Riren Au donde los "mitad hombre", personas con la parte inferior animal y la parte superior humana, son comunes en la sociedad.

-UNA VACA ENAMORADA-

Capítulo uno: Trébol

Solo echa de menos el sol cuando empieza a nevar

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Primavera, verano, otoño, invierno.

La ciudad se mantenía en movimiento, siempre.

Carruajes rodantes, bailes en fin de semana, numerosas tiendas, luces colgadas de postes, parques llenos de árboles y lagos donde se podía alimentar a los patos con pequeñas migajas de pan blanco.

Levi Ackerman se despidió de todo ello cuando metió su equipaje en el vagón del tren, junto a numerosos bultos, para luego abordar el mismo hacia un lejano destino llamado Shinganshina.

Todo era un mar de colores hasta que salieron de la estación y el campo exterior los recibió con los brazos abiertos.

Shinganshina era un pequeño pueblo granjero, ubicado lejos de las ciudades entre varias colinas llenas de excelentes sitios de caza. Despertaba en primavera y todos sus habitantes se dedicaban a sembrar y rotar la tierra hasta el otoño. En invierno volvía a su letargo habitual, la gente no salía de casa y los caminos serían cerrados por completo.

Para entonces necesitarían un nuevo alguacil y ese era el principal, mas no único, propósito de su viaje.

Graduado en la academia, Levi dirigía el orden y papeleos de su ciudad natal. Tenía talento para ello y un carácter que nadie subestimaría con facilidad. Ese trabajo le caía como anillo al dedo a pesar de los pro y contra que su tío Kenny le expuso antes de su partida. Shinganshina era un pueblo arcaico, evasivo a la modernidad del cine y las lámparas de queroseno que tanto furor causó en esos días. Allí nunca encontraría una esposa bonita con bucles dorados y manos delicadas, solo simples chicas de pueblo inmerecedoras del apellido Ackerman. Y por ende, su único sobrino de casi treinta y cinco años, moriría más solo que una rata.

Al ver que Levi hizo oídos sordos a sus consejos, Kenny propuso casarlo semanas antes del viaje y Levi no se hubiera opuesto de no ser por Erwin Smith. Antiguo amigo de la academia y dueño de un hotel en Shingansina, quien lo recomendó para el puesto de alguacil y lo mantenía al tanto de su vida por medio de cartas que llegaban a la ciudad una vez al mes. Al parecer había contraído nupcias con una mujer viuda y buscaba un esposo para su hijastra de veintidós años.

Solo hicieron falta dos cartas y el visto bueno de Kenny para que Levi aceptara tomar a la hijastra de Erwin como esposa. Esa alianza estrecharía el parentesco de ambos y cerraría la boca de Kenny.

Libre de todo compromiso, Levi empacó las pocas cosas que le eran necesarias y partió hacia su nuevo trabajo. No tenía amigos o conocidos que lo extrañaran y el trabajo había consumido tanto sus ratos libres que casi desconocía la ciudad.

Un cambio de clima le vendría bien y ya era hora de sentar cabeza.

Se preguntó cómo era ella, la hijastra de Erwin. Preguntárselo por medio de cartas hubiera sido descortés, se abstuvo de hacerlo, en cambio le hastiaba la idea de tener que cortejarla.

Si, era un matrimonio arreglado y por lo mismo esperó que se saltaran esas formalidades tediosas y cursis. Él era una completa almeja respecto a la vida social, consideraba innecesario perder el tiempo en cosas banales. El matrimonio venía primero, luego el amor, si es que existía. En el caso de sus padres nunca existió, pero no por eso fueron infelices.

Esperaba que todo transcurriera de la misma manera.

Levi Ackerman respiró el primer viento helado de la semana, sentado sobre el duro asiento. Su aliento formó una nube de vapor que golpeó el vidrio de la ventana del tren. Ajustó su abrigo y se puso los guantes de cuero negro con hebillas de plata que había comprado hace semanas cuando se preparaba para el viaje.

El traqueteo del tren lo incomodaba un poco, los chillidos de los niños de pecho y sus madres que no lograban callarlos.

Sus ojos grises se quedaron viendo su propio reflejo en la ventana, unas gotas de lluvia golpearon el cristal. Incapaz de ver el exterior, apoyó la espalda contra el respaldo de su asiento y pretendió dormir.

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Un hombre rubio de buen parecer, ojos azules y camisa planchada con un ópalo en el cuello, lo esperaba en la estación llena de gente.

Levi bajó los dos escalones para poner las dos maletas y la enorme caja que un peón transportaba, en el suelo. Bajó la vista hacia los pies del hombre rubio, la mitad de su cuerpo representaba a un caballo blanco, y supo que se trataba de Erwin Smith o el centauro cejudo, como solía llamarle en la academia.

Medía un metro ochenta y cinco, si fuera humano su estatura habría sido la misma. A diferencia de los animales, los "mitad hombre" tenían la talla de una persona común.

Levi ya estaba acostumbrado a ellos, en realidad, todo el mundo lo estaba. La difunta esposa de su tío Kenny, había sido una mitad ciervo que le preparaba galletas y té de limón cuando enfermaba. Él y su tío eran humanos comunes, al igual que sus padres y abuelos.

—Ha pasado tiempo. Pareces cansado —dijo Erwin cuando se acercó hacia él y plantó las patas en el suelo—. Mi casa queda cerca, no necesitarás un hotel. Así podrás conocer a Eren.

El de pelo negro supuso que Eren sería la hijastra del caballo.

—Tu llevas las maletas —declaró Levi—. La estación es un infierno ¿Así que esto es Shinganshina?

—No —negó Erwin—. Tan solo es una estación que te deja en medio del camino, para llegar tomaremos otra ruta más rápida.

—¿Me llevarás a cuestas?

Erwin le sonrió.

—Los carromatos parten al caer la tarde, Carla nos estará esperando con la cena y pasarás la noche en el cuarto de invitados que preparamos para ti —formuló el rubio—. Carla es mi esposa...

—La viuda desesperada que se casó contigo —completó Levi , recordando las cartas de hace años— ¿Es humana? No me gustaría levantar la cabeza para mirarla.

—Es humana —corroboró.

Levi lo alentó a continuar.

—Eren no lo es —confesó Erwin.

Lo suponía. Nadie ofrecería fácilmente la mano de su hija a un hombre tan apático como él.

—La conoceré cuando estemos ahí —cortó, tajante—. Supuse que ocultabas algo.

El rubio esquivó su mirada.

Dos chicos con uniforme llegaron para transportar el equipaje hasta el final de estacionamiento donde una fila de carromatos con el techo de lona estaban formados, listos para partir.

Un grupo de mujeres con vestidos coloridos y mangas de seda detuvieron su charla al verlos, Levi no supo a cuál examinaban más.

La más joven susurró algo y se ajustó el chal, dispuesta a acercarseles.

Afortunadamente guardaron el equipaje a tiempo, Erwin ni siquiera volteó a verlas mientras entraba en una de las cabinas mixtas. Dobló las patas para permanecer semi recostado y no golpear la cabeza con el techo, le siguieron dos ancianas y tres hombres, todos humanos. Levi entró seguido de un mitad ciervo con el pelaje de color negro, tomó asiento murmurando que estaba harto de viajar.

Sus relucientes botas chocaron con una de las patas de Erwin, se entretuvo viendo las pezuñas relucientes e hizo un par de chistes al respecto.

Chistes a los que su amigo de cuatro patas no respondió con ese gesto entre indignado y divertido de antaño.

¿La vida de casado era tan dura como para haber apaleado el alma de su amigo?

—Hay algo que no te he dicho —le dijo Erwin, manteniéndose tranquilo en todo momento. El más bajo se cruzó de brazos dispuesto a escucharlo—. Eren no es mujer.

Continuará...


Capítulos más o menos cortos. Este será un longfic bien bonito y desarrollado con actualizaciones seguidas (promesa de conejo). Tengo un cachorro y todo mi tiempo libre se va en entrenarlo, pasearlo y enseñarle a socializar :'v no me arrepiento de nada.

Feliz cumpleaños Charly ~°Ω°~

Nos leemos.

._./