El niño mono
Personaje: Kintaro.
Ración: Meme personajes y parejas.
Advertencias: Ninguna.
—Shiraishi, Kintaro ya está otra vez molestando— advirtió Oshitari sacudiendo la cabeza y escondiendo una sonrisa culpable.
Shiraishi frunció el ceño y esquivó la sonrisa, sabiendo que había sido idea de éste que Kintaro decidiera, como cabra loca, subirse en lo alto de una estatua y dar saltos en busca de dios sabe qué. Se frotó el entrecejo cansado.
—¡Es como un mono, es como un mono! — Exclamaron a la vez Hitoji y Konjiki (1)
—No le animéis— pidió bufando y caminando hasta el pie de la estatua— ¡Kin-chan! — Gritó. Pero el pelirrojo chillaba tanto que fue imposible que le escuchara—. Demonios.
Kintaro continuó gritando "Dónde estará" y dando saltitos. Shiraishi terminó temiendo que la estatua se rompiera. Y, si eso no fuera lo peor, temía que Kintaro se lesionara, con lo cual, las oportunidades de cualquier enfrentamiento digno contra Seigaku quedaría en la total ruina. No estaba bien poner sus esfuerzos en Kintaro, pero Tooyama era el único capaz de hacer frente al novato estrella de los azulitos.
Repentinamente, Kintaro dejó saltar. Parecía haber encontrado aquello que buscaba y de un tremendo salto, descendió hasta el suelo. Oshitari parpadeó a su lado.
—Es imposible que lo haya encontrado, aquí no existe esa tienda— balbuceó para luego mirar culpablemente hacia su capitán—. Ah, no es nada…
Pero Shiraishi simplemente esbozó una sonrisa de "¿Qué le vamos a hacer?" y siguió como al resto al alocado pelirrojo. Kintaro era de los tíos más capaces de meterse en cualquier embrollo.
Cuando llegaron hasta su altura lo vieron saltar cual mono y aferrarse a la espalda de alguien, que, por el grito, resultó ser una chica. Cuando la muchacha giró hacia ellos, con el rostro enrojecido y sus cabellos danzando al aire, la reconoció al instante.
La chica de Echizen, se dijo, mierda, Kin-chan.
Tiró de la camiseta del pelirrojo para quitárselo de encima, pero fue imposible. Este se había enganchado como una lapa en ella y gritaba algo sobre comida. Ella intentó balbucear negativamente y soltarse, pero no logró más que él. Shiraishi jadeó y mostró su brazo hacia Kintaro, pero éste estaba más emocionado en buscar alrededor de la chica como si fuera un mono, repitiendo "takoyaki" sin cesar.
Justo cuando el chico intentó tirar de la camiseta de la chica y ver dentro, algo le pasó rozando la mejilla. Automáticamente, la atención de Kintaro se desvió de la avergonzada chica hacia la dirección de lo que resultó ser una pelota de tenis.
Cuando se agachó a recogerla, reconoció al instante las muescas y el tipo de efecto. Y el único capaz de dárselo era…
—¡Koshimaeeee! — Gritó Tooyama con todos sus ánimos y una sonrisa despampanante— ¡Juguemos, juguemos!
Echizen arqueó las cejas y miró por encima de su hombro.
—¿No tienes otra cosa qué decir? — Cuestionó arqueando una ceja. Kintaro pareció ansioso y completamente ido. Shiraishi se sorprendió, sabiendo por donde iban los tiros realmente.
—Kin-chan, deberías de disculparte— aconsejó señalando a la todavía avergonzada Ryuzaki que intentaba acomodarse las revueltas ropas.
Kintaro miró a Sakuno por un instante, sonriendo.
—¡Ah, claro, claro! — Exclamó dando saltos hasta volver a aferrarse a una rama— ¡Pero juega conmigo!
Echizen suspiró y colocando una mano en la cadera negó con la mano libre, echándose el bolso de las raquetas a una mejor postura. Tooyama no pareció captar el hecho de que estabas incordiando a la pareja, así que continuó en sus treces, saltando en la rama sin cesar.
—La rama se romperá algún día— advirtió Chitose bostezando y mirando la escena como si realmente no estuviera sucediendo delante de él.
—Nah, Kintaro tiene muchísima suerte. No caerá esa…
Crack…
Todas las miradas se centraron rápidamente en el pelirrojo y sorprendidos porque realmente la predicción sucediera, ninguno de ellos logró hacer nada. La rama crujió, cediendo al peso y Tooyama cayó hacia abajo. Pero, en el mismo instante, alguien se movió automáticamente lo último que atisbaron a ver fue un remolino de piernas y brazos.
Shiraishi parpadeó e intentó averiguar a quien pertenecía cada una y con ello, llegó a la simple solución.
Cuando Tooyama había empezado a caer, Ryuzaki se movió automáticamente, como aquel que por reflejo tiende la mano para coger algo que se cae aunque no sea suyo. Y, al ver las intenciones de la chica, Echizen terminó interviniendo y cubriéndola. Así, Kintaro terminó cayendo encima de él muchacho y éste encima de Ryuzaki.
—¡Ah, Kiiiiisss! — Exclamaron Hitoji y Konjiki a la vez.
De nuevo, las miradas se centraron en Ryuzaki, pero ésta miraba con igual de asombro hacia los chicos. Shiraishi agrandó los ojos y palideció automáticamente.
—Dios… mío— balbuceó.
Un instante después se escuchó un berrido enorme. El novato del shitenhouji se echó hacia atrás, soltando un alarido grotesco mientras que Echizen permanecía pálido, con los flequillos cubriéndole los ojos y el aura claramente asesina. Ryuzaki temblaba tras de él, murmurando algo que no consiguió escuchar.
—¡Ahg…! ¡Eso fue mi primer beso, Koshimae! — Gritó Kintaro dando saltos y con las manos en alto— ¡Devuélvemelo!
—Ah, eso es interesante— puntualizó Oshitari junto a él—. Todo el mundo dice "devuélveme mi primer beso" cuando quien te besa no es la persona que quieres. Pero, ¿para devolverte el beso no tendría que volver a besarte?
Echizen dio un respingo como un gato, poniéndose en pie más rápido que canta un gallo y Kintaro abrió tanto la boca que podrían entrar moscas perfectamente. Luego, giró los ojos hacia la castaña y la señaló.
—¡Takoyaki! — Y esta vez estaba claro que no sabía el nombre de la chica.
—Sa…Sakuno es mi nombre— intentó corregirle ella. Pero él se las apañó para ignorarla o simplemente, es que no estaba escuchando de verdad.
—¡Beso, beso!
Y corrió hacia la chica sin pensárselo dos veces. Shiraishi vio la cosa más imposible que, si se lo contabas a un miembro de seigaku, probablemente soltaría "Echizen, nah, nunca".
Pero realmente estaba sucediendo frente a sus ojos. Ryoma Echizen se había girado antes que Kintaro llegara a su meta, besando él a la pelirroja y haciendo de escudo nuevamente. Kintaro protestó e intentó apartarlo.
Shiraishi pensó que ya era suficiente, que debería de poner fin a ello. Tiró de Kintaro hacia él y, esta vez, sí se aseguró que le hiciera caso.
—Kin-chan, si sigues con estas, me quitaré las vendas— amenazó. El pelirrojo agrandó los ojos, se llevó las manos a la cabeza y negando repetidas veces adoptó una pequeña y sumisa reacción—. Bien, ahora, vamos. Los de Seigaku nos espera. Echizen, hasta luego.
Pero el chico de ojos dorados no estaba por la labor de hacerles caso. Estaba más centrado en otra cosa. Kintaro se acercó hasta él, con las manos cruzadas tras la cabeza y mirándole con inocencia.
—¡Shiraishi, Shiraishi! — Llamó— ¿ Por qué Koshimae no me dejó desquitarme el beso? ¿Eh, eh, eh?
—Kin-chan…— suspiró.
—¡Dime, dime, dime! Ah, ne, ne, ¿puedo pedírselo a tu hermana?
Una vena apareció en su frente al instante. Señaló un poster de la luz y ladró:
—¡Solo si encuentras la tienda de ropa que venda patatillas de luxe!
Y Kintaro, cual mono, volvió a subirse a la farola y buscar la tienda.
Aunque el pobre, realmente no supiera los motivos del amor.
Al menos… no todavía.
Mientras, que siga siendo un niño mono.
-.-
N/a
(1) No sé a ciencia cierta si es así los nombres. Gomen si es un error.
