1.
They think I'm crazy but they don't know the feeling
They're all around me,
Circling like vultures
They wanna break me and wash away my colors
Wash away my colors
La torrencial lluvia caía sobre lo alto de la torre Eiffel. Él ni siquiera intentaba ocultarse, las lágrimas que corrían por su rostro se confundían con las gotas que caían sin cesar. No importaba. Ya nada importaba. Lo único que había en su cabeza era una pregunta.
—¿Por qué? —
Quizás si tu traje negro no lo protegiera, podría sentir el frío que corría calando los huesos; pero no, el frío que sentía estaba en su interior ya que parecía provenir directamente de su corazón.
—¿Por qué?—
Chat Noir recordó aquella vez que su padre, con el rostro desencajado, le había informado de la desaparición de su madre. En ese entonces no lo había entendido del todo, ¿por qué se alejaría de ellos su amada mamá? Pero después de un tiempo había llegado a una respuesta.
—Ella no te quería. — Le susurró una helada voz en el oído. —Si tu mamá te quisiera, no se habrá marchado sin ti.—
—¡No es cierto! — Había gritado aquella vez hasta el cansancio, no había nadie en la mansión que lo ayudara a callar la voz —¡No es cierto! — Había gritado una y otra vez hasta desgarrar su garganta. Al menos había servido de algo, la voz parecía haber desparecido.
Que equivocado estaba. Volvió un tiempo después acompañada de otras más.
Cada vez que su padre se alejaba más. Cada vez que mostraba toda su desaprobación sobre lo que él era. Cada vez que sus esfuerzos no parecían ser suficiente. Ellos estaban ahí. Sus demonios.
—Nadie te quiere. —
— No eres suficiente. —
—Tu padre tampoco te soporta. —
—Nathalie te acompaña porque es su obligación. —
Y él había ido ignorando sus voces poco a poco. Enterrando todos sus dolorosos sentimientos en lo más profundo de su corazón.
Cuando Plagg llegó a su vida, una luz pareció abrirse en las tinieblas. Los demonios no parecían sentirse muy a gusto al lado del kwami de la destrucción, y Chat Noir era su liberación. Gracias a él podía descargar toda la frustración que se acumulaba en su interior día a día.
Y cuando Ladybug inundó su ser con esa luz que parecía irradiar, llena de calidez; Adrien creyó que sus demonios no regresarían jamás. El amor todo lo arregla. Que iluso. Ella estaba enamorada de alguien más.
Pero podía soportarlo. Tenía la esperanza de que algún día sus sentimientos serían correspondidos. Algún día, ella vería todo el amor que había dentro de su corazón. Algún día, ella lo ayudaría a callar las voces de una vez por todas. Algún día, ella…
Y ahora, toda la esperanza de poder ganarse su amor estaba totalmente perdida. Karma, le dicen. Tan sólo unos días antes, él había rechazado a su mejor amiga portando el mismo traje con el que le rompieron el corazón.
—¿Por qué?—
— ¿Por qué sería diferente? Nadie te quiere.— Las voces hacían un festín con su corazón sangrante. Cerrando los ojos, recordó como se había hundido en ese profundo pozo de dolor.
´—Chat, necesito hablar contigo. — Ladybug le había pedido unos minutos antes de despedirse, después de la patrulla del día. —Eres mi mejor amigo, por eso decidí decírtelo antes de que te enteres de otro modo.— Su rostro serio no presagiaba nada bueno; él intentó bromear para romper la tensión que se había instalado en el ambiente, pero nada lo había preparado para lo que ella le quería informar.
—Yo, estoy saliendo con alguien… Decidí darle una oportunidad y pues, eso… sólo quería compartirlo con mi mejor amigo.— Los hermosos ojos azules de Ladybug no lo miraban directamente.
—¿Es el chico del que me hablaste?— Su voz sonó totalmente fría e impersonal, como congelada, pensó a través del velo que parecía nublar su mente poco a poco. — Bueno, pues, disculpa si no puedo decir que me alegro sinceramente. Pero… te agradezco que me digas la verdad. Felicidades.—
La cara de ella reflejó una profunda tristeza al escuchar sus palabras.
—Chat…—
—No, no digas nada. Mejor vete, parece que va a llover, no te vayas a mojar. —
Ella se había marchado sin insistir, la lluvia había comenzado inmediatamente después. No sabía exactamente cuánto tiempo llevaba ahí pero ya no importaba.
—Te lo dijimos, no importas. No le importabas a tu madre, no le importas a tu padre. Y no le importas a ella.
De algún modo que no entendía, sentía a Plagg que trataba de infundirle ánimo para no dejarse caer. Pero las voces cada vez eran cada vez más y hablaban más alto apartándolo de lo que pasaba a su alrededor.
—¡Diles que se callen, Plagg! — Con una mueca de dolor, cayó sobre sus rodillas y escondió el rostro entre sus brazos. Por eso no la vio venir.
Nunca sintió cuando la mariposa oscura se posó sobre su bastón y se fundió con él.
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Ladybug aterrizó en su balcón y entro a su habitación para destransformarse inmediatamente después. Marinette cerró la trampilla con las primeras gotas de agua mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Lo había herido. Lo había visto inmediatamente en sus ojos. Pero sabía que, si no se lo decía en ese momento que había encontrado valor, no se lo podría decir después. Y si Chat se enteraba por otro lado, sería peor aún.
Pero definitivamente no estaba preparada para ver ese dolor reflejado en su rostro.
—¿Estás bien, Marinette?– Tikki recargaba sus energías con una galleta.
—No, Tikki. No creí verlo así. —
—Tú sabes lo que pienso al respecto. — Añadió la pequeña kwami mientras terminaba su comida.
—Tenía que decírselo, Tikki. Él fue sincero conmigo cuando me dijo que no estaba interesado en Marinette. Yo tenía que ser sincera con él.—
—Ni siquiera estas completamente segura de que sea buena idea salir con...—
Sin embargo, Tikki no pudo continuar con lo que estaba diciendo. Un poderoso relámpago surco el cielo mientras la tierra se estremecía y el ensordecedor rugido las obligó a cubrirse los oídos.
Mirando a Tikki con determinación, se transformo para salir de nuevo. El cielo de París estaba completamente oscuro, al parecer la corriente eléctrica había sido cortada. Una enorme estructura metálica se había formado sobre la torre Eiffel, tan grande que Ladybug no alcanzaba a ver donde terminaba. Arrojando su yoyo, se puso en camino.
Conforme se acercaba al lugar, empezó a ver a muchas personas en el suelo. Cuando se detuvo al lado de algunas personas para intentar ayudarlas, tuvo que reprimir un grito de horror. Sus pechos estaban abiertos en canal, con el corazón expuesto. Pero en lugar del espectáculo sangriento que podría haberse imaginado por el tipo de heridas en los cuerpos, de sus corazones no brotaba sangre, ni había órganos internos a la vista. En su lugar había una especie de rollo cinematográfico parecido a las películas de los cines de antaño.
Cientos y cientos de metros de películas cinematográficas ondeando al viento en la más dantesca de las visiones.
Ladybug se apresuro a subir a la extraña estructura sobre la torre. Tenía que detener al akuma antes de que siguiera abriendo personas por toda la ciudad. Sin embargo, un extraño presentimiento se había instalado en su interior desde unos momentos atrás. Desde el momento que había intentado comunicarse con Chat sin recibir respuesta.
Pateando sus temores al fondo de su mente, siguió subiendo hasta que llego a una plataforma en lo alto. Miró hacia abajo. No le daban miedo las alturas pero ahora sentía un pequeño vértigo de tan arriba que estaba.
Su intercomunicador sonó en esos momentos.
—¡Chat! ¿Estás bien?— No supo porque fue lo primero que se le ocurrió preguntarle a su compañero.
—Tenemos un problema ma lady—. Su voz era tan fría que Ladybug notó como el alivio que había sentido al contactar con él, se esfumaba de inmediato.
Y entonces lo vio. Era Chat Noir, pero a la vez no era él. Una sonrisa ladeada llena de maldad se formo en su rostro cuando la miró a los ojos.
—Tenemos un problema ma lady— repitió. —Chat Noir no existe más. Yo soy Démon Blanc y necesito tu prodigio—.
—¿Qué?—
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Notas de la autora.
Aquí estoy de regreso con este pequeño two-shots que se me ocurrió justo hoy escuchando My Demons de Starset. Es tan cortito que pensaba anexarlo a Bajo el cielo de París, pero no sigue con la línea y me rompe el esquema de lo que tengo planeado para esa historia, así que creo que va mejor aparte.
¡Gracias por leer!
