Titulo: Who once were heroes
Tipo; AU mundo op; Cambio de historia en timeskip
Pairing; Zosan / Lawsan (amistad)?
Tiempo; Post-time skip!
Notas;
Es una versión diferente de la separación de los Mugiwaras; Contiene personajes de PunkHazard pero sin spoilers de la saga, tal vez solo aparezcan sus habilidades pero no verdadera procedencia.
Estaba ansiosa de integrar a Law a uno de mis fics, y como hay una pequeña epidemia de Lawsan, quise integrarme al grupo jaja.
No será extenso en eso de prólogo, trato de no profundizarme tanto y solo contar la historia actual sin muchos flashback de "porque esto?". O "esta es la causa"; el principio es corto pero trato de ver si esto llama la atención.
Disfrutenlo~
+++H+++
Murmullos y gemidos de dolor, breves pláticas y gritos de desesperación, órdenes y peticiones se oían alrededor.
No podía sino más que limitarse a alimentar a todos los pacientes, hombres, mujeres e inclusive para disgusto suyo okamas eran a tendidos a causa la guerra en la nueva Enies Lobby, pero lo que mantenía inquietas a todas estas personas era que todos eran tratados por igual a pesar de ser de diferentes bandos.
Los revolucionarios estaban en una gran batalla contra el gobierno que oprimía sus libertades, por un lado se encontraban los piratas, eruditos, hombres que se oponían a las reglas y bravos guerreros que protegían sus tierras, y por el otro lado los marines peleaban por una justicia definitiva junto como una nueva base para sus juicios.
Todos se encontraban en una isla donde se discutía el territorio del dichoso bien y la libertad del hombre.
Al dar su recorrido por los campamentos, el oji-azul traía en manos una charola plateada con bastantes platos como para satisfacer a todos los combatientes o inocentes que se vieron involucrados y no tenían a donde ir, sus pasos eran calmados, sutiles para no despertar a quienes necesitaban algo más que descanso, su mirada pasaba de camilla en camilla esperando que alguien pidiera algo de ayuda o un poco de "comida milagrosa" como solían llamarle.
Al entrar a una de las tiendas de campar, en la tercer fila de camillas el rubio escucho a alguien pidiendo un poco de ayuda, un hombre de cabellos marrones hacia una seña con su mano, solicitaba un poco de apoyo para sentarse, el cocinero se acercó y atendió al hombre quien solamente le agradeció y pidió un poco de comida.
Al momento de entregar el platillo a las manos del hombre, un gruñido se escuchó a espaldas de él, uno de sus compañeros estaba ocupado en una cirugía tratando de darle otro mañana a uno de los capitanes que había desfallecido de su nave cerca del campamento, sin importar su procedencia el peli-negro pidió que lo prepararan para una operación puesto que partes del barco habían atravesado al hombre.
El peli-negro atendía lo más rápido posible al hombre, su sudor caía con regularidad y su mirada no se separaba del gran hueco en el pecho del pirata, las manos del cirujano se movían habilidosamente utilizando varios hilos para suturar las heridas en el pulmón, la sangre del interior no dejaba de salir, pero el chico no podía evitarlo puesto que trabajaba rápidamente, el cocinero no soportaba mucho tiempo mirar directamente las sesiones de cirugía, por ello no era un ayudante valido.
Tapando su boca con su ante brazo desvió su mirada al fondo de la habitación donde otro de los ayudantes hacia lo posible por que todos mantengan su salud, el más joven, un reno que confundían como mapache, utilizaba su Walk point para ayudar a un joven a levantarse, el marine utilizaba una muleta para apoyarse por sí mismo y su otro brazo se apoyaba en el lomo del reno para dar un par de pasos, sonriendo un poco por la positividad del reno, el rubio regreso su vista a donde yacía el paciente del cirujano, pero el chico ya no estaba, y su paciente se encontraba estable, desconcertado por la practicidad del hombre, el rubio se dio a la tarea de limpiar un poco de toda la sangre que se había esparcido por la cama y los utensilios de su compañero puesto que siempre estaba imprevista la necesidad de sus herramientas.
Al terminar su tarea, deposito todos los instrumentos en la mochila del peli-negro y se dio a la tarea de salir de la tienda de campaña, el olor a desinfectante, sangre y pólvora se mezclaba en todo el ambiente y el oji-azul no podía evitar que esa mezcla en su estómago saliera por su boca.
Nauseas, expulsar todo ese desagrado por la guerra y el ambiente no le venía muy bien, su alimentación estaba empeorando y su resistencia de ver a las personas delirar no estaba progresando.
Salió con rapidez a la parte trasera del campamento y escupió todo rastro de desagrado en su boca, el sabor que se impregnaba en sus dientes lo asqueaba y lo ponía de mal humor, frustrado y ansioso, no hizo falta ayuda de sus dedos para incitarse el vómito puesto que su propio sistema lo estaba haciendo por él.
El mismo sabía que los rechazos de alimentos en su cuerpo no eran normales, reconociendo su propio ser, sabía que estaba enfermo, tal vez era una extraña enfermedad que surgió de los lugares inexplorados de las tierras del nuevo mundo. En alguno de los campamentos previos debió obtenerla.
Su voluntad tenía que ser más fuerte que el virus que estaba haciendo de las suyas en su interior, pero aun así él era el único que padecía de ello, notablemente si su situación se tendía a algo más grave tendría que irse para evitar empezar una epidemia, inclusive ya no sería un ayudante ideal para sus compañeros.
Los pensamientos del rubio eran más intensos cada vez que su garganta se veía obligada a expulsar lo que su estómago simpáticamente se molestó en digerir pero no terminar su proceso, el barril donde eran depositados los residuos del campamento era un poco de apoyo para deshacerse de los repulsivos líquidos que producía su cuerpo, su espina dorsal se llenaba de escalofríos y su pecho se contaría con cada expulsión, su cabello caía pesadamente al inclinarse e inclusive unas lágrimas lograban escaparse de su ojo visible, cuales se mantenían cerrados evitando ver lo que se revolvió en su estómago toda la tarde.
Después de terminar, su cuerpo entero temblaba y sus brazos perdían algo de fuerza, su vientre se sentía vacío así como sus piernas rogaban algo de descanso, era una pena, puesto que justo esta noche era su turno de vigilar la zona del campamento, lo cual requería una vista atenta, un estómago lleno de energía y sus sentidos intactos.
El oji-azul percibió el frio ambiente de la noche, su piel se estaba volviendo tan sensible que sentía sus vellos erizarse por el frio, utilizando sus brazos para apoyarse en la barandilla del límite del campamento, el rubio no pudo evitar oír el movimiento de los arbustos, una grave voz emitía gruñidos y quejas, solo sentía la presencia de uno, su fuerza se desvanecía poco a poco y esas eran señas para que el cocinero acudiera.
Con cantimplora y comida deshidrataba en sus prácticos bolsos, salto la red de púas electrificada y se aventuró hacia la misma dirección donde deducía que alguien necesitaba de los curanderos de la armada.
Su vista era algo inútil por así decirlo, sus sentidos no estaban del todos agudos para una pelea, pero no podrá evitar ayudar a la alma en pena, el trotar hacia su objetivo le ayudaba un poco en su estamina restante, al auto exigirse más esfuerzo del que podía contar lo dejaría exhausto; puesto que sería posible que terminase cargando al anónimo hasta al campamento.
Después de pasar un par de ramas secas el rubio dio a saber su posición como un ser hostil y sin intención de atacar mostrando el logo marcado en su suéter, mientras el rubio se mantenía inmóvil esperando la respuesta de la alma en pena, se dio a la tarea de analizar al sujeto. Noto como una silueta se mantenía apoyada contra un árbol, lo gemidos de dolor aumentaban de tono, era un hombre lo doblemente más grande que él, de cabellos negros y largos recogidos en un extraño peinado, su vestimenta de una simple yukata anaranjada y negra con blanco, era protegida por una armadura antigua desgarrada por lo que parecían varios cortes unos más profundos que otros, lo más graves se extendían desde ambos hombros atravesando su pecho y el segundo estaba en la cintura, el hombre parecía aun delirar y buscar con la poca percepción que le quedaba a esa nueva presencia que parecía no acabar con su vida, el rubio sin perder más tiempo se acercó con total confianza a apoyar al hombre.
Antes de tomar la barbilla del hombre con una de sus manos un objeto filoso se acercó al rubio quien con un rápido movimiento lo bloqueo y desarmo al hombre que deliraba.
-¡Infame!, ¿cómo te atrevéis a tocarme y evitar que me sacrifique a mismo?- grito el anónimo quien solamente forcejeaba con su único mano disponible para evitar que el rubio se acercarse.
Su voz tenía un acento típico de las tierras donde el campamento se había establecido, tal vez el hombre debía pertenecer a uno de los pueblos cercanos, su armadura se diferenciaba de los bandos enemigos.
Molesto el oji-azul solo tomo la cantimplora, sujeto el cuello del hombre y presiono uno de los nervios para abriera la boca y tomase el contenido, todo solo para mejorar su condición. –Cállate, con esto tu sangre se limpiara y podrán atenderte- Sanji debía comportarse como tal ayudante que era; confiado y tratar delicadamente a su paciente; pero no evitaba que tratara a cualquier hombre como si no le interesara.
El hombre del doble del tamaño del rubio examinaba la silueta del joven, quien vestía una sudadera cerrada de color gris y rojo con un símbolo auxiliar, específicamente una cruz de salvación en su pecho, no mostraba estar armado, y ni siquiera tenía algún uniforme similar a los que había visto en sus enemigos.
Tragando la desagradable sustancia trato de levantarse por sí mismo pero las mismas heridas afectaban su equilibrio.
El rubio lo empujo a su posición inicial tan solo para tomar algunos de sus instrumentos y desinfectar toda herida abierta a complicaciones, el guerrero seguía quejándose de la intromisión del rubio y su rara voluntad de ayudar a un extraño que podía cortarle la cabeza en cualquier momento, el peli-negro evitaba ver al rubio quien disminuía el movimiento de sus manos de forma torpe y temblorosa.
El guerrero se sentó tratando de apartar las manos de su acompañante y utilizar su propia arma para levantarse, Sanji evitaba que se marchase pero parecía que el espadachín estaba colaborando.
Admitiendo que necesitaría la ayuda de un simple curandero el espadachín suspiro y dejo que el joven hiciera su trabajo, al fin y al cabo él estaba en una misión para buscar al grupo de donde el rubio había provenido.
Al cabo de unos minutos Sanji requirió que el espadachín se levantara y se apoyara en el para largarse del lugar y moverlo hasta el campamento, sin embargo, al tan solo dar una buena cantidad de pasos, las resistentes piernas del joven fallaron ante su dueño tropezándose con las armas obsoletas que se encontraban tiradas por donde sea, el rubio no pudo sostenerse por sí mismo y cayó al suelo sobre su brazo izquierdo, provocando que soltase un quejido de dolor y provocase una mueca de reproche por parte del herido quien se sostuvo a tiempo de sus propias armas para no caer sobre el joven.
Su mirada se tornó borrosa de nuevo, sus manos no estaban respondiendo ya que necesitaba levantarse por sí mismo para llevar al extraño guerrero al campamento, el rubio solo se esforzaba en levantarse mientras el peli-negro se distraía con los ruidos de alrededor, sin haberlo previsto otro atacante salió de los arbustos desde la dirección a la que se dirigían, el espadachín aunque estuviera herido de gravedad retuvo el ataque con su segunda espada la cual desenfundo a impresionante velocidad bloqueando un mismo tipo de arma pero de mayor longevidad.
El chocar del acero resonó por los solitarios alrededores, lo cual distrajo al rubio de reconocer a su causante siendo este uno de sus compañeros de equipo.
Trafalgar estaba por delante de él, protegiéndolo de su "agresor", haciendo su situación malinterpretada.
-Supongo que las redes electrificadas estaban ahí por algo- regaño el peli-negro a la víctima que se suponía que no debía aventurarse lejos.
Molesto el rubio con unas de sus manos jalo al peli-negro de su sudadera para lanzarlo lejos de ambos, puesto que la defensiva del espadachín provoco que volviera abrir sus heridas más de la cuenta.
-No es lo que tú crees, ayúdame a llevarlo al campamento- devolvió el regaño ante su superior, el rubio se levantó por sí mismo retomando una buena postura y volviendo a dejar que el guerrero se apoyase sobre él.
-Sabes que "ellos" nos traerán problemas- Law había sido más rápido en su decisión, reconociendo el aspecto del hombre, remarco que ellos no estaban en su lista de "pacientes", inclusive subrayo que solo tomarían la carga de los "bandos" en guerra activa, los samuráis solo eran defensores de sus tierras y guerreros en su pueblo que podían cuidarse por sí mismos.
-El será mi responsabilidad- su mirada valiente y confiada de triunfo, dio mucho que pensar al peli-negro puesto que el rubio siempre obtenía alguna sorpresa cuando ayudaba a algún sobreviviente.
++H++
-Mi nombre es Kinemon- fue lo primero que salió de la boca del samurái tan solo despertó y encontró a su salvador dormido en una de las silla aun lado de su cama. –Provengo del poblado Wano, a las orillas de la "Nueva Enies Lobby."-
Sanji no pudo evitar caerse del mueble ya que esa presentación imprevista lo despertó de golpe tomándolo por sorpresa, un tanto enojado y fatigado el rubio se levantó y volvió a sentarse tan solo para limpiar sus ojos y ver con más claridad los pocos rayos de sol que entraban por la ventana.
-Me dirigí a tierras activas para buscar tu brigada, no estamos exactamente bajo ataque pero mi gente necesita ayuda médica, la industria que produce las armas contaminaron la mayoría de nuestros ríos y cosechas e inclusive el aire se volvió viciado y molesto. La mayoría de las familias enfermaron y los sacerdotes fueron desterrados por los marines- Narraba el samura junto con su intención de salir de su cama puesto que evitaba desperdiciar el tiempo que tenía, inclusive agrego que llevaba al menos 3 días desde que salió de su pueblo y 2 de estar herido de gravedad.
-Debo levantarme y guiarlos a mi pueblo, no hay tiempo que perder- gruñía molesto por la insistencia del rubio por preocuparse por su bien, puesto que negaba que había tales heridas en su cuerpo, inclusive durante el día anterior el cocinero se había ocupado de tratarle junto con la ayuda de un extraño mapache.
-Si eres el más capacitado para buscar ayuda entonces el gobierno tiene a un gran guerrero de su lado- El oji-azul no pudo evitar señalar las penosas cicatrices del samurái por su enfrentamiento.
Kinemon desviaba la mirada de su salvador hacia donde se ubicaban sus pertenencias, puesto que rara vez se separaba de ellas, su armadura estaba inutilizable, sucia y llena de sangre que denotaba su derrota, ambas katanas denotaban tristeza puesto que aun contenían la sangre de sus víctimas. Aun así la "habitación" en la que se encontraba la cual tan solo era una casa de campaña individual solo contenía la cómoda cama y pocas bolsas con objetos culinarios y algo de ropa dispersa.
-Estas heridas fueron hechas por un hombre temible, al principio blandía una sola espada pero extrañas extremidades que salían de su espalda desenfundaron en total ocho espadas- Sudaba ante la vergonzante fracaso y breve narración.
-Pero no siento dolor alguno, daría la vida por mi gente, mi familia, mis colegas…- Su mirada se tornaba suplicante al momento en que miraba al rubio a los ojos, imprevistamente Kinemon tomo el brazo del rubio y se levantó de la cama con intención de llevarlo con el – No perderé más tiempo, tu que me has salvado serás suficiente para los demás- Sanji no tuvo oportunidad de quejarse puesto que alguien bloqueaba el camino de ambos.
-¿Y que es lo que quiere tu nuevo amigo?- Law se encontraba en la entrada de la tienda mirando al paciente como si de un invitado indeseado se tratase, Sanji solo atino a contarle la poca información que el hombre de proveo y que se haría responsable por lo que le pasara.
-No podemos involucrarnos con el- Regaño al rubio como si fuera una mascota, su voz no era de enojo pero si de reproche -Tenemos un trato con el general Sabo, solo tenemos un trabajo aquí- aunque Law discutía un tema delicado con el rubio, no se molestó en dárselo a saber al oji-azul aun al frente del paciente.
-No me importa si parece una estúpida trama, yo iré con el- bramo molesto moviéndose lejos del samurái, para meter varias de sus cosas en una mochila.
El suspiro proveniente del cirujano le hacía saber que su convicción le había persuadido como para seguirle, y por qué el peli-negro no dejaría al rubio por su cuenta en su estado actual.
-Entonces necesitaras a un médico capacitado, le avisare a Tony-ya- Se retiró de la entrada pensando en quien debería estar a cargo mientras él no estaba. Era obvio que Trafalgar estaba al tanto de la estabilidad del rubio por lo cual no podía dejarlo por mucho tiempo, el peli-negro estaba revisando los avances del virus pero solo lo atendería cuando admitiera que necesitaba una cura.
El joven rubio se ocupaba de derribar al hombre para que descansara mientras su colega preparaba las herramientas que necesitaría para el viaje. Sanji no tenía permitido negar la compañía del peli-negro puesto que siendo su superior, si lo desobedecía, Law podía expulsarlo en cualquier momento.
++H++
Digamos que hay varios capítulos más por subir tal vez más largos que este; bien recibidos los reviews o follows :3; Gracias por leer~
Harkkonen'13
Bluelionel
