Daria
Después de todo Quinn le había dicho que imaginara su sueño tal y como quería que sucediera.
Cerró los ojos y deseo como nunca antes abrirlos y sonreír con el panorama frente a sus ojos.
Habían pasado dos semestres y la universidad seguía sorprendiéndola. Dentro de lo que le gustaba estaba su compañera de cuarto, quien era más friki que ella. Johan, le caía bastante bien de domingo a viernes, pero los sábados cuando la arrebataba de la calidez de su cama, para salir a caminar por el campus de las siete a las nueve de la mañana, la odiaba hasta que ella le compensaba la tortura con un desayuno de panqueques y té en una cafetería que quedaba una cuadra después de terminar el campus en dirección norte. Donde se quedaban hasta pasado el medio día, hablando de sus clases y de que harían el resto del sábado.
-¿Qué te parece ir a ver una película de terror?
-Pues tendría que ser muy temprano, ya que hoy hay edición especial de Mundo enfermo y triste
-Si vamos a la función de las cinco, nos da perfecto tiempo de ir al cine y pasar por una pizza y dulces.
Johan se veía entusiasmada, pero el gesto de Daria la hiso caer en cuenta de que el plan no iba a salir librado.
-Es que hoy me llamará Tom, pero si salimos ahora mismo para el cine nos da tiempo de hacer todo.
-No que va, no pienso ir a la plaza con esta facha. –Johan jaló su playera y puso cara de fastidio. Daria sabía que su amiga lo hacía por molestarla otra vez con el recuerdo de la única vez que Quinn la visito y les dejo muy en claro que estaban totalmente fuera de moda.
-Vamos mañana, yo invito.
Johan se encogio de hombros y le dijo que terminara su té para poder ir de regreso al dormitorio y pudiera prepararse para recibir la llamada de Tom. –Bueno, nos queda tiempo para ir a la lavandería.
Ya en su dormitorio, Daria se dedicó a limpiar lo mejor posible, mientras Johan bajaba a la lavandería y le daba una hojeada al nuevo capítulo de la novela de su amiga, y también pensaba en algo que hacer las próximas horas, mientras Daria se quedaba al teléfono hablando con Tom.
-Tal vez podamos vernos cuando vuelva.
-Estaría bien.
-Te llamo cuando regrese de la playa. Quiero escuchar en que anda Melody.
-Está viajando al sur. Ya sabes, al sur parece más fácil el camino.
-¡Ha!, tengo que irme. Te quiero Daria.
-Cuidate.
"Te quiero". Se suponía que el acuerdo era hablar sin tintes amorosos. ¿Esto era un tinte amoroso?
-No lo sé Daria, yo pienso que no, pero Jane lo conoce mejor. Pregúntale al verla.
Fue la respuesta de Johan, mientras le pasaba la mitad de su chocolate y se terminaba de acomodar en el sillón para ver la edición especial de Mundo enfermo y triste.
Faltaba un par de semanas para que volviera a ver a su amiga. Sólo estaría una semana en Hawai y luego se iría derechito para Londane a pasar el resto del verano en la casa de su amiga Jane y su hermano Trent… Trent…
La dulce voz de Trent repetía su nombre una y otra vez mientras la sumergía en un sueño dentro de un lugar cálido y con un aroma dulce.
-Daria, Daria, Daria…
-¿Si Trent?
-¿Trent? ¿De qué hablas? Ya es hora de ir a la cama, y no pretendo llevarte arrastrando a tu cama.
