigo húmedo y pesado me hace encorvar ligeramente, a pesar que bajo el porche estoy temporalmente resguardada.
Después de darle tres toques sucesivos a la puerta cerrada, recuerdo por qué es que toda esta idea apesta, así que me doy media vuelta para largarme inmediatamente. Sin embargo, antes de que esto alcance a suceder, un chorro de luz amarilla ilumina la acera gris y escucho claramente su voz antes de un trueno rasgue el silencio de la noche.
—¿Rose? —Me giró tan rápido que mi cabello alcanza a salpicar pequeñas gotas en su rostro—. ¿Qué sucede? ¿Qué haces aquí? ¿Sabes qué hora es?
Son más preguntas de las que puedo responder, así que avanzo hasta la calidez del interior sin importarme el desastre que estoy a punto de ocasionar en su impecable sala de estar.
—Vine a buscar a Albus—opto por enterrar mi mirada en la alfombra mientras él se aparta para darme paso dentro de su piso. Soy una pésima mentirosa y todo el mundo lo sabe, por lo que aprovecho el ruido del agua golpeando los cristales para ocultar el evidente temblor en mi voz.
Su mano se cierra en torno a una de mis muñecas y ejerce más presión de la que puede considerarse gentil. El estruendo de la puerta azotándose mientras se cierra me hace temblar, aunque no estoy muy segura si es más bien el efecto de sentir nuevamente su piel cálida contra la mía.
Me hala con fuerza, pero no mucha, como si su único objetivo fuera sólo el hacerme levantar la cabeza del piso, cosa que logra, evidentemente. Mis ojos buscan los suyos lentamente, como si supieran lo que va a pasar a continuación.
—Albus está de gira y lo sabes. Fue a enfrentar a las Holyhead Harpies en un partido amistoso mañana en Liverpool. ¿Qué pasa?
Mi silencio le incomoda, mi inseguridad le molesta. Le gustaría que hablara más, que me expresara mejor, pero no puedo simplemente hacer que ese bloque de hielo que se instala en mi garganta se derrita así nada más sólo porque él me lo pide.
—Scorpius…—susurro y retuerzo mi muñeca contra su agarre—. Me estás haciendo daño…
Jamás ha sido brusco, grosero o impaciente por lo que me suelta inmediatamente, como si acabara de notar que mi piel está hecha de hierro caliente. Giro la vista otra vez y avanzo dentro del piso que mi primo comparte con su mejor amigo y que conozco tan bien.
Siento sus manos en mi espalda, toma mi cabello entre sus dedos y lo mueve por encima de mis hombros. Las yemas de sus dedos rozan despacio mi cuello y, mientras él sólo se dedica a sacarme de encima mi abrigo empapado; fantasías de Scorpius Malfoy desnudándome por completo obnubilan mi mente. Casi que mis ojos se llenan de lágrimas.
Nota que me quedo estática y tal vez crea que la vergüenza ha vuelto a mí, por lo que actuando como anfitrión me guía dentro del lugar y sólo me detengo al notar que estamos frente a la puerta abierta de su habitación.
Ni siquiera espero que me invite a entrar, entro decidida y él suspira porque siempre ha dicho que soy demasiado entrometida. No es que me importe lo que piense de mí pero se puede ir a freír espárragos al mismísimo… En fin.
Abre un par de cajones y reflexiona un poco. Lo conozco, su ropa debe estar doblada y clasificada por lo que está tomando una decisión difícil. Suspira nuevamente y sus ojos grises se giran a mirarme mientras me lanza una pantaloneta y un suéter que atrapo al vuelo.
—No te resfríes —y me lo dice como si fuera una orden mientras sale de la habitación. Pongo los ojos en blanco y sonríe por ello. Un trueno retumba nuevamente cuando yo comenzaba a pensar que la tormenta estaba amainando.
Ahora es él quien me ve sorprendido al notar que mi mano rodea su antebrazo con fuerza, tanta, que mis uñas se clavan en su piel blanca dejando marcas pequeñas. El hielo comienza a derretirse en mi garganta y gotea con el mismo ritmo del golpeteo de la lluvia sobre los cristales de las ventanas dando paso a mi voz.
No me aparecí desde Hogsmeade hasta Londres sólo para que me dieran ropa seca y una taza de chocolate caliente-que es muy probablemente lo que él se dirigía a prepararme-.
Pude ir hasta Cambridge al pequeño apartamento de estudiante de Hugo o utilizar la conexión Flú a casa de mis padres. Incluso, pude intentar aparecerme en Liverpool pues Albus me dejó la dirección del hotel donde se hospedan él y sus compañeros de los Tornados.
Pero esta noche, descarté a mi círculo más cercano, incluyendo a mi mejor amiga Marie que debe estar dormida en este momento y cuya voz resuena dentro de mi cabeza repitiendo que todo esto es una mala idea.
—No te vayas —hablo tan bajo que estoy segura que no pudo escucharme. El frio comienza a calarme hasta los huesos pues parece que no tiene la calefacción encendida.
Scorpius siempre ha tenido un talento especial para hacerse el imbécil y esta, cómo no, no es la excepción.
—Sólo voy a la cocina a preparar un poco de chocolate caliente—se alza de hombros con naturalidad pero no puede ocultarlo. Es un hombre después de todo. Mira por una fracción de segundo mis labios y retrocede un paso para alejarse de mí.
No estoy segura que Scorpius recuerde cómo se siente besarme, la última vez que lo hicimos fue hace tanto tiempo que probablemente lo vea tan lejano como yo. Aferro mi otra mano en su brazo y dejo que la ropa seca que acaba de darme caiga al suelo. Sólo en ese momento me doy cuenta que era una pantaloneta con el escudo de Hogwarts y un cárdigan verde esmeralda con una serpiente bordada a la altura del corazón.
Sonrío porque me recuerda buenos tiempos.
—No quiero chocolate —avanzo el paso que él retrocedió y comienzo a asustarme pues toda esa audacia está a punto de abandonarme. Lo sé. No soy atrevida ni sensual. Y él también lo sabe.
Sin embargo creo que se esfuerza mucho en demostrarme su desprecio. Al parecer hay errores que nunca me va a perdonar.
—Si no me dices qué pretendes al venir aquí a estas horas de la noche, no voy a esforzarme creando historias. Supondré que has peleado con tu novio una vez más y que quieres hablar con alguien, que ese alguien es Albus y que como él no está aquí, puedo hacer un patético intento por reemplazarlo aunque no me interese.
Sí le interesa, aunque lo niegue.
Ya sus brazos están tensionados por la fuerza que hace al apretar sus puños. Se zafa con facilidad de mi agarre y sale de la habitación dando un portazo. Scorpius lo sabe, sabe que la única persona capaz de hacerme huir en medio de la noche a buscar apoyo está probablemente descansando ahora en Escocia.
La única diferencia es que esta vez no pienso llorar. Ni tampoco volver.
Es por eso que vine a buscarlo a él y no fui donde nadie más.
Al asomarme en la cocina mientras camino en puntillas para no hacer ruido, alcanzo a verlo apoyado en el lavaplatos mientras el chocolate se revuelve solo sobre la estufa.
Ahora solo llevo puesto el cárdigan verde y mis piernas blancas tienen la piel de gallina pues el frio no ha cedido ni un poco, así como la lluvia no ha parado.
Me deslizo detrás de él cuya cabeza sigue gacha mirando con interés casi científico el fregadero. Cuando estoy sólo a unos centímetros de distancia su voz me sorprende y me hace bufar:
—Sé que estás ahí, Weasley —hacía mucho tiempo que no me llamaba por mi apellido. Cuando me besó por primera vez en ese salón abandonado en el tercer piso aun no era capaz de llamarme por mi nombre de pila.
En contra de todo pronóstico, no entiendo esto como una barrera sino como una invitación a acercarme aun más, lo cual lo desconcierta hasta cierto punto.
Rodeo con mis brazos su cuerpo y apoyo mi cabeza sobre su espalda. Scorpius Malfoy siempre ha olido endemoniadamente bien, por lo que considero que puedo quedarme así el resto de la noche, aspirando su fragancia fresca con los ojos cerrados.
Pero ya no soy una niña asustada que tiene trece años.
—A veces extraño discutir contigo, Malfoy —no puedo verlo pero sé que está sonriendo. Que sus labios se están curvando hacia un solo lado y que está recordando los viejos tiempos en la escuela.
Mis manos comienzan a subir por debajo del suéter de algodón que está usando y lo acaricio lentamente. Me pregunto qué busco con todo esto, además de torturar a mi amigo, claro.
Siento como la piel de su abdomen se contrae después de cada toque y sé que no va a detenerme. Siempre le ha gustado cuando me siento audaz y me creo una chica mala, nunca se me ha dado muy bien por lo que al final trato de no terminar haciendo el ridículo.
Sé que va a lanzarme un comentario ingenioso. Alguna cosa relacionada a como no he podido olvidarlo o si que lo buscaba era sexo debía haberlo dicho desde un principio. Eso sería bastante típico de él. Pero me adelanto a sus palabras, dejó que mis dedos jugueteen con el elástico del pantalón de su pijama y, antes de planearlo, mis manos están sosteniendo partes de su anatomía que no soñaron nunca alcanzar.
Bueno, sí lo soñaron y es por eso básicamente que estoy aquí.
—Rose… —mi nombre convertido en un gemido sale de su boca y se aferra aun con más fuerza al mesón de la cocina. Aspiro con fuerza y siento su olor a brisa marina y rocío mañanero llenar todo mi ser mientras le impongo ritmo a su placer y le hago cosas que se supone sólo él puede hacerse.
El frío empieza a desaparecer poco a poco y una cómoda humedad comienza a llenar ciertas partes de mi cuerpo al sentir como el niño insoportable que odiaba en la escuela que luego aprendí a querer se estremece de esa manera por mí.
No entiendo en qué momento nuestros caminos se separaron. No estoy segura ahora si alguna vez se cruzaron o si siempre fue uno sólo. Ya no estoy pensando con claridad pues mi cadera se mueve contra la suya reclamando su parte.
Jamás había visto a Scorpius Malfoy mirarme de esa forma. Jamás. Como cuando ahora se voltea y sus pupilas dilatadas se clavan en mis ojos haciéndome sentir insegura, frágil y pequeña. Como siempre.
Es deseo del más puro, es odio por todos mis desplantes del pasado, es triunfo por saber que llegó por fin su momento de reclamar lo que siempre ha sido suyo.
—Siempre consigo lo que quiero, Malfoy… —es lo único que digo y me sonríe de medio lado justo antes de besarme con tantas ansias que no creí que fuera real. Lo extrañaba y él a mí, pero en nuestras vidas no hay cupo para el otro. O al menos no lo había.
Sus labios chocan con los míos reconociéndolos después de tanto tiempo separados. Los abro lo suficiente para dejar que su lengua suave y cálida se abra paso entre ellos haciéndome gemir y arquear la espalda mientras sus brazos me sostienen para evitar que caiga.
Siempre creí que cuando por fin mi cuerpo se encontrara con el suyo después de tantos años sería mucho más romántico, pero me lo busqué así que no puedo quejarme. Ni siquiera me avisó y sólo me siento invadida de repente por él, a pesar de lo incomoda que es la mesa de la cocina, calza perfectamente conmigo.
No sé qué tanto es dolor ni qué tanto es placer. Tampoco sé cuando se mezclaron para hacerme temblar como lo hago en este momento cuando mis pensamientos comienzan a dar vueltas y perder sentido. No estaba lista pero ya no me importa.
Mientras sus cadera chocan rítmicamente con las mías y de mi boca se escapan suspiros delatores al sentirme cada vez más llena de él, recuerdo como Marie me repitió tantas veces que fui yo quien dañó los lindos e inocentes sentimientos de Scorpius cambiándolo por otro cuando realmente lo quería.
O lo quiero. Porque nunca he dejado de hacerlo.
Quiero que me bese otra vez, busco casi con desesperación sus labios, pero su cabeza está en medio de mi pecho y parece que su lengua ha encontrado una nueva distracción. Grito su nombre para su total satisfacción y comienzo a estremecerme en medio de sus brazos sin evitarlo.
Una, dos, tres veces más se mueve dentro de mí y finalmente termina dejando caer su cara en el espacio entre mi cuello y mi hombro. Lo único que puedo ver es su cabello rubio un tanto húmedo por el sudor y me entran unas ganas irrefrenables de acariciarlo.
Muevo mis dedos entre sus hebras suaves tratando de que mi respiración se normalice pero, al retumbar de un nuevo trueno, siento sus labios susurrar contra mi piel cosas que no entiendo.
—Jamás me imaginé que sucedería de esta forma, Rose —es lo único que alcanzo a entender antes de que su lengua comience un recorrido sinuoso tras mi oreja y sus manos recorran la piel desnuda de mi cintura por primera vez esa noche.
Creo que me llevó hasta su habitación porque siento la suavidad del colchón bajo mi espalda ahora. Su sonrisa y sus ojos iluminan más el lugar que los relámpagos que brillan tras los cristales de la ventana.
Me siento completa por primera vez en mucho tiempo.
—Perdóname, Malfoy —porque a quien tengo que pedirle disculpas es a mi compañero de clases adolescente cuyo corazón partí en muchos pedazos por miedo a mi familia y no al joven de veinticuatro años que está sobre mí en este momento.
Pero él niega con la cabeza y se acuesta a mi lado. Me mira de reojo y se alza de hombros como restándole importancia.
—No hay nada que perdonar. No habría dormido con tantas chicas de no ser por ti.
Me abraza suavemente y me besa antes de hacerme el amor una vez más. Ya no recuerdo cómo o por qué llegué hasta este lugar. Sólo sé que parece que nunca debí faltar en él.
Supongo que ahora estamos a mano, que el chocolate hirvió hasta regarse sobre la estufa y que tendremos muchas cosas que explicarle a Albus cuando regrese.
Fin
Espero que les haya gustado y me dejen su opinión en los reviews.
(En mi cabeza, hay una historia detrás de esta huida de Rose pero entonces el fic dejaba de ser un one shot. Lo dejo a criterio de cada una)
A propósito, amo la lluvia. Por lo que seguiré escribiendo one shots bajo este mismo fic de diferentes pairing siempre bajo la lluvia! ^_^
Besos,
Londony
