My sunshine
Prefacio.
Parejas: Edward/Bella.
Sipnopsis: Edward es el hermano de 13 de años de su mejor amiga, está enfermo y a pocos días de la propisición de matrimonio para Bella, él le pide otra, que implicará la virginidad.
Desde bien pequeña, tan solo tenía algo en mente, la felicidad, una palabra que constitutía tantas cosas que hacía que incluso el dolor resultara agradable. ¿Quién no desearía discutir por el nombre que debes ponerle a tu hija? Yo sí, como podéis comprobar.
Siempre he algo, algo que cada vez parece estar al alcance de mi mano, pero a la vez tan lejos, yo siempre me quise casar a los diecisiete, antes de empezar la universidad e ir a la universidad con mi marido, deseaba quedarme embarazada unos días antes de que acabara la universidad y deseaba vivir en algún lugar de La Push, para oler el olor de la playa cada mañana.
Y aquella misma tarde, parecía que mi sueño iba a cumplirse, aunque yo si quiera pudiese dar el paso para empezar, miré a aquellos ojos profundos y si quiera podía percatarme de todo el amor que radiaban.
¿Bells?- Vaciló, asustado.
síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!-Grité, en cuanto me había percatado de la gravedad de la situación, mi sueño estaba a punto de empezar y veía toda aquella adolescencia de incertidumbre atrás y no podía evitar gritar con fuerza y decir que sí, sí, sí, sí, en aquellos momentos, me sentía demasiado eufórica para si quiera decir otra cosa.
¿De veras?- Sus ojos se dilataron ante mi respuesta tan efusiva y me alzó entre sus brazos mientras nos fundíamos en un tierno beso.- ¿De veras?- Asentí, con lágrimas en los ojos.
-Bells, dime que me amas y que esto es verdad.-Rogó.
Tragué en seco, mientras lágrimas de felicidad caían por mis mejillas, asentí, mientras asimilaba todo lo ocurrido, aún si quiera podía creerlo, estaba ocurriendo de verdad y el mundo parecía radiar al son de mi compás.
Por siempre.- Concluí.-Jacob Black.-
15 días antes.
Alice me miraba sonriente mientras me enseñaba diferentes vestidos para su primera cita con el sub-capitán de baloncesto, Jasper Hale, que aún ser el hermano de una de las chicas más ególatras del instituto, era guapo y nada presuntuoso y Alice, dijo que era suficiente para que el amor naciera.
Pero al fin y al cabo, ¿qué sabemos nosotras del amor? Dos chicas de quince años que si quiera saben que desean ser en la vida, ansiosas de conocer mundo y agarrarse a la primera oportunidad de felicidad que encuentren, no sabemos nada sobre el amor, o tal vez demasiado, los padres de Alice y los míos, son dos divorcios conflictivos, sabemos lo que es cuando el amor se acaba pero no sabemos como empieza.
Ese.- Le dije muy segura a Alice, cuando me enseñó una camisa verde, acorde con sus ojos esmeralda.- Te irá perfecto.
Pero no dudamos en tener ni una sola oportunidad para descubrir aquel gran enigma del mundo.
Me acerqué a Alice, poniéndome detrás suyo, cogí la cámara que esta tenía sobre su cama y nos hice una foto delante de un espejo, con Alice mostrando su gran sonrisa y pegando a su cuerpo la camiseta verde esmeralda.
La pienso colgar en mi blog cuando te vayas.- Me sonrió.
Las dos tenemos un trato, casarnos el mismo día, a la misma hora en la misma iglesia, un plan descabellado en el cual se deben acentuar los pasos descabellados.
Encontrar al amor de tu vida.
Fácil, pensé, Jacob Black, uno de los chicos más guapos del instituto y algo parecido a mi novio,
Enamorarte.
el amor de mi vida? No lo sé.
Casarse y ser felices.
Y en este día la fase primera había estado completada por las dos, tan solo quedaban dos fases insignificantes y fáciles de cumplir, dos fases al acecho para asaltarnos en la cara.
Se oyeron unos golpes desde el otro lado de la puerta, me reí al ver el rostro de irritación de Alice, que corría desesperada al ver la cabeza de su hermano asomada en la puerta, con uno de sus osos de peluche imnombrables.
Me reí al ver el rostro de desesperación de Alice e hice una foto en el momento culminante, cuando Alice cogía a su hermano de trece años y le arrancaba su oso de los brazos, mientras este reía, de satisfacción porque su hermana le hacía caso, hasta Alice no pudo evitar romper a reír.
El hermano de Alice estaba enfermo, gravemente enfermo y no podía salir de casa en ninguna de las circunstancias, a veces se sentía solo, lo sé, puedo verlo en sus ojos, pero al fin y al cabo, es un niño que le falta la esencia de la vida, un niño débil, de ojos esmeralda.
El rostro de Alice se crispó cuando Edward comenzó a toser con fuerza, esta se quitó encima de su hermano, sin percatarse de que este aún tenía el eso apretado contra su pecho y comenzó a rebuscar en los cajones de su habitación.
El inhalador, el inhalador.- Susurraba Alice, tenían un par de inhaladores por habitación, su enfermedad era demasiado grave.
Me acerqué a Edward, sus ojos estaban rojos y llorosos y no podía dejar de toser, acarició su rostro con cuidado, mientras hasta yo me sentía aún más nerviosa.
Alice por fin encontró el inhalador y lo puso entre los labios de Edward y este inhaló con fuerza su escape hacia la vida, yo miré, como siempre, desde un rincón de la habitación, mientras Alice sollozaba, culpándose a sí misma.
Edward..-Siseé para mí misma, mientras una lágrima recorría mi mejilla.
Él se jugaba la vida todos los días, sin excepción, con cada mínimo esfuerzo que producía, mi corazón se encogió al ver como Alice abrazaba el escuálido cuerpo de su hermano y sollozaba con más fuerza.
-¿Estás bien?-
Edward asintió.
Si quiera, en aquel instante, me percaté de como Edward Cullen iba a interferir al largo de mi vida.
Espero que les haya gustado, espero que le tengáis la amabilidad de clicar al botón verde y comentar sobre la historia.
Xoxo
BloodAliceCullen.
