"Este fic ha sido programado por el foro/comunidad Retos fanfiction" Mi primera historia de PLL. Por faavorr, no seáis muy crueles xD. Disclaimer: nada relativo a pll me pertenece excepto esta historia :)


Era una amarga navidad, todo sea dicho. Una navidad sin dulces para quitarle lo que no te gusta. Una navidad sin regalos para ilusionarte. Una navidad...

Sin dinero, pues su madre no tenía; sin padre, pues la había abandonado, las había abandonado; sin comida, pues dicen que para lucir hay que sufrir, y eso era lo que iba a hacer ella, sufrir para no tener que volver a clase y escuchar los insultos.

Miró de soslayo el lugar en el que debería estar a esas horas su padre arreglando el árbol de Navidad. Oyó en el salón los gritos de su madre al teléfono; gritos que, por otra parte, el bastardo de su padre se merecía.

Se puso los auriculares y la música todo lo alta que pudo. Su padre. Su maldito padre.

Cerró con furia los libros y cogió su bolso, con las llaves y el teléfono, y algo de dinero. Llamó a sus amigas, pero todas estaban demasiado ocupadas con sus perfectos papis, y sus perfectas casas llenas de dinero, y sus perfectos cuerpos.

El dinero...

Sintió las lágrimas agolparse en sus ojos, pero no iba a llorar. Hanna Marin no era una llorona. No, ella era fuerte, tenía que serlo. Por su madre y por ella, por las dos. Si no lo era ella, ¿quién iba a serlo?

Se metió al baño a por papel, para secarse esas lagrimillas rebeldes que se habían fugado de sus ojos, y vio reflejado en el espejo el retrete.

Le pegó una patada, rabiosa, cerrando la tapa. Se apoyó en el lavamanos y agachó la cabeza, jadeando, intentando despejarse. ¿Qué estaba haciendo? Ella antes no era así. Las tardes con sus padres, la cara de orgullo de su padre al ver a su pequeña sacar buenas notas, su madre yendo a por ella al colegio, los regalos debajo del árbol, los dulces que apenas duraban estando ella delante...

Aquella idílica estampa navideña parecía la vida de otra persona. Ella ya no tenía nada de eso.

¿Cuándo empezó todo a desmoronarse? Quizás fue cuando esos niños pronunciaron la palabra "Gorda", y Alison, su mejor amiga, les dio la razón. O quizás fue cuando sus padres empezaron a discutir sin motivo aparente, desapareciendo su padre sin explicación alguna. O quizás cuando su madre perdió aquel trabajo y las cosas comenzaron a escasear.

Sería tan fácil inclinarse sobre la taza y vomitar todas sus penas y dolores...

Sería tan fácil dejar de estudiar y llevar dinero a casa...

Sería tan fácil simplemente morirse...

¿Dulce navidad? Y una mierda. La navidad daba asco. Todos con sus asquerosos padres, y sus asquerosos regalos, y sus asquerosos cuerpos delgados. No eran los regalos, o la familia, o la delgadez. Lo que dolía intensamente era que, se sentía diminuta, pues cuanto más quería cambiar esa horrible situación, menos lo conseguía.

¿Qué tal si se moría? De momento lo único que se atrevía a hacer era... dormir y escuchar música. A todas horas. Alta, ruidosa, molesta. Gente que gritara y chillara todo lo que ella callaba.

De momento, sólo podía ponerse esa estúpida y resquebrajada sonrisa todas las mañanas e ir a clase a aguantar todas las burlas y las miradas. Sólo podía ahorrar para un futuro mejor que se antojaba inalcanzable. Sólo podía desear que su padre fuera eliminado de la faz de la tierra de una condenada vez, para así poder ella ver a su madre sin más lágrimas empañando su felicidad.

Aquellas no eran unas felices navidades para Hanna Marin. Y jamás lo volverían a ser.