Todos los personajes pertenecen a Riot Games.


Como un Ave


Las tiernas gotas de rocío resbalaban entre las hojas de las plantas, cuyos pétalos floreados empezaban a abrirse gracias al clima de la mañana. El piar de las aves y el pataleo de los animales devolvía a la vida al bosque, despertándolo de su sueño mañanero.

Entre todo el dulce ajetreo de sonidos, una ardilla curiosa vislumbro una figura caminante muy cerca de su árbol, pero cesó en su curiosidad al ver que no era un extraño, sino alguien bastante familiar.

Los metales de su armadura chocaron en la roca en que se apoyó. En amaneceres tan calurosos como estos era demasiado fastidiosa, pero Quinn ya se había acostumbrado a ello. Se quitó el yelmo apoyándolo en el decorado de madera y mármol, al cual dio una pequeña palmada y un puño amistoso.

- Hola Caleb ¿Me extrañaste? Seguro que sí. ¿Cuánto hace que ya no nos vemos? ¿Dos, tres meses tal vez? Je, lo siento, tu hermanita ha estado muy ocupada; pero veo que mamá y papá son tan atentos contigo como siempre…

La exploradora froto el tallo de las flores que su madre cultivaba en el jardín, reposando en el florero de madera que su padre habría hecho.

- Traje comida, aunque si no quieres no tienes que decir nada. Gracias, más para mí. Jeje, lo siento, la caminata hasta aquí estuvo cansadora, debo de reponer fuerzas. Pero venga ¿Recuerdas que siempre me cedías tu almuerzo cuando mamá preparaba tortillas? Eres un llorón, hasta las peores tortillas de mamá saben mejor que la insípida comida de los barracones.

Sacando el envuelto de comida, Quinn comía ante la pacifica vista del sol y el observar de algunos animales curiosos; haciendo ruidos al comer como si fuera una niña pequeña.

- Si te preguntas porque Valor no está aquí es porque mamá insistió en que la ayude a cazar las ratas del almacén, ya vez que no es solo a mí a quien obedece. Parece que los hombres solo estuvieran hechos para cumplir órdenes, me recuerda mucho a cierta persona que no para de gritar el nombre de nuestra ciudad.

Dio un mordisco a una galleta, y después hizo un ademan restando importancia a un asunto.

- ¿Qué cuando conseguiré un hombre? No Caleb, yo no estoy echa para esas cosas… – negó nuevamente – ¿Él? No, eso ya es historia pasada. Sé que de joven estaba locamente enamorada, y también recuerdo que cuando al fin lo conocí te comentaba acerca de mis avances con él y eso, pero perdí todas mis esperanzas cuando apareció esa dragoncita – hizo una larga pausa – Je… si… yo sé su secreto… pero no quiero caer tan bajo como para llegar al chantaje; además como te dije Caleb, eso, ya es historia pasada…

De un momento a otro, Quinn hizo una cara de entre ofendida y sorprendida.

- No Caleb, lo último que te conté no tiene relevancia.

Desvió su vista, cruzando sus brazos sobre su cabeza restando importancia al asunto.

- Agh ¿Porque insistes tanto? – susurro frotando con frustración de sus cabellos – No Caleb, lo pensé bien, y me prometí a mí misma que no.

En un abrupto silencio pero a la vez cargado de sonidos del bosque, Quinn se recostó en el pasto mirando el cielo, intentando encontrar formas familiares en las nubes, hallando únicamente siluetas de águilas, espadas y extrañas formas triangulares.

Se sobresalto de repente al darse cuenta del último objeto y cambio su posición, apoyándose en su costado cubriendo su rostro de los rayos del sol.

- Caleb, durante toma nuestra vida, fuiste el único confidente, siempre me apoyaste y ayudabas con tus consejos. Te conté muchos secretos y tú también lo hiciste... y por eso... no puedo mentirte...

Los suaves sonidos de su voz apenas si eran oíbles, aunque una risilla escapo a más alto tono, pensando en que Valor estaría muy celoso.

- ¿Recuerdas al tipo que te mencione? Claro que si, ahora mismo estarías en el suelo y riendo el solo recordar... – sonrió – Sabes él... uff... No te dije las cosas completas esa vez. Ya son treinta y seis veces. Treinta y seis veces que hemos chocado entre misiones, y entre esas misiones... no he parado de pensar... Si, las conté todas y agh... Siempre se me traba la lengua cuando pienso en él...

El silbido del viento azotando las plantas le recordaba a sus virotes cruzando el aire, sus dagas penetrando la madera que usaba de cobertura o el choque de sus cuerpos cuando se agotaba su munición y recurrían a un combate mas cercano.

- Seguro recuerdas la feria, la bruja dijo que tu numero de la suerte seria el diecisiete, y el mío el veinticuatro. Es una ironía del destino que haya sido en esa misión cuando todo cambio. Cuando me lo dijo... Je, se me acabaron los virotes, Valor estaba herido y combatimos a puño limpio; me azoto en la puerta de esa casa abandonada y caímos juntos en las ruinas pero... él amortiguo la caída e hizo de mi colchón... "Me estoy acostumbrando a verte avecilla, es muy divertido cuando pones esa cara de enojada" me dijo. Creí que era una artimaña, que usaría esa distracción para poder apuñalarme, pero luego de que me beso... el mundo me dio vueltas...

Quinn giro y quedo boca arriba, su brazo izquierdo cubría sus ojos y el rubor de sus mejillas, mientras su mano derecha se aferraba al pasto debajo de si.

- Apenas si salí en mi misión veinticinco; estaba nerviosa. Y creí que fallaría protegiendo a esa caravana de armas si él aparecía, pero no llego; no, no se apareció ese día... lo hizo de noche... me vio casi dormida en mi tienda del campamento. Me quede de piedra, no sabia como verle a la cara, cuando se paro y fue a por la tienda del general lo único que pude hacer fue susurrar un no. Lo escucho, él oyó mi suplica y no lo hizo. No tengo idea de como lo castigaron, pero cuando lo vi la siguiente vez, sentí puntos y dolor en su espalda cuando lo abrace.

Una sonrisa audible se dibujo en sus labios.

- "No es nada avecilla. Debiste ver como dejé al verdugo" susurró, me sentí tan mal que me causa dolor el recordar. Esa noche no peleamos, lo deje llevarse los mapas para que desaparezca lo más rápido posible. Y las próximas veces, nuestras peleas se convirtieron en más agresivas, mas intimas, mas pasionales... Durante la misión treintaiuno me dio de comer bollos de calamar, mis favoritos. No tengo idea de como lo supo, no se como se enteró, tal vez entro a mi habitación en Demacia para leer mi diario, o tal vez haya amenazado a mamá... pero él lo supo. Y lo hizo para mí.

Su mano, ya lastimada por presionar con fuerza las hojas, subió y se posó en su corazón, sintiendo los latidos acelerándose poco a poco.

- Lo amo... Caleb. Lo amo con todas mis fuerzas, solo el verlo, el estar rodeada en sus brazos, sus idiotas respuestas, la figura de sus armas, la firmeza de sus músculos, su cabello color café, su estúpida obsesión con trepar cosas... lo amo todo de él.

El viento soplo su brisa, como si diera a entender que le había gustado esa afirmación.

- Y hace una semana, recibí la orden de que tenía que matarlo…

Como si el clima mañanero comprendiera sus sentimientos, todo se silencio. Y entre esa tranquilidad infinita una ardilla curiosa dejo caer una nuez al suelo. Éste sonido tan insignificante fue el responsable de quebrar toda la voluntad de Quinn, quien ya sin fuerzas de voluntad dejo las lagrimas recorrer sus mejillas que desembocaban al suelo.

- Hay Caleb... No se que hacer... no sé... no sé... no sé... no sé...

Levanto sus rodillas aferrándose a ellas intentando amortiguar sus penas.

- No tengo a quien mas decírselo, nadie, nadie... Por favor Caleb, dime algo, alguna salida, algún brillante plan de los que siempre te enorgullecías, algo... No quiero, no quiero, no quiero... – grito en susurros – Dime algún plan en el que esto no tenga que pasar, Algo para poder salir de esto, algo por favor... Caleb te lo suplico... No quiero hacerlo, no quiero obedecer esa orden, no...

Los sollozos cada vez más fuertes, se perdían en el gigantesco mar de arboles. Espasmos causados por los lamentos y lágrimas se impregnaban en sus ropas o caían al suelo alimentando a las plantas.

Quería ser un ave, libre de ir a donde su instinto la llevase, donde un día despierte en un sitio y al dormir se encontrase en otro.

Pero esa era una fantasía que nunca se cumpliría.

"Avecilla". Si, era un ave, un ave encerrada en el deber y responsabilidad, enjaulada por ideales dogmáticos acerca de las personas de fuera. Quinn era un ave apresada por un destino inevitable.


Este es un compilado de historias sad y bien tristonas y que no tienen final feliz xD

Bien sé que van a querer matarme, pues aun no he completado mis otras historias...

Tienen todo el derecho. No gritaré cuando me quemen con ese hierro en brasas. Ahhhhhhh

Jeje bueno fuera de bromas; ya ha pasado el día de los muertos y cuando fui a visitar a mis familiares al cementerio, me dispuse a hablar con ellos como lo hace Quinn con Caleb y ahí nació este pequeño cap.

Tal y como dije en la descripción, he diseñado esto para agradecer a todos cuantos hayan leído mis historias, recompensando a la vez su tremenda paciencia para conmigo, dejandoles que decidan quien sera el siguiente campeón en aparecer en esta lista de tristeza y decisiones difíciles, aunque agradecería si me evitaran demonios xD

Ahora que me despidieron creo que ya voy a tener un poquito mas de tiempo, para ponerme al día con todo... rayos, me quedaré sin aguinaldo.

Gracias por sus lecturas y por su tremenda paciencia! :D