Aclaro que Robotech pertenece a Harmony Gold. Sus personajes utilizados en esta historia, son para el único fin de divertirme e intentar a los demás.

"Sombras del Pasado" es una historia sencilla, nada de otro mundo, que involucra una modificación en el curso de la historia conocida de Robotech. Se sitúa a 4 años después del ataque final de Khyron, como podrán ver en la entrega que se les presenta a continuación.

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SOMBRAS DEL PASADO

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Capítulo 1: Regreso a Ciudad Macross.

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Un joven piloto de veinticinco años, dio un suspiro de alivio al ver que estaba completando una misión sin inconvenientes. Delante de él, un avión de transporte comenzaba sus maniobras de descenso con toda normalidad.

Dentro de la torre de control, los ánimos estaban agitados más de la cuenta que de costumbre. Desde allí, la Teniente Donelli decidió entablar charla privada con el líder del escuadrón de escolta.

Disculpe, capitán Hunter, habla con la Teniente Donelli... ¿Usted podría hacerme un favor una vez que descienda? —preguntó con cierto dejo de temor en su suave voz femenina.

Rick, que por un instante se había quedado absorbido en los recuerdos del pasado, pareció despertar en ese momento, y su mirada se fijó en aquella pantalla donde aparecía el infantil rostro de la Teniente. Por un momento, mantuvo completo hermetismo y ella pensó que tal vez su contacto en ese preciso instante había sido imprudente.

Dígame, Teniente. Si puedo complacerla, lo haré con gusto.

La joven dibujó una pequeña sonrisa en sus labios. Siempre había pensado que el más condecorado piloto de las fuerzas era encantador, y este simple gesto de paciencia, confirmaba su teoría. Con toda confianza permitida, le dijo lo que necesitaba, y por supuesto, recibió un "sí" a su petición.

Cuando cortó la comunicación, desapareció todo indicio de nerviosismo para ser reemplazado por una emoción que rápidamente le hizo sentirse la mujer más feliz de la tierra. Sus compañeros y compañeras (excepto quién se encontraba dirigiendo al avión de transporte), la vieron casi saltando de pura alegría.

¡Annie!... ¿Estás bien? —Preguntó una de sus compañeras, acercándosele.

No estoy bien, estoy emocionada, más nerviosa de lo que nunca he estado…El capitán Hunter ha aceptado conseguirme un autógrafo de Minmei, ¡No lo puedo creer! ¡Parece tan irreal!

Wow! ¿Cómo pudiste atreverte a pedirle una cosa así? Sabes que se sale de todo protocolo, sobre todo cuando la misión está en pleno aterrizaje.

Sí,sí... pero valió la pena tal atrevimiento, no sólo conseguiré el autógrafo, sino que me lo conseguirá él…Es tan guapo y encantador—Explicó Annie.

Pues sólo te aconsejo que ni te atrevas a mirarlo, ni mucho menos te dejes llevar por su encanto porque podrías enamorarte sin querer y ya sabes que está comprometido.

Sí, lamentablemente—repuso un poco abatida.

Dentro del transporte que ya tocaba suelo, Minmei esperaba impaciente el minuto que los motores se detuvieran. Ya estaba cansada de una seguidilla de viajes que tuvo que efectuar de ciudad en ciudad. A veces que pensaba que ni siendo cantante viajaba tanto como lo hacía ahora, que era embajadora en el ámbito político. Pero ciertamente, todo viaje cesaría por un mes; sus vacaciones comenzaban justamente al salir de esa nave, y realmente quería disfrutar una tranquila estancia en Ciudad Macross, lugar que no visitaba desde hacía un poco más de un año, al menos no para quedarse por más de un día.

Y, cuando al fin llegó el momento de su salida, parada al borde de la escalerilla, respiró con profundidad el fresco aire de esa tarde hermosa. Desde la distancia, quienes la veían, se maravillaban de su figura y belleza. Ciertamente, los años que pasaron habían borrado de su expresión cualquier señal de su antaño rostro de niña. Estaba más delgada, y vestía de manera elegante y conservadora, tal cual demandaba su nuevo trabajo…Seguía siendo la representación de la mujer más bella de ésta ciudad que la estaba recibiendo.

Hermosa dama, siéntase con la seguridad de descender y comenzar a vivir sus vacaciones tan merecidas—le dijo Rick, al pie de la escalera. Tras su descenso, él se había apresurado a ir a recibir a su prometida, incluso había corrido con tal de ser él y no cualquiera de los oficiales que estaban allí, quien le extendiera la mano de un caballero.

Minmei sonrió con una gran sonrisa, y descendiendo con pasos firmes pero pausados, llegó al encuentro de la mano de su prometido. Por supuesto, los hombres presentes allí, envidiaban la posición del renombrado capitán Hunter, y murmuraban cosas entre ellos.

A veces siento que esto nunca terminará. Dejaste de ser la estrella del canto, pero aún sigues incitando las tentaciones de todos los hombres a tu alrededor—dijo Rick al oído de su novia cuando pudo; luego, se volvió a los oficiales presentes.

Señorita Minmei, tenemos un vehículo blindado esperando para trasladarla a su hotel—dijo uno de ellos, un comandante.

Agradezco la disposición de sus hombres, pero la verdad, quisiera trasladarme como una persona común y corriente. Deseo sentirme libre durante mis vacaciones.

Rick le dio una mirada desaprobatoria.

Lo siento Minmei, pero debes ser custodiada como es debido.

Bien sabes que eso nada más es por simple protocolo. Nunca he estado en peligro y no hay nadie que quisiera atentar contra mi integridad, y está comprobado.

Aunque así sea, al menos por ahora, no deseches la disposición de estos hombres que seguro han gastado horas planeando los detalles de tu seguridad.

Ella sabía que Rick no iba a ceder; él no solía llevarle demasiado la contraria, pero en estos años juntos, había aprendido a conocerlo un poco más. Cuando él se ponía serio como ahora, era porque efectivamente deseaba que se hiciera su voluntad.

¿Entonces? —consultó el comandante.

Iré con ustedes—accedió Minmei.

Excelente—le señaló el camino—Venga conmigo, la llevaré a su transporte.

Minmei lo siguió, pero a los pocos pasos se dio cuenta que Rick se había quedado en su sitio. Volviéndose, preguntó:

¿Qué pasa que no vienes?

Rick señaló a sus hombres que llegaban a su lado.

Debo cumplir con la rutina de los reportes. Te alcanzo en el hotel.

Pero…—suspiró resignada a irse con la fría compañía de los tres militares que iban con ella—…Está bien. Nos encontraremos allá.

¡Ah!...Por cierto—avanzó hasta ella. Se había olvidado completamente de la petición de la teniente—Prometí a alguien un autógrafo tuyo, una Teniente que me contactó a través de la red táctica…. Nada más quise ser amable.

Minmei frunció el entrecejo algo molesta. No le gustaba que cualquiera asechara, ni siquiera mirara lo que consideraba que sólo de ella.

¿Porqué ofreces cosas que ya no doy? Sabes que esos tiempos pasaron, ahora soy algo diferente, y no, no daré ese dichoso autógrafo.

No seas egoísta, es sólo una pequeña dedicación a alguien que parece admirarte demasiado.

Pues tú acabas de condenarme a irme sola, bien podría quedarme aquí, esperarte, y que seas finalmente tú quien me proteja en mi ida al hotel.

Rick miró los oficiales que fingían no escuchar su discusión, y se sintió incómodo por ellos; esto era un espectáculo que no pretendía dar.

Que sea un trato—se resignó a su victoria—Nos complaceremos mutuamente.

Minmei, se colgó a su cuello y le dio un corto beso en los labios.

Gracias.

Comandante…—comenzó a decir Rick con expresión de disculpa.

Entendemos, Señor.

Muchas gracias.

El hombre, llevando su mano a la frente, se despidió, y tras un giro rígido se alejó en compañía de sus hombres.

No quiero que vuelvas a hacer una escenitas como ésta, me has dejado muy mal frente a ellos.

De acuerdo, pero ten en cuenta que me obligaste.

Ahora bien, tendrás que tener un poco de paciencia. Hace tiempo que no veo a ciertos muchachos, y quisiera pasar a saludarlos.

¿Te tardarás mucho?

El joven piloto asintió con la cabeza, para ir con sus pilotos; se puso de acuerdo con ellos, y regresó con su novia. La cogió de un brazo, y juntos se dirigieron al interior de la base donde les esperaba aquella oficial que, rebosante en ansiedad, esperaba su autógrafo que Minmei finalmente le diera dedicándoles hermosas palabras en una prolija tarjeta que ella le cedió.

Una vez libre de eso, Rick escribió un rápido reporte, lo entregó al oficial superior en guardia y a éste mismo le pidió información.

El comandante Sánchez fue trasladado hace una semana a otra base, y el resto de sus antiguos compañeros, pues están de turno, o bien, en sus periodos de descanso…

Qué lamentable. Me habría gustado poder verlos ahora.

Pero… si quiere, puedo contactarlos, y ver que puedan encontrarse con usted.

Se lo agradecería—dijo al oficial frente a él—Dígales, si los ve, que me estoy quedando en el Hotel Gloval [1].

No tenga cuidado señor. Lo haré.

Rick agradeció la disposición y buscó a Minmei (que se había quedado esperándole en la entrada). En completo silencio, comenzaron la marcha hacia la salida de la base. Él, una vez más se encontraba absorbido en sus recuerdos, en muchos de sus amigos que había dejado de ver cuando fue trasladado a una basa en Ciudad Continental [2], que era el más moderno sitio urbano y que a tres años de su construcción se perfilaba como la ciudad más tranquila de todas las existentes en la tierra hasta el momento.

De todo el grupo original que componía el antiguo escuadrón Skull cuando él se marchó, sólo quedaba Teodoro Santana. Él se había transformado en un buen amigo, pero nada llenaba el vacío que dejaron los otros, sobre todo el vacío que dejó Max, a quien suponía en misión en el espacio. Poder verlo a él ahora, era tan imposible como volver a ver a Lisa.

Lisa…Hasta el momento ni siquiera había pensado en ella, pero la recordaba y muy bien, así como el día en que llegó a tocar a su puerta para informarle que se iba.

Minmei, quien en la proximidad de la calle se cansó de tanto silencio, comenzó a relatarle todo lo que había pensado hacer, pero en esos momentos él no parecía escucharla. Por algún motivo tras recordar a Lisa se encontró totalmente perdido en la lejanía.

Después de tantos años en que su recuerdo ni siquiera se había cruzado por su mente, se veía asediado por una extraña sensación muy potente que comenzaba a descolocarle por completo. ¡Por Dios! Deseaba verla.

De lo último que supo de ella, fue que aún se encontraba en la estación espacial desde donde iniciaría la misión al espacio en busca de los Maestros de la Robotechnología. Por Claudia sabía que estaba bien, con mucho que hacer, pero estaba bien; su vida era su trabajo y entendía eso.

Pero no pudo evitar preguntarse: " ¿Lisa habrá logrado olvidarme?"

Sacudió su cabeza en un movimiento brusco, y echó fuera un profundo suspiro antes de comenzar a oír nuevamente las palabras de su prometida.

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Cuando llegaron a la calle, fue imposible que Minmei no llamara la atención. Tuvieron que comenzar a correr, y aunque para Rick eso no era divertido, para ella sí.

Finalmente, tras detener la marcha y saberse libre de sus perseguidores, se dieron cuenta que se había salido completamente de su ruta. Se hallaban en una zona que parecía completamente deshabitada, en escombros a pesar de los años en que ese sitio pudo ser reconstruido. Rick identificó de inmediato el lugar. Definitivamente ésta ciudad se veía muy cambiada desde las alturas, sin embargo, habían lugares como éste, donde el tiempo parecía haberse detenido.

Rick, no quisiera andar por esta zona —dijo Minmei —Sé que no quieres que me acosen, pero en estos sitios podrían haber gente de malas intensiones…Mira, está todo abandonado.

Claro que Rick pensaba lo contrario, pues, llevado por la melancolía, estaba dispuesto a cruzar el recinto.

¿Rick? —insistió la chica al ver a éste tan concentrado en mirar todo en rededor.

Ah, sólo pensaba—regresó a verla a la cara— ¿No recuerdas esta zona? Es la zona Zero [3].

Ella miró bien y entonces pudo recordarlo.

Esto…era la zona de residencia militar—le devolvió la mirada, emocionada— ¡Aquí vivías, Rick!

Sí.

La cogió de la mano, y conduciéndola con maestría entre los escombros regados por todas partes, la llevó directamente hasta el lugar donde antes se erigía su pequeña casa, que seguía allí como un mero esqueleto de lo que antes fue, pero estaba en pie. Todos los recuerdos del pasado convergieron en su mente, convirtiéndose en una pesada carga, que llegaba a aturdirle.

¡Qué ironía!Todo en esta ciudad que un día fue desvastada había sido reconstruido, menos eso, menos la zona donde vivió por tantos años tras el holocausto Zentradie, ¿y para qué?...Para que aquello le hiciera revivir todos esos días que compartió con sus amigos, con su novia que estaba anonada a su lado…con Lisa.

Casi sin darse cuenta, avanzó hacia donde antes se encontraba su habitación. Cerró sus ojos y en su mente la pudo visualizar como era antes; respiró profundo y finalmente alzó una mano, apuntando a un rincón.

Allí estaba la cama, ¿lo recuerdas?

Sí—contestó la chica acercándosele para abrazarlo por la espalda, en tanto un pequeño rubor se apoderaba de sus mejillas—Allí hicimos el amor por primera vez…

Rick abrió sus ojos y dibujó en sus labios algo parecido a una sonrisa.

Sí Minmei, aquí nos declaramos nuestro amor.

Apenas acababa de hablar, cuando algo en su mente lo llevó instantáneamente al momento previo al ataque.

Aquella vez Lisa no sólo le había dicho que se iba, sino que le había declarado su amor. Fue en ese entonces cuando al fin comprendió el verdadero sentimiento de una persona que siempre había estado a su lado, apoyándolo. Pero él no podía corresponderle. Por más que pensaba que ella en muchos aspectos era la mejor opción de compañera para el resto de su vida, su corazón era de propiedad de Minmei.

Verla llorando, verla partir corriendo destruida en esa tarde, era algo difícilmente de olvidar, sobre todo porque tras perderla de vista vio como el cielo y todo en rededor ardía como el infierno mismo anunciando el asecho de Kryron que causó desastre en la mayor parte en la ciudad.

Después de ese día, sólo la vio una vez en el cementerio cuando bajo todos los honores, todos quienes formaban parte de las fuerzas militares despidieron a alguien que fue grande en su labor como almirante.

Todo fue tan doloroso, que aún ahora podía sentir que dicho dolor hacía eco en todo su ser, logrando que dos gotas saladas indiscretas e imprevistas, chocaran contra sus zapatos. Estaba llorando y no se daba cuenta cuán mal estaba…Fue su novia quien se percató de ese detalle en él, al sentir que su cuerpo temblaba bajo su abrazo.

¿Rick, estás bien? —preguntó preocupada, mientras le obligaba a voltear hacia ella—¡Oh, por Dios! —exclamó luego al ver sus ojos humedecidos en lágrimas.

No te preocupes por esto, no pasa nada…Sólo me invadió la tristeza de aquél día…Recordé la muerte del almirante Gloval y…

Ella se abrazó a él con toda su fuerza, con su cara apegada contra su pecho.

Deja el pasado atrás, Rick. No tienes porqué volver a sentirte mal por un hecho que no se pudo evitar…Ya lo hemos hablado y me dijiste que lo habías superado.

Él la apartó.

Eso creía, pero este regreso parece haberme devuelto a ese día—ella se mostró aún más preocupada, pero él, tratando de calmarla, sonrió y añadió: —Ya pasó. Sólo fue un instante de debilidad de emociones.

Está bien—le correspondió con una sonrisa— ¿Te parece entonces que salgamos de aquí? Ya ansío estar en el hotel, me siento muy cansada y tengo hambre.

Yo también tengo hambre.

Entonces vamos…

Quiso salir rápidamente del lugar pero sintió retenida por él.

Espérame afuera…Tan sólo un instante… Quiero despedirme a mi modo de este lugar.

Pues…—murmuró ella pensando rápidamente— a cambio quiero un beso —él frunció el entrecejo—Es para despedirme a mi modo, tontito.

De acuerdo.

Entonces, imprevistamente ella se colgó a su cuello y lo besó con todo el cariño que podía entregarle; luego se separó.

No te tardes demasiado o tendré que irme sin ti.

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Una vez que llegaron al hotel, la pareja comió y descansó un poco.

Ya caía la noche cuando Rick se preparaba para bajar al bar a encontrarse con dos ex miembros de su escuadrón. Estaba enormemente agradecido con aquél oficial que los ubicó, los citó, y posteriormente le llamó a él, para decirle que los muchachos lo estarían esperando al sitio donde pretendía ir a solas, ya que su novia parecía querer seguir recostada cómodamente en la amplia cama de esa suite. Sin embargo, cuando menos lo esperó, ella se apresuró a abrir sus maletas, buscar presurosamente sus ropas y vestirse a una velocidad nunca antes vista en su persona.

¿Cómo me veo? —le preguntó luego Minmei, dando un giro para mostrar su figura entallada en un hermoso vestido negro, escotado, de una pieza, que se ceñía a su cuerpo como una segunda piel.

Bella como siempre—dijo alucinado por lo que veía.

Pero…—se acercó a un espejo y se miró—Creo que es algo ostentoso para mi gusto.

Prontamente, Rick sacó un chal de las maletas colgó a los hombros.

Con esto cubrirás el escote.

Ella sonrió, acomodándose mejor el chal.

Me tardaré sólo unos minutos más, ya sabes, tengo que retocarme el rostro, no puedo verme horrible frente a tus amigos.

Veinte minutos más tarde, ambos aparecían en la puerta del bar. Los amigos de Rick, apenas les divisaron, se levantaron haciéndoles señas para que se acercaran a su mesa. A esas tempranas horas el recinto estaba vacío, por lo tanto, Minmei se encontraba con toda confianza de avanzar sin tropezarse con alguien que quisiera un autógrafo; sin embargo, sabía más tarde seguramente sería acosada, pero estaba dispuesta a huir prontamente si eso llegaba a suceder, o bien, simplemente poner cara de muy pocos amigos…

Conforme los dos pilotos veían acercarse a la pareja, murmuraron entre ellos.

El capitán Hunter es un afortunado por tener a su lado a la mujer más bella que se conoce—señaló el comandante Ikawa.

Será bella, pero creo que es alguien que goza de poco cerebro y mucha egolatría —dijo su acompañante.

No digas eso—replicó Ikawa, molesto.

Lo digo porque considero una mujer inteligente antes que una mujer como ella…Claramente, nuestra temible Capitana Hayes es superior a ésa chica.

Cuando al fin la pareja estuvo frente a ellos, seguían confiados que no habían sido oídos, pero Minmei los oyó. Ella fingió una sonrisa cuando les saludó, pero por dentro estaba ardida, ya que no soportaba que la compararan con otra.

Los cuatro se acomodaban cuando tres oficiales uniformados irrumpieron en el lugar. Iban muy concentrados hablando entre ellos, sin hacer conciencia de quiénes estaban presentes allí. Se acomodaron relajadamente en una de las mesas, mientras que la mano que sostenía Minmei comenzaba a sudar.

Preocupada de lo que pasaba con su novio, ella lo miró dándose cuenta que tenía los ojos fijos en las personas dueñas de las voces que oyó. Allí estaba ella, Lisa Hayes, y ahora entendía el porqué del sudor de la mano de Rick.

Es Lisa—murmuró.

Si que lo es…

Nunca se esperó verla. Estaba algo cambiada y llevaba el cabello recogido en prolija coleta, pero definitivamente ella. Sin pensar en nada, soltó la mano de su prometida, se levantó y se acercó a ella como si fuera atraído por un imán.

Lisa, que estaba demasiado concentrada en tratar de explicar algo a sus subalternos que no se dio cuenta que Rick iba directo hacia ella, hasta que él le habló:

Lisa Hayes, esto es si que es sorpresa.

Ella se congeló como si le hubiera lanzando un balde de agua fría, y lentamente levantó la vista, encontrándose con la mirada azul del Capitán Hunter.

Hola.

¿Rick Hunter? emitió levantándose torpemente.

El mismo de siempre, Lisa.

Lisa…Ningún hombre la llamaba así en años…

Apenas se hubo levantando, caminó hacia él, y sorprendiendo a todos, se lanzó en un abrazo fraternal que representaba todo el tiempo en que no le había visto. Él correspondió y se quedaron abrazados por largos minutos.

Minmei, por su parte, estaba como una estatua congelada. Bien sabía que ella le había declarado su amor a su novio y era una mujer de temer; también sabía que no se habían hablado en años, que ninguno de los dos intentó en ese tiempo contactar al otro, como si no existiera ni siquiera amistad entre ellos, y verlos así, realmente le impactaba.

Rick, por Dios… ¿Qué haces aquí? —inquirió Lisa incrédulamente al distanciarse.

¿Qué haces tú aquí? Te suponía en el espacio.

Pues vine a arreglar unos asuntos oficiales de último momento—Respondió demostrando su emoción del encuentro con una sonrisa.

Hubieras informado que venías— se giró y le hizo un gesto de llamado a su novia, seguido de una palabras:—Ven a saludarla, amor.

Y Minmei, tras una disculpa con su compañía, se acercó:

Es un gusto verte, Lisa—dijo fingiendo completa emoción.

Señorita Minmei, el gusto es mío—correspondió Lisa sosteniendo su sonrisa.

Los dos oficiales que acompañaban a la almirante, se miraron entre sí, asombrados por el cambio en la expresión de ella. Jamás la habían visto sonreír así…Les quedaba claro que él efecto que causaba Rick en ella era para bien, y les gustaba verla menos seria de lo usual.

Rick no se mostraba diferente a Lisa; se veía rebosante en emoción, y esto, a Minmei no le terminaba de gustar del todo, pero, por el momento, era mejor esperar antes de sacar conclusiones apresuradas.

Increíble. Cuando te marchaste, pensé que no te volvería ver en muchos años más—dijo.

¿Acaso Rick nunca te dijo que nada más estaría en la estación espacial mientras terminábamos la construcción del SDF-3 y que volveríamos después?...Al menos por un tiempo.

Minmei le dio un codazo a su prometido.

Pues parece que olvidó ese detalle.

Siendo tu novia, deberías tenerla al tanto de todo, Rick—reclamó Lisa a quién se sobaba el estómago.

Prometida—aclaró la ex señorita del canto.

¿Enserio? —preguntó Lisa. Minmei y Rick asintieron a su vez con un simple movimiento de cabezas—Pues entonces ¡Felicidades! Les deseo lo mejor en su futuro matrimonio—Lo dijo de forma sincera

Y tras esa felicitación, se sumaron la de los dos oficiales que se levantaron a tenderles la mano al Capitán Hunter y a su futura esposa.

¿Pero cuándo será la boda? —preguntó luego Lisa.

En un mes. Nos casaremos a nuestro regreso a ciudad Continental—contestó Rick.

Oh, para ese entonces ya me habré ido. Pero de corazón, les deseo mucha felicidad.

Gracias, Lisa—Minmei habló por ella y por Rick.

¿Y tú qué tal con respecto a eso?

Rick…—Minmei le llamó la atención—tus amigos nos esperan de regreso, y ellos…—miró a Lisa y a sus acompañantes—…parece que estaban en algo importante.

Sí. Qué imprudente soy.

No nos has molestado Rick, por el contrario, me alegra que me hayas dado el saludado.

Si nos disculpan…

Adelante, futura señora Hunter—concedió Lisa a la mujer que parecía tener totalmente dominado a Rick, pero ese no era un problema que le afectara.

De esa forma, la pareja regresó con los suyos, con quienes disfrutaron una larga charla donde se contaron las experiencias de sus vidas y demás cosas que les habían sucedido en todo el tiempo que no se habían visto en persona. Lisa en tanto, siguió con la charla con sus acompañantes.

Llegada la media noche, los ex pilotos del Skull debieron retirarse porque al día siguiente les tocaba turno temprano, y Rick, viendo que Lisa aún estaba allí, se esforzó en retener a su prometida en ese sitio-donde ya no cabía un alma más- con tal de tener la oportunidad de ver a Lisa sola aunque fuera un minuto para obtener la respuesta de su pregunta que quedó en el aire. Y por difícil que pareciera, la oportunidad de produjo en un momento dado.

Él se puso en pie mencionando que era hora de irse, y premeditadamente guió sus pasos en una ruta que pasaba cerca de la mesa de una solitaria Lisa.

Debemos despedirnos, ¿no crees? —le dijo a su prometida.

Claro—contestó ésta de muy mala gana.

Se acercaron a Lisa y se sentaron en su mesa, señalando que la acompañarían por un reducido momento.

Bueno Lisa, antes de irme, ¿vas a contarme o no?

¿Contarte qué? —sonrió.

Lo que te pregunté hace rato.

Pues estoy en una relación de bastante tiempo, y me siento feliz por eso.

Minmei se relajó completamente, al punto que parecía que su entusiasmo por marcharse prontamente se había esfumado.

Es de la milicia, ¿no?

Sí—confirmó Lisa.

¡Me parece genial! —emitió alegremente— ¿Te parece que un día de estos, nos reunamos los cuatro en una cena, aquí?

No puedo negar que me agrada la idea, pero…

¿Pero qué?

A esas alturas, el piloto ya se encontraba resignado al olvido.

Él y yo casi nunca coincidimos fuera de la base, y dudo mucho que alguna vez tengamos la oportunidad de cenar juntos pues estos días que nos quedan en la tierra son los más agitados para nosotros.

Oh, qué lamentable.

Así es nuestro trabajo.

¿Y qué hay de ustedes? He de suponer que andan de viaje de placer, pues de lo contrario Rick no estaría aquí sino en la base donde está asignado.

Aciertas a la perfección. Estamos de vacaciones.

Pero no entiendo…Creo que debieron tomárselas después de la boda. Es lo más adecuado…

No me mires a mí—dijo Rick—Fue culpa de ella.

Lo admito—confesó Minmei—y es nada porque… ¿para qué necesitamos luna de miel si la tenemos todos los días desde que estamos juntos?

Lisa rió.

Puedo entenderlo.

Rick miró la hora al sentirse irremediablemente incómodo; sólo quería huir después de esto.

Ya es muy tarde, y me pregunto Lisa, ¿Qué haces aún aquí, sola?

Espero a alguien.

Bueno, nosotros ya nos marchamos—señaló Minmei—mañana quedamos en ir a visitar temprano la tumba del almirante Gloval.

Pero saben que su cuerpo ha sido traslada a otro sitio, ¿no?

No, no lo sabía—respondió un sorprendido Rick— ¿Cuándo pasó eso?

Hace un año. Tuve que tomar la decisión de solicitar su cambio porque encontré algo en sus cosas personales; un cuaderno donde decía que uno de sus deseos era ser sepultado en una tumba frente al mar.

¿Cómo es posible que no fuera informado?

Fue informado, Rick. Es cosa de leer los reportes que envíe a todas las bases.

Ok—emitió con frustración. Era su culpa eso de no ponerse al tanto.

Para ir, tendrán que hacerlo en un transporte aéreo, está muy lejos o de lo contrario le tomará tiempo llegar hasta donde está la tumba.

Pues tendremos que posponer la visita por el momento—se puso en pie desganado. Minmei sólo miraba cómo su expresión había cambiado totalmente.

Si dices que la visita se pospone, ¿por qué no acompañamos a Lisa hasta que llegue la persona que espera?

¡Ops! Tienes razón en ello—se volvió a sentar. Lisa frente a él, no sabía qué pensar de esta actitud.

Aunque lo quisieron evitar, se formó un silencio entre ellos y nadie sabía como romperlo. Al final, Minmei dijo mientras se levantaba de su asiento.

Mientras voy al tocador, piensen en algún tema.

Lisa la vio alejarse, y luego miró a Rick a la cara.

- ¿Estás bien? Noté que algo cambió en ti cuando te mencioné lo del cambio de tumba.

El no podía entender lo que había pasado, pero creía que eran muchas las cosas que habían cambiado desde que el había partido y empezaba a sentirse algo extraño.

No es nada.

Si tú lo dices.

Y bien, me dirás quién es tu novio.

A Lisa le hubiera gustado contestar, pero en ese preciso momento sonó su teléfono. Tras la línea se encontraba al habla la persona a quien esperaba, y que le decía que se le hizo imposible llegar, que se marchara de allí antes de que fuera más tarde…

De acuerdo, no esperaré más para irme…

Debes irte…¿es tu novio? —consultó Rick en voz muy baja. Ella sonrió —No te interrumpo entonces.

Espera un segundo—Lisa dijo a la persona tras la línea, y cubrió el micrófono para que no oyera lo que Rick y ella pudieran decir—Efectivamente debo irme, Rick. Pero antes te señalaré la dirección de la tumba.

No me la digas ahora, así tendré un excusa para verte otro día.

Lisa volvió a sonreír.

De acuerdo, pero como ya dije, no será posible que el encuentro sea con la persona que está conmigo.

— ¿Te avergüenza?¿ es muy feo o muy bestial?

Lisa, esta vez, soltó una sonora carcajada.

No es eso…

Entonces, ¿cuál es la real excusa para no presentarnos a tu novio?

Nunca te dije que mi relación fuera un mero noviazgo, estoy casada desde hace dos años—Se levantó y recogió su bolso— Puedes encontrarme en la base, búscame cuando quieras porque siempre es bienvenido los encuentros con antiguos buenos amigos…Adiós Rick, despídeme de tu prometida.

Retornando su atención a la llamada, se alejó definitivamente.

La cara de Rick se transformó completamente. Ni siquiera podía asimilar que Lisa se hubiera comprometido tan pronto, y más aún, que estuviera casada.

No sabía qué pensar de ello. Y si lo que le dijo era la verdad, ¿entonces porqué no la notaba feliz?...Esa era una pregunta que no podía responderse, pero confiaba que en su estadía en esta ciudad, por lo menos tendría la opción de encontrar una respuesta antes de que ella se aventurara en su misión.

Había retornado para tomarse vacaciones junto a su novia, esperando reencontrarse con todo menos con ella, menos con sorpresas de similar naturaleza como la que le había sido revelada…

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Continuará…

1.- Ciudad construida tras ataque final de Khyron sobre ciudad Macross.

2.- Hotel de lujo construido en la memoria del almirante Gloval.

3.- Zona de la ciudad más afectada durante el ataque final de Khyron.

Agradecimientos a mi beta: Heksen.