El mundo está repleto. Lleno de seres, lleno de cosas, lleno de lugares, lleno de espacios, tiempos y submundos. Lleno de pensamientos y sentimientos, de esperanzas, sueños, anhelos.
En el mundo hay tantos otros mundos con tantos otros elementos que, lógicamente, debe haber un orden. Por eso hay límites entre un mundo y otro, límites naturales.
Entre el mar y la tierra hay un límite natural, claro, pero este límite siempre ha sido débil, con el objetivo de que los habitantes del mar y de la tierra puedan coexistir, convivir y ayudarse mutuamente, como debe ser.
Sin embargo, las personas del mar y las de la tierra lo han reforzado terriblemente.
Por un hecho que solo algunos antiguos conocen, el límite se ha hecho casi indestructible. Las sirenas y tritones se han convencido de que todos los seres humanos son criaturas feroces, crueles y sin escrúpulos, y a su vez, los humanos se hicieron creer que la gente del mar eran solo mentiras y excusas para escribir cuentos infantiles.
¿Qué pasaría si dos muchachos, tratando de escapar de sus problemas, se encuentran justo en el límite? ¿Y si logran romperlo?
