Latidos desesperados, por Rouge36
Con los personajes de Card Captor Sakura, por CLAMP
(Excepto Ren, que es mio xD)
Capítulo 1: Despertando
Ladeó la cabeza y observó el pequeño reloj digital que había en su mesilla de noche: "3:27 AM".
Ya hacía casi tres horas que había vuelto a casa.
Se levantó de la cama y caminó hacia la única ventana de la habitación.
Apoyó la mano sobre el frío cristal y observó su reflejo.
Lamentable… Sencillamente lamentable… A causa de las lágrimas, se había formado una oscura sombra alrededor de sus brillantes ojos verdes. Su largo y alborotado cabello castaño caía sobre sus delicados hombros desnudos.
Solo un camisón de seda blanca cubría su cuerpo.
Ahora que se había dado cuenta de todo, no podía permanecer en aquella casa ni un minuto más.
Abrió la puerta del armario, de donde sacó una mochilla en la que empezó a meter toda la ropa que le permitían sus temblorosas manos.
Se calzó las sandalias que había junto a la cama y reemplazó el camisón por un pantalón de chándal y una camiseta de manga corta.
Buscó a tientas su chaqueta y abrió la puerta del cuarto.
Mientras bajaba las escaleras del bloque de pisos firmemente sujeta a la barandilla, rogó que las pastillas que había tomado hacía una media hora hicieran efecto con rapidez. Aquel intenso dolor de cabeza empezaba a marearla.
Salió a la calle y empezó a caminar decidida, sin importarle que unas frías gotas de lluvia empezaran a mezclarse con sus lágrimas, que volvían a caer sobre sus mejillas.
No sabía a donde dirigirse y empezaba a dudar del lugar donde se encontraba.
Su borrosa visión apenas le permitía distinguir una calle de otra.
Todo estaba desierto. Nadie paseaba por aquellas calles a aquellas horas de la madrugada, y menos con aquella lluvia, aún siendo verano. No había nadie a quien preguntar si conocía algún lugar donde poder pasar la noche.
A cada segundo que pasaba le costaba más mantenerse en pie. Se apoyó en la pared junto a la puerta de un lúgubre edificio. Las piernas le temblaban. Se dejó caer en el suelo, manteniendo aún la espalda contra la pared. Le pareció oír una voz familiar. Una voz masculina, grave y profunda que la llamaba en la oscuridad. Se rindió al cansancio que la invadía y dejó de escuchar la voz. Aquella voz… La voz del hombre que se lo había arrebatado todo.
-Cielo… Encanto, despierta…
Otra voz… Otra voz en aquella inmensa oscuridad… Otra voz familiar… Pero esta era mucho más acogedora… Una voz femenina, una voz a la que le debía la vida…
-M… ¿M-Mamá…?
Apenas pudo pronunciar una palabra… Se sentía demasiado cansada… Abatida… Quiso levantar el brazo en dirección a la voz que la incitaba a despertar, a salir de aquel profundo y confuso sueño, pero solo pudo mover ligeramente los dedos.
Se sintió mucho mejor cuando pudo notar el cálido tacto de una mano suave que le acariciaba los dedos.
-No, cielo, no soy tu madre…
Aquella contundente afirmación la hizo abrir los ojos. Había tanta luz en aquel lugar que le costó algunos segundos y un par de parpadeos poder empezar a distinguir figuras borrosas a su alrededor.
Estaba tumbada sobre una cama de sábanas claras, con la cabeza sobre una abultada almohada.
Bajó la mirada hasta su mano derecha, abierta, y encontró lo que buscaba. Dirigió la vista lentamente hasta la dueña de aquella delicada mano.
-Buenos días, preciosa –la saludó la chica sonriendo.
Oh, Dios… Tendría que haber estado muy drogada para confundir aquella voz alegre y juvenil con la cálida pero estricta voz de su madre.
La observó más concretamente. Era una chica joven, tendría más o menos la misma edad que ella.
-¿D-Dónde estoy…?
-En mi casa –respondió la chica posando una mano en la frente de la muchacha de ojos verdes-. Bien, parece que ya no tienes fiebre… Iré a por el termómetro. ¿Cómo te llamas?
-Sakura…
-Vayaa… Tan dulce y angelical como la flor de cerezo… Debí imaginarlo… Soy Meiling. Sí, es chino –añadió la joven al ver la expresión de su rostro -. Voy a buscar ese termómetro. No te muevas, volveré enseguida.
Sakura la observó al salir de la habitación. Cabello largo y negro, recogido en dos infantiles y alegres coletas. Lo más llamativo de aquella joven habían sido sus ojos, sin duda. Unos ojos similares al intenso todo de los rubíes.
Desvió la mirada y se concentró en analizar el lugar donde se encontraba. Podría ser la habitación de aquella chica. La pared pintada de blanco y estanterías con montañas de peluches de todos los tamaños y colores. Frente a la cama donde se encontraba había un gran tocador, que ocupada todo el largo de la pared. Había cremas y pinturas por todas partes, así que seguramente sí sería la habitación de una chica.
Meiling volvió a entrar en la habitación con un pequeño botiquín en las manos.
-Bien, aquí está el termómetro –explicó sacando el pequeño aparato -. Y mientras este chisme calcula tu temperatura corporal, quiero saber que hacías inconsciente en la calle.
-¿Inconsciente…?
-Sí, querida… ¿Cómo crees que llegaste aquí? Mi primo el cachas tuvo que subirte hasta aquí… Como comprenderás, yo no podía contigo… ¿Qué te paso…?
La chica castaña permaneció en silencio unos segundos, intentando recordar que había pasado antes de encontrarse en aquella habitación. Sólo una imagen cruzó su mente, el rostro de Ren.
-Mi ex novio… Me engañó con otra…
-¿Y por eso casi mueres en mitad de la calle?
-¿Cómo?
-No puedes salir de tu casa a las tantas de la madrugada durante una tormenta como la de hoy con un mochila llena de ropa de chico solo porque tu novio te haya engañado con otra. Si de verdad ese es el motivo, eres tonta, cariño. Sé que es duro, que te duele y aún te dolerá bastante. Pero en los temas amorosos hay que ser egoísta… Tienes que pensar en ti, en tus sentimientos… Y si tú no estás a gusto, que le den, ¿comprendes?
La sonrisa de Meiling mientras hablaba de todo ello sorprendió a Sakura. No entendía como algo que para ella podía resultar tan doloroso, ella podía tomárselo prácticamente a broma…
-Bueno… Resulta muy fácil decirlo si…
-¿Qué? ¿Crees que no me ha pasado nunca? Me lo hicieron dos veces, Sakura. Y desde que me recuperé de la segunda vez, he cambiado de forma radical. No he vuelto a llorar por un chico. Y fue mi última relación seria. Ahora únicamente salgo con chicos que me gustan, pero no más de 3 veces seguidas con el mismo chico. Luego se acostumbran y no hay quien se los quite de encima –añadió con una sonrisa.
-Meiling… Tienes una forma peculiar de pensar…
-La experiencia en esta vida te enseña muchas cosas, cielo. Por suerte o por desgracia, no lo sé… ¿Cuántos años tienes?
-En abril cumplí 18…
-¡Vaya! Solo soy un mes mayor que tú.
-Pensaba que serías menor…
-Oh, gracias por el cumplido. Emm… Esto, Sakura… Supongo que tus padres estarán preocupados así que… ¿Por qué no los llamamos?
-Me fui de casa con 16 años.
-¿En serio? ¿Con quién vivías, pues? Oh… No me lo digas… Con ese maldito cerdo, ¿verdad…? Ay, lo siento… Ya sabes, no puedo perdonar a ese tipo de gente… ¿Qué vas a hacer? ¿Seguirás viviendo en esa casa? Si quieres te ayudo a echar a ese estúpido.
-No, no, Meiling… Gracias pero… Prefiero no volver a esa casa…
-Mmm… Está bien, no te obligaré… En serio, Sakura, aunque creas que soy una maldita insensible que no tiene ni idea de cómo te sientes, no es así… ¿Volverás con tus padres? Puedo pedirle a mi primo que nos lleve hasta allí.
La chica pensó la respuesta cuidadosamente. ¿Cómo volver a su casa? ¿Cómo podría volver a mirar a su hermano o a su padre a la cara después de cómo los trató cuando se marchó, dejándoles sin ninguna explicación, diciendo que los odiaba y que esperaba no volver a verlos nunca? No… No podía volver a esa casa…
-Creo que… Me quedaré a vivir con una amiga hasta que encuentre un sitio donde poder quedarme definitivamente… Buscaré un piso barato de alquiler y…
-Quédate aquí.
-¿Qué?
-Que te quedes aquí. Tenemos una habitación libre. No tienes a donde ir… Eres tan jodidamente inocente que tus ojos no saben mentir, cielo.
-Pero no puedo quedarme… No me conoces de nada y…
-Decidido, te quedarás aquí. Descansa un poco más y luego te daré una vuelta por el piso. Es bastante pequeño, pero cabemos todos. Por cierto… Lo de tu maleta no era broma… ¿Qué haces con un montón de ropa de hombre por único equipaje?
-¿Ropa de hombre…? Oh… Salí tan rápido de casa que no miré lo que cogía, supongo…
-Bien, pues después de dar la vuelta por el piso, iremos a tu piso y cogeremos todas tus pertenencias.
-No, Meiling… De verdad… Agradezco mucho tu oferta pero no puedo… No tengo trabajo… No podría pagarte…
La chica de ojos rubíes se alejó de la cama en dirección a la puerta.
-He dicho que ya está decidido, te quedarás a vivir aquí hasta que puedas encontrar un sitio donde quedarte. Descansa, aún es pronto –añadió mientras salía de la habitación con una enorme sonrisa en el rostro.
Comentarios de la autora:
¡Holaa!
Bueno pueees… Soy Rouge36, una chica que lleva entre 3-4 años visitando (antes solía visitar y publicar historias con otra cuenta, pero ya forman parte del pasado P)
Y eso, básicamente decir simplemente que este es mi nuevo fic (el primero que subo bajo este nick) y que espero que haya gente que se atreva a leerlo y taal… Y bueno, lo que siempre digo… Ya que te lo lees, ¿por qué no pierdes un minuto más de tu vida en decirme qué te pareció?
De momento no tengo nada más que decir, si alguien me deja algún comentario, tened por seguro que lo responderé!
Nos vemooos!
Rouge36
