Vamos con una nueva traducción sobre Lily y James. Es la primera vez que me atrevo con un fic más largo, ¡espero no arrepentirme...! Hasta el momento ya he traducido tres capítulos, así que prometo por lo menos dos más esta semana. No olvidéis decirme qué os parece la historia en los comentarios...!
Pdta.: Lenguaje malsonante y lemmon explícito en próximos capítulos. Quedáis avisados...!
Título original: Catch the Snitch.
Autora Original: TeeNa3.
Fecha original: 14 de septiembre de 2006.
Idioma original: inglés.
Disclaimer: no me pertenece absolutamente nada de lo que sigue.
ATRAPA LA SNITCH
Capítulo 1: Le Prenderás Fuego
(Catch the Snitch - 1. You'll burn a hole, by TeeNa3)
— ¿Vienes, Prongs?
— No, voy a ir a la biblioteca.
— ¿A la dondeteca? No es en serio…
— Claro que no soy Sirius; ese eres tú.
— Ja, ja, qué gracioso — Sirius miró a James y le hizo un gesto grosero que demostraba que no le había hecho gracia. Ambos chicos eran inseparables y que algo como una biblioteca (Sirius ni siquiera sabía que James conociese esa palabra) no podía ser la causante de que se separasen.
— Tengo que escribir una redacción para Slughorn, creía que te acordabas.
— Vaya, no recuerdo cada cosita que tienes que hacer, tengo mis propios asuntos de los que encargarme — respondió Sirius, mirando a una chica rubia que acaba de pasar frente a ellos y desapareció tras el retrato de la Dama Gorda.
James sonrió y arqueó una ceja.
— Ya, seguro que tienes esos asuntos llamados… ¿Cómo se llamaban? — se burló, fingiendo concentración. — ¡Ah, sí! ¡Hormonas! — Soltó una carcajada cuando Sirius repitió el mismo gesto grosero. — Que me hagas el corte de manga no hará que cambies — dijo mientras apartaba las piernas de encima de la mesa y se ponía en pie. — En fin, me voy a ver si Lil… — se detuvo repentinamente al ver cómo Sirius arqueaba las cejas. — … a ver si el libro que quería está disponible. — rectificó rápidamente. — Ya sabes, el del Filtro de los Muertos en Vida. — Sirius entrecerró los ojos — ¿Qué?
— Nada, no pasa nada — contestó, observando a la rubia que volvía a la sala común de Gryffindor. Al cruzarse con ella, James le sonrió y, aunque no pudo verla, estaba seguro de que se había sonrojado.
Lily Evans estaba sentada en la biblioteca, estudiando para los exámenes. Sabía que estaba perfectamente preparada, pero los últimos días de mayo para los estudiantes de sexto de Hogwarts no podrían ser más agotadores. Leía todos los libros que pasaban por sus manos, y sus ojos los rastreaban como si fuese un escáner para metales. Estaba a punto de abrir el volumen de "Historia y Acontecimientos de los Magos Británicos" cuando se dio cuenta del pequeño destello que había salido de una estantería, en donde no había nada minutos antes. Entrecerró los ojos con rabia y abrió la página, pero el destello volvió a aparecer. Odiaba cuando hacía eso. Se creía que ella no se daba cuenta de que la había estado espiando durante todo el curso, cuando estaba a solas en la biblioteca a las noches, pero sus gafas reflejaban la luz del sol y hacían que ella se diese cuenta de que estaba allí, incluso sin que él quisiese.
El destello apareció de nuevo. Merlín, odiaba a los típicos chicos deportistas que se creían que podían conseguir a cualquier chica del colegio simplemente porque jugaban al Quidditch y tenían esos músculos por los que cualquier chica se moriría. Y él era uno de ellos, la persona más segura de sí misma y molesta del mundo.
Otro destello…
— Potter, ¿tienes pensado salir de una vez?
Una maraña de pelo negro salió de detrás de la estantería y dijo en voz baja:
— ¿Cómo sabías que era yo?
— Un día más, y terminarás por hacer que mi cabeza prenda fuego por culpa de tus gafas — dijo, poniendo el libro a un lado.
Un chico de diecisiete años vestido con una camisa blanca y un pantalón gris apareció tras la maraña de pelo.
— ¿Qué te hace pensar que estoy intentando prenderle fuego a tu cabeza? — sonrió al ver cómo Lily se abrochaba el botón superior de la camisa, que se había dejado abierto por el calor. Se acercó a la mesa en la que estaba sentada la chica. — En realidad, es tu pelo el que podría prender fuego a mi cabeza — Lily se alisó el pelo pelirrojo y volvió la mirada a sus libros.
— ¿Qué quieres? — preguntó, con la esperanza de que la respuesta fuese…
— Ya sabes lo que quiero — susurró en su oído, haciéndola temblar al tiempo que, involuntariamente, separaba los labios… El aire de repente aumentó de temperatura y le pareció que se le hacía más difícil respirar. Volvió la cabeza hacia su izquierda para encontrarse al chico arrodillado junto a su silla, apoyándose tan cerca de ella que podía sentir su aliento en la cara. El brazo derecho del merodeador descansaba en la parte de atrás de su silla, envolviendo suavemente sus hombros, y su brazo izquierdo apartaba lentamente los libros a un lado. Se puso en pie y se sentó sobre la mesa, casi frente a ella, y se cruzó las piernas. Sí, ella sabía lo que quería y estaba lista para dárselo allí mismo, en una mesa de la biblioteca, donde los estudiantes estudiaban. Estaba segura de que podría aprender unas cuantas cosas de él. Sin embargo, dudaba, porque ceder ante él sería ceder ante el sistema. Sus músculos se movieron cuando cruzó los brazos sobre el pecho bien formado. Sus ojos recorrieron el cuerpo del chico.
En sus primeros años en Hogwarts, era bajito y delgado, pero a medida que los entrenamientos de Quidditch continuaron, su cuerpo empezó a volverse más masculino, los músculos de sus brazos se contraían incluso cuando estaba escribiendo. Todas las chicas se desmayaban cuando les regalaba una de sus sonrisas características, o cuando les enviaba una mirada por debajo de sus gafas haciendo que se derritiesen. Ahora era alto y atractivo, con el pelo alborotado y esos preciosos ojos marrones… Era la única chica que no había cedido, lo había rechazado una y otra vez… Como si ella fuese una de las muchas chicas a las que les pedía salir. Había escuchado innumerables historias sobre cómo las chicas se entregaban a los cálidos abrazos del deportista más famoso de todo Hogwarts, James Potter, muchas de ellas inventadas por su compañero de trastadas, Black; pero estaba segura de que no era una coincidencia que todas las chicas de la escuela dijesen que el chico había escogido a la empollona de Evans como su próxima víctima.
Su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración, que se había vuelto errática, y no pudo evitar darse cuenta de que James estaba mirando más abajo de lo normal, a su escote. Se echó hacia atrás en su silla para bloquear el acceso a esa zona, ya que al estar sentado en una posición superior, tenía unas grandes vistas. Alejó la silla un poco de la mesa.
— Pensé que te habías rendido con este tema… — se cruzó de brazos y se alejó un poco más al ver cómo se relamía los labios.
— No, Evans, no me voy a rendir, créeme — respondió, dando un salto para levantarse de la mesa y comenzó a caminar hacia la salida de la biblioteca. — Nos vemos — dijo agitando una mano al tiempo que salía por la puerta, dejando a Lily enfadada y frustrada. No estaba segura de lo que acababa de pasar, pero estaba segura de que no sería tan simple como parecía.
James entró en su dormitorio y se sentó en su cama con dosel, fijándose en que Sirius se había quedado dormido y tenía lápiz de labios en la corbata, la cual, obviamente, había olvidado quitarse, así como el resto de su ropa y los zapatos.
Suspiró mientras se desvestía y se metía en la cama.
— Créeme, Evans, no voy a rendirme hasta que esta apuesta haya acabado.
Todos los reviews serán muy bien recibidos! Un beso!
