Lospersonajesnomeperteneces, lepertenecena George.R. R. Martin. Lahistorianomepertenece, lepertenecearainonmondayquienmediopermisodetraducirsufantasticahistoria.

Frozen-Fire.

Cap1.- Secretos.

Cuando aceptó el acuerdo, el matrimonio; tenía más ideas en su mente de las que había sido capaz de convertir en planes. Hace mucho tiempo que había olvidado esos sueños infantiles sobre el amor y la inocencia, por lo que consideró apropiado casarse con un hombre al que no amaba , una vez más, y esta vez no iba a enamorarse, esta vez utilizaría al hombre como Viserys le había enseñado.

Eddard Stark podía haber pensado que le estaba haciendo un favor, y mantendría su honor como el estúpido hombre que era, uno que respetaba el honor y la familia como ningún otro hombre en los Siete Reinos y en todo el mar Angosto. Había pensado que manteniéndola bajo su ojo después de la muerte del usurpador, no trataría de recuperar su legítimo lugar en el Trono. Era poco más que una niña para ellos después de todo.

Había enviado un hombre para ofrecerle un regreso seguro, para ser colocada bajo su protección, con la intención de convertirla en la esposa de su hijo mayor. Él quería enviarla a Great Keep en Winterfell, para mantenerla prisionera.

Pero ella confiaba en sus capacidades y también sabía que cualquier hombre orgulloso de llamarse a si mismo uno, era incapaz de resistirse a una mujer, que sabía cómo hacerle ver lo que ella quería que viera. Incluso un Stark podría convertirse en un aliado si movía correctamente sus fichas.

Su única demanda era traer consigo a Ser Jorah Mormont, pero le negaron tal cosa, así que solo pudo traer a Irri, Jhiqui y Doreah. Sus bebes, sus Dragones; no eran parte del acuerdo pero se los llevaría de todos modos.

No tenía miedo de Robb Stark, ella había estado casada con Khal Drogo y no importaba lo mal que hablaran de los norteños, dudaba que fuera peor que la vida de los nómadas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

No hay lugar para una pomposa boda, (una boda de una reina), le dijeron. Pero pronto se dio cuenta que su boda seria en secreto. Ni siquiera Eddard Stark estaría allí para ver a su hijo casarse.

Solo Lady Catelyn estaría como testigo de su familia, y no parecía contenta con ello.

Por suerte para ella, o no, sabía qué esperar cuando se puso de pie frente al sacerdote, la noche después de su llegada a King's Landing, dentro de una pequeña posada. Había tenido una pequeña visión de su cabello castaño rojizo salvaje y ojos azules sorprendentes, su piel era casi tan pálida como la de ella, y se veía atrapado bajo su traje negro. Él era apenas mayor que ella pero más tímido y solemne.

Se le ocurrió por primera vez que él quería este matrimonio aún menos que ella. Estaba siguiendo órdenes. Pero todo el mundo jugaba bajo las reglas de la nobleza. Hubiera sido más fácil para ellos ser plebeyos y casarse por amor, que hacer lo que otros deseaban.

Su barba ayudo para que se vea como un hombre, pero podía decir que estaba enfrentando el mismo momento que ella tuvo durante su primera boda.

No le tenía lastima. Después de todo, ella había sido un peón en el juego de otras personas, y era justo que él también lo sea.

La única cosa de lo que podía estar agradecida, era que él era guapo y parecía bastante dócil, ideal para sus planes.

Dijo sus votos con una voz monótona, pero con audacia la miro a los ojos en toda la ceremonia. Ella respondió con su propia voz suave, seductora, con la esperanza que el creyese que era una mujer indefensa a pesar de las historias y rumores acerca de los Targaryen.

Le coloco la capa sobre los hombros y se convirtió en su legítima esposa, en esa habitación mal iluminada con menos lujos de los que ella hubiera esperado, pero con su promesa de protección.

– Deberían ir a su habitación – dijo Catelyn Stark en voz baja, pensando probablemente que esto no es lo que su hijo se merecía, no lo que cualquier madre quiere para sus hijos, y más si se ignoró cada una de las costumbres.

Solo los llevó a una de las habitaciones. No hubo fiesta, sin alboroto y sin el lecho de amor, porque esa noche Robb Stark la miro con los ojos de un hombre que se siente traicionado, que sentía que su deber era su castigo.

– Puedes elegir el lado de la cama – murmuro mientras sus ojos se posaban sobre las llamas bailantes del fuego.

Daenerys lo miro confundida, porque a pesar de todo ella esperaba a un hombre hambriento por sexo. Ella esperaba ser abusada por un hombre que creía era su propietario ahora. Al ver que él no la maltrataba, se dio cuenta que debía tener una razón para no acompañarla en la cama.

– Mi matrimonio fue muy breve – comentó, moviéndose cuidadosamente más cerca de él – sé que debes haber esperado una doncella joven, con su virtud intacta y pido disculpas si a causa de mi llegada, has perdido una amante – tuvo que morderse la lengua para no gritarle, que ella no había tenido un dichoso primer matrimonio, que no tenía derecho a ponerse de mal humor como un niño.

Sus fríos ojos, azules como el mar al que los Dothraki temían tanto, se clavaron en ella – no perdí ningún amante, y créeme, tu virtud es algo que no podría importarme menos – caminó alrededor de ella poniendo más distancia entre ellos, sin perder nunca el contacto visual – y sé que diste a luz un niño.

Su pecho se contrajo dolorosamente. Una cosa era aceptar la perdida de Drogo, pero perder al hijo que llevó en su vientre era otra completamente. Tal vez había subestimado al joven Lobo, él era más inteligente como para abusar de ella físicamente, pues podía hacerle aún más daño, abriendo las cicatrices de su interior.

– Duerme – ordeno señalando la cama – tenemos que salir temprano antes de que tu estancia aquí legue a los oídos de la Araña.

– Si es tan bueno como dicen, ya debe saberlo.

– Pero él no ha encontrado una razón para que funcione a su favor – inclino la cabeza – solo duerme.

Y con eso salió de la habitación dejándola sola una vez más.

Daenerys no sabía porque le dolía tanto el ser ignorada así, cuando lo último que quería sentir era ser esclavizada por otro hombre, para satisfacer todos sus deseos. Probablemente tenía algo que ver con no saber que esperar ahora que Robb Stark demostró que él no era como la mayoría de los hombres, que no iba a trabajar como ella lo había pensado.

Pero después de un largo viaje a través del mar Angosto y una boda, ella con gusto dormiría y continuaría con sus planes al día siguiente.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Su nuevo caballo no era nada como Silver. Esta bestia era negra como la noche más oscura y con una débil estrella. Era fuerte y sólido como una roca, pero dócil y silencioso.

– Ustedes están acostumbradas a montar a caballo, ¿verdad? – hablo Robb en voz baja, preparando su propio caballo – vamos a tener que andar mucho para estar tan lejos de aquí como nos sea posible, al final del día.

Quería golpearlo por lo atrevido que era, por creer que era una chica que necesitaba que le digan que pensar o hacer. Ella sabía que estaban en peligro y necesitaban huir, pero lo que no sabía era que Ser Rodrick y Lady Catelyn, no iban con ellos.

– Los grupos grandes llaman más la atención – el viejo, bajo y robusto hombre, se quejó.

Robb mantuvo en silencio la inspección de los caballos y lanzó una mirada hacia ella, cuando miró su largo vestido. Estaba acostumbrada a montar a caballo, pero no a los trajes que utilizaban las damas en los Siete Reinos, y de alguna manera ella dudaba que su ropa Dothraki, fuera aprobada por la gente de allí.

Irri, Jhiqui y Doreah cabalgarían con ellos, pero ellas no estaban muy seguras acerca de hacer el viaje con un solo hombre cuidándolas, mucho menos cuando dicho hombre no parecía construido, ni tenía el pelo largo para demostrar sus habilidades en batalla. También tenían miedo de Grey Wind, el Lobo Huargo mascota de Robb, que lo seguía a todas partes.

Daenerys se rio para sus adentros al oír protestas.

– ¿Necesitas ayuda? – pregunto Robb antes de montar su caballo.

Ella exhalo un profundo suspiro y como aprendió, se montó en su caballo con tanta gracia como pudo, teniendo en cuenta su vestido, su altura y los ojos en ella.

– No, no – replicó ella con altivez.

Por primera vez desde que lo había visto, vio la sombra de una sonrisa en los labios del joven Lobo, antes de que él también se sentara a horcajadas sobre su caballo.

Acercándose en su caballo a ella, sacó la capucha de su abrigo para cubrirle el cabello y ocultarle el rostro.

– Un cabello tan blanco como el tuyo no es común. Mejor mantenlo oculto a menos que quieras que nos decapiten antes de salir de aquí.

Ella resoplo y tiró las pieles que cubrían al caballo.

– Pieles como éstas, no son comunes al sur del Cuello. No nos estamos escondiendo de ellos.

– Yo no soy un Targaryen – contestó – podría fingir ser cualquier persona – su sonrisa desapareció bajo su capucha mientras la tiraba hacia su cabeza.

Pronto estaba liderando el camino para salir de la ciudad con ellas justo detrás de él.

Sería un viaje largo y más si tenía que escuchar a sus doncellas quejarse de los vestidos que las restringen. Solo esperaba que se encargaran de los Dragones que cada una llevaba en una cesta unida a sus caballos. Y que Robb no averiguara sobre ellos en el corto plazo a pesar de las muchas veces que Grey Wind olfateaba éstas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Era un jinete de caballo elegante, con una técnica muy diferente a la gente Dothraki pero mucho más similar a Ser Jorah. Extrañaba a su asesor, pero éste le dijo que confiaba en ella, que no sea de sangre caliente como su hermano, y ella estaría bien.

Le divertía ver indicios de su cabello rojizo bajo el sol. Robb parecía un chico que se había convertido en hombre de mala gana. Probablemente había sido un muchacho juguetón, que hubiera sido feliz renunciando a sus deberes como un hombre noble.

Al caer la noche habían encontrado una pequeña posada, un lugar donde solo Robb habló con el hombre a cargo y las mujeres que servían a los clientes.

Daenerys podía decir que el hombre había dicho una cruda broma sobre ellos, porque la veía a ella y sus doncellas con ojos hambrientos, como la mayoría de los hombre en el lugar, que afortunadamente, no eran muchos. No sabía lo que Robb había dicho a cambio, pero le entregó unas monedas.

– Sígueme – Robb habló tan pronto regresó.

Había pagado por dos habitaciones, una para ellos, y otra para sus doncellas.

Una vez dentro de la habitación, finalmente se quitó la capa con capucha, pero Robb simplemente se ajustó la ropa y toco su espada.

– ¿No vas a la cama? – preguntó, mientras buscaba su ropa, para luego desenredar su cabello, y trenzarlo antes de acostarse.

Robb tomó una silla y la coloco cerca a la puerta para sentarse – no puedo – Grey Wind se acurrucó a sus pies y dejó claro que harían guardia en la puerta.

No iba a pelear con él, porque estaban en peligro ambos gracias a ella, y si los rumores eran ciertos sobre su padre, y su sentido de justicia y derecho, peor.

Ella no entendía porque nadie podía meterse con el poder, o porque si Eddard Stark no confiaba en el juicio del usurpador, no había hecho algo al respecto antes, desde el interior. Pero la traición no era la manera como actuaban los Stark.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La mañana la recibió con los ojos de un Lobo Huaro despierto, situado cerca de la puerta y un Robb durmiendo incomodo sentado en una silla.

Se levantó para verlo dormir. Pestañas largas y gruesas abanicando sobre sus grandes mejillas, el pelo rebelde, el cuerpo tenso incluso en el sueño, y su mano tomando su espada para salvar su vida.

– Robb – susurró en voz baja para no asustarlo. Se inclinó sobre su hombro, más cerca de su oído y lo llamo por su nombre otra vez.

Se sentía cálido y olía, un suave aroma a sudor aferrado a su piel. No era del todo desagradable, no le molestaba tanto como podía serlo, y de hecho, era agradable.

Antes de pensar en ello, puso su mano suave sobre la que el utilizaba para sostener la espada, y arrastro la punta de su nariz sobre la barba que cubría su mejilla.

Se despertó y trato de sacar su espada por un segundo, hasta que la reconoció. Robb se quedó inmóvil cuando acarició su mejilla. Su olor y suavidad eran probablemente algo a lo que no estaba acostumbrado. Probablemente se había acostado con doncellas en el norte, pero no damas, y mucho menos con alguien más experimentado, y aún menos, con alguien a quien habían enseñado las artes eróticas con los Dothraki.

Se sentó a horcajadas sobre su regazo y le soltó las manos, pero no se movió. Así que tomo la iniciativa y lo beso suavemente. Esto era para probar sus límites y el poder que pudiera tener sobre él. Pero esto no significaba que ella quería sentirse atraída por él.

Al principio no respondió, pero pronto sus labios le correspondieron y ella suspiró contra su voluntad, cuando sus manos se posaron sobre sus caderas, acariciandolas suavemente pero con firmeza sobre la gran barrera de su vestido. Había algo diferente en sus besos y contacto, él era más suave y lo hacía con paciencia, algo que Drogo no tuvo con ella.

Sus dedos se clavaron en la carne de su cintura y profundizó el beso. Enredó sus brazos alrededor de su cuello y enterró los dedos en la maza de rizos rojizos de su cabello. Sus manos se deslizaron hacia abajo y trató de buscar el dobladillo de su vestido, pero antes de que pudiera deslizar sus palmas por los lados de sus muslos, se retiraron.

Sus manos abandonaron sus rodillas y retiró el rostro.

– Para – murmuró algo enojado – tenemos que salir pronto – la puso sobre sus pies mientras se levantaba con suavidad, pero el rechazo la enfureció – voy a decirles a tus doncellas que vengan – dijo antes de salir de la habitación con su Lobo siguiéndolo.

Dany apretó la mandíbula y se preguntó por primera vez, si Eddard Stark sabia exactamente lo que estaba habiendo cuando le ofreció casarse con Robb, y pensó que había sido engañada por el hombre, porque ciertamente su hijo no era lo que ella había estado esperado.

No sabía quién se volvería loco primero.