Episodio 1: De cazador de demonios a hechicero

Unas chicas estaban volando por un portal, la línea mágica que las llevaría hacia su sueño, en especial el de la chica de cabello castaño, Atsuko Kagari, que soñaba con ser una bruja excepcional. Mientras que recorría en escoba el trayecto, ayudada de una amiga que acababa de conocer hace poco, una chica menuda y rubia llamada Lotte, la emoción y el miedo corrían por sus venas, pensaba profundamente sobre su vida, sobre su pasado, sobre el show que la había inspirado a convertirse en una bruja, el show de Shining Chariot. Tantas veces que deseó con todas sus fuerzas poder ser como ella, poder llevar felicidad a la gente, poder ser reconocida y poder unir al mundo con su magia, queria pensar que ese era su propósito, lo quería creer. Pero en un segundo, sin tiempo a reaccionar, todo eso se derrumbó, en una movida rápida, sus cosas se cayeron de la escoba en la que estaba montada, parte de su ropa, su peluche favorito que había tenido toda su vida, y lo peor para ella, su carta "secret rare" de Shining Chariot, aquella carta que consideraba su tesoro más preciado, que le daba esperanza cada vez que la leía, se estaba cayendo al vacío del portal. No podría perdonarse que algo le pasara, o que la perdiera para siempre, así que, incluso aunque iba contra la razón, saltó a por la carta, aunque no fue sola, por infortunio, la acompañó Lotte, que había perdido el balance una vez Atsuko saltó de la escoba, y una chica pálida de cabello rosa, con la que se chocó cuando estaba cayendo. Se habían las tres desviado hacia otro camino, sin rumbo conocido, el miedo abundaba en la mente de Akko, y este solo aumento cuando el portal, antes esmeralda, se tornó de un color neón. Akko, sintiendo una calma en ese instante que no podía expresar, un sentimiento que había llegado y había revuelto su cabeza, se acercó a tocar la pared de aquel portal. Sus compañeras intentaron detenerla, aunque sea intentando atraparla de los brazos, pero no lo lograron, y para peor suerte, esta estudiante fue absorbida por ese portal. Akko había desaparecido, y para sus compañeras, todo se volvió negro, lo último que recordaban fue que cuando Akko entro, una figura salió, y luego cayeron hacia lo que parecía un bosque, antes de perder el conocimiento. Habían llegado a su destino.

Por otro lado, unos minutos antes, en una ciudad lejana llamada Fortuna, donde un joven de cabello blanco, con audífonos puestos. Un regalo envuelto en una cajita con todo y lazo, esperando a su amiga de la infancia, Kyrie, que ese día tenía una presentación muy especial, aunque Nero no había llegado antes, lo contrario, había llegado a tiempo con las justas, pero había llegado. Cuando Kyrie llego a su lado, este solo se coloca los audífonos, intentaba seguir con su impresión de serio, a él le gustaba ella, bastante y desde hace tiempo, pero sentía que no podría, que sería demasiado peligroso. ¿La razón? Hace ya poco más de un año, durante una misión en su entrenamiento como cazador de demonios, se había herido severamente su hombro, por aquel momento de debilidad, Kyrie también había resultado herida, Kyrie por supuesto, se recuperó. Pero Nero no, sino que su brazo derecho cambio, se volvió escamoso y con energía demoniaca. A pesar de eso, y recordando su debilidad en ese momento, siguió entrenando haciendo uso de ese poder demoniaco. Durante ese año, sentía que su destino era quedarse solo. Que su poder mismo le causaría la perdición, y poco a poco, su sentimiento que le causaba Kyrie empezó a morir, mientras que su mente se llenaba de inseguridad. Pero todo cambiaria ese día, aquel día que pensaba sería igual a los otros, en aquella iglesia a la que acompañaba a Kyrie, del techo de vidrio, sin aviso alguno, un hombre de chaqueta carmesí y un cabello blanco como la nieve, con una espada enorme en su espalda, de color gris. Aquel hombre en un abrir y cerrar de ojos, asesinó a todos los presentes, excepto a los espectadores, que huyeron asustados, todos menos Nero. Este, una vez todos se van, saca un revolver, su favorito, la Blue Rose. Después de una batalla donde aquel hombre, con un arma de fuego también, le llevaba la delantera de una forma colosal, este saca su espada, la Red Queen. Y con eso, la batalla cambio de tornas. Su estilo agresivo, pero poco refinado harían que aquel hombre perdiera el balance, para luego empezar a golpearlo usando su brazo derecho, devil bringer como lo había bautizado. Termina atravesándolo con su propia arma, la había lanzado en su ira hacia aquel hombre, atravesando su pecho, dejándolo ahí, antes de darse vuelta, pensando que había muerto. Fue un error. Ese hombre se acomodó como si nada, bajando y sacando el arma de su pecho sin rastros de dolor.

"¿Quién eres…?" le pregunta Nero a aquel hombre.

"Parece que te subestimé" le responde calmado, casi burlón.

"No eres humano no?" le vuelve a preguntar

"Somos iguales… Tu… Y ellos"

Al decir eso, le muestra a Nero los cadáveres, tenían caras vacías, negras, demoniacas. Sin embargo, algo inesperado sucedió en ese instante, de aquel cadáver, un vórtice neón se formaría alrededor de ellos, el hombre se mantendría en calma, pero Nero, Nero se exaltaría, y en ese instante, seria absorbido por el portal, desapareciendo de la escena, dejando al hombre solo.
"Bueno, eso es algo que no se ve todos los días… Aunque… Tengo la certeza que tal vez vaya a volver… Tiene algo especial…" dice antes de irse.

Las dos chicas empezaban a despertar. Estaban en un bosque desolado y muy oscuro, una niebla espesa pero que permitía la visión las rodeaba, estaban aturdidas, lo único que había de Akko sería un poco de ropa colgada en una planta, que se veía hermosa a primera vista, que pronto se mostraría como lo que era, una mandrágora. Una planta come hombres que se hacía presente ante ellas, y que por el tiempo que habían estado desmayadas, era muy tarde, su tallo se había enredado alrededor de ellas, y se acercaba a acabarlas, el miedo las rodeaba, incluso aquella chica pálida, que hasta ese momento no había mostrado emociones, se mostraba preocupada y con miedo, solo le quedaba esperar un milagro. Los dientes de la mandrágora soltaban un veneno con mal olor, eso, sin embargo, hacia más ameno el momento curiosamente para la chica pálida. La rubia, por el otro lado, estaba aterrada, gritando con todo el aire en sus pulmones, no quería morir, no ahí, tenía muchos sueños, sus padres, sabía que tal vez no puedan superar aquella muerte… Sin embargo, como si fuera obra de un dios, la planta fue cortada por la mitad, no entendían como, cuando o quien fue, pero cayeron al suelo, mientras los tallos caen al suelo, marchitados, una nube de humo saliendo de aquella planta, entonces, de entre la niebla, una figura oscura se levanta del suelo. Tenía en la mano una espada enorme y su brazo derecho brillaba de color neón. Jadeaba con dificultad, se notaba cansado. Se da vuelta, la niebla empieza a disiparse. Lotte empieza a retirarse lentamente, sus ojos parecían llenas de lágrimas, se cae al suelo, empieza ahora a arrastrarse. La otra chica se acerca con una sonrisa sin miedo, aunque se veía que sudaba frio.

"Soy Sucy, Sucy Manbavaran…" le dice a aquella figura masculina, con una sonrisa en el rostro, aquello que había pasado le había llamado la atención.

Y la figura se levantó, mientras el humo terminaba de dispersarse, tenía un cabello plateado, una contextura musculosa pero delgada, era bastante alto, pero aparentaba tener unos 17 años, tenía unos ojos zafiro que brillaban, portaba una espada muy grande en su mano derecha, un revolver con dos cañones en su cinturón y su mano derecha era una con escamas rojas carmesí, y energía de color azul brillante, que, por alguna razón, su cercanía llenaba el poder mágico de sus varitas.

"¡¿Q-quién eres?!" le dice Lotte asustada por la presencia de aquel tipo.

"Nero… Ese es mi nombre… ¿Ahora dime…" ¿Dice cortando la frase apuntándolas con su espada "… ¿Dónde está la ciudad Fortuna, a donde me trajeron? ..."

"Yo también quiero saber eso!" le grita Lotte apenas dice eso, Nero no se inmuta ante tal acto

"Hm… Síganme…" Sucy dice maliciosa caminando hacia lo que parecía un claro. Nero duda si seguirla, después de todo, no las conocía de nada, pero al ver que Lotte la seguía, este decide darle una oportunidad, que podría perder? En el peor caso tendría que luchar contra ellas, pero no tenían apariencia de demonios las chicas. Al seguirla, se puso a ver con brazos cruzados como aquella chica estaba armando un circulo con lo que parecían unas cuerdas, para luego echar un poco de una poción al suelo.

"Juras haras haras…" dice mientras echa la poción, con ambos adentro, para que esta se junte convirtiéndose en una rueda de cuerdas sólida. "Y ahora debes decir: Kutchur Katela Flala… Dilo…" es lo que dice luego.

"¡¿Nos has engañado?!" Dice Nero antes de la segunda frase de Sucy, la que lo deja confundido "Se clara, qué es eso de ktchur fura fara o lo que sea…"

"Es un hechizo… Dilo… Kutchur Katela Flala…" dice con un semblante un poco más enojado. "Y dilo con todo el aire en tus pulmones"

"Como sea… ¡Más vale que nos saques de aquí… Kutchur Katela Flala!" grita, y aunque sin mucha fuerza, se escucha un claro eco en el aire, para acto seguido, un gran rugido se escucha, que alerta a Nero, que saca su espada al momento. "¡¿Qué hiciste?!" le dice con enojo.

"Esa es un ave legendaria, una cocatriz, se dice que sus plumas tienen un veneno letal, suerte, voy a sacarle una" dice montándose en su escoba.

"Tu…" con su espada hace un corte efectivo contra las cuerdas, cortándolas al instante. Luego de eso, al frente de ellos una gallina gigante se muestra entre los árboles. Nero observa maravillado a aquella ave enorme.

"¿Eh… ¡T-tienes esa espada enorme!, ¿no puedes solo inmovilizarla?" dice con un miedo notable Lotte.

"Puede que sea un cazador de demonios… Pero nunca enfrente algo así hasta ahora…" dice mientras saca lentamente su revolver "a mi señal, sígueme…" Lotte asiente y la cocatriz gruñe con fuerza, pero al momento de bajar la mirada a ellos, Nero le dispara una ráfaga de dos disparos a la vez a su ojo derecho, haciendo que esta se queje de dolor "¡Ahora!" dice empezando a correr en dirección correcta, pero al ver a Lotte paralizada, la agarra de la mano y la trae con él. Corre por unos minutos, para luego sentir como la cocatriz va a por ellos. Sin embargo, se esconden en un lugar alejado, Nero jadea, no está seguro de poder enfrentar tal monstruosidad. Voltea a ver a Lotte, esta con una expresión de dolor, su rodilla se había dañado. Este frunce el ceño, saca los restos de vendas que usaba para esconder su devil bringer en su otro mundo, que tenía en su chaqueta de la batalla con aquel hombre, y se acerca silencioso a vendar su herida. La venda estaba cortada por una espada, pero podía funcionar con las delgadas piernas de la chica.

"Por cierto, nunca me dijiste tu nombre" dice Nero concentrado.

"Oh, puedes llamarme Lotte" dice tratando de relajarse.

"No te muevas… Va a ser peor…" terminando de colocar dichas vendas, el joven se levanta y camina unos cuantos pasos.

"No me dejes aquí!" dice enojada levantándose, caminando lento, con claro dolor aún.

"No es mi problema…" dice sin voltear, aun caminando con duda.

"Por… Favor…" dice mirándolo con ojos suplicantes.

Este se detiene y voltea a ver, aprieta el puño y recuerda tantas veces que se había sentido una carga, esta era su chance de crecer, de dejar de serlo, de poder hacer bien lo que no había podido hacer con Credo y Kyrie, sus amigos de la infancia, por lo que se acerca y la apoya contra su hombro, para que pueda caminar con su ayuda.

"No voy a dejarte morir… ¡No aquí! Voy a salvarte… Voy a salvar a todos… Por eso… ¡Por eso me convertí en cazador de demonios!" dice del fondo de su corazón, mientras inconscientemente su brazo derecho empieza a iluminarse con fuerza, Lotte lo nota, pero Nero parece no darse cuente, solo se detiene al ver algo en frente de ellos, una vara de medio metro de alto, rodeada de tallos de plantas, y por otro lado, Sucy estaba huyendo de aquella ave, que intentaba morderla, Sucy le había quitado una pluma.

Este coge la vara, que brilla un poco al contacto con su brazo, mientras que deja a Lotte ahí cerca.

"Ve con Sucy una vez me aleje… Y cuídate… Solo me queda una carga de balas… Solo tengo una oportunidad para salvarnos…" dice cogiendo su revolver con su otra mano. Lotte solo asiente.

"Hey, maldito demonio! Kutchur Katela Flala!" dice agitando la vara "hora del segundo round…" dice antes de disparar inminentemente, pero con perfecta puntería al otro ojo de la cocatriz, la que empezó a seguirlo ciegamente, torpe, enojada, rompiendo todo a su paso. Sin detenerse, dispara hacia el vacío una vez llega a su destino, una pendiente alta por la que casi cae con Lotte. La cocatriz, ciega, cae por ahí, herida. Tras aquel alivio, Nero se encuentra con dos figuras familiares montadas en una escoba, eran Sucy y Lotte, que le hicieron señas de que suba, a lo que hizo sin dudar.

"Gracias… Ahora solo queda…" No alcanzo a seguir cuando la cocatriz, con ojos llorosos de sangre, se alza en un vuelo, siguiéndolos por su olor, tirando fuego de su boca "Maldita sea… ¡¿Sigue vivo?!"

"Con tres no podremos escapar…" dice Lotte volteando a ver.

"Gh… Tenemos que intentarlo… O luchar…" responde Nero ante esa afirmación, antes de que una ráfaga de fuego los tumbara, rompiendo la escoba, dejándolos caer al vacío.

En eso una voz suave que haría que los pensamientos de Nero se liberaran, una voz de mujer que no reconocía. "Di las palabras!" le gritaba, el, por instinto, asiente, sin saber de qué palabras hablaba, pero cuando esa voz empezó a pronunciar "Noctu Orfei… Aude… Fraetor!" Nero siguió esas palabras, y la vara empezó a brillar con fuerza, convirtiéndose en un arco.

"Me gustan más las armas de fuego… Pero ya que…" dice irónico mientras apunta al suelo por instinto, no tenía idea de por qué ahí y no al ave que los seguía, pero algo le decía que eso estaba bien, y de pura suerte, la fecha abrió un portal esmeralda, que, al haber atrapado a Nero y a las dos chicas, se cerró, dejando al ave volando hacia la nada.

Y en aquel portal, tras un viaje de unos cinco segundos, llegaría hasta un lugar poblado de mujeres, con túnicas purpuras oscuras sentadas como en una secta, este apoya su espada contra su hombro por si acaso pero no siente hostilidad, por lo que se calma.

"Ok… Esto es incómodo…"

-Continuará-