¡Tada! Y con esto, declaro el inicio oficial del acto final de mi trilogía Dragonia Denzale Gaiden. Claro está que por trilogía, me refiero tanto a esta historia como a sus dos predecesoras: Los Manantiales Misteriosos; y Cruce de Destinos Dragonia. Si todavía no las han leído, les aconsejo que lo hagan, ya que de lo contrario no entenderán muchas de las cosas que suceden aquí.
Ahora bien, el tono de esta historia será algo más fuerte que las anteriores, pero también le pondré un enfásis especial a la música, ya que aunque no sirvo como compositor y no puedo crear canciones, cuando menos adapté letras que escribí yo mismo a varias canciones que pensé serían perfectas para varias de las escenas de la misma. Del mismo modo, creo que es algo que debía de esperarse, dado con quien estoy haciendo crossover. Adicionalmente, verán que al comienzo de cada capítulo hay un pequeño párrafo, el cual lo puse para hacer que todos ustedes reflexionen sobre lo que dice, además de servir como un presagio para lo que sucederá en ese capítulo en específico.
Así que sin más preambulos, ¡que disfruten de la historia!
Capítulo 1:
De Regreso al Mundo de Inuyasha ~ Los Elegidos
Cada vez que abrimos una puerta,
Se abre un camino no solo para nosotros,
Sino también para lo que está detrás de la misma.
¿Abrirás la puerta y continuarás tu camino,
Aún si eso le abre el paso a lo que sea que se oculta detrás de ella?
(Opening: Prelude ~ We are not alone - Ootou Fumi)
Después de la fatídica batalla con Tenebross y el sellado de Dragonia; pasó una cantidad de tiempo distinta en cada uno de los mundos: mientras que en el mundo de Inuyasha y en Dragonia habían pasado dos meses, en el mundo real habían pasado dos años…
Inuyasha, Kagome y sus amigos habían pasado por varias dificultades desde entonces: habían presenciado la muerte de Kagura, derrotado a Hakudoushi y tenido varios encontronazos con Naraku y Mouryoumaru. Sin embargo, también habían conseguido un nuevo poder para la Tessaiga de Inuyasha: la Ryuurin no Tessaiga, que le daba a su espada un aspecto similar a un sable cubierto de escamas de dragón que le permitía absorber el aura maligna de sus enemigos para incrementar su poder. Esta habilidad originalmente tenía la desventaja de que terminaría hiriendo gravemente a Inuyasha si abusaba de ella, pero eso fue anulado irónicamente gracias a las artimañas de Naraku.
También habían descubierto que Inuyasha podía matar instantáneamente a sus enemigos si encontraba sus Youketsu: el remolino de youki que servía como la fuente de energía y de fuerza vital de cada youkai; el cual al ser destruido eliminaría instantáneamente a la criatura a la que le perteneciese. Sin embargo, el Youketsu era ocultado por una gran cantidad de remolinos de youki falsos, así que no era tan sencillo hallarlo. Todo esto gracias al entrenamiento que un amigo de Totosai, Youreitaisei, le había dado a Inuyasha, aunque eso le costó su buen número de golpes, quemaduras y casi haber reducido a Tessaiga a un montoncito de virutas de metal.
Del mismo modo, Kagome continúo mejorando sus habilidades de Sacerdotisa, a pesar de que sus progresos eran relativamente lentos. Por desgracia, aún no podían recordar nada de lo que había pasado desde que habían hallado el Agua del Reinicio hasta que Dragonia fue sellada; y Kagome e Inuyasha seguían teniendo pesadillas que mostraban a Miko y Yasha desapareciendo en el vórtice por el que se los habían llevado, incapaces de recordar porque se sentían tan mal al despertarse de ello.
Una tardes, mientras salían de la aldea de Kaede, después de que habían regresado brevemente a ella para descansar…
- "Bueno, ¿alguna idea de adónde debemos ir?" – preguntó Inuyasha.
- "Por ahora, no" – dijo Miroku amargamente – "Por desgracia no ha habido rumores sobre Naraku, los fragmentos de Shikon o Mouryoumaru. Y además, con el Fuyouheki activo, tenemos menos posibilidades de detectar sus presencias" –
- "Keh… si al menos ese maldito pedazo de armadura viviente saliera de una vez…" – dijo Inuyasha mientras cerraba su puño con rabia. Todavía se sentía insultado por el hecho de que Mouryoumaru les había tendido una trampa digna de Naraku no sólo para crearse una armadura virtualmente impenetrable, sino porque también con ello le había permitido que le copiase el Kongousouha y lo usara en contra de él y de sus amigos.
- "Debemos tener paciencia, Inuyasha" – le dijo Sango con seriedad – "Sé que quieres desquitarte con él por como te utilizó para fortalecerse, pero no debes dejarte llevar" –
- "Sango-chan tiene razón" – le dijo Kagome – "Además, recuerda que aún estamos algo agotados… las últimas noches no hemos podido dormir bien debido a esas pesadillas…" –
Inuyasha entendió de inmediato que se refería a esas pesadillas que ambos parecían haber estado compartiendo, donde dos niños iguales a ellos desaparecían en medio de un vórtice oscuro mientras los llamaban como si fueran sus hermanos mayores. Ya se las habían contado a Miroku, Sango, Shippou e incluso a Kaede, pero ninguno de ellos parecía saber que significaba. Y es más, cuando trataban de pensar más a fondo en ello, siempre les daban fuertes dolores de cabeza. Por la misma razón, tampoco habían podido descubrir nada sobre los misteriosos atuendos que Kagome cargaba en su mochila, que parecían más bien propios de una niña de la mitad de su edad.
- "Keh, no creo que signifiquen nada en realidad" – dijo Inuyasha para apartar los pensamientos de los demás de ese asunto. No quería que empezasen de nuevo a divagar sobre ello o les diese de nuevo una de esas fuertes migrañas.
- "Hehe, Inuyasha dice eso solo porque quiere encontrar a Naraku o Menomaru y cortar sus Youketsu como si fueran troncos" – se rio Shippou. Él también había pensado en esas pesadillas solo porque creía que una niña igual a Kagoem sería su primer intento de romance exitoso, a pesar de que no podía recordar que incluso dichos intentos habían fracasado miserablemente.
- "Di lo que quieras, Shippou" – dijo Sango al ver su risa mientras lo mostraba una cara de enfado – "Pero al menos podemos darle la razón en algo: cuanto antes terminemos con ello, más pronto podremos ponerle final a todo este asunto de la Perla… y salvar a Houshi-sama y a Kohaku…" –
Dijo esto último mientras su cara se llenaba de tristeza.
- "Sango-chan" – dijo Kagome mientras le colocaba una mano en el hombro – "Por eso es que estamos aquí: para poder derrotar a esos villanos, purificar la Perla; y salvar a quienes amamos. Además, estoy segura de que Kohaku está en buenas manos" -
- "Kagome-sama tiene razón" – le dijo Miroku animadamente – "Mientras esté junto a Kikyou, no le pasará nada" –
Sango se animó un poco con esto. Luego, Inuyasha permitió que Kagome se subiese a su espalda, mientras que Sango, Shippou y Miroku se subieron en Kirara; y partieron hacia quien sabe donde.
Por otra parte, Miko y Yasha no podían tampoco recordar sus orígenes ni nada fuera de sus nombres, pero habían aprendido muchas cosas desde su llegada a Dragonia: ambos ahora estaban asistiendo a la escuela, podían hablar el Dragoniano moderno sin mucho problema, les habían dado un Cristal Seirei a cada uno; y la Sacerdotisa de la ciudad en la que vivían en ese entonces, la Capital Real Soleila, les había dado el Bautismo Elemental. Aún no podían usar el Poder del Dragón, pero Miko ya estaba recibiendo entrenamiento como sacerdotisa y podía combinar sus antiguos poderes basados en Reiryoku con sus nuevas magias elementales de Agua y Luz.
Yasha por otra parte todavía estaba aprendiendo a usar sus magias elementales de Fuego y Viento, pero ya había empezado a pensar en formas de combinarlas con los ataques de Tessaiga; y se sorprendió bastante cuando el poder de la Ryuurin no Tessaiga apareció repentinamente un día, aunque en otros la espada parecía haber perdido sus poderes repentinamente, o se había cubierto de grietas.
Además de esto, también habían recibido nuevos atuendos: ambos eran atuendos tradicionales de Dragonia llamados shouf, los cuales tenían una apariencia similar a una cruza entre los kimonos y los atuendos occidentales. El de Miko era similar a un kimono en la parte de arriba; y la parte de abajo era una falda que le llegaba hasta los tobillos, ambas de color blanco con bordes azules; y estaba adornado con gotas de agua, esferas blancas y flechas. Llevaba unos zapatos blancos y llevaba mallas en sus piernas. Por su parte, Yasha tenía un shouf que era virtualmente idéntico a su viejo set de prendas confeccionadas con lana de las ratas de fuego, con la diferencia de que este estaba adornado con flamas, torbellinos de viento y espadas; y también llevaba calcetines y zapatos, aunque tuvo que acostumbrarse a usarlos. Sin embargo, ambos aún conservaban los atuendos con los que habían llegado a Dragonia; y se los ponían de vez en cuando solo para sentir lo que ellos llamaban "la sensación de su hogar y de aquellos a quienes amaban", aunque no podían recordar nada de ello.
Una tarde, después de que ambos habían vuelto de la escuela y entrado a la casa en la que vivían ahora…
- "¡Buenas tardes, Fileia-san!" – gritaron ambos alegremente. La casa era amplia y de dos pisos; y a pesar de que estaba toda hecha de madera; era muy cómoda. En el piso de abajo estaban la sala de estar, el comedor y la cocina, la cual tenía una puerta que llevaba a un amplio patio trasero y a un jardín. En el piso de arriba se encontraban dos habitaciones, cada una con su cuarto de baño, de las cuales una era la habitación de Fileia y Elaer; y la otra era donde dormían Miko y Yasha.
- "Ah, buenas tardes, Yasha, Miko" – los recibió plácidamente Fileia, la cual era una mujer de ojos verdes y el cabello dorado cuyo shouf estaba constituido de esta forma: la parte de arriba parecía un kimono verde y azul, el cual estaba decorado con gotas de agua y hojas; mientras que la parte de abajo era una falda decorada del mismo modo y del mismo color que la parte superior. Llevaba zapatos elegantes de color azul claro – "¿Tuvieron un buen día?" –
- "Sí" – dijo Miko – "El día de hoy nos explicaron algunas cosas básicas sobre los hechizos; y sobre como las Voluntades de Dragonia son la fuente de todo ese poder" –
- "Y yo acabo de aprender a hacer uno" – canturreó Yasha alegremente.
- "Oh, ¿en serio?" – preguntó Fileia sorprendida.
- "Sí, permítanme mostrárselos" – dijo muy animado.
- "Hehe, aunque es solo un hechizo básico para lanzar una bola de fuego" – dijo Miko mientras se reía.
- "Bueno, tu hechizo de bola de agua es exactamente igual, ¿no, Miko?" – le preguntó Yasha un poco molesto de que le estuviese pinchando el globo de felicidad y emoción que se había formado en su interior.
- "Perdona… no quise molestarte…" – dijo Miko mientras miraba al suelo. Yasha se quedó ruborizado y terminó mirando también el suelo.
- "Bueno, bueno, no peleen" – les dijo Fileia – "Vayamos afuera y veamos que tal lo hacen" –
- "¡Sí!" –
Al llegar al patio de la casa, Yasha fue el primero que quiso hacer su demostración; y acto seguido, escogió como su blanco una pequeña bola de paja atada a una soga. Este era el tipo de blancos que todo mundo usaba en Dragonia para probar hechizos nuevos. Luego, cerró sus ojos, juntó sus manos frente a él, dejando un agujero circular entre ellas y se concentró:
- "Saf sieral, gaivz'alia tast paewat sos. Ah, Piralya, thar'alia sossaks, yst pirhyze syayul!" – tan pronto como terminó de pronunciar estas frases, un pequeño orbe de fuego se formó en el espacio entre sus manos. Luego las separó, quedándose con el orbe en su mano derecha; y al momento siguiente, lo arrojó al blanco, el cual quedó reducido a cenizas al instante.
- "¡Vaya, muy impresionante, Yasha!" – le dijo Fileia mientras le aplaudía. Luego se volteó a ver a Miko – "¿Quieres intentarlo tu ahora, Miko?" –
- "Sí, lo haré" – respondió ella con una sonrisa. Fileia remplazó el blanco que Yasha había quemado con uno nuevo; y se puso detrás de Miko y de Yasha para ver que hacía ella. Miko por su parte, se puso en la misma pose que Yasha había tenido unos instantes antes; y recitó:
- "Saf sieral, himiarara paf tast paewat. Baprou, hydrast, lusya, kyahmalia sos, yst protasec'alia millauk!" – con esto se formaron dos orbes en sus pequeñas manos: uno azul de apariencia acuosa y otro blanco que resplandecía como un sol en miniatura. Al momento siguiente, se los lanzó al blanco: primero se meció como si hubiese sido golpeado por una bala hecha de agua; y cuando lo impactó el orbe de luz, se desintegró por completo.
- "¡Hmm, nada mal, nada mal, Miko!" – la felicitó Fileia – "Ya puedes incluso conjurar tus dos elementos en un mismo hechizo. Sin embargo, debes tener cuidado, ya que las magias de Luz usadas incorrectamente pueden ser muy peligrosas" –
- "Lo sé, Fileia-san" – le respondió Miko alegremente – "Es por eso que nunca usaré de forma incorrecta mis poderes" –
- "Y por lo visto aún tengo que mejorar…" – dijo Yasha un poco entristecido – "Ya que todavía no soy muy bueno usando mis poderes de Viento…" –
- "Hehe, eso es porque tu eres más un guerrero que un mago, Yasha" – lo consoló Fileia – "Aunque igual me resulta muy impresionante que estés poniendo tanto empeño en aprender a usar los hechizos" –
- "Gracias, Fileia-san" – le dijo Yasha ruborizándose ante esos halagos.
- "Hehe, aunque aun no entiendo porque dicen "san" después de mi nombre" – dijo ella en un tono que mostraba que le resultaba divertida la idea.
- "Es que es parte del idioma que hablábamos cuando llegamos aquí" – explicó Miko – "Aún no recuerdo todos los detalles, pero creo que eso era para mostrar cuanto respeto siente el hablante por la persona a la que se lo dice" –
- "Ah, ya veo. Bueno, Elaer está en estos momentos haciendo su trabajo como guardia en los alrededores de Soleila, así que… ¿les gustaría ir a comer un helado?" – les preguntó ella amablemente.
- "¡Sí!" –
Al poco rato, habían llegado a una heladería cercana a la casa; la cual se encontraba frente a una de las calles empedradas que cruzaban la ciudad. A sus lados se encontraban otras casas hechas de madera y tejas, mientras que en frente se hallaban una floristería, una armería y un par de callejones que llevaban a otras zonas de la ciudad.
Soleila era una gran ciudad, pero aun así lograba tener la misma atmósfera y apariencia de un pequeño pueblo medieval debido a que estaba dividida en seis sectores, cada uno construido alrededor de una plaza y separado de los otros por murallas, aunque habían puertas, túneles subterráneos e incluso un servicio de monorriel que permitía ir de un sector a otro en cuestión de minutos. Todos ellos a su vez estaban construidos alrededor de una plaza aún mayor llamada la "Plaza Seirei", al norte de la cual estaba ubicado el Castillo de Soleila, en el cual vivía la familia real. Sin embargo, Yasha y Miko nunca tuvieron ocasión de entrar al Castillo debido a que se habían implementado nuevas normas de seguridad desde hacia algunos meses que prohibían la entrada a cualquiera que no tuviese asuntos de suma urgencia con los reyes. Del mismo modo, los reyes no habían aparecido desde hacía algo de tiempo en público… dado que aún estaban llorando la muerte de sus amados hijos, el Príncipe y la Princesa, que perdieron sus vidas cuando fueron a intentar combatir a Tenebross. Por esta razón, ellos nunca antes los habían visto. Sin embargo, Fileia y Elaer los habían llevado montados en sus dragones a explorar los alrededores, el bosque ubicado al norte, cerca de la aldea agrícola Seliart, las montañas alrededor del lago y la isla sobre los cuales estaba construida Soleila; y finalmente, los habían llevado a jugar y nadar en las orillas del lago. Aunque no fuera lo mismo que estar con los amigos y familiares a los que no podían recordar, Miko y Yasha estaban realmente disfrutando de sus vidas actuales.
Fileia les compró los helados: uno de menta para ella misma, uno de fresa para Miko y otro de vainilla para Yasha; todos los cuales venían en conos.
- "¡Gracias!" – dijeron ambos.
- "Ni lo mencionen" – dijo Fileia mientras les sonreía gentilmente. Luego se sentó con ellos; y los tres comenzaron a comérselos – "Hehe, creo que así es como debe sentirse el ser una madre" –
- "Y hablando de eso, ¿Cómo es que tú y Elaer-san aún no tienen hijos?" – preguntó Yasha extrañado.
- "¡Yasha!" – lo regañó Miko, pensando que esto era un asunto delicado.
- "No te preocupes, Miko" – le sonrió Fileia – "No es nada de que avergonzarse" –
- "Pero…" –
- "Es simplemente que aún no hemos intentado tenerlos" – dijo con una sonrisa un poco triste – "Pero estamos esperando a que la terrible situación que tiene Dragonia actualmente se solucione para que nuestros hijos puedan nacer en un mundo pacífico" –
- "Ah, esta bien entonces" – dijo Yasha satisfecho con la explicación. Él y Miko sabían que Dragonia estaba actualmente bajo la amenaza de una terrible criatura llamada Tenebross; y aunque este mundo había sido sellado precisamente para evitar que siguiera causando estragos; nadie sabía cuanto tiempo ese sello duraría antes de que Tenebross escapase de él. Era por ello que Fileia y Elaer aún no habían querido tener hijos: para evitar que tuvieran que nacer en medio de una zona de guerra, o de que perdieran a sus padres en batalla.
- "Y en ese mismo orden de ideas, me extraña que aún no me hayan comenzado a considerar como su madre o algún otro tipo de familiar" – dijo hecha mientras se reía, como si la sola idea le resultase graciosa. Esto tomó por sorpresa a Miko y a Yasha; y ambos escupieron en ese momento la porción de helado que tenían en la boca.
- "¡Por supuesto que no!" – dijo Yasha tan pronto como se recuperó – "Eres una gran amiga y la persona que nos salvó cuando llegamos a este mundo, pero no podemos considerarte así…" –
- "En especial porque nuestros familiares aún deben estar esperándonos en el mundo del que vinimos" – dijo Miko con cierta tristeza.
- "¿Entonces han logrado recordar algo de ellos?" – preguntó Fileia alegrándose por ellos.
- "No… por desgracia…" – dijo Miko entristeciéndose hasta el borde de las lágrimas – "Solo logro recordar esa frase que dijo la voz de mi onee-san… pero cada vez que intento recordar algo más… me empieza a doler la cabeza…" –
- "Lo mismo me pasa a mí" – dijo Yasha mientras le ponía una mano en el hombro a Miko, a pesar de que él también estaba a punto de estallar en lágrimas – "Fuera de esa voz parecida a la mía… no recuerdo nada…" –
- "Ya veo…" – dijo Fileia, arrepentida de haber sacado un tema tan deprimente a la luz. Luego, abrazó a ambos afectuosamente – "Pero no se preocupen… sé que algún día se reunirán con ellos; y Elaer y yo continuaremos cuidando de ustedes hasta entonces…" –
A ambos se les redujo la tristeza al escuchar esas dulces palabras; y regresaron a sus helados.
- "Por cierto, Yasha, ¿no tienes problema con que yo sepa ese pequeño secreto tuyo?" – le preguntó Fileia con calma.
- "¿Sobre lo de que cambio de apariencia en las noches de luna nueva?" – dijo él mientras sentía una extraña punzada en el estomago – "Fileia-san, tu eres algo así como nuestra tutora, así que no es problema" –
- "Bueno, yo recuerdo vagamente que la primera vez que me enteré de eso, el me mostró mucha desconfianza" – dijo Miko pensativamente, aunque eso también le costó una desagradable punzada en la cabeza, aunque más débil que las que sentía cuando intentaba recordar algo – "Creo que tenía que mantenerlo oculto en nuestro mundo, aunque ninguno de nosotros recuerda por que era así…" –
- "Supongo que sería porque su mundo es muy peligroso" – dijo Fileia razonando los motivos para ello, dado que ya había visto a Yasha sufriendo esa transformación en una ocasión desde que había venido a vivir con ellos – "Y Yasha pierde todos sus poderes durante ese tiempo" –
- "Hmm, ahora que lo dices, es cierto" – dijo Yasha cayendo en la cuenta. ¿Cómo había sido tan tonto como para no pensar en eso?
- "Por cierto, Miko" – le preguntó Fileia a ella - ¿No tienes hoy lecciones de Sacerdotisa?" –
- "Hoy no" – dijo ella con una sonrisa – "Selfaia-san está algo ocupada con otros asuntos, así que no podrá darme lecciones el día de hoy. Sin embargo, me ha dicho que estoy progresando a buen ritmo; y que tal vez en un par de semanas más complete el nivel básico" –
- "Hmm, me alegra escuchar eso" – dijo ella – "Pero, ¿todavía no creen que sea momento de buscar a sus dragones acompañantes?" –
- "Aún no" – dijo Miko mientras se señalaba a sí misma y a Yasha – "Como no podemos usar el Poder del Dragón por algún motivo, no es buena idea" –
- "Es cierto, no sabemos como reaccionarían los dragones si vieran que sus compañeros no tienen algo tan importante para este mundo" – dijo Yasha con algo de amargura.
- "Hehe, esta bien," – dijo ella con amabilidad – "Bueno, ¿les parece bien si regresamos ahora a casa?" –
Ninguno de los dos puso objeciones, así que decidieron irse de vuelta por donde vinieron.
Finalmente, Gerardo y Gabriela siguieron con sus vidas en su mundo, esperando ansiosamente al día en que la puerta entre las dimensiones se abriera una vez más. Gerardo ya había comenzado la universidad, mientras que Gabriela ya estaba en cuarto grado de primaria; a pesar de que también tenían pesadillas similares a las que estaban teniendo Inuyasha Kagome y en otras ocasiones, veían otras en las que aparecían personas similares a ellos mismos matándose entre de sí de formas muy trágicas.
Sin embargo, también habían continuado encontrándose con sus amigos para pasarla bien, reducir la ansiedad que tenían ante la perspectiva de que la puerta se abriese; y diluir la tristeza que les causaban esas horribles pesadillas. Gerardo continuamente se reunía con sus amigos Henry y Roger; a los cuales también se les habían añadido Carlos, un amigo de Henry; Kember, un primo de Roger; y finalmente, Miguel, que era uno de los primos de Gerardo. En cuanto a Gabriela, mientras que ella tenía varios amigos en su escuela, su única confidente y amiga íntima era una niña que solía estudiar en su misma escuela pero tuvo que mudarse a España llamada Tiffany. Sin embargo, ella aprovechó que estaban de vacaciones de verano para regresarse a Venezuela y poder pasar el tiempo en compañía de Gabriela, a la que prácticamente consideraba como su hermana.
Esa tarde, hubo una convención de animé; y por ello, como tenían una buena cantidad de tiempo que no iban a una, decidieron ir todos juntos, a pesar de que Tiffany no era exactamente fanática de ellas.
- "Bueno, aquí estamos" – dijo Gerardo cuando por fin habían llegado a la convención. Él era un muchacho alto de 20 años de edad, con el cabello castaño oscuro cortado a modo de tazón, ojos castaños y vestía una camisa y un pantalón azules. Llevaba gafas redondeadas con las monturas doradas frente a sus ojos – "El AnimeFest de este año" –
No era exactamente impresionante en comparación a las convenciones que se hacían en otros países, pero al menos era bastante adecuada: estaban los concursos de videojuegos, cosplay, dibujo y toda clase de talleres, por no mencionar la venta de series y merchandising relacionada a ellas.
- "Hmm, al menos el sitio es bueno" – dijo Henry mientras veía el lugar con ojo crítico. Él era un muchacho de alrededor de 18 años, un poco más bajo que Gerardo, tenía el cabello negro, los ojos negros y vestía una camisa negra y un blue jean – "En comparación a las anteriores a las que fuimos" –
- "Lo dices porque casi quedamos aplastados entre tanta gente; y porque hacía un calor horrible" – dijo Carlos acordándose de que los lugares anteriores habían sido demasiado pequeños y para colmo no tenían aire acondicionado. Él tenía el cabello marrón y corto, tenía una estatura a mitad de camino entre Gerardo y Henry, ojos negros; y vestía una chaqueta azul oscuro, la cual estaba abierta para revelar una camisa blanca y llevaba un pantalón del mismo color de la chaqueta.
- "Bueno, será mejor que vayamos y disfrutemos mientras podamos" – dijo Roger seriamente. Fuera de las dos niñas, él era el más bajo del grupo. Era moreno, con los ojos y el cabello negros; y al igual que Henry, vestía mayormente de negro – "Nunca sabemos cuando nos tocará otra" –
- "¡O nos caerá una torta!" – dijo Miguel. De inmediato, todos pusieron caras de desagrado ante la terrible broma que ambos habían hecho; y él y Roger se chocaron las manos. Miguel era un muchacho alto y regordete, aunque también musculoso; y tenía el cabello negro y corto, casi pegado hasta el cuero cabelludo; y ojos marrones. Vestía una camisa verde y un pantalón blue jean.
- "¿Pueden dejar de hacer sus horribles 'kages' por una vez en su vida?" – dijo Gerardo con irritación. 'Kage' era el nombre que todos en el grupo le habían dado a sus terribles bromas.
- "Gerar, cálmate," – se rio Gabriela, aunque ella misma se había puesto la palma de su mano frente a sus ojos al escuchar eso. Ella era una niña de diez años; con el cabello de un castaño cobrizo que casi le llegaba a la cintura, ojos claros; y vestía una blusa negra, una falda gris oscura; y finalmente llevaba puestas guantes y mallas del estilo usado por los góticos – "Seguro solo lo hacen para irritarte" –
- "Hehe, no es eso" – dijo Miguel alegremente – "Es que no podemos vivir sin hacer esto a cada rato" –
- "Es cierto," – dijo Roger con una vocecita agudísima – "Morimos si no lo hacemos" –
- "Mejor cierra la boca, chibi" – le dijo Henry con una voz más grave de lo usual.
- "Y tu no deberías hablar de ese modo, Henry" – se rio Carlos mientras le ponía una mano en el hombro. Henry solo le echó una mirada de desagrado.
- "Mejor cálmense todos" – les dijo Kember. Él era más alto que Roger, tenía el pelo corto, rizado y de color oscuro, ojos claros; y vestía una camisa blanca y un pantalón azul – "No querrán terminar imitando una escena de un animé de comedia, ¿no es así?
Todos se rieron, pero Tiffany solo se mostró irritada. Era una niña de la misma estatura y edad de Gabriela, aunque tenía los ojos claros y el cabello más rubio y rizado. Llevaba gafas redondeadas con bordes blancos; y llevaba puesta una blusa gris oscuro que terminaba justo antes de su ombligo; y un short negro que llegaba hasta sus rodillas.
- "¿Podrían disculparnos un momento?" – dijo ella mientras tomaba a Gaby del brazo – "Iremos a ver las cosas por allá" –
Y antes de que hubiesen tenido tiempo de decir nada, se la llevó a rastras a algunos de los stands que estaban más allá.
- "¿Crees que estarán bien así?" – le preguntó Miguel a Gerardo.
- "Hmph, no es la gran cosa, a esas dos les gusta siempre hacer esto" – dijo él cruzándose de brazos con una expresión a medio camino entre risa e irritación.
Mientras tanto, con Tiffany y Gabriela…
- "¿Todavía sigues enamorada de Benjamin Burnley?" – le preguntó Tiffany.
- "¿Crees que algo como eso se me quitaría así de fácil?" – le respondió ella – "Ya sabes bastante bien que él es el amor de mi vida" –
- "Ah, solo preguntaba para estar segura" – se rio Tiffany – "Aunque antes estabas de modo parecido con Mark Jansen, o mejor dicho, el verdugo sexy" –
Gabriela se quedó con la mirada perdida y una cara de boba, pero casi al instante, se puso a mover la cabeza y las manos como si quisiera apartar algo de ella.
- "¡No, Gabriela, no pienses eso!" – dijo ella misma mientras dejaba de hacer ese gesto – "¿¡Por qué hiciste eso!" –
- "Hehe, Gerardo me dijo… sobre como… te ponías… cada vez… que te decían… eso; ¡y quise intentarlo!" – dijo ella mientras se desternillaba de risa.
- "Y de cualquier modo, estas equivocada" – dijo Gabriela con las mejillas encendidas – "Yo lo considero como un padre para mí, por muy sexy que sea" –
Otra vez puso la misma cara; y otra vez hizo el mismo gesto. Tiffany se rio de nuevo.
Por otra parte, Gerardo y los demás estaban mirando los alrededores, viendo las proyecciones de animé y viendo que compraban, aunque Gerardo no conseguía nada interesante…
- "Vaya, realmente es difícil conseguir cosas de las que me interesen aquí…" – dijo mientras suspiraba.
- "Bueno, no puedes esperar mucho de este país olvidado por el tiempo" – le dijo Miguel.
- "Además, ¿no que habías comenzado a importar los libros, discos y demás directo desde Japón?" – le preguntó Roger.
- "Si, aunque fueron principalmente para dedicarme a traducirlos…" – se defendió Gerardo.
- "Tal vez, pero igual se han vuelto parte de tu colección" – dijo Henry.
- "Sí… tal vez estoy sonando demasiado como un quejumbroso idiota" – les dijo mientras los miraba de forma apologética – "Disculpen por eso" –
- "Vamos, no es problema" – le dijo Carlos dándole una palmada en el hombro – "Bueno, ¿vamos a ver que se hicieron tu hermana y su amiga?" –
- "De acuerdo, vayamos a ver" – dijo él mientras se ponían en camino hacia donde estaban Gabriela y Tiffany.
Mientras tanto, en el mundo de Inuyasha…
- "Keh, ¿¡hasta cuando tendremos que seguir yendo por ahí sin conseguir pistas ni nada!" – gritó Inuyasha molesto y aburrido después de varias horas de viaje. Ya era media tarde y aún no habían hallado nada.
- "De nuevo, Inuyasha, te recuerdo que no podemos hacer mucho por como están Naraku y Mouryoumaru actualmente" – le dijo Miroku con paciencia, tratando de ocultar la exasperación que sentía en ese momento.
- "Houshi-sama tiene razón" – le dijo Sango – "Todos estamos tan ansiosos como tu por ponerle final a esto, pero no podemos hacer nada si ni Naraku ni su corazón aparecen" –
- "Además, aunque ya puedes encontrar el Youketsu y usar la Ryuurin no Tessaiga para cortarlo," – le dijo Kagome con seriedad – "eso no significa que vayas a aniquilarlo tan pronto como lo encontremos. Por eso deberías tranquilizarte un poco" –
- "Es cierto" – le dijo Shippou – "Y fíjate en Sango: a pesar de que esto está directamente conectado con salvar la vida de Kohaku, lo está tomando con mucha calma" –
- "No creo que yo sea el mejor ejemplo, Shippou" – dijo Sango ruborizándose. No era por modestia, sino porque ella también había cometido varios errores graves debido a que eran situaciones relacionadas directamente con Kohaku.
- "Ugh… como me hacen…" – comenzó a decir Inuyasha, pero en ese momento sintió algo: la corriente del viento cambió, como si algo estuviera soplando fuertemente detrás de ellos; y también sintió una presencia conocida… Se detuvo en ese instante - "¿Qué será eso?" –
- "¿Inuyasha?" – le preguntó Kagome, extrañada de que se hubiese detenido de ese modo; y allí ella también lo sintió, al igual que los demás – Pero… ¿qué es esto?" –
- "¡Kagome-sama, su mochila!" – dijo Miroku al ver que un brillo plateado y dorado estaba emanando de la mochila de Kagome. Ella se bajó de la espalda de Inuyasha; y al abrirla, vio que los medallones que tenía en su mochila, los cuales estaban rotos por la mitad, estaban resplandeciendo fuertemente.
- "¿Qué significará esto?" – dijo ella extrañada. Los demás estaban igualmente confusos al ver este fenómeno, pero al momento siguiente, un vórtice multicolor se abrió en frente de ellos.
- "Esa cosa… es igual a lo que vimos en nuestras pesadillas…" – dijo Kagome mientras veía el extraordinario acontecimiento.
- "No… no es igual… ese era de colores oscuros… mientras este tiene toda clase de colores brillando dentro…" – dijo Inuyasha cuando se acercaron más a verlo.
- "¿Creen que debamos entrar a ver?" – les preguntó Sango con cautela.
- "No… será mejor que esperemos…" – aconsejó Miroku – "Puedo sentir un gran poder fluyendo desde esta cosa… pero ni una gota de presencia maligna o demoníaca… se siente más bien… como un poder sagrado…" –
- "¿¡Poder sagrado!" – gritaron todos a la vez asombrados.
Por otra parte, en Dragonia…
- "¡Fileia-san!" – gritaron Miko y Yasha asustados.
- "¿Qué sucede, niños?" – preguntó ella asustada.
- "¡Apareció algo extraño en el patio; y no sabemos que es!" – dijo Yasha todo alterado.
- "¡Parece una gran bola de colores brillantes; y esta soplando un fuerte viento desde allí!" – dijo Miko asustada.
- "Muy bien, vayamos a ver" – dijo Fileia mientras tomaba su espada y escudo. Cuando salieron al patio, vieron inmediatamente a lo que se referían Miko y Yasha: lo que parecía ser un portal multicolor estaba flotando frente a ellos mientras soltaba fuertes ráfagas de viento.
- "Parece ser un portal a otro mundo" – dijo Fileia reconociendo esto – "Es este tipo de distorsiones de espacio-tiempo la causa de que tengamos visitantes de otros mundos, aunque eso había cesado completamente desde el mes pasado" –
- "Entonces, ¿nosotros llegamos aquí por algo como eso?" – preguntó Yasha entusiasmado.
- "Es una posibilidad, dado que ustedes no recuerdan nada antes de su despertar en las colinas al oeste de Soleila" – dijo Fileia dulcemente, a pesar de la seriedad de la situación.
- "Entonces, ¡deberíamos entrar allí y ver como es el mundo del que venimos!" – dijo Miko emocionada.
- "¡No!" – gritó Fileia mientras les decía que se apartaran del portal con la mano – "¡No estamos seguros de adonde lleve ese portal! ¡Es cierto que podría terminar llevándolos de vuelta a su mundo, pero también podría terminar enviándolos a otro mundo completamente desconocido!" –
En ese momento, los medallones rotos que tanto Yasha como Miko llevaban alrededor del cuello comenzaron a brillar; y ellos comenzaron a escuchar las voces que siempre les provocaban migrañas cuando las recordaban. Sin embargo, esta vez no sintieron esas migrañas; y en vez de eso, sintieron como una nostálgica y amable calidez los estuviese envolviendo:
- "Regresa… vuelve a casa…" –
- "Te extraño… vuelve… vuelve…" –
- "¿Onee-san?" – preguntó Miko.
- "¿Nii-san?" – preguntó Yasha.
- "¿Qué les sucede a ambos?" – preguntó Fileia con preocupación al ver esto – "Los medallones rotos están resplandeciendo… ¿acaso…?" –
- "Fileia-san, estamos seguros" – dijo Miko saliendo de su ensimismamiento de inmediato y mirando a Fileia a los ojos – "Ese portal nos llevará de vuelta a casa. Pude oírla… era la voz de mi Onee-san, diciéndome que volviera…" –
- "Yo también…" – dijo Yasha mirando a Fileia con decisión – "Nii-san y todos nuestros amigos están esperándonos en nuestro mundo… tenemos que regresar allí…" –
- "Supongo que no podré detenerlos…" – sonrió Fileia de forma irónica – "Pero de todos modos, quiero que tengan cuidado, ¿de acuerdo?" –
- "¡Sí!" –
- "Y si algún día regresan a Dragonia, por favor no olviden visitarnos a mí y a Elaer" – les dijo tratando de reprimir el deseo de soltar unas lágrimas mientras les acariciaba la cabeza a ambos – "Sé que no fuimos sus padres, pero realmente disfrutamos el tiempo que pasamos con ustedes…" –
- "Fileia-san…" – dijo Miko entristeciéndose.
- "¡Sí! ¡Prometemos que volveremos de visita algún día!" – dijo Yasha enérgicamente. Luego se despidieron; y cruzaron el portal.
- "Esos niños… son muy especiales…" – dijo Fileia enjugándose los ojos mientras los veía correr por el túnel multicolor hasta que se perdieron de vista – "De cualquier modo… yo también debo cumplir mi deber… debo informarle esto al resto de la Armada Real" –
Llamó a su dragón de un silbido; el cual corrió hacia su lado desde el interior de la casa; y después de que se transformó a una forma más grande, se subió a él para ir hacia los cuarteles generales de las fuerzas militares de Dragonia: la Armada Real, los cuales se encontraban ubicados en el interior del Castillo.
Por otra parte, en el mundo real…
- "Bueno, creo que ya va siendo hora de que comamos" – dijo Miguel después de un rato. Ya habían ido a buscar a Gabriela y a Tiffany para asegurarse de que no se perdieran – "¿Vamos a la feria de comida?" –
- "Sí, que ya hace hambre" – dijo Gerardo con algo de desánimo. Los demás no dieron objeciones, ya que también empezaban a estar hambrientos; y salieron del sitio en el que la convención estaba llevándose a cabo para ir a un centro comercial cercano, ubicarse en una mesa de la feria de comida; y ordenar varias pizzas grandes y algunas botellas de refresco para comer.
- "Uff… menos mal que todos trajimos bastante dinero" – dijo Henry asombrado de que el hambre colectiva del grupo fuese tanta.
- "No es de extrañar" – dijo Gerardo mientras cortaba una rebanada y se la servía a Gabriela – "No hemos comido desde el desayuno y ya casi son las tres de la tarde" –
- "Además, no es como si todo esto fuese para una sola persona" – dijo Gabriela mientras tomaba su rebanada y Gerardo cortaba otra para sí mismo. Del mismo modo, todos los demás habían comenzado a servirse – "En total somos ocho personas" –
- "Bueno, si lo ponen de ese modo, es verdad" – dijo Henry mientras también se servía un poco de refresco en un vaso de plástico.
- "Creo que te estás preocupando demasiado por detalles pequeños" – dijo Roger.
- "¡Con tequeños!" – completó Miguel. Ambos se chocaron los cinco de nuevo mientras los demás hacían sonidos de desagrado, Gerardo se daba la frente con el borde de la mesa y Gabriela ponía una expresión de "no puedo con estos".
- "Hehe, parece que los tenemos al borde" – dijo Miguel riéndose.
- "Más me sorprende que alguien tan brillante como para saber un montón sobre informática y bioquímica pierda tanto su tiempo con bromas tan malas" – dijo Kember cruzándose de brazos.
- "Es porque sin humor, la vida no sirve" – comentó Miguel mientras le sonreía de forma algo arrogante – "Además, no han visto nada: el que me enseñó el fino arte de las bromas malas, Thor, es infinitamente peor que nosotros" –
Gabriela y Gerardo se quedaron de hielo. Ya habían tenido sus encuentros con él cada vez que Miguel venía a verlos; y aunque era un sujeto simpático, sus bromas eran tan malas que incluso habían alcanzado niveles legendarios. Gerardo solo regresó a continuar comiendo, viendo que se iba a quedar sin poder repetir si no lo hacía.
- "Lo sabemos, lo sabemos" – dijo Gabriela azorada para que dejasen ese tema de una vez.
- "Me interesaría escuchar una de esas bromas a ver si es tan mala como dicen" – dijo Carlos de forma pensativa.
- "Sí que sabes buscarte las cosas que más daño te hacen, ¿no?" – le dijo Henry con desagrado.
- "Y a ustedes si que les gusta pelearse, ¿eh?" – dijo Tiffany con una sonrisa desagradable.
- "Tiff, no creo que sea buena idea ponerse con esto" – le dijo Gabriela.
- "Descuida, no es nada importante" – les dijo Roger – "Además, esos dos siempre son así" –
Sin embargo, sus discusiones se interrumpieron en ese momento: el cielo se oscureció y un fuerte viento comenzó a soplar.
- "¿Qué está pasando aquí?" – dijo Miguel viendo a su alrededor. La gente alrededor de ellos había comenzado a gritar y a huir despavorida.
- "¡Esto no es nada normal!" – dijo Carlos viendo hacia el cielo.
- "¡No es un eclipse ni nada por el estilo!" – dijo Roger al notar que el sol todavía podía verse, así fuese tenuemente, por detrás de la oscuridad que había cubierto el cielo. Sin embargo, no habían notado que Gerardo y Gabriela estaban mirando a la oscuridad, expectantes. Claro, excepto Tiffany y Henry, que de inmediato notaron como Gabriela y Gerardo estaban actuando.
- "¿Qué sucede con ustedes?" – les preguntó Tiffany.
- "¡Deberíamos salir de aquí!" – les dijo Henry. Gerardo y Gabriela se voltearon a verlo; y…
- "No, el momento que hemos estado esperando… por fin llegó" – dijo él con los ojos brillantes de la emoción.
- "Finalmente la puerta… esta volviendo a abrirse…" – dijo Gabriela.
- "¿De qué están hablando?" – dijo Miguel. Ya él y los demás habían notado lo que había pasado con ellos.
- "¡Si! ¡Este no es momento para actuar así!" – dijo Kember angustiado.
- "Ya lo verán por ustedes mismos" – dijo Gerardo mostrando una mirada misteriosa. Luego, una palabra entró a su mente – "Sí, finalmente… estoy empezando a recordar lo que había olvidado del Dragoniano…" –
- "Yo también… ya es momento de que vayamos…" – dijo Gabriela. Luego, antes de que alguien hubiese podido hacer alguna pregunta o alguna otra cosa, alzó sus manos hacia la oscuridad y pronunció una sola palabra – "Apreiae!" -
Acto seguido, de la oscuridad surgió un vórtice multicolor; el cual los succionó a todos ellos, aunque dejó el resto del lugar intacto. La gente que estaba alrededor no notó que varios muchachos y dos niñas habían desaparecido ante sus ojos, aunque al poco tiempo la oscuridad se disipó y todo regresó a como había estado antes.
Lo último que vieron fue un torrente infinito de colores bombardeando sus ojos; y a los pocos instantes, no supieron que fue de ellos…
Cuando despertaron, se encontraron tirados en un prado cubierto de hierba con bosques al fondo; y allí estaba un grupo de gente… El primero en levantarse fue Gerardo…
- "Oh, sí… hemos regresado…" – luego se puso a fijarse en sí mismo: sus ropas se habían vuelto de nuevo un kimono similar al de Inuyasha, pero de color azul, adornado con hexágonos y gotas de agua; y llevaba zapatos similares a los de Sesshomaru – "Mi vestimenta volvió a ser la que llevaba en este mundo, pero… ya no tengo ni el Cristal Seirei ni a Ryuuga o Fuuiryuu…" –
Al momento siguiente se despertó Gabriela; y al ver a Gerardo de pie, corrió a abrazarlo de inmediato…
- "¡Gerar! ¡Lo logramos!" – dijo ella. Otra vez llevaba el kimono de sacerdotisa blanco y plateado con las zapatillas y mallas blancas, aunque tampoco llevaba ni el Cristal Seirei ni el arco y flechas que había llevado antes – "¡Estamos de nuevo en el mundo de Inuyasha!" –
- "¡Sí! Aunque Gaby…" – dijo Gerardo al notar algo extraño: Gabriela parecía haber perdido un poco de su estatura, y sus ojos y cara estaban algo más redondeados – "Te ves un poco más joven que antes…" –
- "Tú también…" – dijo Gabriela al notar que la cara de su hermano se veía un poco más juvenil y no tenía tanta sombra de barba y bigotes como antes.
- "Debe ser que el regreso a este mundo nos puso de nuevo de las edades que teníamos cuando llegamos aquí por primera vez… ¿Por qué será?" – se preguntó extrañado. Luego notaron a sus amigos, los cuales aún seguían inconscientes; y fueron a despertarlos. Extrañamente, todos ellos seguían con las vestimentas que llevaban en el mundo real. Además, Tiffany se veía también un poco más joven, pero los demás seguían exactamente iguales.
- "¡Gaby! ¿¡Dónde estamos!" – dijo Tiffany mirando a su alrededor; y luego se la cayó la mandíbula al ver las ropas que llevaba – "¿¡De dónde sacaste ese atuendo! ¡Y es todo blanco y real y brillante y eso!" –
- "Jiji, bienvenida de vuelta al mundo de los despiertos" – le dijo Gabriela riéndose de su reacción.
- "Gerardo, ¿de donde sacaste esas ropas?" – preguntó Henry viéndolo con los ojos como platos.
- "Si, pareces un noble del Japón feudal o algo com eso" – dijo Roger mientras lo examinaba de la cabeza a los pies.
- "Ehh… bueno… ¿recuerdan lo que les pregunté hace un par de años, cuando estábamos aún en bachillerato?" – les preguntó Gerardo.
- "¿De qué estas hablando?" – preguntó Miguel extrañado, pero Henry y Roger lo ignoraron para responderle a Gerardo.
- "¿Sobre si habíamos tenido sucesos raros recientemente?" – le preguntó Roger. Gerardo asintió.
- "¿Y sobre que habías tenido un sueño en el que conocíamos personajes de animé o algo así?" – preguntó Henry.
- "Bueno, voy a ponérselos de modo sencillo: eso no fue un sueño…" – dijo Gerardo, ante lo cual todos lo demás, excepto por Gabriela, se quedaron con la boca abierta y los ojos del tamaño de platos soperos. Luego se volteó y miró como un grupo de gente se estaba acercando a ellos – "Y creo que esto es toda la prueba que necesito para demostrárselos; aún si ustedes no pueden recordar su pequeño encuentro todavía" –
Sin embargo, antes de que el grupo hubiese podido llegar a ellos; otro portal se abrió entre ambos; y de ellos emergieron Miko y Yasha. El portal se cerró inmediatamente después.
- "Este es… ¿el mundo del que venimos…?" – preguntó Miko toda confusa viendo a su alrededor.
- "Eso parece… por alguna razón, me siento como si hubiese vuelto a casa…" – dijo Yasha olfateando el aire. En ese momento, su olfato y los sentidos de Miko captaron la presencia del grupo de Inuyasha y fueron corriendo hacia ellos. De inmediato, sus contrapartes mayores fijaron los ojos en ellos…
- "Esa niña… es igual a la que veo en mis pesadillas… y también a mí misma…" – dijo Kagome asombrada.
- "Imposible… ese niño es idéntico a mí…" – dijo Inuyasha quedándose paralizado por la impresión. Al instante siguiente, un resplandor dorado y plateado envolvió a los cuatro.
- "¿¡Qué está pasando!" – gritó Miroku al ver esto.
- "¡Fueron atrapados por esa extraña luz!" – dijo Shippou mientras señalaba hacia ellos. Ellos comenzaron a correr hacia la luz, pero en ese momento Gerardo corrió hacia ellos y se interpuso.
- "¡Alto!" – gritó mientras extendía sus brazos a los lados, indicándoles que no les permitiría el paso – "¡Miroku, Sango, Shippou, Kirara! ¡Me alegra verlos de nuevo, pero no podemos interferir en esto!" -
- "¿¡Quién eres y como sabes de nosotros!" – dijo Sango con desconfianza mientras desenfundaba su Hiraikotsu.
- "Por lo visto aún no nos recuerdan…" – dijo Gabriela mientras ella y los demás se acercaban. Henry y los demás se quedaron pasmados al ver a los personajes de Inuyasha cara a cara.
- "Imposible…" – dijo él mientras los ojos se le ponían del tamaño de platos soperos.
- "Realmente los tenemos frente a nosotros…" – dijo Roger frotándose los ojos para comprobar que no estaba soñando.
- "Y se ven incluso mejores en la realidad" – dijo Carlos mientras sus ojos pasaban del atuendo de Sango al shakujou de Miroku.
- "Impresionante… esto me ayudará mucho a mejorar mis dibujos…" – dijo Kember mientras empezaba a tomar notas mentales de sus apariencias.
- "Entonces, ¿estamos dentro de una serie de animé?" – preguntó Tiffany con asombro, que no parecía haber registrado aun lo que pasaba.
- "¿Qué se supone que debemos recordar?" – les preguntó Miroku tratando de actuar racionalmente. Notó que los desconocidos, fuera del chico vestido de azul y la niña vestida de blanco, llevaban vestimentas que no habían visto antes, excepto por algunos de los tipos de ropa de Kagome; y además estaban desarmados. Por otra parte, por la forma en la que los miraban, parecían estar más interesados en hablar con ellos y verlos que en atacarlos y herirlos.
- "Bueno, estaría mejor si esperaran un poco…" – dijo Gerardo haciendo gestos con las manos para que se calmaran – "Ya que según creo, recordarán todo tan pronto como las memorias de Inuyasha, Kagome, Miko y Yasha se restauren" –
- "¿Miko y Yasha?" – preguntó Shippou dubitativo.
- "Por algún motivo… me suenan familiares esos nombres…" – dijo Sango dubitativa mientras bajaba su arma.
- "Debería ser, ya que tú fuiste quien le puso su nombre a Miko, Sango" – dijo Gabriela con una sonrisa pícara.
Mientras tanto, dentro de la luz dorada y plateada, la mitad de los medallones que le faltaba a cada uno había reaparecido; y estaba flotando hacia cada uno de ellos…
- "Esas son las mitades faltantes…" – dijo Miko sorprendida.
- "De los medallones que teníamos…" – dijo Yasha emocionado.
En ese momento, Kagome recordó que los tenía guardados en su mochila; y los sacó de inmediato…
- "¿¡Por qué haces eso, Kagome!" – gritó Inuyasha mientras veía la extraña escena con temor y sospecha.
- "Porque creo que esto nos aclarará porque tuvimos esas pesadillas…" – dijo ella mientras miraba los medallones con una sonrisa, para luego mover su mirada hacia los dos niños que tenían delante – "Y porque tengo la sensación de que debemos hacer esto… no sé porque… pero siento que esa niña es una parte importante de mi y de mi familia…" –
- "Ahora que lo dices…" – dijo Inuyasha mientras percibía una sensación extraña en su interior – "Siento algo parecido por ese niño…" –
Inuyasha entonces aceptó ponerse el medallón mientras Kagome hacía lo mismo, luego fueron hacia sus contrapartes más jóvenes…
- "Quienquiera que seas… siento que te he extrañado mucho…" – dijo Kagome mientras le sonreía a Miko.
- "Yo también… siempre quise encontrarme contigo… onee-san…" – dijo Miko mientras caminaba hacia ella; y luego ambas se dieron un abrazo.
- "Siempre… desde que desperté en ese mundo… estuve deseando encontrarme contigo, nii-san…" – le dijo Yasha mientras le soltaba una sonrisa.
- "Yo también… no recuerdo como te llamas… pero sé que eres importante para mí… así que ven" – dijo Inuyasha mientras le extendía su mano a Yasha. Yasha se alegró y fue corriendo hacia él. A los pocos instantes, las mitades faltantes de los medallones fueron hacia sus respectivos dueños y se insertaron en ellos, completándolos de nuevo. Posteriormente, reaparecieron las gemas que correspondían a cada uno: un rubí en el caso de Yasha e Inuyasha; y una esmeralda en el caso de Kagome y Miko, las cuales tenían una forma similar a la aguja de un dial y apuntaban a la parte del medallón que decía Separación Especial.
Al poco rato, la luz dorada y plateada se desvaneció; y reaparecieron en frente de todos los demás, con Miko parada enfrente de Kagome y Yasha enfrente de Inuyasha…
- "Parece que han vuelto…" – anunció Gerardo mientras sacaba un pañuelo de uno de los bolsillos interiores de su haori.
- "Gerar, ¿por qué haces eso?" – preguntó Gabriela extrañada.
- "Porque tengo una idea de que está a punto de pasar…" – dijo mientras veía con una gran sonrisa a los dos pares mientras se miraban el uno al otro. Sin embargo, sus ojos se habían aguado y sus labios estaban temblorosos…
- "Lo recuerdo todo ahora…" – dijo Kagome mientras miraba a Miko con una expresión de alegría inmensa, mientras las lágrimas comenzaban a derramarse de sus ojos. Luego, se puso de rodillas para estar a la misma altura de Miko; y abrió sus brazos – "Miko, bienvenida a casa…" –
Inuyasha, por su parte, le extendió su mano a Yasha; y le mostró una sonrisa: era su modo de decirle que viniera hacia él.
- "Onee-san…" – susurró Miko mientras la miraba con la misma expresión; y al momento siguiente, corrió hacia ella – "¡Onee-san!" –
Saltó hacia Kagome, la cual la atrapó en el aire y la abrazó fuertemente.
- "Nii-san…" – dijo Yasha derramando algunas lágrimas para luego limpiárselas, contenerse el deseo de seguir llorando, e ir corriendo hacia su versión mayor. Cuando estuvo delante de él, Inuyasha lo tomó de los hombros; y al igual que Kagome con Miko, lo abrazó.
- "Te extrañé tanto… onee-san… todo este tiempo, quise volver a verte…" – dijo Miko mientras lloraba de felicidad y le correspondía al abrazo.
- "Yo también…" – dijo Kagome con la voz quebrada de la emoción – "Aún si no podía recordarte… siempre sentí que faltaba algo importante… y ahora que has vuelto, por fin estoy en paz de nuevo… mi querida hermana menor… Miko… por fin has vuelto a nosotros…" -
- "Nii-san…" – susurró Yasha con emoción – "Todo este tiempo estuve entrenando… solo para poder salir con Miko a buscarlos a ti y a Kagome-oneesan… Y al fin… estamos juntos de nuevo…" –
- "Lo sé, Yasha… lo sé…" – dijo Inuyasha con una voz llena de gentileza, de esas que pocas veces se le ha escuchado – "Yo también te extrañé mucho… y no dejaré que ninguna basura vuelva a alejarnos…" –
Al momento siguiente, Miroku, Sango y Shippou recuperaron sus recuerdos perdidos; y al ver la escena, fueron corriendo de inmediato hacia ellos, con los rostros cubiertos por las lágrimas de alegría y les dieron un abrazo grupal. A los pocos momentos, se les unieron Gerardo y Gabriela, el primero limpiándose en vano las lágrimas con el pañuelo y tratando de contenerse de seguir llorando, lo cual le resultaba imposible. Los demás se quedaron observando la escena, extrañados pero sintiéndose extrañamente bien; y por ello decidieron no interrumpir.
Cuando por fin se calmaron lo suficiente como para dejar de llorar y abrazarse, Yasha y Miko se percataron de la presencia de Gerardo y Gabriela.
- "¡Gerardo-nii, Gabriela-chan!" – dijo Miko cuando notó sus presencias. Por la emoción del abrazo, ni ella ni Yasha se habían dado cuenta de que ellos también estaban allí – "¡Ustedes también volvieron!" –
- "Así es" – le dijo Gerardo un poco ruborizado – "Y debo decir que es grato estar aquí de nuevo después de dos largos años…" –
- "¿Eh? ¿Dos años?" – preguntó Yasha sorprendido – "¡Pero nosotros estuvimos en Dragonia apenas por un mes!" –
- "Y no han pasado más de dos meses aquí" – dijo Kagome extrañada – "¿Qué significará esto?" –
- "Demonios, a lo mejor es que los mundos se pusieron asíncronos…" – dijo Gerardo apretando los dientes.
- "¿Cómo es eso?" – preguntó Inuyasha extrañado.
- "Significa que cada mundo estaba usando su propio sistema de tiempo" – explicó Yasha al captar lo que Gerardo había dicho, lo cual dejó sorprendidos a todos los demás – "Ahora que lo pienso bien, así no sería raro que hubiese tanta diferencia de tiempos entre cada mundo" –
- "Bueno, entiendo eso, pero…" – dijo Kagome, pero antes de que dijera su siguiente pregunta…
- "¿Pero como es que Yasha sabe tanto si Inuyasha es un tarado?" – preguntó Shippou asombrado.
- "¿¡Qué acabas de decir, rata!" – rugió Inuyasha mientras flexionaba sus garras de modo amenazador, pero antes de que pudiera saltar sobre Shippou…
- "¡Abajo!" – dijo Kagome, lo cual hizo que tanto Yasha como Inuyasha impactaran el suelo. Gerardo brincó de un susto, pero al recordar que había perdido el collar cuando Dragonia fue sellada, suspiró de alivio y se tranquilizó.
- ¿¡Por qué hiciste eso, Kagome!" – gritó Inuyasha. Yasha todavía estaba frotándose la nariz porque se había golpeado contra el suelo de cara.
- "Lo siento… fue por costumbre…" – dijo Kagome sintiéndose muy arrepentida al ver a Yasha así – "Y olvidé por un momento que a Yasha también le afectaba…" –
- "Lo curaría si pudiese, pero como ya no tengo mis poderes…" – dijo Gabriela mientras veía sus manos con tristeza.
- "Déjenmelo a mi, entonces" – dijo Miko alegremente mientras iba hacia Yasha – "De todos modos, me ha tocado curarlo muy seguido mientras estuvimos por allá: con frecuencia se excedía en los entrenamientos de esgrima" –
- "¿¡Te dieron poderes mientras estuviste allá!" – preguntó Sango asombrada.
- "Así es" – confirmó Miko mientras sacaba un collar del cuello de sus ropas, el cual tenía un cristal bastante similar a un ojo de dragón blanco con el iris azul atado en la punta. Era un Cristal Seirei – "Yasha también tiene uno" –
Luego, antes de que pudieran preguntarle más nada, comenzó a cantar:
(Musica: Nail wo Shizumeru Uta – Haruka Shimotsuki)
- "Alt tok xiung'ara paf hilsec tast souis,
Saf sieral cezet'ara lusya paf lusellsya tast biosat,
Yst sos biosat hyz hustat, gaivz'ara sos xiuant tast ika…" –
- "Iyaseru Koune" -
Un círculo mágico apareció a sus pies, el cual era de color blanco con un hexágono delineado dentro y dividido en seis partes, junto a varios símbolos y letras dragonianas; y al momento siguiente, salieron unas bandas de luz desde él y se dirigieron hacia Yasha e Inuyasha. Las bandas de luz los acariciaron en los sitios en donde estaban lastimados y les sanaron los raspones y moretones que la caída les había provocado. Una vez hecho esto, Miko dejó de cantar; y tanto el círculo mágico como las bandas de luz desaparecieron.
- "Increíble… es realmente Magia Seirei…" – dijo Gerardo asombrado mientras Yasha le sonreía a Miko en agradecimiento e Inuyasha miraba sus manos y se tocaba el rostro, el cual había adquirido una expresión de sorpresa. Gerardo ya podía reconocer las palabras del Dragoniano Común de nuevo; y entendió perfectamente que significaban las frases de la canción de Miko.
- "Felizmente, cantaré para sanar tu dolor.
Concentradamente, me volveré luz para iluminar tu vida;
Y hasta que mi vida termine, te daré mi canción" – recitó Gabriela, traduciendo completamente lo que había cantado Miko. A pesar de su expresión seria, tanto ella como los demás estaban asombrados de haber visto a Miko usando magia como esa solo cantando… Aunque ya habían visto algo similar en los videojuegos que jugaban siempre…
- "Pensé que solo sabías lo que significaba Apreiae" – dijo Gerardo asombrado al ver como ella también podía entender tan bien el lenguaje.
- "Pude recordarlo todo desde que se abrió el portal en nuestro mundo" – dijo ella encogiéndose de hombros.
- "Y a final de cuentas, aun queda una pregunta pendiente: ¿Cómo es que Yasha sabe tanto?" – preguntó Miroku al ver todo esto. Los demás lo miraron con extrañeza, ante lo cual él solo dijo – "Bueno, nunca le respondieron a Shippou su pregunta" -
- "Es que Yasha es uno de los mejores estudiantes de nuestra clase" – dijo Miko alegremente, ante lo cual Yasha se ruborizó, pero igual sonrió contento. Todos se quedaron de piedra al escuchar esto – "Aunque aún no es muy bueno usando magia, ha aprendido incluso más rápido que yo misma desde que estamos en Dragonia" –
- "Creo que no era necesario que dijeras ese detalle de la magia, Miko…" – dijo Yasha notando que eso había echado a perder parte del impacto que eso debía darles.
- "Y por cierto, ahora que los veo bien, ustedes no parecen haber cambiado nada aunque pasaron dos años en su mundo" – observó Kagome mientras veía a Gerardo y a Gabriela con más detenimiento. Esto los sacó a todos de la impresión que les había causado ese anuncio sobre Yasha.
- "Eso es porque nuestro tiempo se echó para atrás hasta el momento en que dejamos este mundo" – dijo Gerardo un poco avergonzado.
- "¿Y no deberíamos presentar a los demás?" – preguntó Gabriela, notando que parecían estar cuchicheando sobre que ellos dos parecían conocer muy bien al grupo de Inuyasha y a los dos niños que ellos nunca antes habían visto; y que al parecer habían quedado ignorados.
- "Ah, cierto" – dijo Gerardo para luego voltearse a llamarlos – "¡Oigan todos, vengan para acá!" –
Ya lo habían visto volteándose y se habían imaginado que los llamaría, así que fueron rápidamente hacia donde estaban reunidos todos los demás.
- "¿Sucede algo?" – preguntó Henry, el cual tenía una cara de fastidio enorme.
- "Sí, parece que nos dejaste ignorados desde que pasó todo eso del portal y aparecieron esos dos niños" – dijo Roger mirando en dirección a Yasha y Miko.
- "Y es realmente extraño… no recuerdo que Kagome tuviera más hermanos aparte de Souta; e Inuyasha otro aparte de Sesshomaru" – dijo Carlos cruzándose de brazos.
- "Al menos nunca aparecieron en ningún capítulo del anime o manga" – remarcó Miguel.
- "¿O acaso sabes algo que nosotros no?" – le preguntó Kember.
- "Primero vamos a presentarlos y luego damos las explicaciones" – dijo Gabriela molesta. Tiffany solo la miró con incredulidad.
- "Bueno, bueno… primero, voy a presentarles a nuestros amigos del mundo del que venimos" – dijo Gerardo al grupo de Inuyasha, luego empezó a pasearse delante de cada uno de sus amigos, deteniéndose para presentarlos – "Este es Henry; y es mi mejor amigo allá en mi mundo. Este es Roger; y es todo un payaso, pero también es un buen compañero. Este de aquí es Miguel, uno de mis primos; y aunque es muy inteligente, también es otro payaso, pero nunca lo hagan enojar si saben lo que les conviene. Este otro de aquí es Carlos; y aunque es un poco tonto, al menos es confiable. Este otro de aquí es Kember, un primo de Roger; y es listo y un experto dibujante, aunque un poco excéntrico. Y por último…" –
Los demás le habían puesto tanto sonrisas como miradas agrias mientras los iba presentando. Sin embargo, para esa ocasión, Gabriela interrumpió y decidió hacer la presentación ella misma…
- "Y ella es mi mejor amiga, Tiffany. No se metan con ella a menos que quieran salir cortados o quemados" – dijo Gabriela mientras la abrazaba entre risas. Tiffany se rio con ella, mientras hacia gestos de apuñalar como si tuviera una navaja en sus manos.
- "Es más de lo que yo hubiera dicho…" – dijo Gerardo entre susurros.
Inuyasha tuvo la leve sospecha de que ya conocía a Henry y a Roger; y ellos también tenían un presentimiento similar, pero todos ellos decidieron ignorar eso por ahora; y hablar de eso luego. A pesar de esto, ellos dos eran los que más interés tenían en sacar ese tema a la luz, ya que desde que Gerardo les dijo sobre aquel encuentro con Inuyasha que aún no podían recordar, querían averiguarlo por ellos mismos.
Gerardo se volteó en ese momento y presentó al grupo de Inuyasha a sus amigos – "Ya ustedes los conocen, pero por si las dudas: esta es Sango, una exterminadora profesional de monstruos. Este es Miroku, un monje budista; y a pesar de ser muy bueno en su oficio, también es un embaucador y pervertido, así que tengan cuidado con él. Esta rata de aquí ("¡Oye!") es Shippou; y aunque es molesto en ocasiones, muchas veces hace falta algo de risa por aquí. Ella es Kagome, estudiante de tercero de secundaria y aprendiz de sacerdotisa, él es Inuyasha, un hanyou poderoso e iracundo; aunque de buen corazón…" –
- "¡Oye! ¿Por qué dices eso de mí?" – preguntó Inuyasha irritado. Sin embargo, antes de que Gerardo o algún otro hubiese tenido tiempo de replicar (los amigos de Gerardo y Gabriela estaban riéndose ante las descripciones)…
- "Bueno, las descripciones son bastante acertadas, si quieres mi opinión" – dijo Kagome con una mirada que mostraba que todo esto le estaba resultando muy entretenido.
- "¡Pero a mí me dijo rata!" – gritó Shippou furioso.
- "Solo es una broma, Shippou" – le dijo Miroku para tranquilizarlo – "Recuerda que a mi me dijo embaucador y pervertido" –
- "Como si eso fuese mentira…" – le dijo Inuyasha con desagrado.
- "Bueno, y finalmente…" – dijo Gerardo pasando al lado de Miko y de Yasha – "Ellos dos son Miko y Yasha. Son prácticamente la hermana menor de Kagome y el hermano menor de Inuyasha. Y si les resulta raro, bueno…" –
- "Yo misma lo explicaré" – se ofreció Kagome. El siguiente cuarto de hora, ella les relató sobre los manantiales de Agua del Reinicio que habían hallado, sobre los Medallones de la Memoria y su forma mejorada, los Medallones del Vínculo; y finalmente, sobre la vez que Miko fue separada a la fuerza de ella.
- "Hmm, entiendo…" – dijo Henry pensativamente – "Se consideran hermanos pero en realidad son diferentes partes de una misma alma" –
- "Así es" – dijo Miko haciendo una cortés inclinación – "Espero que podamos llevarnos bien de ahora en adelante" –
- "Lo mismo digo" – dijo Yasha mientras mostraba una gran sonrisa. Luego ambos grupos se inclinaron el uno al otro.
- "Por cierto, Kagome…" – comenzó Gabriela – "¿No te sientes cansada? He visto que has mantenido la Separación Especial desde hace ya un buen rato" –
- "No, parece que el medallón ya no está drenando mis energías" – dijo ella con alivio.
- "El mío tampoco esta haciendo eso" – dijo Inuyasha en cuanto Kagome terminó de decir eso.
- "Eso es porque ya nosotros les hemos otorgado un cuerpo físico a ellos dos…" – dijo una voz desde el cielo.
- "Esa voz…" – dijo Inuyasha reconociéndola de inmediato; y desenfundó su espada.
- "Son ellos de nuevo" – dijo Kagome mientras alistaba su arco. Miroku, Sango y Shippou también reconocieron las voces; y se prepararon para pelear.
- "No, no se los van a llevar de nuevo" – dijo Gerardo con rabia.
- "Si, ya fue suficiente con lo de la vez pasada" – dijo Gabriela también furiosa mientras ella y Gerardo se ponían delante de Miko y de Yasha con intenciones de protegerlos. Ambos hermanos sabían que no podrían hacer nada, pero igual así, no iban a permitir que ese triste incidente se repitiese de nuevo. Sus amigos no sabían que estaba pasando, pero al ver sus expresiones, sabían que debía de ser algo serio. Sin embargo; y extrañamente, Miko y Yasha no parecían ni tensos ni asustados: más bien se veían emocionados.
En ese momento, aparecieron ante ellos seis magníficos dragones, cada uno de un color diferente: uno azul, uno rojo, uno negro, uno amarillo, uno verde y uno blanco, todos los cuales tenían una expresión realmente solemne.
- "No tengan miedo," – dijo el dragón blanco, Illyusea – "No repetiremos la imperdonable barbaridad que cometimos durante nuestro último encuentro" -
- "Así es," – dijo el dragón azul, Iadlast – "Aunque la última vez fue debido a que se trataba de una situación de emergencia, era algo que no teníamos derecho a hacer; y les ofrecemos nuestras más sinceras disculpas" –
- "Increíble…" – dijo Gerardo shockeado. Se volteó y notó que todos los demás tenían exactamente su misma expresión de sorpresa, aunque sus amigos solo estaban confundidos ante esto – "Las seis deidades que crearon Dragonia están disculpándose ante nosotros, simples mortales, debido a las acciones que cometieron…" –
- "Iadlast nos estuvo riñendo todo este tiempo por haber separado a esos niños de sus hermanos mayores" – explicó el dragón rojo, Pyraszyec – "Así que es algo que debíamos hacer para remediar nuestro error" –
- "Y adicionalmente, recuerdo que Iadlast también les prometió que les otorgaríamos algo mejor la próxima que nos encontrásemos" – añadió el dragón verde, Kiols, con una expresión misteriosa.
- "Así que hemos decidido que es hora de honrar esa promesa" – dijo el dragón negro, Phinambrea. Tanto él como los otros les mostraron una sonrisa gentil.
- "¿Y de qué promesa se trata?" – preguntó Henry mientras miraba a los dragones con sospecha – "Gerardo, Gabriela y todos ellos parece que los conocen, pero nosotros todavía no tenemos idea de que pasa aquí" –
- "En eso estoy de acuerdo," – añadió Miguel con una mirada de enojo – "Al menos deberían darnos una explicación o algo" –
- "¿O es que acaso nosotros no somos nada, o estamos pintados en el suelo, o qué?" – preguntó Carlos irritado.
- "¡Oigan! ¡No deben hablarles de ese modo!" – dijo Miko dividida entre el enfado y el miedo mientras Yasha les lanzaba una mirada asesina. Después de haber vivido ese mes en Dragonia, les resultaba impensable que alguien le hablase a los Dioses Dragón… a las Voluntades de Dragonia de ese modo tan poco respetuoso.
- "Descuida, pequeña" – le dijo Tiarrashe gentilmente – "Las ofensas no nos afectan en lo más mínimo; y es natural que estén molestos" –
- "Muy bien, en ese caso seré yo quien lo explique" – dijo Iadlast. Se acercó a los muchachos; y comenzó – "Como su amigo Gerardo lo dijo, somos las deidades creadoras de Dragonia; y los hemos traído a este mundo por un simple propósito: ustedes son aquellos a quienes hemos elegido para ser los portadores de nuestro poder, los Seirei" –
- "¿¡Los Seirei!" – preguntaron el grupo de Inuyasha, Gerardo y Gabriela al mismo tiempo.
- "Imposible…" – dijo Gerardo sorprendido, recordando el desastre que había sido su última batalla con Tenebross – "Aún a pesar de todo eso… a pesar de que tuvimos el Núcleo del Agua ante nosotros… nunca se nos dijo nada de esto…" –
- "Y antes de que tengas dudas al respecto, Gerardo" – le dijo Phinambrea – "Tu eres también uno de los elegidos: uno de los seis candidatos de Seirei que nosotros hemos escogido personalmente" –
- "Un momento…" – intervino Kember – "Pero si solo son seis candidatos… ¿Qué pasa con el resto? Aquí somos catorce personas en total…" –
- "Es sencillo: de esas catorce personas solo seis serán elegidas como Seirei, mientras que las otras se convertirán en Dragoons normales" – explicó Kiols, cuya voz se sintió como una repentina ráfaga de viento – "Y aun así, de ustedes catorce, solo 11 recibirán nuestros poderes" –
- "De nuevo lo lamento, Miroku, Sango y Shippou" – dijo Illyusea mirando en dirección a ellos – "Al igual que la vez anterior, me temo que ustedes no cumplen con los requisitos necesarios para ser los portadores del poder de los elementos y del dragón" –
- "No nos molesta en absoluto" – dijo Sango avergonzándose ante la actitud de la deidad de la Luz – "Pero, ¿eso significa que Kagome e Inuyasha pueden usar esos poderes ahora?" –
- "Así es" – dijo Iadlast – "Como ya vieron con Miko, ella y Yasha pueden usar magia Seirei, aunque aún no han podido activar sus poderes de Dragón. Sin embargo, Kagome e Inuyasha, al ser la otra mitad de sus respectivas almas, tienen su mismo potencial y por ello también pueden usarlos. Es más: los Cristales Seirei que Miko y Yasha llevan son versiones especiales que permiten harmonizar sus poderes naturales con los de Dragonia, de modo que no se anulen mutuamente como sucedió la vez pasada" -
- "Keh, esto significa que ahora nos volveremos aún más fuertes" – sonrió Inuyasha con determinación, imaginándose con una armadura parecida a la de Gerardo, volando por el cielo y clavando su Tessaiga elementalizada en viento o fuego en la desagradable cara de Naraku.
- "Aun así, ustedes siguen atados a las mismas reglas que todos los otros Dragoon: las Leyes del Dragón; y me temo que si las rompen, nos veremos obligados a quitarles sus poderes" – dijo Pyrazsyec con una sonrisa desagradable – "Así que cuidado con la forma en la que los usan" -
- "Bueno, ¿y como se supone que son esas reglas?" – preguntó Tiffany con los ojos brillantes. Gabriela se rio sabiendo que ella también se moría por usar esos poderes en cuanto escuchó hablar de ellos.
- "Es simple: son cosas como "Nunca mates a otra persona", o "No uses tus poderes por motivos egoístas", o "No mates dragones""- explicó Gerardo – "Simple y llanamente, no hagas nada inmoral y podrás usar esos poderes como gustes" –
- "Exactamente," – dijo Iadlast – "Hmm, aunque solo viste en sueños nuestro modo de vida y solo recibiste una pequeña parte de los conocimientos de tu predecesor; igual sabes mucho de nuestro mundo" –
- "Hehe… eso es también porque Feltes me explicó varias cosas…" – dijo Gerardo mientras su sonrisa se volvía algo amarga… Feltes… el compañero que se les había unido antes de la batalla final… y había dado su vida para salvarlos a él y a Gabriela de un ataque a traición de parte de Tenebross.
- "Está muerto ahora…" – dijo Gabriela mientras miraba hacia el suelo antes de que sus amigos hubiesen tenido oportunidad de preguntar. Inuyasha, Kagome, Miko, Yasha, Gerardo, Miroku, Sango y Shippou todos pusieron la misma cara que habrían tenido en un funeral.
- "Y lo peor es que ni siquiera pudimos darle una despedida apropiada…" – dijo Miroku mientras levantaba su mano sobre su shakujou en señal de rezo. Miko comenzó a derramar lágrimas; y comenzó a cantar… y al poco rato se le unieron Yasha, Gerardo y Gabriela…
(Música: Utakata ~ Tenohira de Kieru Yuki - Akiko Shikata)
Liacel xa... Rerrllya...
Hacia la Paz Eterna… Adiós para Siempre…
kahial miu... tast vasperega zil hag mondour
oh, vasperer llican cryseyualiarria
mior chimecale flilla xi...
En esta tristeza, tu que has desaparecido de este mundo
Oh, desapareciste como la nieve
Que se funde en primavera…
Oh, baprou, lusya, gaivz lia giest
syayul meitam ika, yst natielag dat sossaks
oar si cellia ika...
Oh, por favor, Luz, otórgale descanso eterno
A esa alma; y deja que nuestras lágrimas
La guíen hacia la paz eterna….
Ahhh...
Cia tast biosat wiast hyzga,
sossaks lia ielumnesara...
lia vasielaranasez...
Aunque tu vida haya terminado,
Siempre te recordaremos…
Jamás te olvidaremos…
Mientras cantaban, tuvieron la sensación de haber escuchado un "Gracias…" susurrado en el viento; y ellos cuatro se abrazaron, a lo cual pronto se les unió el grupo de Inuyasha… los amigos de Gerardo se sintieron tristes y abatidos por esto… aunque no sabían que había sido todo esto, por el tono de la canción se imaginaban que habría sido algo realmente triste y amargo…
- "Muchas gracias por eso," – dijo Illyusea mostrándoles una sonrisa llena de dolor – "Con esto, de seguro su alma podrá ahora regresar al Ciclo Eterno sin problema alguno" –
Todos se apartaron mientras se limpiaban las lágrimas de la cara.
- "Gaby, ¿Qué fue esa canción?" – preguntó Tiffany un poco atemorizada de hacerla llorar de nuevo.
- "Es el réquiem que se canta en los funerales de Dragonia," – respondió ella limpiándose los ojos con la manga de su haori – "Y lo hicimos para despedirnos del amigo nuestro que murió en nuestro viaje pasado" –
- "Lo hizo para salvarnos la vida," – dijo Gerardo con tristeza – "Tenebross, que es el enemigo mayor al que nos enfrentamos, nos lanzó una flecha maldita a Gabriela y a mi; y él se puso en el camino para que no saliéramos heridos…" –
- "Feltes-san… fue muy valiente…" – dijo Miko mientras cerraba sus ojos por un momento.
- "Creo que será momento de que empecemos con otra ceremonia" – dijo Kiols.
- "Concuerdo…" – dijo Phinambrea – "Tal vez se sentirán mejor después de que reciban sus poderes…" –
- "Aunque esta no será como la de la vez pasada, ¿cierto?" – preguntó Sango con desconfianza – "Según recuerdo, Gerardo y Gabriela no pudieron usar sus poderes hasta su máximo porque les faltó algo" –
- "Así es, joven exterminadora" – dijo Tiarrashe – "En esta ocasión, si les daremos el Bautismo Elemental, el cual es la ceremonia que les faltaba para usar sus poderes a todo su potencial" -
- "Un momento, un momento," – dijo Gerardo al darse cuenta de algo – "Se supone que para realizar cualquier ceremonia se requiere tener a una sacerdotisa Dragoniana que la presida; y no veo que tengamos ninguna aquí. Además, ¿no fuese ese el motivo por el que no tuvimos el Bautismo la vez pasada?" –
Todos se miraron entre sí al darse cuenta de esto. Sin embargo, Iadlast se acercó a Miko y luego se volteó a mirar a todos…
- "Eso es correcto" – confirmó él – "Sin embargo, da la casualidad de que ahora tenemos no a una, sino a dos sacerdotisas Dragonianas" –
- "¿¡Qué!" – dijeron todos menos Miko y Yasha. ¿Acaso se referían a…?
- "Así es, Miko es una" – confirmó Illyusea – "Y no cualquier sacerdotisa… ella es la actual Sacerdotisa Asistente, la segunda sacerdotisa más importante en nuestra sociedad; y compañera inseparable de la Sacerdotisa del Dragón" –
- "Pero… yo… yo ni siquiera he completado el nivel básico de entrenamiento…" – dijo Miko azorada y asombrada.
- "Tendrás que aprender sobre la marcha, me temo" – dijo Kiols – "Además, por la forma en la que presidiste ese pequeño funeral para su amigo, diría que tienes las aptitudes correctas" –
- "Y, ¿qué hay de Kagome?" – preguntó Inuyasha frunciendo el entrecejo.
- "Resulta que Kagome es la segunda Sacerdotisa Asistente actual" – dijo Iadlast – "Es algo inusitado, ya que solo hay un par formado por una Sacerdotisa del Dragón y una Sacerdotisa Asistente por generación, pero dado que ambas son partes de la misma alma, sería injusto y absurdo que no fuera así" –
- "Ok, tenemos a las Sacerdotisas Asistentes" – dijo Gerardo extrañado – "Pero no creo que Kagome o Miko sean la segunda de las dos sacerdotisas que mencionaron hace un momento, ¿correcto? Y además, tampoco puede haber Sacerdotisas Asistentes si no hay una Sacerdotisa del Dragón. Así que, ¿quién es ella? ¿Dónde está?" –
- "Muy bien razonado," – dijo Phinambrea al ver como estaba analizando la situación – "La otra sacerdotisa, la Sacerdotisa del Dragón, esta presente ahora mismo entre ustedes; y es…" –
Illyusea voló hasta Gabriela; y le asintió con una sonrisa…
- "¿¡Yo!" – chilló ella sorprendida – "¿¡Yo soy la actual Sacerdotisa del Dragón!" –
- "Así es," – dijo Illyusea – "No hay posibilidad de error alguna: puedo sentir las ondas del fragmento faltante de mi Núcleo Elemental emanando desde tu interior" –
- "No puede ser… mi hermana menor es actualmente la persona más poderosa de toda Dragonia…" – dijo Gerardo asombrado, hasta el punto en que casi se desmaya.
- "Sabíamos que era fuerte con las demostraciones de magia que hizo la última vez que nos vimos…" – dijo Sango asombrada.
- "Pero no sabíamos que estuviésemos en presencia de alguien tan importante…" – dijo Miroku. Luego se arrodilló ante ella apresuradamente – "¡Me disculpo por mi actitud tan irrespetuosa en el pasado! ¡Por favor, otórgueme el castigo que crea conveniente!" –
Esto hizo que Gabriela volviera en sí; y mirase a Miroku con rabia.
- "¡No! ¡No quiero que me traten de ese modo!" – gritó ella – "Sigo siendo la misma Gabriela, ¡no quiero que me vean como si fuera otra persona!" –
Kagome y Miko le sonrieron; y fueron hacia ella.
- "Me alegro que no seas de esas personas a las que el poder se les sube a la cabeza" – dijo Kagome poniéndole la mano en el hombro.
- "Onee-san, desde que la conocimos siempre ha sido así" – dijo Miko riéndose mientras Gabriela les sonreía a ambas. Esto sacó de su shock a los demás; y todos fueron a felicitarla.
- "Agh, Gaby" – dijo Tiffany con rabia – "Pero si así podías haber hecho que todos hicieran lo que tu quisieras" –
- "¿Incluyéndote a ti?" – le preguntó Gabriela con una sonrisa desagradable.
- "¡No, claro que no!" – le dijo Tiffany furiosa. Gabriela y los demás solo se rieron.
- "Por lo visto has tomado esta revelación muy bien, joven Sacerdotisa del Dragón" – dijo Tiarrashe.
- "En ese caso, vayamos entonces a la siguiente fase: llevemos a cabo el Bautismo Elemental" – anunció Phinambrea.
- "¿¡Qué!" – gritaron todos.
- "Pero no estamos en una iglesia, templo o capilla ni nada de eso…" – dijo Miguel observando como todavía seguían en medio de un prado.
- "Y además, ¿eso no requiere instrumentos mágicos del tipo "uuuuuuuuu" y todo eso?" – preguntó Roger mientras movía las manos como un zombi mientras hacia esos sonidos.
- "¡Deja de hacer payasadas delante de las deidades, chibi!" – le gritó Henry avergonzado de su conducta. Todos se rieron al ver esto.
- "Hehe, descuiden, no creo que les moleste. Y no, lo único que requerimos es tener un Núcleo Seirei y Núcleo del Dragón dentro de nuestros cuerpos… cosa imposible porque solo los Dragonianos nacen con esos órganos…" – dijo Gerardo; y todos miraron al suelo decepcionados – "O también, podemos llevar en nuestros cuellos un Cristal Seirei como los que Miko y Yasha llevan. Esos cristales son básicamente ambos órganos en forma artificial" –
- "Sip, esa es la forma en la que Gerar y yo tuvimos poderes la vez pasada: usar magias elementales, armaduras de dragón de lo más geniales; y otras cosas más" – dijo Gabriela alegremente.
- "Quiero~…" – dijo Miguel imaginándose invocando chorros de vientos devastadores. Los demás parecían estar imaginándose cosas parecidas pero con otros elementos.
- "Ahora si podré decirles a todos: "¡A que los quemo, a que lo quemo!" con fundamento" – dijo Tiffany toda emocionada.
- "Bueno, ¿entonces están listos?" – preguntó Iadlast amablemente.
- "¡Sí, lo estamos!" – dijeron todos a la vez. Ya los amigos de Gerardo estaban muriéndose por tener esos poderes; mientras que Gerardo y Gabriela se alegraban al saber que pronto los tendrían de nuevo; y mejorados por si fuera poco.
- "Muy bien. Miko, ven aquí entonces por favor" – dijo Illyusea. Miko se acercó a ellos – "Todos aquellos que vayan a recibir el Bautismo, por favor formen un círculo alrededor de ella" –
- "Entonces, ¿Miko va a presidir esta ceremonia?" – preguntó Kagome con preocupación mientras ella, Inuyasha, Gerardo, Gabriela y sus amigos formaban un amplio círculo alrededor de Miko. Miroku, Sango, Shippou y Yasha se quedaron a un lado para observar la ceremonia: Yasha no estaba incluido porque él mismo ya había pasado por esa ceremonia al mismo tiempo que Miko.
- "Sí, onee-san. Y no te preocupes: yo misma ya pasé por esta ceremonia; y te aseguró que no es difícil ni dolorosa. Además, también recuerdo perfectamente la canción para llevarla a cabo" – le dijo Miko mientras le sonreía inocentemente.
- "En ese caso, nosotros nos quedaremos observando" – dijo Sango mientras con varios gestos de la cabeza señalaba a Miroku, a Shippou, a Yasha y a sí misma.
- "¿Y yo que haré?" – preguntó Gabriela angustiada. Si era la Sacerdotisa del Dragón, ella misma debería estar presidiendo esta ceremonia.
- "No te preocupes por ello" – le dijo Illyusea – "De todas formas, no podrías usar tus habilidades como Sacerdotisa del Dragón hasta tanto no hayas pasado por esta ceremonia" –
Gabriela asintió con amargura.
- "¿Están todos listos?" – preguntó Miko alegremente. Todos le asintieron. En ese momento, ella cerró sus ojos, entrelazó sus manos frente a sí misma; y comenzó a cantar…
(Música: Erabareta Tami - Haruka Shimotsuki)
SEIREI zhoi Keral
Una Promesa con los Elementos
Zyacc Cielba, fafshuxuarare eath risuant zosphaaael ical,
oli keral yall zukare feleteilara zosphaael, arkea razzaek risph.
Ahora comenzaré a cantar la melodía que nos une;
Y la promesa que siempre nos mantendrá conectados, sin importar cuan lejos estemos.
La melodía comenzó a sonar junto a la voz de Miko, hermosa y nostálgica gracias a los sonidos similares a una caja de música que la acompañaban. Luego, tan pronto como comenzaron a entrar los otros instrumentos y las percusiones; un tenue círculo de luz se dibujó bajo los pies de todos ellos, el cual tomó forma total cuando la música comenzó a sonar de lleno acompañado por el llanto de un dragón: era el emblema de los elementos, el hexágono encerrado en un círculo dividido en seis partes, con líneas interconectando cada uno de sus puntos con el centro; y varias líneas fuera del círculo que se unían con puntos más pequeños en el exterior del mismo.
山の上に、谷の中で、
竜と共に共在してある。
森の中で歩く、海に旅して、
空を渡るながら、歌い続ける。
yama no ue ni, tani no naka de,
ryuu to tomo ni kyouzaishitearu.
mori no naka de aruku, umi ni tabishite,
sora wo wataru nagara, utaitsudzukeru.
Sobre las montañas, en el medio de los valles,
Viviendo junto a los Dragones.
Caminando dentro de los bosques, viajando por el mar,
Cruzando los cielos, todo mientras continuamos cantando.
Todos cerraron sus ojos; y comenzaron a sentir la canción de Miko con más fuerza, todo mientras escenas de lo que decía la letra pasaban ante sus ojos: hombres y mujeres vestidos con ropajes similares a los de Miko y Yasha, pero con diferentes colores y decoraciones, en sus vidas diarias, viajando por el mundo, cantando, practicando magia, estudiando… la canción les estaba describiendo la forma de vida de los Dragonianos.
新たな星を愛し育て、生命を護りながら、
命を与えた母を讃え続ける、
友とそれぞれを愛与え、
我らは永遠の環を歩き続けて。
aratana hoshi wo aishisodate, seimei wo mamorinagara
inochi wo ataeta haha wo tataetsudzukeru,
tomo to sorezore wo ai atae,
warera wa towa no wa wo arukitsudzukete.
Criando amorosamente las nuevas estrellas y protegiendo la Vida,
Mientras continuamos alabando a la Madre que nos dio vida,
Amando a nuestros compañeros y el uno al otro,
Continuamos nuestro pasaje por el Ciclo Eterno.
これは古からの受け継いだ想い、
愛しい母との古代の契約。
kore wa inishie kara no uketsuida omoi,
itoshii haha tono kodai no keiyaku.
Esos son los sentimientos que hemos transmitido desde la antigüedad,
El pacto inmemorial con nuestra amada Madre.
En cuanto la canción llego a estas líneas, pequeñas chispas de luz se formaron delante de cada uno los que estaban siendo bautizados; y tomaron la forma de Cristales Seirei similares a los de Miko y Yasha, aunque eran grises y vacíos de todo color y brillo.
さあ、声を重ねよう、
選ばれし者の証、
この世界の意志を続く者。
この聖なる歌はなにしても
この血にずっと流れ止めるはない。
saa, koe wo kasaneyou,
erabareshi mono no akashi,
kono sekai no ishi wo tsudzuku mono.
kono seinaru uta wa nanishitemo
kono chi ni zutto nagaretomeruwanai.
Vengan ahora, y unamos nuestras voces,
La prueba de que somos los elegidos,
Aquellos que continúan siguiendo la Voluntad de este mundo.
Sin importar que pase, esta canción sagrada
Jamás dejará de fluir por nuestra sangre.
Conforme Miko cantaba estas líneas, cada uno de ellos tomó el Cristal Seirei que tenían delante; y comenzaron a brillar: Gerardo en azul y gris, Gabriela en blanco y plateado, Kember en blanco y verde-claro, Henry en negro, Carlos en azul claro, Miguel en verde y púrpura, Roger en amarillo y verde, Tiffany en rojo y naranja, Kagome en blanco y azul; e Inuyasha en rojo y verde.
Ya sus elementos habían sido elegidos; y fueron reflejados en un pequeño círculo mágico a sus pies: a Gerardo se le formó uno con una gota de agua y un signo de interrogación; a Gabriela una esfera blanca y una luna creciente; a Kember una esfera blanca y la hoja de una planta, a Henry una esfera negra, a Carlos un copo de nieve, a Miguel un torbellino de viento y un relámpago, a Roger una roca y un torbellino de viento, a Tiffany una flama y un sol, a Kagome una esfera blanca y una gota de agua; y finalmente, a Inuyasha una flama y un torbellino de viento. Los Dioses Dragón se miraron satisfechos entre sí y continuaron observando la ceremonia.
Zyacc Cielba, ukialesa zosphaael, oli vulualwaesa zosphaael jila thafz phiellar.
Please, listen to us, and bless us with your love.
Luego, Gabriela fue como si estuviera hipnotizada al lado de Miko; y recitó junto a ella lo siguiente:
"流れ込んで、水よ
吹いて、風よ
鍛えて、炎よ
育てて、土よ
照らして、光よ
夢見せて、闇よ
安心して、氷よ
気力を与えて、電よ
支えて、植よ
命を与えて、日よ
映して、月よ
護り、星よ"
"Nagarekonde, mizu yo.
Fuite, kaze yo
Kitaete, honoo yo.
Sodatete, tsuchi yo
Terashite, hikari yo
Yumemisete, yami yo
Anshinshite, koori yo
Kiryouku wo ataete, den yo
Sasaete, shoku yo
Inochi wo ataete, hi yo
Utsushite, tsuki yo
Mamori, hoshi yo"
- "Oh, Agua, fluye.
Oh, Viento, sopla.
Oh, Fuego, forja.
Oh, Tierra, cría.
Oh, Luz, ilumina.
Oh, Oscuridad, muestra los sueños.
Oh, Hielo, tranquiliza.
Oh, Trueno, da energía.
Oh, Naturaleza, da sostén.
Oh, Sol, da vida.
Oh, Luna, refleja.
Oh, Estrellas, protejan." -
Luego, ambas comenzaron a cantar juntas el resto de la canción…
声を重ねて、独り感じしてはないため、
それに自分の分かち合う存在を思い浮かぶため。
koe wo kasanete, hitori kanjishitewanai tame,
sore ni jibun no wakachiau sonzai wo omoiukabu tame.
Unimos nuestras voces para nunca sentirnos solos
Y para recordarnos a nosotros mismos de la existencia que compartimos.
さあ、声を上げよう
古の理を詠う
選ばれし命の方を司る。
今大いなる永遠の詩は呼び返しても、
永遠に我の歌は唄い続けられて。
saa, koe wo ageyou
inishie no kotowari wo utau
erabareshi inochi no hou wo tsukasadoru.
ima ooinaru towa no uta wa yobikaeshitemo,
towa ni ware no uta wa utaitsudzukerarete.
Vengan, alcemos nuestras voces
Y recitemos nuestras antiguas leyes,
Aquellas que gobiernan nuestro modo elegido de vida.
Aún si la Gran Canción Eterna nos llama de vuelta ahora mismo,
Nuestra canción continuará siendo cantada eternamente.
Finalmente, los círculos que estaban a los pies de todos soltaron un fuerte resplandor que cegó a todos los que se habían quedado observando, mientras la energía que emanaba de ellos era absorbida por los Cristales Seirei que cada uno tenía en sus manos. Todos seguían con los ojos cerrados, absorbidos en la canción, la cual se había reducido a vocalizaciones de parte de Miko y Gabriela. Luego, las luces comenzaron a cesar; y las marcas de los círculos que correspondía a cada uno aparecieron en los dorsos de sus respectivas manos; mientras que el emblema de los elementos aparecía en sus frentes; y una versión modificada, con un dragón alzando el vuelo, aparecía en el pecho, sobre sus corazones. Una cuerda apareció alrededor de cada cristal; y se ataron por sí solos a los cuellos de sus dueños; para que luego un medallón con los símbolos de los elementos y una pequeña llave guardada en el centro de los mismos apareciesen delante de cada uno de ellos y se atasen por si solos a sus nuevos propietarios.
Luego sus ropas cambiaron: el traje de sacerdotisa shinto de Gabriela se volvió un shouf similar al de Miko, con el plateado remplazando al azul, y las lunas remplazando a las gotas de agua, mientras una diadema dorada similar a un cintillo, cubierta de piedras preciosas y con un velo blanco transparente que le llegaba hasta la cintura, aparecía sobre su cabeza. Luego, le apareció un segundo haori sobre el que ya llevaba, el cual llegaba hasta el suelo; y luego un lazo que se envolvió alrededor de sus brazos y cruzaba de un lado a otro por detrás de ella. Su falda se abrió por la mitad, revelando una segunda falda blanca y plateada debajo. Las ropas de Miko experimentaron cambios similares, excepto por los colores y diseños; y por el hecho de que la diadema tenía en el centro una figura con la forma de la cabeza de un dragón y tenía una apariencia más similar a la de una diadema típica.
Zyacc atok, lyacchi shuxuaka, nakeire zosphaael mazi yapal thafzaael zhoi, SEIREI.
Y habiendo recitado esto, formo nuestro antiguo pacto con ustedes, Elementos.
(Fin Música)
En cuanto terminó de sonar la canción, todos se sintieron llenos de un gran poder; y del mismo modo, sintieron en sus mentes que algo de información nueva había llegado…
- "Yujio mhaku, millie iula sos xi…" – dijo Henry irreflexivamente. Sus ojos se abrieron por la sorpresa al darse cuenta de lo que había dicho – "Puedo… ¡Puedo hablar y entender esa lengua ahora!" –
- "¡Yo también!" – añadió Roger.
- "¡Y yo!" – añadió Tiffany.
- "Por lo que veo, ya todos pueden comprender el Dragoniano Común sin ningún problema" – sonrió Gerardo – "¿Pero podrán con esto? Galt Garsse, thafzaael yalva zosph zeh ical?" –
- "Sí, entendemos perfectamente tus palabras" – le dijo Carlos con una sonrisa. Gerardo se quedó sorprendido y satisfecho ante esto.
- "Es natural," – dijo Iadlast por encima de ellos – "Como los Seirei, tienen que poder utilizar ambos tipos de Dragoniano para tener acceso a todo su poder" –
- "Y no íbamos a dejar las cosas a medias en esta ocasión" – dijo Pyrazsyec arrogantemente.
- "Por cierto, ¿se dieron cuenta de que sus ropas cambiaron?" – dijo Miko mientras ella y Gabriela se acercaban a ellos. Todos se miraron y se quedaron asombrados: la de Gerardo era un shouf azul bastante similar al kimono que llevaba antes, solo que las mangas eran grises y llevaban letras dragonianas grabadas en sus bordes, al igual que el cuello. Ahora llevaba zapatos al estilo occidental de color marrón. Miguel, por su parte, llevaba un shouf verde adornado con relámpagos y tornados, con algunos toques de purpura que casi no podían notarse. Henry llevaba uno completamente negro, aunque llevaba un segundo haori encima; y a pesar de los colores, tenía un aspecto bastante similar al atuendo de Naraku. Carlos llevaba uno azul claro con los bordes verde claro adornado con copos de nieve y hojas; mientras que Roger llevaba uno amarillo con bordes verde adornado con rocas y torbellinos; y finalmente, Tiffany llevaba uno rojo con los bordes naranja y que estaba adornado con flamas y figuras del sol. Kagome ahora llevaba ropas similares a las de Miko, mientras que Inuyasha llevaba otras similares a las de Yasha, con zapatos y todo. Miroku, Sango y Shippou los rodearon y se quedaron asombrados con el cambio de atuendos.
- "Whoa, no está nada mal" – dijo Tiffany mientras examinaba sus ropajes. Los demás estaban en lo mismo, contemplando los diseños y el aspecto en general de sus shouf.
- "Me alegra que les guste" – dijo Miko.
- "Aunque igual se siente un poco extraño…" – dijo Gabriela, ya que nunca antes había usado prendas como estas; y la más similar a ellas, que era su traje de sacerdotisa shinto, era algo que no había usado durante mucho tiempo.
- "Esto es para que no tengan problemas en mezclarse con el resto de la gente cuando vayan a Dragonia" – dijo Iadlast – "También les preparamos ropas extras para cuando tengan que permanecer en este mundo, similares a las que llevaban Gerardo y Gabriela cuando llegaron aquí. Y por cierto, aquí tienen sus armas: ya interpretamos como las querían leyendo sus mentes; así que no es necesario que nos digan nada al respecto" –
- "Esto se pone cada vez mejor" – dijo Gerardo emocionado.
Acto seguido, aparecieron las armas ante ellos: a Gerardo le tocaron de nuevo Fuuiryu y Ryuuga, las cuales eran una katana y su funda, la segunda con la habilidad de abrirse hacia los lados para convertirse en un escudo. La espada tenía el pomo de color gris con un zafiro incrustado en el centro, con la cara inversa teniendo un agujero vacío en el mismo sitio, mientras que la parte inferior del pomo tenía la forma de la cabeza de un dragón, la cual sujetaba otra pequeña esfera hecha de zafiro; y la hoja soltaba un resplandor azul cuando la alcanzaba la luz. La funda tenía varios dragones grises dibujados a lo largo y tenía el nombre de la espada escrito en kanji.
A Gabriela le tocó de nuevo Ginryuuhatsu, el cual era un arco blanco y plateado adornado con diamantes. Tenía el sello elemental dibujado en varios sitios; y tenía un agujero circular en la parte superior, cerca de donde se amarraba la cuerda. Junto con esto le vino un carcaj repleto de flechas plateadas, tan resplandecientes como la luna llena; y que parecían estar rodeadas por una aureola parecida a la de la luna en sí.
A Miguel le tocó un larga katana, la cual tenía una empuñadura verde, parecía tener una esmeralda en la misma, con un agujero al otro lado; y cuya hoja parecía tener una ráfaga de viento y electricidad envolviéndola a su alrededor. También le vino una funda para la espada, la cual era de color verde con relámpagos púrpura como decoración.
A Henry le tocó una espada cuya empuñadura era de color negro; y cuya hoja parecía más metal líquido que cualquier otra cosa: parecía tener olas recorriéndola; y se sentía como arcilla metalizada al tacto. Vino guardada en una funda completamente negra.
A Roger le aparecieron dos pistolas idénticas, de color verde oscuro con mangos de un suave color amarillo, las cuales venían con cuerdas para amarrarse a las manos de su propietario. Eran muy ligeras y no parecían tener municiones dentro. Adicionalmente, le vino una pequeña daga plateada, la cual no parecía tener ninguna propiedad especial.
A Carlos le tocaron espadas duales largas cuya hoja esta dividida en tres puntas, con el mango decorado en blanco y gris oscuro. La funda de una era de aspecto normal y color negro, y mientras que la otra parecía más bien un gran carámbano hecho de hielo perenne.
A Kember le apareció una lanza decorada con marcas luminosas y que tenía algo parecido a una hoja metálica atado cerca del filo. La lanza entera resplandecía tenuemente en verde claro.
A Tiffany también le apareció un arco, aunque a diferencia de los que usaban Miko, Kagome y Gabriela, el de ella era rojo con un par rubíes incrustados; y los puntos alrededor de la cuerda parecían prominencias solares. El carcaj que vino incluido estaba cerrado con una tapa; y al abrirlo vio que estaba repleto de flechas anaranjadas, las cuales parecían ser los rayos del mismo sol. Tuvo que cerrar la tapa después de contemplarlas por un par de segundos debido a su luminosidad.
Luego, les aparecieron Dragtemns en sus muñecas: relojes de pulsera que tenían forma circular, con seis protuberancias ubicadas de modo que formaban un hexágono alrededor del centro cristalino, cada uno coloreado de acuerdo a los elementos de su poseedor. Incluso Miroku, Sango y Shippou recibieron uno, aunque estos eran grises con el centro azul.
- "Ok, no solo tenemos nuestras armas…" – dijo Gerardo mientras agitaba a Ryuuga a su alrededor con satisfacción y probaba a Fuuiryuu en funcionamiento: ambos estaban tal cal y como los recordaba. Luego se volteó y miro su Dragtemn con agrado – "También tenemos de vuelta nuestros smartwatches" –
- "Hehe, siempre resultaron convenientes mientras viajábamos con ustedes" – dijo Kagome mientras revisaba el suyo; y lo primero que hizo fue guardar su descomunal mochila dentro – "Ah, aunque no recordaba lo útiles que eran, siempre tuve la sensación de que había un modo más fácil de llevar mis cosas" –
- "Hmm, se ve mucho más conveniente que un télefono con Android o un iPhone" – dijo Henry mientras revisaba la pantalla del Dragtemn. Estaba configurada en español; y entre las opciones le aparecieron GPS, Radar, Transformación, Teletransportador, Comunicador y Almacenador. Tambien había otras flechas que tenían funciones como Apagado, Cambio de Atuendos e Instalador de Aplicaciones.
- "Vaya si que sirve para todo tipo de cosas" – dijo Roger asombrado al ver todas las funciones.
- "Con esto diría que Dragonia esta muy avanzada tecnológicamente" – dijo Miguel al abrir las opciones. Comprobó con decepción que el Teletransportador solo servía para regresar a lugares en los que ya hubiesen estado. Sin embargo, al abrir el Comunicador, le aparecieron los nombres de todos ellos.
- "¡Sí!" – confirmó Miko alegremente – "¡No creerán todo lo que verán cuando lleguemos allá!" -
- "¿Y cuando partiremos a Dragonia entonces?" – preguntó Inuyasha con impaciencia al ver como todos seguían emocionados viendo sus armas y Dragtemns.
- "Pueden ir en el momento que lo deseen: ya las puertas entre los tres mundos están abiertas; y tanto Miko como Gabriela conocen los conjuros necesarios para abrirlas" – explicó Illyusea.
- "Así que si tienen algún asunto pendiente, sería buena idea que se encargasen de él antes de que partan" – les recomendó Tiarrashe.
- "Pero ¿no que cada mundo estaba trabajando bajo su propio sistema de tiempo?" – preguntó Henry extrañado. Si ese realmente fuese el caso, no habría porque preocuparse por esto.
- "Me temo que no…" – dijo Phinambrea mientras negaba con la cabeza – "Para abrir las puertas, es necesario que el ritmo del tiempo de los mundos afectados esté en sincronía. De lo contrario, podría ocasionar graves alteraciones a la corriente del espacio y tiempo de cada uno de esos mundos" –
- "En otras palabras… si creen que tendremos tiempo de sobra para ir y venir entre un mundo y otro, están muy equivocados" – dijo Gerardo con un suspiro.
- "Bueno, será mejor que regresemos a casa y le contemos todo a nuestras familias primero" – sugirió Gabriela – "Además, la familia de Kagome ya habrá recuperado sus recuerdos de Miko, al igual que la nuestra ya habrá recordado el tiempo que Inuyasha y Kagome estuvieron en nuestra casa" –
- "Y eso me recuerda…" – dijo Roger mientras se acercaba a Inuyasha con una gran sonrisa – "¡ABAJO!" –
Inuyasha se espantó tanto con ese grito que se cayó de espaldas, ante lo cual todos se rieron. Yasha lo ayudó a levantarse.
- "Enano del demonio…" – dijo él furioso, recordando la broma que Roger, Henry y otra chica le habían hecho cuando él y Kagome estuvieron atrapados en el mundo de Gerardo y Gabriela – "¡Me las vas a pagar!" –
- "¡Inuyasha, no!" – gritó Kagome. No se atrevía a usar el conjuro para no lastimar a Yasha.
- "Vazatae!" – gritó Roger, haciendo que una muralla de tierra y viento se formase ante él y repeliese a Inuyasha. Por suerte, logró recuperarse en él aire y cambió de posición lo suficiente como para poder aterrizar de pie.
- "Ugh, estos zapatos si son incómodos" – gruñó mientras se preparaba para ir de nuevo hacia Roger.
- "Niisan, cálmate" – le dijo Yasha tomándolo de una las mangas de su shouf – "Solo te están jugando una pequeña broma" –
- "Vamos, no me digas que realmente quieres matarlo por algo tan tonto como eso" – le dijo Miroku mientras él, Sango y Shippou se le acercaban.
- "Keh… está bien…" – dijo él mientras lo miraba con desagrado – "Ya ajustaré cuentas con él en otro momento…" –
Roger retiró su barrera; ante lo cual todos se le acercaron.
- "Vaya, no estuvo nada mal" – dijo Carlos al ver la barrera que había conjurado.
- "Aunque me parece que solo querías presumir" – dijo Henry – "Y si la hubieses lanzado un segundo más tarde, de seguro te habría hecho pedazos" –
- "Y además, eso fue inmaduro en extremo" – dijo Gerardo con irritación – "¿Qué pensaran los Dioses Dragón ante esto?" –
Las mencionadas deidades solo estaban mirando todos los sucesos en calma. No parecía que les molestase en absoluto.
- "Realmente no es problema" – dijo Tiarrashe – "Los niños en Dragonia también suelen jugar con sus hechizos de esa misma forma" –
- "Por eso dije que esa actitud fue muy inmadura…" – dijo Gerardo con amargura.
- "De cualquier modo, son tus amigos; y mientras sus bromas no causen problemas, no deberías preocuparte" – le sugirió Miko – "Además, he visto a Yasha queriendo hacer eso mismo con las ráfagas de viento que está aprediendo a invocar" –
- "En todo caso, ya es hora de que nos marchemos" – dijo Illyusea – "Cuando vayan a Dragonia, deberían ir primero a solicitar una audiencia con el Rey Yiulus Kiolse Drackma y la Reina Giova Iadlasa Drackma. Ambos viven en la Capital Real Soleila; y nos aseguraremos de que no tengan problema en hablar con ellos" –
- "¿¡Con los Reyes! ¿¡En Soleila!" – preguntaron Miko y Yasha emocionados.
- "¿Por qué reaccionaron así?" – preguntó Kagome extrañada. ¿Acaso no habían visto a los reyes en el tiempo que pasaron allá?
- "Ah, onee-san… creo que aún no has visto bien mis recuerdos…" – dijo Miko algo apenada – "Nosotros nunca hemos visto a los Reyes; y ellos mismos no han aparecido en público desde que sus hijos, el Príncipe y la Princesa, perecieron intentando vencer a Tenebross" –
- "Hmm… ya veo…" – dijo Kagome con tristeza al escuchar eso, aunque se le ocurrió otra pregunta – "Pero, ¿tampoco habían escuchado los nombres de ninguno de los miembros de la Familia Real?" –
- "Sí… pero creo que no le pusimos mucha atención en ese momento…" – dijo Yasha tratando de recordarlos. Miko estaba haciendo lo mismo.
- "Déjame pensar… ¡Ah, ya recuerdo!" – dijo ella saliendo de su ensimismamiento – "Los nombres de los reyes ya los escucharon de parte de los Dioses Dragón, pero el Príncipe y la Princesa se llaman Gerardo Iadlase Drackma y Gabriela Illyusa Drackma…" –
En cuanto pronunció los nombres, ella misma se dio cuenta de lo que había dicho; y se quedó de piedra, al igual que Yasha. Ambos se miraron como si hubieran visto un fantasma. Todos los demás reaccionaron con sorpresa al escuchar eso; y se voltearon a mirar a Gerardo y Gabriela…
- "Tienen sus mismos nombres…" – dijo Miroku asombrado.
- "No… no sabemos porque eso es así…" – dijo Gerardo nervioso. ¿Qué estaba pasando aquí ahora?
- "Por eso me daba la impresión de que había escuchado sus nombres en otro sitio mientras estuvimos allá" – dijo Yasha cayendo en la cuenta – "Era porque tenían los mismos nombres de Gerardo-niisan y Gabriela" –
- "Pero… ¿no vieron fotos de ellos ni nada?" – preguntó Tiffany extrañada. Pensaba que esa era la única forma de saber si se parecían en algo a los que ellos conocían.
- "No… no había imágenes ni nada que mostrase que apariencia tenían…" – dijo Miko con tristeza.
- "De todas formas, nosotros podemos asegurarles que el Gerardo y la Gabriela que tienen frente a ustedes no son el Príncipe ni la Princesa" – dijo Iadlast con tristeza – "Aquellos de los que ustedes están hablando, como dijo Miko, ahora están muertos" –
- "Y tanto ellos como sus amigos fueron Seirei ejemplares…" – dijo Illyusea con tristeza.
- "Imposible…" – dijo Gerardo con una expresión de horror. ¿Acaso el Príncipe era la persona de la que Feltes le había hablado?
- "Me temo que así es…" – dijo Tiarrashe – "Y ya es la hora de irnos" –
- "Lamentamos tener que dejarlos así, pero debemos regresar ya a Dragonia" – dijo Kiols mientras que los seis comenzaban a desvanecerse – "Ahora que Tenebross ha escapado de su sello, tenemos que intentar reducir los daños todo lo que nos sea posible" –
- "¡Esperen! ¿¡Y qué debemos hacer cuando lleguemos a Dragonia!" – preguntó Gerardo con desesperación – "¿¡Qué es lo que debemos buscar!" –
- "Los Fragmentos de Sombras ya son un caso perdido, así que no se preocupen por ellos" – les dijo Iadlast – "El Rey les explicará todo sobre su misión cuando lleguen" –
Y dicho esto, se desvanecieron, dejando a todo el grupo confundido, pero a Gabriela y a Gerardo tanto horrorizados como consternados… Dos miembros de la familia real con sus mismos nombres… Sus predecesores como Seirei… y ambos estaban muertos… Su viaje anterior había sido peligroso; y había estado cerca de la muerte en varias ocasiones… pero nunca se habían imaginado que hubiesen sido elegidos porque sus antecesores fallaron y murieron durante su viaje… ¿Qué vuelcos traería esto a sus próximos viajes? No estaban siquiera cerca de imaginárselo…
(Ending: Sakuramioka - Local Bus)
Espero que hallan disfrutado de este comienzo (a pesar de ser mucho más largo que los capítulos iniciales de las dos historias anteriores). Trataré de escribir los capítulos siguientes tan rápido como me sea posible.
