Nota de la autora:
Para los nuevos lectores: La historia comienza en medio de la acción- no se supone que entiendas todo lo que está pasando. Tiene una clasificación T por instancias menores de sangre. No hay contenido sexual (o romántico) y no hay lenguaje grosero.
Nota de las traductoras:
Espero que disfruten este increíble y popular fanfiction de parte de la maravillosa HideousBlob. Si bien puede no comenzar la historia muy rápido, ¡vale la pena echarle un vistazo! ¡Es realmente bueno! Es por algo que lo estamos traduciendo. ;) Enjoy!
Prólogo.
Todo era blanco. "Todo" quería decir las paredes y el techo; no había nada más en la habitación, excepto una gran ventana abierta.
Caminaba de un lado a otro, sus botas sonaban en el liso piso de metal. La brisa que soplaba a través de la ventana era fría y cortante; y tenía el aroma del cambio de estaciones en ella. Sería invierno muy pronto. El nevoso y estremecedor invierno de la Tierra. Nunca fallaba en asombrarlo como un solo planeta podía ser caliente como un horno y de un frío congelante por turnos.
Giró su camino, llegando a la ventana para mirar afuera. Estaba en el último piso del edificio y podía ver a toda la ciudad desde aquí arriba.
Mirar por la ventana se sentía diferente a que mirar a través del parabrisas esférico del crucero Voot. Había demasiada Tierra allí afuera. Se estremeció y alejó, paseándose de un lado a otro un poco más, con los ojos fijos en sus piernas.
En vez de su buen uniforme formal, tenía puesto un par de overoles un poco pasados de talla; los cuales estaban manchados con derrames de laboratorio. Se cambiaría apenas llegara a casa y en el futuro sería más cuidadoso sobre usar ropa en la que no le importaría quedar atrapado en el caso de una contingencia inesperada como esta.
Se dio cuenta que estaba levantando sus manos frente a su pecho. Muy tonto de su parte. Él era un Invasor entrenado y ciertamente ya estaba más allá de hacer un alboroto por un dolor de manos.
Metió las manos en los bolsillos y siguió paseándose. Pronto se encontró en la ventana de nuevo. No había nada más aquí para mirar excepto por la puerta abierta, que dirigía al blanco y vacío pasillo.
Puso sus manos las barandas de la ventana y se inclinó hacia adelante, mirando abajo a la ciudad; y luego, arriba al cielo nublado. La ventana estaba completamente abierta sin siquiera una protección y se dio cuenta que estaba asomándose más lejos y podía, de hecho, caer cincuenta pisos si no era cuidadoso. Se alejó.
Uno de los cortes más profundos en su nudillo dolia desagradablemente. Lo puso en su boca y empezó a chuparlo mientras estudiaba su otra mano.
Sus guantes habían sido totalmente despedazados, así que se los sacó. Sus manos se veían muy pálidas sin ellos. Los cortes y rasguños destacaban y perturbaban sus nervios, incluso ahora.
Las pocas vendas adhesivas que se molestó en poner sin cuidado- y que todavía no se habían caido- estaban peladas y despegadas. Asqueroso. Las sacó y dejó caer al suelo.
Había estado usando gafas de protección cuando fue traido aquí tres días atrás y no se las ha sacado desde ese momento, no queriendo mostrar ningún posible signo de sentirse incomodado por estas personas. Ahora las gafas estaban haciendo doler su cara. Las re-ajustó por milésima vez, reflejando que con seguridad tendría unas furiosas marcas en su cara cuando se las sacara. Con suerte se habrían desvanecido para el momento en el que tendría que ir a la eskuela el lunes.
Hubo un sonido proveniente de la puerta y el olor de un humano. Se dio la vuelta.
"Preciosa vista, ¿no es cierto?" dijo el humano, y Zim se dio cuenta que todavía estaba parado al lado de la ventana.
"Emh," dijo, ojeando afuera al mundo que se encontraba debajo. "Es la Tierra. Y realmente ya debería irme."
El humano asintió. "Oh, por supuesto."
Oh bien, oh bien. Esa era una buena reacción. Anteriormente los humanos no habían dado ningún signo de esperar que él volviera a su base en lo absoluto.
"Hay un auto afuera esperando por ti ahora," dijo el humano.
¿Ahora? Zim se estremeció, luego se apresuró al pasillo antes de recordar que no quería verse demasiado ansioso. Paró, haciendo un esfuerzo por parecer desinteresado sobre el tema. Pero no demasiado desinteresado. Que Los Altos no quieran que de la impresión de que él quisiera quedarse aquí.
"Necesitarás llevarte a casa estos contigo," dijo el humano, entregándole a Zim un fajo de volantes. Los tomó, ojeándolos rápidamente para dejar salir un poco los nervios y no porque le importara lo que estaba en ellos; y los metió en su bolsillo. Siseó. El borde de uno de los pedazos de papel traspasó su piel y le provocó un repugnante corte.
Miró fijamente la herida fresca. Se veía como un inocente, colgajo de piel sin color. Dolía como un flookar de Los Altos.
El humano se aclaró la garganta. "¿Un corte?"
Se estremeció. "No es nada. ¿Dijiste que había un auto?"
"Ah, si. Por aquí."
Guió a Zim por el pasillo a lo que parecía a primera vista una pared sin nada. El humano tocó la pared y se abrió para revelar un elevador.
Entraron. El elevador empezó a descender. Zim miró al piso, dando golpecitos con el pie. Estaba usando botas grandes y sólidas para protegerse de los derrames de ácido. Quería sus otras botas de vuelta. Desde ahora, llevaría un cambio de ropa en su Pak todo el tiempo.
El viaje en el elevador se estaba tornando un poco largo. El humano, cayendo en el aburrimiento, eventualmente se aclaró la garganta y dijo: "Perdóname si estoy siendo grosero. ¿Qué le pasó a tus manos?"
"¿Eh?"
"Tus manos. Están muy estropeadas."
Zim volteó una de las manos objeto de la interrogante con un gesto desdeñoso. "No es importante."
El humano se balanceó de un lado a otro. "Ah."
Zim metió sus manos en los bolsillos para prevenir interrogatorios futuros. Aplastó los volantes un poco en el proceso pero daba igual.
El viaje en elevador continuaba.
"¿Has sido un Invasor mucho tiempo?"
Una de las antenas de Zim se estremeció. "Bastante tiempo," dijo.
"Ah. ¿Qué hacías antes?"
Zim se giró hacia él. "Heh. Lo siento. No discuto mi vida con miembros de la especie que estoy asignado a aplastar absolutamente."
El humano se alejó. "Perdón. Lo entiendo. Yo actuaría de la misma manera si fuera tú."
Zim miró fijamente las puertas del elevador.
Una eternidad después finalmente se abrieron. Zim fue guiado a otro pasillo. Este tenía más pasillos adicionales que se ramificaban del principal.
Mientras pasaban uno de ellos, Zim paró y miró al fondo de este.
"¿Qué pasa?" preguntó el humano.
El pasillo doblaba a mitad de camino, así que Zim no podía ver qué había al final. El piso estaba embaldosado y muy limpio. Le daba un aspecto muy parecido al de una sala de operaciones.
Por alguna razón Zim tenía una noción clara de que nunca querría ir allí. La verdad es que no podía explicarlo. Sin embargo, había un pequeño indicio de un olor divertido en el aire... incluso para los humanos, que aparentemente habían intentado arduamente extinguir lo que sea que era con spray ambiental.
Zim sacudió su cabeza. "No importa. Llévame a ese auto."
El estacionamiento no estaba tan despoblado como el interior del edificio, pero cerca. Zim contó tres autos en todo el lugar además del que estaba al lado de la entrada, esperando por él.
El humano fue a la puerta de pasajeros y la abrió servicialmente. Zim fue hacia el coche pero se demoró en la entrada un minuto, mirando a su alrededor el estacionamiento, las luces de la ciudad en la distancia; el alto, reluciente edificio tras él, la vereda, las estrellas (borrosas a través de una neblina delgada de nubes) y la brillante luna llena. Nunca había pensado que estaría alegre de ver los paisajes de la Tierra, pero después de tres días de nada excepto metal blanco-
El humano se aclaró la garganta. Zim entró al auto. Era un auto más bien pequeño, y por supuesto sabía que no podría ser capaz de salir una vez que se empezara a mover, pero eso no debería ser un problema... no sería un problema, ¿no es cierto?
"Ahora recuerda repartir esos volantes donde sea que puedas," dijo el humano. Zim murmuró incoherentemente en un tono de asentimiento reacio, y cerró la puerta.
El conductor era muy cortés, muy desinteresado o con una muerte cerebral muy avanzada para ofrecer conversación alguna. Zim pasó el viaje a casa silenciosamente mirando con ojos vidriosos al paisaje en movimiento por la ventana.
Él no estaba acostumbrado a transportarse en vehículos terrestres y se sentía algo enfermo al momento en que se estacionaron frente a la base. Salió con dificultad del auto sin decir palabra alguna al conductor y se paró por un momento agachado con las manos en las rodillas, respirando pausadamente. El auto aceleró tras él.
Zim se dirigió adentro de su base, cerrando la puerta tras él y apoyándose en ella. Dejó salir un largo suspiro siseante y sacó las estúpidas gafas de su cabeza, dejándolas caer en el suelo a su lado. Se frotó los ojos, pateó las pesadas botas hasta liberarse de ellas y desabrochó los overoles, retorciéndose para quedar fuera de ellos. Esto sólo lo dejó con una camiseta y pantalones.
La base parecía extraordinariamente calmada.
"Computadora. ¿Dónde está GIR?"
"¿Eh?" dijo la computadora. "Oh. Estás de vuelta. No sé donde está GIR."
Zim asintió y cruzó los brazos sobre su pecho. "Por supuesto que no sabes. Probablemente salió a gastar todo mi dinero terrícola que he reunido."
Golpeó su pie contra el suelo. "Necesito llamar a los Altos y darles un reporte completo." Bostezó. "Pero no ahora. Llévame a la sala de investigación."
El suelo descendió bajo él, dejándolo caer en una habitación que no contenía nada además de una cómoda silla púrpura y una central de ordenadores.
Zim prendió la pantalla y revisó si habían mensajes dejados por los Más Altos mientras él estuvo ausente. No encontrando ninguno, se inclinó hacia atrás en la silla, cerrando sus ojos. Se sentía bien estar finalmente lejos de los humanos.
Greaves entró a la habitación de control con un poco de vacilación. Su jefe estaba sentado en la estación de monitoreo, como siempre.
Greaves se acercó lo suficiente para ser notado y se mantuvo allí por un momento, esperando a que le hablaran. Unos momentos de silencio muerto pasaron.
"¿Te deshiciste del Irken?"
"Greaves asintió. "Justo a tiempo, de hecho."
Peter exhaló una nube de humo de su cigarro. "¿Qué quiere decir eso?"
"Preguntó sobre irse a casa cuando fui a buscarlo. Se estaba poniendo ansioso. Pueden ser un problema si están ansiosos."
Peter asintió. "¿Qué pensaste sobre eso, observándolo en persona?" (n/t: Se refieren a Zim como un "it", es decir, una cosa. No se refieren a él como si fuera una persona.)
Greaves reflexionó. "¿Qué pensó usted sobre eso?"
Peter levantó una ceja mientras miraba la pantalla de monitoreo central. "Típico mocoso irken ."
Greaves estuvo en silencio por un momento, pensando, y luego dijo: "No estoy muy seguro."
"En serio. ¿Por qué no?"
"Se veía un poco..." Greaves vaciló. "Diferente. No bien de la cabeza. Primero que nada, creo que sospecha algo. Paró cuando pasamos por el pasillo que da a la Cámara. Y por otro lado..." Se mordió el labio ligeramente mientras Peter esperaba a que continuara. "Creo que desconfía de nosotros en general. No es entusiasta por los volantes. ¿Ha ocultado un micrófono en su base?"
Peter le dio una mirada congelante. "¿Crees que soy estúpido? Hice ocultar cámaras el día que lo trajimos aquí. En los robots también."
"¿Robots?"
"Habían dos."
Los ojos de Greaves se abrieron completamente. "¿Dos unidades SIR?"
"No, un SIR y algún tipo de juguete."
Greaves arregló su cabello hacia atrás. "Un juguete. ¿Qué está haciendo con un juguete?"
Peter miró hacia sus pantallas. "Son niños violentos y mimados. Revisaré sus redes por cualquier información acerca de un Invasor Zim si te hace sentir mejor."
"Creo que debería. De verdad creo que usted debería. Estaba completamente alerta todo el tiempo y las respuestas a mis preguntas eran despreciativas y mostraban signos fuertes de individualismo. De verdad creo que podría ser un problema."
Peter asintió. "Haré una evaluación completa a eso y verificaré nuestro archivo buscando señales de advertencia. Ahora vuelve a trabajar."
Greaves asintió y se dio la vuelta. Vaciló, y miró atrás de sus hombros. "Señor- ¿cuál es el mayor problema que un Irken nos podría causar?"
"Llamar a la Armada sobre nuestras cabezas y aniquilar a nuestra especie. Siempre que manejemos las cosas correctamente eso no pasará. Ahora vuelve a trabajar."
No muy aliviado, Greaves dejó la sala.
