¿Quién va a abrazarte cuando tiembles? ¿Quién va a venir cuando te quiebres?
No puedes continuar pensando que nada va mal ¿Quién va a conducirte a casa ésta noche?
Apoyado en la baranda, Brandon divisó el extenso mar que rodeaba la isla. La agradable mañana hacia el aroma salado del viento fuera refrescante y, por primera vez en mucho tiempo, disfrutó del escenario. Se había escapado un rato de Scott y de sus compañeros para estar solo, de las batallas pokémon y de los entrenadores. En ese momento sólo estaba él. Miró durante mucho tiempo a los Wingull y Pelipper, preguntándose cómo sería volar como ellos.
-¿Sabías que Scott te está buscando? –la voz de la jovencita le sacó del trance; no sabía en qué momento había llegado –Necesita que alguien vaya a Sinnoh y quiere que vayas tú
Disgustado con la orden, el hombre suspiró.
-Nunca puedo tener un momento de paz, ¿verdad? –preguntó, mirando todavía a los pokémon; la chica junto a él encogió los hombros
Después de unos segundos, volteó para verla. Al igual que él, Leaf estaba apoyada en la baranda. Sin embargo, su mirada estaba dirigida hacia el mar. Las rocas, los Tentacool y Corsola, el oleaje… Todo eso ocupaba su mirada.
Parecía meditar más cosas que él. Parecía no haber dormido en días. Parecía tener los ojos hinchados y la cara pálida. Parecía débil.
-¿Qué se siente volar? –preguntó con dulce voz, asomándose más al mar
No hubo respuesta alguna.
Leaf parecía asomarse más y más cada vez, como si quisiera saltar y averiguar qué se sentía. Presintiendo que algo iba mal, Brandon puso su mano sobre el hombro de la chica. Pese a sentirlo, ella siguió mirando.
-Te dejó, ¿verdad? –preguntó sin rodeos
-Sí…
-¿Hace cuánto?
-Una semana…
Mientras Leaf seguía con la mirada fija, Brandon la miró a ella.
No escuchó más ruidos. Ni los graznidos de los Pelipper, ni el oleaje del mar, ni el silbido del viento o las voces de las personas. Era como si todos se hubiera puesto de acuerdo para guardar luto por Leaf.
-Si salto desde aquí… ¿crees que pueda volar? –preguntó
-No –la respuesta fue seca, más como una prohibitiva –Leaf, nosotros los humanos sólo podemos volar con ayuda de los pokémon o con aviones
-Yo podía caminar sobre las nubes… ahora siento que me estoy cayendo
Tiritó. De pronto el viento salado estaba frío. Pero no sólo era el frío; de verdad le dolía y de verdad se estaba cayendo. Estaba rota por dentro por primera vez.
-Debiste habérmelo dicho –le regañó –Tenía que enterarme entonces y no ahora
-Sentía como si me estuviera ahogando –se excusó; con sus dos manos tocó con suavidad su cuello –Ahora mismo, siento que me aprieta. No puedo hablar más
Lentamente volvió a poner sus manos sobre el barandal. Aún tenía el nudo en la garganta, y no sabía cómo aflojarlo.
-Extraño la suavidad de las nubes, Brandon –cuando volteó para verlo, se dio cuenta que él también estaba mirándole -¿Nunca has caminado sobre ellas?
-Sí. Pero ya tiene mucho tiempo
Sus hinchados ojos derramaron una que otra lágrima, y el nudo de la garganta apretó en vez de suavizarse.
-Yo prefiero caminar sobre el suelo –comentó; luego dio dos pisotones fuertes, haciendo algo de ruido -¿Lo oíste? Por más fuerte que golpees, no se quiebra. No te caes. No te duele. Algunos prefieren las nubes, otros el mar, y otros el suelo. Incluso hay quienes se caen y no vuelven a levantarse, o aquellos que se ahogan. Pero sé que aunque estés cayendo ahora mismo, vas a reponerte
Quitó su mano del hombro de Leaf. Algo renuente, tomó la mano de la chica. Leaf miró hacia sus manos, y sintió el fuerte apretón de Brandon.
-Ven. Camina conmigo sobre el suelo un rato
Las lágrimas de Leaf fluyeron aún más, pero apretó la mano de Brandon con todas sus fuerzas. Sintió que poco a poco estaba cayendo de pie sobre el suelo.
