Amor de Temporada

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Hola me llamo Mai Tokiha y vivo en un pequeño pueblo que se dedica a fabricar amuletos para toda ocasión y objetos de bambú, cada invierno nos visitan de todo el país para las festividades en el templo arriba de la montaña y el pueblo cobra vida mostrando sus mejores galas y mercancías que van trabajando todo un año. Es mi temporada favorita, no solo por lo bien que nos va en el negocio si no porque cada año sin falta ella llega.

Trabajo en un pequeño restaurante de ramen propiedad de mi padre, atiendo mesas y ayudo en la cocina desde que tengo 8 años y todos los octubres desde niña he visto llegar a las mismas familias casi sin faltar.

En este viejo y tranquilo pueblo que solo revive las dos primera semanas en octubre es donde vivo y donde mi historia comenzó:

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Cuando tenía 8 años el restaurante estaba a reventar y mi padre me mando a ir por las mesas saludando a los comensales, recogiendo los trastes sucios y llevando algunas comandas pequeñas que no fueran demasiado pesadas para mi corta edad, iba para la mesa 8 cuando un pequeño perro de peluche callo y yo resbalé con el.

- ¿te encuentras bien?- pregunto una pequeña que de un brinco ya estaba a mi lado ayudándome a levantarme

-sí, no fue nada- sonreí mostrándome fuertemente tan fuerte como podía, aguantándome las ganas de llorar.

-lo siento- sus verdes ojos tenían culpa, que aumentó cuando sus padres comenzaron a regañarla y lo único que se me ocurrió en mi mente infantil fue decirle…

-¿quieres salir a jugar?- ella miro a su madre quien no muy convencida le dio permiso, así las dos salimos por unos minutos a jugar en la nieve, fue corto el tiempo pero nunca olvidaré esa tarde naranja con la niña de ojos verdes y melodiosa sonrisa.

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Al año siguiente nuestro encuentro fue breve, mi padre me preparo la bicicleta para salir con un gran pedido hacia el templo y solo pude saludarla cuando entró al restaurante, aun cuando fui rápido como la nieve lo permitía y subí al templo tan rápido como mis piernas me daban al regresar ella ya no estaba.

Siguiente año yo ya estaba ayudando en la cocina, todavía era muy pequeña para ver perfectamente sobre la barra pero cada que sonaba la campanilla arriba de la puerta me ponía de puntitas esperando verle entrar. Esa vez ya no pude salir a jugar con ella pero aun así cada que tenía la oportunidad me subía a un banco para mirarla por arriba de la barra, su cabello había crecido pero esos alegres ojos verdes seguían siendo los mismos.

Ya para cuando tenía 14 las cosas cambiaron, sus padres discutían no tan disimuladamente en el restaurante y pensé que si hacían eso en un lugar público sería un infierno en privado. Esa vez ella ni siquiera tocó el postre que le prepare, estaba muy enojada y concentrada en mirar un punto en la pared, cuando salieron del lugar corrí hacia la mesa, empaquete el pay de limón y salí a entregárselo en su mano.

-disculpa- dije algo agitada- se te olvido tu postre- extendí la mano con la bolsa de papel ella volteó algo sorprendida, su padre volteo enojado

-¿ni siquiera te comiste el postre? ¿Entonces para que pagué?- comenzó a regañarle, los verdes ojos se constriñeron en un seño apretado

-gracias- mascullo débilmente y tomo la bolsa, nuestras manos se tocaron y sentí un pequeño choque eléctrico

-… de nada...- una ligera reverencia y la familia de peliazules se alejó por la bulliciosa calle.

Para el siguiente año el padre no llegó, solo estaban ella y su madre en la misma mesa 8 que siempre elegían. Yo seguía ayudando en la cocina, note que no paraba de ver su celular y su madre el suyo, ninguna hablo gran cosa en toda la comida, se mantenían completamente serias hasta que probó el postre, ese año le prepare strudel de manzana y le gustó, tanto que sonrió y con alegría dijo "por eso me gusta venir aquí, nunca sé qué comeré de postre pero siempre es delicioso" Aunque no lo dijo para que yo lo oyera me sonroje y casi tiro una olla llena de fideos.

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El año en que cumplí 17 fue especialmente desastroso, estaba en la entrada del restaurante y la pude recibir apropiadamente, le pidí su abrigo y al dármelo revelo una escultural figura, igual a la de cualquier modelo o idol que salía en la televisión, me sonroje profusamente y tartamudee un poco, corrí directo a la cocina para darle los últimos toques al pastel de 3 quesos que tenía preparado para ella pero no estaba en mis cabales, tanto que termine quemando algunas comandas y no pude tranquilizarme hasta que no la vi salir junto a su madre.

Llegamos a los 18 y me arme de valor, le pedí a mi hermano que cambiáramos puestos, aún cuando nuestro padre siempre pedía que yo me quedara en la cocina y esta vez atendí alegremente la mesa 8, por primera vez en años tuvimos una plática. Nada espectacular, su madre me pido algunos consejos sobre la mejor panadería del pueblo y tiendas con precios accesibles pero al ver esos ojos verdes y brillantes fijos en los míos me ponían extrañamente nerviosa.

-¿hoy que tienes de postre?- pregunto alegremente, casi expectante

-quise retarme a mí misma- por no decir que me metí en un sinnúmeros de problemas con mi madre por mi insolencia- cocine coulant de chocolate

-oh- se admiró- he escuchado que es un postre con una técnica muy difícil

-bueno jejejeje- me pase un año entero practicándolo solo por ese día- no tanto si le agarras el modo

-¿tú haces los postres?- su admiración creció y una sonrisa me dedico, ahí ya no pude esconder mi sonrojo, el corazón me dio tres vueltas y solo atine a sonreír como una idiota- felicidades te quedan excelente

- gracias…

Cuando cumplí 20 años prácticamente era la encargada en la cocina, no tenía por qué salir a atender las mesas pero de todas maneras me arriesgué y fui hacia la mesa 8 donde dos peliazules miraban sus teléfonos esperando ser atendidas, la más joven seguía viéndose como una idol y me ponía los pies a temblar pero aun así con la mejor sonrisa que tenía me atreví a atenderles

-¿qué postre tienes hoy?- ella me hablaba como si fuéramos viejas amigas, eso me derritió el corazón

- charlota de fresas y crema bavaroise a la vainilla- dije orgullosa de mi nueva creación

-veo que te gusta la cocina francesa- comento- aunque no pinta mucho para un restaurante de ramen

-jejejeje a veces me emociono un poco- sonreí, no había modo de decirle que aquellos postres de alta cocina solo se servían por una semana y al día después de su visita simplemente desaparecían del menú

-eso me gusta, comer aquí me gusta- me sonrió, de una manera que no veía desde que teníamos 8

-Natsuki ¿no le vas a preguntar?- por un segundo su madre dejo de mirar su teléfono y llamo la atención de su hija

-¡es verdad! - junto sus manos en un pequeño aplauso- sabrás de alguna tienda donde vendan amuletos como este- de su celular mostró un dibujo de un amuleto bastante peculiar, con un estampado azul, los intrincados moños de un color violeta o quizá un rojo rubí adorando por un pequeño shiba inu

-nunca he visto uno como este- a mi comentario ella suspiro

-todos los años busco uno así pero veo que es inútil- suspiro guardando el celular en su bolsa

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Fue entonces que me decidí y aunque me tarde dos años conseguir fabricar un amuleto lo mas cercano a lo que recordaba del dibujo que me mostrara, tarde tanto pues tenía mi trabajo en el restaurante, mis clases de cocina y claro los secretos de los amuletos no se pasaban tan fácilmente a extraños pero una de las vecinas se compadeció de mi y me enseño el fino arte de los amuletos.

A mis 22 años en ese frio octubre espere ansiosa su llegada, había logrado un nuevo postre francés "tarta Saint Honore" y magdalenas, juntado fuerzas para invitarla a salir. Ya tenía todo preparado, las magdalenas, los chistes casuales, los detalles curiosos que solo los lugareños conocemos de los alrededores y claro el amuleto que había tardado dos años en fabricar.

-¡bienvenidos!- dije con una sonrisa que no me duro mucho

-oe Shizuru aquí, esta es mi mesa preferida- ella no llego con su madre, en esta ocasión trajo a una joven casi de la misma edad, ojos rojos, cabello castaño que parecía una modelo salida de revista.

-nee san… nee san- Takumi me tomo por mi mandil para hacerme reaccionar- ¿vas a tomar su orden o voy yo?

-bienvenidas...- sonreí lo mejor que pude, tome su orden y me retire, estoy segura que Natsuki nunca se dio cuenta de mis sentimientos en estos 14 años, lo sé porque hasta a mí me tomo mi tiempo darme cuenta de ellos pero esa mujer… "Shizuru" los pudo ver en cuestión de minutos y no tardo en demostrarme que ella era su novia.

Pequeñas caricias a su mano, coqueteo con los ojos, provocar que esa perfecta tez blanca se adornara con rubor con solo decir "ara ara" todo lo que yo nunca podría hacer esa ojirubi lo logro en menos de 1 hora. Natsuki hablo maravillas de mi comida, Shizuru dijo que podría prepara los mismo 100 veces mejor… por suerte la ojiverde no le creyó mucho.

Al final agradecieron la comida y se retiraron, yo me quede en el marco de la entrada con el amuleto apretado en mi mano contra el pecho, mirando hacia lo lejos a Natsuki perderse de vista… de mi vida.

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-joder Mai…- una pelinegra con lentes se quedo sin palabras

-si lo sé, tengo una triste historia- incluso saco un pequeño pañuelo rosa con el cual se seco unas cuantas lagrimas

-no es eso, es que yo solo te pregunte ¿por qué llegaste a Tokyo para especializarte en repostería francesa? Las razones técnicas por las que escogiste esta escuela, no tu telenovela

-¡Chie! -Aoi le da un golpe en la cabeza- no le hagas caso Mai san, tu historia es hermosa

-jejejeje sé que me exalte pero quería contarla aunque fuera una vez

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COMENTARIOS DE LA AUTORA;

LA HISTORIA MAINAT QUE NADIE ME PIDIÓ PERO YO QUERÍA HACER!

ok chicas del fandom esta bonita historia se me ocurrió apenas el mes pasado (de ahí que se vean cada octubre) cuando fui a un bonito pueblo en mi país donde se fabrican esferas navideñas.

Esta historia estaba pensada como un oneshot algo triste pero por consejo de Yiyi M. Kuga (mi beta reader) se volverá una no tan larga (esperemos) historia de amorshhhh jejejeje si tienen quejas vayan con ella.

Si les gusto haraganeo saber por lo reviews en la pagina o pueden entrar al grupo de facebook Mai HIME LatinAmerica *ShizNat* donde tengo bastante interacción y se enteraran de algunas cosillas que no suelo poner en los comentarios porque los volvería kilométricos jajaja. Nos vemos.