Disclaimer: todos los personajes pertenecen a Rick Riordan.
Este fic participa en el Reto Especial "Medias Naranjas" del foro El Monte Olimpo.
Advertencias: ambientado después de BoO.
"No encontrarás el amor donde deseas o donde lo esperas. Ningún semidiós puede curar tu corazón."
Reyna no podía olvidar las palabras de Afrodita. Desde el fin de la guerra contra Gea, había estado lo suficientemente ocupada como para no pensar en eso, pero ahora que el Campamento Júpiter estaba en perfectas condiciones, no tenía nada que la distrajera de sus problemas. Intentó varias veces olvidarse del asunto, pero ver a sus amigos enamorados, hacía las cosas mucho más difíciles.
El día de San Valentín había llegado y esa atmósfera romántica la deprimía y la ponía de mal humor. Después de mucho pensarlo, decidió alejarse del lugar repleto de parejas, para estar a solas y meditar un poco
—Frank , voy a ir al Campamento Mestizo —mintió.
El pretor asintió y ella se fue. Tras cruzar el Pequeño Tíber, caminó sin rumbo durante algunas horas. Cuando, agotada, se dejó caer sobre una piedra, soltó un suspiro y se tomó la cabeza entre las manos, reprimiendo un sollozo. Se sentía tan patética, seguro que nunca encontraría el amor.
La chica no pudo lamentarse más, porque el aire a su alrededor comenzó a espesarse, volviéndose opresivo. Reyna se paró de golpe, alerta a cualquier sonido y desenfundó su daga.
Reyna, escuchó como la nombraba el viento Me alegra conocerte.
Ella no respondió, pero siguió mirando a su alrededor, intentando entender de donde procedía la voz.
Con todo lo que te hice sufrir, deberías odiarme susurró en el aire.
—Cupido —dijo Reyna reconociéndolo al fin.
Entoces… siguió él ¿por qué no lo haces?
La chica quedó inmóvil. ¿Odiaba a Cupido? ¿Odiaba al amor por no darle lo que tanto anhelaba? Las palabras de Afrodita llegaron a su cabeza y de pronto entendió. Tal vez Piper tuviera razón, tal vez solo significaba que su media naranja no era un semidiós, tal vez sería un mortal o..
Un dios, comentó Cupido.
Reyna abrió los ojos, sorprendida. Eso no era posible ¿o sí? Además, los dioses no eran muy fiables, sería una locura enamorarse de uno.
Definitivamente sería una locura estuvo de acuerdo el dios del amor.
La chica lo miró con el ceño fruncido.
—¿Dejas de leerme la mente? —replicó cruzándose de brazo, pero la voz se limitó a reír.
El aire cambió y el dios se hizo visible. Reyna contuvo un jadeó. Nunca se había imaginado a Cupido como un joven musculoso y atractivo. Definitivamente, lo único que tenía en común con el dios del amor de su mente, eran las alas blancas. Sus ojos rojos la miraron fijamente y ella se encontró sin poder apartar la mirada de él.
—¿Qué opinas? —preguntó él acercándose a su rostro.
Reyna no se movió. Una parte dentro de ella le decía de alejarse, pero otra parte la incitaba a seguir adelante. No sabía si el dios estaba haciendo alguna magia para que ella deseara besarlo, pero definitivamente era lo que quería hacer. Olvidando cualquier duda, se acercó a Cupido y lo besó.
Nota:
Mi cerebro no da para más.. Jamás pensé que podría escribir algo de esa pareja, pero Random me odia y la única manera de vencerlo, es hacerle frente.. ¿o eso era el amor? xD
