Por favor, leed pensando en las reacciones de los personajes de Tite Kubo, mi intención no es sacarlos de contexto sino colmar ciertas aspiraciones de todos cuantos creímos que la serie acabaría ahí, de la forma más fiel posible a la historia original.
Warning: Contiene spoilers. Recomiendo encarecidamente leer/ver Bleach hasta este punto antes de proceder con esta historia corta.
Disclaimer: I do not own Bleach or its characters.
Kurosaki Ichigo
17 años
Estudiante de último curso de instituto
Ex-shinigami
Cuando recuperé la consciencia, pensé "mis poderes han desaparecido". Aún veía a mis amigos alrededor, pero noté la ausencia de presión espiritual. Actuando de manera despreocupada, pues sabía que esto ocurriría al utilizar el Getsuga Tenshou Final, me despedí de mi vida como shinigami: no volvería a ver espíritus, incluyendo hollows; lo cual podría ser un problema (¿y si aparecía uno grande en Karakura? Desde luego no podía dejarlo en manos de Imoyama-san, ése tío es un incompetente). Tendría que confiar en que la Sociedad de Almas se encargaría de vigilar el territorio, al menos eso me lo debían después de la batalla con Aizen, ¿no?
Lo que creía que era mi deseo desde siempre, llevar una vida normal, sin embargo, estaba resultando muuuuy aburrido. Y me alegraba de que todos supieran lo que había pasado, que había hecho algo bien y tal, pero… la impotencia de no poder ayudar a Ishida o Chad, incluso Inoue que tanto se seguía esforzando por controlar y aumentar sus habilidades, es casi insoportable. Lo empeora el que todos te miren con cara de lástima porque saben lo fuerte que llegué a ser y ahora… Ahhh, diablos, sé que me estoy portando como un cretino, pero estar cerca de la gente a veces se me hace insufrible.
Es por eso que me voy al río, a pasear por la orilla desahogando mi rabia en silencio, deseando ser capaz de proteger de nuevo a los que me importan. Hmmm, los que me importan…
Ni Rukia, ni nadie de la Sociedad de Almas para el caso, ha establecido contacto desde hace 17 meses. Es como si quisieran concederme el deseo de vivir mi vida en paz, pero al no borrarme la memoria es imposible no pensar en ellos… de vez en cuando.
"Seguro que están teniendo aventuras a diario, o entrenando; ¿habrá habido algún ascenso?, ¿o tendrán problemas y por eso no han podido venir a Karakura?"
Entretenido con estos pensamientos me encuentro finalmente delante de la tienda de Urahara. No tiene sentido llamar, desde el incidente la tienda ha estado sellada para mí, o cualquier humano. "Vacaciones indefinidas un cuerno, Urahara-san habrá tenido complicaciones y se habrá escondido en otro local – Seguro que en el Seireitei no estaban muy contentos al descubrir sus numerosos productos ilegales con todo el lío que se armó, hehe"
Una sonrisa al fin se posa en mis labios, e incluso si es un poco sarcástica está bien. Yo también estaré bien, y Karin y Yuzu, y el viejo, y todos mis amigos. Rukia y los demás harán su trabajo y nosotros el nuestro. Miro al cielo. Aunque no los vea, desde el fondo de mi corazón, creo en ellos.
Mientras, en la Sociedad de Almas
Kuchiki Rukia
~200 años
Teniente del decimotercer escuadrón del Gotei 13
A menudo pienso en lo que dije a Ichigo antes de marcharme del mundo real, que estaría bien tener una vida tranquila por un tiempo. Bien, eso ha sido un poco difícil en la Sociedad de Almas desde la derrota de Aizen.
- ¡Teniente Kuchikiii!
- Tercer Oficial Kotsubaki, informe por favor.
- La rebelión en el quinto escuadrón por fin se ha interrumpido y los trabajos de reparación se están llevando a cabo a buen ritmo; ade-
- ¡Además el capitán Ukitake ha solicitado su presencia de inmediato!
- (Por lo bajini) Kiyone! De verdad eres una pesada, mira que estaba dirigiéndose a mí, entrometida!
- Gracias, Tercera Oficial Kotetsu, iré enseguida.
Ha habido muchos tumultos durante la reorganización de los escuadrones -de esperar teniendo en cuenta que tres de nuestros capitanes llevaban mucho tiempo actuando como traidores-, así que los integrantes de la tercera, quinta y novena divisiones desconfiaban de sus nuevos capitanes e imponer orden estaba resultando enloquecedor. Luego estaban las obras de reconstrucción a lo largo del Seireitei, todavía pendientes desde la última batalla, y mis tareas como Teniente, claro, el papeleo ya amenaza con sepultarme en mi mesa, uf, uf, uf!
- ¡Buenos días, capitán!
- ¡Mi Teniente Rukia! Pasa, pasa, por favor. Debo contarte algo.
- ¿Capitán? ¿Qué sucede?
- Antes de nada, me gustaría felicitarte por cómo estás llevando tu nuevo cargo. Siempre he sabido que estarías a la altura, te has hecho más fuerte y era hora de tener la posición que mereces.
- Uh, gracias, mi Capitán, me halaga. "Ahora sí que tengo que esforzarme y demostrarlo" (Rukia = cara de determinación)
- Bueno, no es un cumplido. Sabemos que para ti ha sido muy duro permanecer fiel a tus órdenes sin fallar a tus amigos. Te has debatido entre la desobediencia y lo que está moralmente bien. Al final, siempre has tomado la decisión correcta dependiendo de las circunstancias. Supongo que será el haberte criado en el clan Kuchiki con tu procedencia humilde, y lo que aprendiste en el mundo real, claro… (inaudible)
- …
- Oh! Discúlpame, ¿por dónde iba? Sí, debes ir a hablar con Byakuya. -"¡¿Nii-sama?!"- Los rumores dicen (Kyoraku) que lo harán oficial pronto, y me temo que tú aún no has sido consultada. Me siento en el deber de proteger a mis subordinados, y mi querida Rukia, sé que también tomarás la decisión adecuada en esto.
De vuelta a mis aposentos repetía la conversación en mi cabeza." ¿Qué pasaría que Nii-sama no me quería decir? El Capitán Ukitake me aseguró que no era nada malo, incluso me despidió revolviéndome el pelo y con una sonrisa un tanto sospechosa… ¡Lo cual me ponía más nerviosa! Arrrggg, ¿qué podría haber más oficial que mi promoción a Teniente? Ya fue bastante embarazosa la ceremonia de aceptación, de rodillas ante toda la familia Kuchiki y los principales oficiales del escuadrón. Menos mal que el discurso de Nii-sama fue escueto, jiji…"
Rukia se dirigió con cautela al despacho del Capitán del sexto escuadrón, Kuchiki Byakuya. Siempre le imponía la figura de su hermano, el respeto imbuido tras años de pertenecer a una familia que valoraba el orgullo y el saber estar por encima de todo, le causaban una sensación de inferioridad de la que no lograba desprenderse. Incluso después de conocer la historia de su hermana, Hisana-sama, y saber que Byakuya había desafiado una vez las normas por ella, no la trataría de forma más cariñosa. Su adoración por él era completa, pero no significaba cercanía por ello.
Sabía que llamar a su puerta sin haber sido invitada era una falta, pero le sorprendió la delicadeza con que su hermano la hizo pasar. Se encontraba de pie, de espaldas a ella, mirando por la ventana y las manos a ambos lados del cuerpo. Esperó a que él rompiera el silencio.
- Rukia, sé que has venido demandando respuestas. Te hubiera hecho llamar en breve, pues hay algo que debes saber cuanto antes.
- Nii-sama, ¿Por qué están todos tan preocupados? ¿Hay algún problema?
- Rukia, he intentado retrasar lo inevitable, pero el clan ha tomado una decisión:
Estás comprometida en matrimonio.
"¿¡Quééééé?! Esto no puede estar pasando, pero qué ha dicho?! ¿Yo? ¿Casada? ¡No puede seeeer! ¿Por qué? ¿Cómo…? Quiééén…!?"
Para colmo, Nii-sama se acercó y le puso un dedo en la barbilla, obligándola a levantar la cara y mirarle de frente. Él vio la confusión de sus ojos, muchas emociones que eran imposibles de ocultar. Esta chiquilla era la hermana de su Hisana, y odiaba hacerle esto, pero debía comprender por qué era importante que lo asumiera; por él, por su promesa.
- ¿Sin preguntas, Rukia? Pensé que reaccionarías… de otro modo. En fin, si no tienes nada que replicar…
Haciendo un esfuerzo por pronunciar las palabras, muy despacio, Rukia se levantó.
- ¿Quién? Nii-sama, ¿quién es…él?
- Bien. El clan propuso varios candidatos y finalmente, les he persuadido de la conveniencia de un matrimonio pacífico. Será fructífero enlazar a la futura cabeza de nuestro clan con el futuro capitán de mi escuadrón.
Al decir esto la miró de reojo para ver cómo el color retornaba a las mejillas de Rukia. Estaba asimilando lo que acababa de revelar, pero era imposible adelantar su respuesta.
- ¿Futura cabeza…? ¿el futuro… Capitán del sexto escuadrón?! NII-SAMA, estás hablando de… Renji!?
Ahora sí estaba más tranquilo, si Rukia se enfadaba como él esperaba, podría manejar mejor el asunto. Esta chica hacía lo que podía por mantener la compostura, pero en su interior había fuego. Él estaba orgulloso de ella.
- Rukia, vigila tu comportamiento. […] Debes entender que es una decisión muy razonable, el Teniente Abarai será algún día Capitán y, a pesar de su personalidad un tanto escandalosa, tiene muy claro cuál es su lugar y sus deberes. Ha demostrado su valía y, siendo el shinigami más allegado a ti, tiene sentido que sea un compañero apropiado.
Rukia tragó saliva, se dio cuenta de que tenía las manos cerradas en puño y se obligó a abrirlas, a concentrarse en no delirar delante de su hermano.
"Renji…, Renji… Renji! ¡Es imposible! Nunca me pude explicar siquiera por qué Nii-sama le había concedido el puesto de teniente en su escuadrón, no es que no lo mereciera, claro, sino que nunca había imaginado que pensara de él así… pero si estaba cantando sus alabanzas delante de ella! ¿Qué estaba diciendo? No importaba QUÉ pensaran los demás de Renji, para ella, para ella él era su amigo, su confidente! Renji siempre había estado cerca y había sacrificado mucho por seguirla aun cuando sus caminos se separaban, sabía que la protegería siempre y tenía el suficiente orgullo para ser un Kuchiki él mismo! Pero… su pareja?! Ella nunca le había mirado de ese modo, no se había planteado eso con nadie para ser sincera…"
- Rukia.
La insondable mirada de Nii-sama cuando pronunció lo siguiente hizo que Rukia saliera corriendo del despacho sin decir nada más, salió a la calle y miró a ambos lados sin ver. Las palabras resonaban en su cabeza, se amplificaban, chocaban y estallaban con fuerza.
"El Teniente Abarai ya ha aceptado"
No sabía dónde ir, no podría enfrentarse a Renji ahora mismo "¡¿Él lo sabía?! Pero si le había visto esta mañana y no había notado nada, estaba como siempre riéndose y vacilando, aunque… le había pillado mirándola una vez y cuándo le había replicado si tenía monos en la cara o qué, él se había ruborizado sin venir a cuento y se había apartado un poco, cambiando de tema… pero era Renji, así que no le dio importancia, él no se callaría si pasaba algo… ¿Cómo no le habría dicho algo así? ¿Quién más lo sabía? ¿Desde cuándo…?"
Demasiadas preguntas y nadie a quien acudir, se sentía extraña y observada, y no podía mantener su acostumbrada calma "Rukia Kuchiki, vuelve en ti, tienes que analizar esto fríamente!". La gente la saludaba según iba caminando por la calle y no los reconocía, no se reconocía a sí misma. Así que hizo lo único que le vino a la mente en este estado de angustia, huir. Y sólo había un sitio que consideraba seguro. Abrió la puerta Senkaimon privada de los Kuchiki y se adentró en el pasillo hacia la oscuridad.
