Preludio.
No entendía cómo había llegado a aquella situación; y aunque una parte de su mente le gritaba que despertase sus instintos y sacara al enemigo de encima, la parte restante —que era la que estaba dominando— le pedía que se relajara y permitiera al hombre poseerla. Hizo caso a la esta última, rodeando las caderas masculinas con sus piernas, y lanzando sin querer un gustoso ronroneo cuando el vaivén de caderas aumentó de intensidad.
¿Dónde rayos estaban sus instintos?, se preguntó, incapaz de aguantarse los gemidos de placer que aquello le provocaba. Sus dientes mordieron el hombro del joven sobre ella, sin llegar a penetrar la carne con sus colmillitos. Él no paraba de bombear en su interior, dando un perezoso lametón a su cuello descubierto cuando echó la cabeza atrás.
Tenía que admitirlo. Serena no esperaba que su primera vez fuera así, tan… tan… Excitante. Todo aquello que los de su especie no lo provocaron, Darien había terminado por traerlo a la luz.
Aquel hombre arrogante y grosero trajo lo peor de ello, pero también la hizo despertar una faceta que no conocía.
—Serena —susurró él sobre sus labios, bajando sus manos a sus caderas para mantenerla quieta contra el suelo y embestir con más fuerza, arrancando un ronco gemido de ambos—. Estoy por terminar.
—También yo —admitió. Conocía la sensación porque ella la había sentido muchas veces luego de acariciarse para traerse calma. Odiaba esa condición a la que se veían arrojados por ser lo que eran. Traía muchas complicaciones—. Darien, si nos atrapan…
Fue incapaz de continuar, ya que los labios masculinos volvieron a besarla, y por más que quisiera no podía ni quería apartarlo. Sus uñas buscaron aferrarse a la espalda masculina, arañándolo en el proceso y haciéndola soltar un débil maullido. Escuchó reír al infeliz por ser el único capaz de traer su lado animal a la superficie, mas no tuvo oportunidad de replicar cuando el orgasmo golpeó en ella con fuerza, estremeciéndola y cegándola de placer.
Todavía podía sentirlo a él moverse, alargando su placer hasta que él también se vio incapaz de seguir aguantando y terminó dentro de ella. Vaciándose sin ningún cuidado. Serena lo abrazó cuando cayó agotado sobre su cuerpo, escuchando sus corazones latiendo a la par desembocados, y tratando de normalizar sus respiraciones guardaron silencio.
—Serena… —comenzó él, sin apartar su rostro de la conexión de su cuello y hombro. Ella puso atención, sintiendo entonces una especie de cosquilleo que erizó su piel. Miedo. Y no entendió la razón—. Huyamos, tú y yo. No puedo seguir más con esto, me haces falta.
—No quiero huir —objetó, no era la primera vez que hablaban de ese tema, y detestaba que siempre peleasen por ello—. Darien, ya hemos hablado de esto, debemos…
—Así que era cierto —habló una voz a espaldas de ellos. Darien se incorporó de pronto, sin salir aún de ella y enseñó los caninos a la persona que les veía con burla a las orillas del claro—. Qué mal Darien, has decidido joder con el enemigo. En lugar de estar conmigo, quisiste tirarte a una gatita.
Serena se encogió de terror cuando olfateó el aire, adivinando que no sólo era esa mujer la que estaba allí, rodeándolos. Estaban acorralados.
—Esto no te incumbe, Beryl —rugió él, sintiendo lo mismo que la chica bajo su cuerpo. Había más de su especie alrededor, acercándose cada vez más.
—Me incumbe, querido, no por nada eres mi prometido. Sabuesos, mátenla —dictó su orden.
Después todo se oscureció.
N/A: Hola, si has llegado hasta aquí, muchas gracias por leer, y espero le des una oportunidad a esta historia que me emociono por compartir. No olviden dejar su review si gustan decir algo. Ustedes deciden si esto continúa. Nos leemos 3
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