Tumbado en la cama mirando al techo y con el esmoquin arrugado, me preguntaba si lo que había vivido esa noche era real. ¿Lo era?

Todo había comenzado esa mañana cuando en la reunión nos dieron una noticia bastante impactante: "debido a los recortes por la crisis, los dos representantes de cada país deberán trabajar juntos". ¿Dos representantes de cada país? ¿Qué narices significaba eso? Resulta que cada uno de nosotros tenía otra parte, es decir, había otra persona como él que personificaba a su país. La cosa está en que no era exactamente como él sino una versión femenina. ¡Durante todo este tiempo ha existido una chica que representaba al Sur de Italia como yo y no sabía nada! Así que decidieron que la mejor manera de conocernos era organizar una fiesta el sábado por la noche ya que el lunes tendríamos que empezar juntos las clases.

Ah! ¿No os lo había dicho? Además del maldito trabajo teníamos que ir a la academia a dar unas estúpidas clases que no servían para nada. Pues bien, las chicas también van a venir con nosotros. Que por mí estupendo, prefiero ver a chicas en minifalda que a los idiotas de siempre pero lo que me fastidia es que no nos hubieran avisado antes y que todo haya tenido que ser deprisa y corriendo.

Al salir de la reunión, todos comentaban la noticia:

-Este año va a ser muy divertido mes amours- decía el pervertido francés. La idea de tener a chicas todo el día correteando a su alrededor le había entusiasmado.

-¡Cállate! ¿No te das cuenta de la gravedad de la situación?- replicaba un inquieto inglés.

La mayoría de las opiniones eran como esas: unos a favor y otros en contra. Solo algunos permanecíamos callados pensando en lo mismo ¿cómo será ella? ¿Se parecerá a mí? Aquellas dudas invadían mi cabeza cuando se me acercó el pesado de turno.

-¡Romano! Que, ¿entusiasmado por la noticia?- dijo España con esa sonrisa de bobo en su cara.

- ¿Cómo voy a estarlo?, nos han estado engañando todo este tiempo ¿y tú te lo tomas en broma? Ni siquiera sabemos cómo son, igual se quieren apoderar de todo y nos interrumpen en el trabajo constantemente.

- Fusososososo... no te preocupes, seguro que no hacen nada malo. Además está bien tener por aquí a mujeres de vez en cuando, ¿no crees?- y diciendo eso se dio la vuelta y se marchó.

Odio reconocerlo pero supongo que tiene razón. El que vengan mujeres puede que nos saque de la asquerosa rutina que llevamos y además no creo que hagan nada malo, una mujer no puede cambiar tanto las cosas ¿no?

Volví a mirar a España mientras caminaba hacia la puerta y una duda apareció en mi mente ¿cómo será la española? Esa pregunta encontraría su solución la noche del sábado.