Los personajes en su mayoría son de Stephenie Meyer, salvo algunos cuantos que salieron de mi alocada cabecita. Por otra parte, la historia si es completamente mía.


PRÓLOGO

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"La venganza es la mejor cura para alguien herido."

Oldboy

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Se sentía atemorizada por lo que estaba viendo, incredula ante la horrible situación pero por sobre todo estaba llena de rabia e ira, una ira que la desbordaba por dentro. Desde el momento en que juró venganza sobre la tumba de Ángela cuando tenía diez años no experimentó esa emoción con tanta magnitud, no hasta ahora cuando miraba los ojos del hombre responsable de quitarle la vida a su hermana pequeña. Esa cruel persona que se la arrebató de una forma tan mezquina, sin compasión.

Durante un eterno segundo ambos se quedaron paralizados, sin poder apartar la mirada del otro. Ella impactada al comprender que el responsable de sus desdichas no era otro que el hombre que estuvo a su lado todo el tiempo.

Sostuvo su arma con más fuerza a la vez que se maldecía por ser la imbécil más grande del universo.

—No... no es posible.

De todas las personas en el mundo jamás habría sospechado de él, y obviamente era eso lo que pretendía el maldito. Él la manipuló de tal manera que ella cayó completamente en su juego.

Una risa ronca, que le heló la sangre, salió de los labios de ese hombre.

—Supongo que no te lo esperabas – aseguró con voz dulce pero al mismo tiempo peligrosa –. Tardaste mucho tiempo pequeña Bella... tan obsesionada en tu venganza, en pistas inutiles, que no podías ver aquello frente a tus ojos. Aunque lo admito, en ocasiones me pregunté si realmente no veías la realidad o no querías hacerlo.

Lo escuchó incredula, horrorizada, sin creer que alguien, que él, fuese capaz de tanta maldad. Una persona no podía causar tanto daño y hablar después sobre ello sin sentir siquiera una pizca de remordimiento, o de culpa.

Nadie era tan perverso, ni tan mezquino.

—¿Por qué? – fue lo único que salió de sus labios, su garganta estaba apretada.

—Porque te odio, naturalmente, aunque jamás lo notaras... – sonrió él – Fue una muy buena actuación, ¿verdad? Todo ese tiempo aguantándote, soportando tus estúpidos quejidos mientras me regodeaba en el hecho de que era yo el causante de todas tus desdichas. Ángela fue solamente el comienzo Isabella, este es tu final.

—¡No la menciones! ¡No digas siquiera su nombre maldito bastardo! – gritó en un arranque de ira, de dolor – ¿Cómo pudiste hacer esto después de todo lo que pasamos juntos? Confié en ti, te quise por sobre todo, y tú sólo me engañaste... – negó asqueada – ¿Cómo podías mantenerte a mi lado cuando mataste a mi hermana? Repetias una y otra vez que era lo más importante de tu vida pero no eran más que mentiras, ¡tú eres una completa mentira! Juraste que nunca permitirías que nada me sucediera... y siempre fuiste tú... ¿cómo... puedes...?

—¡Por favor! ¿Piensas de verdad que alguna vez te quise? Estuve a tu lado para siempre estar un paso al frente, para saber qué tenías planeado en mi contra. ¡Eres nada, menos que nada!, eres una estúpida que se creía lista pero salió engañada.

—Eres el ser más despreciable que existe ¡Te odio! – gritó fuera de sí, se sentía traicionada, sucia, ¿cómo es posible que le siguiera dando la cara después de todo lo que hizo?

El hombre negó con la cabeza, riendo, a la vez que se acercaba a ella.

—No me odias, no importa cuanto lo intentes ahora. Tú me quieres Isabella Swan, me quieres tanto que te está consumiendo por dentro.

—¿En qué clase de monstruo te has convertido?

—¿Quieres averiguarlo?

...

—¡No! ¡Tira el arma, ahora!

El hombre levantó la vista al oir el grito, y una sonrisa socarrona se formó en su rostro al verla empuñar el arma en su contra ¡Como si la imbécil tuviese las agallas necesarias para eso!

—¿Me matarás? ¡Vamos! ¡Atrévete! ¡Acaba lo que comenzaste hace más de doce años! – la retó.

—Detente ahora... necesitas ayuda. Deja el arma en el suelo y todo habrá terminado.

—¿Qué te parece un tiro en el corazón? – preguntó ignorándola mientras se apuntaba a si mismo sobre el pecho – ¿O lo prefieres en la cabeza? – entonces llevó el arma a la sien derecha.

—Por favor.

—¡Vamos Bella! ¡Dispárame! Consuma con tu venganza... – apuró él, y luego subió su arma hacia ella apuntándole también – porque ten en claro que si no cumples con la tuya yo si lo haré con la mía.

—No me obligues a hacer algo que no quiero, por favor no lo hagas.

Era incapaz de matarlo sin destrozarse a sí misma, no quería acabar con él porque a pesar de todo el daño que causó lo amaba. A pesar del odio infudado, de las mentiras, o de la traición, lo quería tanto que no podía tirar del gatillo sin matar también una parte de su alma. Y eso la hacía sentirse tan sucia, más desepreciable que nunca.

—¡Hazlo! – gritó enajenado. La Glock tembló en la mano de la muchacha, tanto así que incluso él fue capaz de verlo.

El hombre dejó escapar una sonora carcajada.

—Eres una cobarde Isabella, siempre lo fuiste. Nunca tuviste el valor para hacer lo que había que hacer, es bastante malo para ti porque yo si lo tengo.

Y ella cerró los ojos al escuchar el disparo.

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¡Hola a todos! Llego con la última de mis locuras, ¿qué les parece el prólogo? Es sólo un poco para ir entrando en calor... gracias por leer y hasta la próxima.