Era una noche bella, la luna bañaba con su luz todo el balcón, había una suave brisa que refrescaba mi piel expuesta, me permití un momento cerrar los ojos y disfrutar de ese momento, sonreí y en mi pecho pude sentir un calor, era feliz, inmensamente feliz, y el motivo de mi felicidad lo podría ver al girarme hacia la habitación, dormía plácidamente, la luz se colaba al interior haciéndola ver más hermosa aún, si es que eso era posible, me quedé admirándola, su cabello estaba disperso en un caos delicioso en la blancura de esa gran cama, sus suaves rasgos, nariz respingada, unos hermosos ojos de miel que ahora permanecían cerrados y esos labios entreabiertos y apetecibles hinchados por tantos besos, sigo mi vista por su níveo cuello, sus pequeños hombros, mi mirada se posa en sus pechos, estos están cubiertos por las sabanas, pero aun así se nota su imponente redondez y sus botones erguidos, la gravedad no parece afectarles y muerdo mis labios al recordar que solo hace una hora los estaba saboreando, su plano vientre y su estrecha cintura, su piel tan suave, esas prominentes caderas y sus largas y esbeltas piernas y ese lugar escondido entre ellas, mi abismo de perdición, la suave prisión húmeda de su interior, la puerta de mi locura, de nuestra locura y pasión, y me permito dar gracias porque me siento el hombre más afortunado del mundo porque ella me eligió, ella borró mi oscuridad con los destellos de su luz, ella abrazó mis demonios.
Estaba tan inmerso en mis pensamientos y sentimientos, esos que solo la mujer en esa cama despertaba en mí, que no noté desde qué momento ella había abierto sus ojos…
-Kirito-kun, qué haces ahí? Ven a la cama, cogerás un resfrío… - Asuna, mi Asuna me llamaba.
-Lo siento, sólo pensaba – Me miró curiosa.
-Qué es lo que te hace salir de este mundo Kirito-kun? – Sonrío divertida.
-Tú – ella se sorprendió y luego enterneció su mirada – Te amo – su voz era bálsamo a mis oídos.
-y yo a ti Asuna – ella corrió las blancas sabanas en una clara invitación. Ahí estaba mi diosa, en perfecta desnudez, invitándome a hundirme en su amor… y vuelvo a repetir gracias, a quien sea, sólo gracias…
