Surprise! This is a special time of the year and I wanted to give you a story with the spirit of these holidays. So here it is. Hope you enjoy it. And thank you so much to the author of this funny and beautiful story MrsK81, for allow its translation. Thanks hun :)

¡Sorpresa! Esta es una época especial del año y quería regalarles una historia con el espíritu de estas fiestas. Así que aquí está. Espero que la disfruten. Y muchas gracias a la autora de esta bella y divertida historia, MrsK81, por permitir su traducción. Gracias, cariño :)

Por si lo olvidaron :P Nada es mío, los personajes son de Stephanie Meyer y la autora de la historia es MrsK81, yo solo traduzco.

Como siempre me acompaña mi querida amiga y Beta, Erica Castelo. Gracias por tu ayuda en un proyecto más.


Día 1

Bella…

"¡Me veo ridícula!" Me paré con mis manos en las caderas cubiertas de terciopelo verde y fulminé a Alice con la mirada. "¿Por qué demonios tú eres la bonita y pequeña hada y yo el maldito duende sin gracia?"

Alice soltó una risita. "Porque puedo usar estos bonitos zapatos y un tutú sin romperme un tobillo, Bella, y tú apenas si puedes caminar derecha en bailarinas." Dio un giro en los ridículos zapatos altos y agitó su mano viéndose completamente adorable y tuve que admitir que tenía razón.

"Sí, los zapatos hubieran sido mi perdición. Y supongo," le saqué mi lengua, "Que ese traje de lycra blanca de verdad resalta tus senos de chico adolescente."

"Y empieza el primer round damas y caballeros." Se echó a reír. "Creo que tienes que guardarte los insultos para cuando no te veas así."

De nuevo, ella tenía razón, porque estaba atrapada en una chaqueta de terciopelo color verde y una blusa de rayas rojas y blancas debajo; con unos pantalones cortos de terciopelo verde que eran enormes y hacían que mi trasero se viera del tamaño de un pequeño país, y ni hablar de las mallas de gruesa lana de color rojo y blanco que me picaban como loca. También tenía un espantoso gorrito verde y unos zapatos con campanas sobre—… ¡campanas!

"El universo me odia," refunfuñé.

"Para ser un duende, Bella, en realidad te ves muy linda." Alice sonrió. "Vámonos, Santa necesita usar este armario para cambiarse. ¡Espera, casi se me olvida! Toma."

"¿Qué demonios es esto?" Chillé.

"Tu barba," dijo como si fuera la cosa más normal del mundo.

Agarré el áspero mechón pelirrojo de sus manos con una expresión de asco en mi rostro.

"Se supone que soy un duende, Alice, no un maldito leprechaun (1). Jesús," gemí. "¿Por qué acepté hacer esto? Rosalie Hale está muerta."

Me acomodé la barba maldiciendo el lado blando de mi naturaleza. Podría haber estado en casa con un buen libro y una taza de chocolate caliente, pero no, estaba vestida como una completa idiota a punto de dar regalos a los pacientes del ala de pediatría en el Hospital General Massachusetts aquí en Boston.

"Esta es mi buena obra del año, eso es seguro." Traté de bajar los ridículos volantes en mis caderas, una tarea que falló incluso antes de haberla empezado.

"¿A quién quieres engañar? Estarías en el hospital a primera hora en Nochebuena como siempre lo haces. Eres un Ángel de Navidad, Bella." Alice ajustó mi barba y palmeó mi mejilla. "Listo—perfecta."

"Vaya, gracias," murmuré.

Nos vimos forzadas a cambiarnos dentro del armario de un conserje lejos de la sala principal donde todos los niños estaban reunidos. Algunos de ellos eran lo bastante grandes para saber la verdad sobre Santa, pero algunos de los pequeños todavía creían, así que Rosalie quería asegurarse que no nos vieran en ropas humanas.

Caminamos a la oficina de Rosalie. Alice, Rose, y yo nos conocíamos de años y hasta hace poco habíamos compartido un departamento en la calle Liverpool. Rose se mudó con su novio Emmett y Alice y yo todavía vivíamos juntas—por ahora de todos modos. Después de hoy estaba considerando seriamente desalojarla.

Rose era la administradora del Departamento de Pediatría, y por más que aseguraba odiar a los niños, pasaba una gran cantidad de su tiempo libre planeando cosas como esta. Incluso hizo su propia recaudación de fondos para rentar los disfraces y fue por todo Boston para persuadir a las grandes compañías a donar los regalos que íbamos a dar. Todavía la odiaba, por supuesto.

"Te ves sexy, Bella." Rose caminó por el pasillo hacia nosotros con una amplia sonrisa en su rostro. "Tú también, Alice, aunque pareces haber perdido tus tetas."

Alice la ignoró. "¿Dónde está Santa?"

"Ahí," dijo furiosa y señaló a un hombre dormido en una silla. "Santa se emborrachó y se desmayó. Tuve que convencer a uno de nuestros residentes a disfrazarse en su lugar."

"¿Los niños no lo reconocerán?" Le pregunté dudosa.

"No lo sé, Bella," Rose dijo con impaciencia. "Era eso o yo me disfrazaba y creo que los niños notarían si Santa se presentara con tetas y largas uñas rojas."

"Oye, estamos en el 2016, tal vez Santa se entregó a sus tendencias travesti." Le dije y Alice se echó a reír.

"Esta fue una mala idea."

Miramos hacia la voz y Rose se rio. "Se ve muy bien, doc."

"No creo que esto vaya a funcionar," la amortiguada voz de Santa se quejó.

"Bajen la voz y estén alegres—gente." Rose me lanzó una mirada acusadora y empezó a cantar, "It's the most wonderful time of the year (2)."

Su intento de elevar los ánimos se aplanaron más que un panqueque y le enseñé el dedo medio, lo que pareció hacer reír a Santa y logró que Rose dejara de cantar, así que todos ganamos.

"Yo haría eso, pero estos guantes son como cuatro tallas más grandes," susurró. "Apenas puedo mover mis dedos."

En realidad, Santa estaba bastante lindo… bueno, sus ojos eran lindos. No podía ver mucho más gracias a la enorme barba blanca. Eran del más extraordinario tono de verde, no del mismo horroroso verde que en ese momento yo estaba modelando. Su tono de verde era más… primaveral.

¿Primaveral? ¿De verdad? ¿Qué tan sosa soy?

Vi a Alice entrar danzando en la habitación para decirles a los niños que Santa estaba aquí. Cuando empezaron a gritar y aplaudir, gemí y me rasqué las piernas una última vez.

"Estúpida lana que pica," siseé.

"Considérate afortunada de no tener la mitad de una oveja pegada a tu cara y sin manos para rascarte." Santa levantó una vez más sus ridículas manos y me reí.

"No, pero creo que la pobre oveja cuya lana fue usada para estas mallas tenía malditas pulgadas."

"Buen punto." Santa asintió y luego añadió, "Supongo que la ventaja de esto es que no tendré que preocuparme por subir de peso en las fiestas… estoy seguro que habré sudado un tercio de mi peso corporal para el final de la noche."

Un móvil empezó a sonar de su dirección. "Tus pantalones te están llamando."

"¡Como si pudiera contestar!" Se echó a reír y solo lo ignoró.

Traté de rascarme discretamente la pierna con el pie, pero no me dio ninguna satisfacción y la estúpida campana en mis dedos tintineó cuando lo hice. Santa también encontró eso gracioso y le di una mirada de desaprobación.

"No es educado reírse de alguien en una situación tan embarazosa," le dije y lo hice reír aún más. De nuevo, no pude dejar de mirar sus ojos—definitivamente primaverales. Estaban chispeantes y… vivaces.

"¿En serio?" Susurré para mí misma e incapaz de soportar la picazón me agaché para rascármelas con los dedos y Santa empezó a toser, presuntamente había inhalado un pedazo de la oveja que estaba en su rostro.

"Vamos, Santa," Rose siseó y yo puse mi mejor sonrisa y entré en la habitación.

Pareció pasar una eternidad, y mientras Santa tenía a todos los niños pidiéndole y abrazándolo y portándose especialmente bien solo por si acaso él los pusiera en la lista de los traviesos—yo tenía a los mocosos traviesos que creían que torturarme era más divertido.

Un pequeño mequetrefe en particular no me dejaba en paz. Seguía tirando de mi barba y golpeando mis pies con las llantas de un carrito para suministros solo para tratar de hacer que mis campanas tintinearan. Estaba lista para estrangular al pequeño escroto cuando una enfermera le ordenó que volviera a su cama.

Cuarenta y ocho minutos y diecinueve segundos después tuvimos que decirle adiós a Santa con los niños. Tan pronto como Rose me dio la señal para irme—salí volando de la habitación y me fui directamente al armario del conserje. La picazón en mis piernas ya era insoportable y tan pronto como cerré la puerta me bajé los pantalones cortos y las mallas y comencé a rascarme frenéticamente.

"Ah," gemí. "Que rico."

"Um… ¿chica duende?"

Chillé y me giré para encontrar que estaba cara a cara con el Santa de ojos verdes. Había estado agachada a solo unos centímetros de su entrepierna… con solo mi maldita tanga puesta.

"Aw, joder. Acabas de verme… lo siento mucho pero simplemente ya no podía soportarlo. Pulgas de oveja, ¿recuerdas?" Sacudí mi cabeza, totalmente humillada.

"No sabía que los duendes tenían tan buen gusto en ropa interior," me dijo con nerviosismo y me eché a reír. "O traseros tan lindos, si vamos al caso."

Cómo sucedió, no tengo idea. Un momento estábamos de pie incómodos, conmigo medio vestida y aún con la barba puesta… y el siguiente me estaba besando y yo le estaba respondiendo el beso.

Sus enormes guantes habían desaparecido y sus calientes manos sostenían mi rostro. Quería señalar que los dos seguíamos con barba, pero no quería detenerme ni siquiera por un segundo. Era un magnífico beso… del tipo que siempre te llena de emoción con tan solo recordarlo años después. La lengua de Santa se movió rápidamente contra la mía y gimió cuando chupé su labio inferior. Estaba por hacerlo de nuevo cuando su teléfono sonó, rompiendo efectivamente nuestro momento y él se apartó con un gemido.

Vi cómo lo tomó de su bolsillo y vio la pantalla. "Hola, T. Sé que me perdí nuestra cita, tuve algo importante que hacer en el trabajo." Se dio la vuelta para hablar con ella y tan pronto como me dio la espalda, me puse mis jeans velozmente y salí corriendo del lugar, todavía medio vestida con el disfraz de duende.

"Oye, Bella," gritó Rose. "¡Necesito que me regreses el traje!"

"Te lo traeré a tu oficina mañana," le dije en respuesta sin detenerme.

Toda la noche me quedé tumbada en la cama pensando en el hecho de que me besuqueé con Santa, Santa tenía novia, y que Santa tenía novia pero aun así se besuqueó con un duende en el armario del conserje.

Me hice una nota mental de buscar ayuda profesional en algún momento del futuro próximo.


(1) Leprechaun - es un tipo de duende o ser feérico —ser de naturaleza dual:material y espiritual— masculino que habita en la isla de Irlanda. Los leprechauns son criaturas que pertenecen al folclore y a la mitología irlandesa, y se dice que habitan en Irlanda junto a todas las criaturas feéricas.

(2) Canción de Navidad en inglés "Es la época más maravillosa del año"


¡Ah que Santa tan ca****! Pobre Bella, le mueven el tapete y resulta con novia. ¿Pero quién es Santa? ¿Quién la novia? ¿Y por qué Santa beso a un duende con barba?

¡Pues sorpresa! Hace un año me quedé con las ganas regalarles una historia de Navidad en estas fechas, así que, aquí está, ¿será que podamos tener un capítulo por día hasta que llegue Navidad? ¿Qué dicen? Ya saben que me encanta saber de ustedes, su opinión de la historia y saber que la leen, así que si corresponden como hasta ahora lo han hecho, podrán saber el destino de Santa y el duende barbón :P Nos leemos en el siguiente capítulo, ¿cuándo? Depende de ustedes.