¿Y qué culpa tengo yo, de que seas tan cruel?

Me despierto y lo único que consumo es un té frío de la noche anterior. Me vuelvo a meter en la cama. Estoy perdida en sábanas que solo huelen a mi suciedad. Sólo en sueños nos conocemos. Me despierto y no siento hambre. La cama está fría, otra vez, y acostada, intento recordar. ¿Qué hice mal? ¿Por qué te gusta tanto verme sufrir? Tengo un vacío en mi corazón. Sé que sos vos. Y ahora que realmente terminamos, y mi cama sigue siendo tuya, vuelvo a preguntarme. ¿Qué hice para hacerte tan cruel?

Sé que nunca vamos a ser suficiente.