Summary: (Clásico y Omega) Situado en el Omegaverso. Luego de la última batalla entre dioses, Athena no entiende nada de lo que sucede. Tanto así que considerará lanzarse de un barranco cuando tenga que lidiar no solo con una, sino que con dos generaciones de caballeros dorados. ¿Cómo reaccionarán los caballeros del siglo XX al ver a sus sucesores? Peor aún, ¡¿cómo convivirán entre ellos?! ¡HUMOR al cuadrado!

Nota de Solefald: En serio, no sé aún qué alucinógeno provocó esta historia (seguramente de lo mismo a lo que le hace TOEI en sus fases de producción). Y bueno, tenía esta idea en mente desde hace mucho y quise al fin plasmarla. Ahora, pido en primer lugar, que se tomen esto como lo que es: UN FIC DE HUMOR. Habrá humor y escenas fumadas con el propósito de RE-ÍR-SE. Nos reímos de todo y de todos, así que… ¡vamos a pasarla bien!

Advertencias: Um… bueno, este capítulo es introductorio. ¿Decir que los/as dorados/as de Omega estarán acá es una advertencia? Tómenlo así si quieren xD Algunas malas palabras, pero no quiero excederme en eso. Y bueno, como dije antes, en este capítulo sólo ordenaremos el universo con que trataremos de aquí en adelante. Ah, sí. Otra cosa, como cualquier otro fic de humor en Saint Seiya, los personajes están OC o exagerados en algunas de sus cualidades (todo con el fin de provocar risa, por supuesto :D ).

IMPORTANTE: esto contiene algunos spoilers de la serie Omega en la Saga de Palas, pero no muchos porque esto será tan caótico que espero no tocar mucho las líneas argumentales tanto de Omega como del clásico.

MÁS IMPORTANTE QUE LO ANTERIOR: Si ves en algún sitio esta historia o alguna sospechosamente similar a esta, entonces estás frente a un PLAGIO. Si quieres compartir el link de este fic o algo por el estilo, DEBES comunicarte conmigo a través de un mensaje y contarme de qué se trata lo que quieres hacer y, cuando YO MISMA de la autorización, no habrá ningún problema.

Combatamos el plagio –que no es lo mismo que influencia- amigas y amigos, es el cáncer de cualquier sitio de Fanfics y sobre todo, de la creatividad y el arte. :D

OJO: la imagen de portada por supuesto que no es de mi propiedad. La saqué de San Google al buscar "explosión de estrella". Y añadiendo una horrible edición de mí parte xD

Disclaimer: Saint Seiya (clásico y Omega) no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada y TOEI Animation respectivamente. Hago esto sólo para plasmar mi locura y pasar un buen rato escribiendo y nunca con un fin lucrativo.

Si SSO fuese mío, habría carbonizado de inmediato las "cortinas" de la armadura de las gemelas.

Ahora sí, comienza el "Shoz", ¡Que disfruten de la lectura!

COLISIÓN DORADA

Capítulo 1: No entiendo lo que pasa aquí

Se suponía que ella era la diosa de la sabiduría y de la guerra justa pero… simplemente no entendía ni rayos de lo que estaba pasando en ese lugar.

El Santuario. SU Santuario. El Santuario de Athena, dah.

Cerró los ojos con fuerza, suspiró nuevamente, masajeó por enésima vez sus sienes y de paso agarró su cabeza con ambas manos, rogando a algún otro dios compasivo que la convenciera de que eso era sólo un mal sueño.

Volvió a abrir los ojos… y… nop, aún seguían ahí. La –ahora completa- orden dorada ateniense del Siglo XXI.

¡¿Pero cómo diablos?!

"Claro Saori, pensaste que ese día sería uno más en tu –por ahora- tranquila vida"

Era una –hasta ese momento- normal mañana en el Santuario, donde la diosa pelimorada inspeccionaba la reconstrucción del Santuario y la orden de Santos. Los únicos que la acompañaban en esas labores eran los Santos dorados que sobrevivieron a la última guerra Santa con Palas (¿o Saturno?), ocurriendo algo muy extraño. Terminado el combate, los caballeros dorados leales a la diosa, que habían perecido… resucitaron. ¡Sí! Como por arte de magia. Quizás alguna alma divina piadosa quiso ofrecerle a Athena una pequeña compensación por toda la lucha librada y las vidas sacrificadas, pero aún así no dejó de sorprenderse.

En fin, estaba en eso la diosa de la sabiduría cuando de repente percibió un enorme cosmos y una gran explosión se escuchó desde la sala del Patriarca. Como pudo se apresuró a ver qué había sucedido en el recinto junto a sus caballeros dorados sobrevivientes, y al llegar lo que vio fue…

Ay no… Por ella misma… no… ¡no podía creerlo!

Su mandíbula casi llegó al piso cuando divisó a unos cuerpos en el suelo que poco a poco fueron incorporándose: los caballeros de la orden dorada del siglo XXI que habían muerto en las previas guerras santas. Desde ahí su mente se nubló, tratando siquiera de comprender cómo había pasado tal acto en contra de la naturaleza. Los caballeros dorados "vivos" que la acompañaban tampoco daban crédito a lo que veían, cuando sus antiguos compañeros de orden se levantaron y los observaban con la misma expresión de incredulidad. Y así habían permanecido por un par de minutos. Nadie podía decir algo de la impresión. Ni siquiera la diosa Athena, divinidad de la sabiduría, tenía alguna explicación para esto.

Luego de otros cuantos minutos de tortuoso silencio, por fin alguien más hizo algo. El primero en acercarse a la diosa pelimorada fue su más fiel caballero de toda la vida. El santo de Sagitario se acercó con cautela al ver cómo Saori Kido estaba a un paso de colapsar de la impresión por verlos a todos reunidos nuevamente. Todos sus Santos dorados que hace poco estaban… ¡muertos!

- Sao- Athena, -Se corrigió rápidamente para que luego sus compañeros no le hicieran más chistes sobre su trato hacia la diosa- te ves algo pálida…- ¿más pálida aún? Pensaron los demás presentes - ¿Te ocurre algo?

Saori se golpeó la frente mentalmente mientras aguantaba las ganas de desahogar su frustración con el –a veces idiota- caballero de Peg—Sagitario. Antes de decirle de la forma más amable posible que era un tonto al no darse cuenta de la situación en la que estaban, alguien más contestó por ella.

- No creo que algo le preocupe a Athena, Seiya. – habló en su tono sarcástico el toro dorado – Creo que es sólo el hecho de que… ¡ELLOS ESTÁN VIVOS POR ALGUNA MISTERIOSA E INEXPLICABLE RAZÓN! – Bramó con toda la fuerza de sus pulmones apuntando con un dedo al grupo de los "revividos", quienes lo observaron algo molestos.

- ¡Óyeme tú becerrito! A mí no me vienes a gritar ni a apuntar con ese dedo de salchicha, ¿me oíste? – Alegó Schiller. El resto daba por segura la –segunda- muerte del cangrejo, gracias a que mencionó la palabra mágica para Harbinger.

Tres… dos… uno…

- ¿Becerrito?... ¡¿BECERRITO?! - Se apresuró a ahorcar a Schiller, dispuesto a romperle el cuello al primer intento - ¡Estás frito cangrejo! ¡Te romperé los huesos y tendrás un boleto de vuelta gratuito al Hades! – Gritó el toro, totalmente fuera de control.

- ¡Ya basta Harbinger! – Gritaba Kiki sorprendiendo a varios al verlo algo más enfadado de lo que mostraba en ocasiones. Al carnero dorado lo intentaban ayudar los caballeros de libra y el mismo Seiya. Pero incluso siendo varios caballeros no lograban separar las toscas manos de Tauro del –medio- quebrado cuello de Cáncer.

- Harbinger no sabe aún cómo comportarse frente a Athena. Iré a ayudar. – Antes de moverse, la gemela menor fue detenida por su hermana, quien sonreía con picardía. – Paradox, ¿qué es lo que haces?

- Eres una aguafiestas como siempre, hermanita - La mayor pasó un brazo sobre los hombros de Integra en un gesto de "invitarla a apreciar el paisaje" – Hace rato que quería ver a Harbinger partiéndole el cuello a alguien y si Schiller se ofreció como voluntario, ¿quiénes somos para detenerlos? – Comentó con un falso tono de voz dramático. La santa dorada de Géminis sólo movió la cabeza con resignación al escuchar las locuras de su gemela.

Y como ellas, los demás santos sólo se quedaron observando, hasta que…

¡BAS-TA!

El torito se volvió un becerrito (pero no se lo digan, ¿sí?) al escuchar la fuerte voz de la diosa a la que, a regañadientes, le debía lealtad. Soltó al caballero de Cáncer, haciendo que este cayera abruptamente al suelo y respirara agitadamente. Schiller comenzó a toser fuertemente y se masajeó el cuello para volver a colocar todo en su lugar. Luego de eso y percatarse de que el caballero de Tauro lo había ahorcado con sus manos, comenzó a "limpiarse" el cuello como si Harbinger tuviese alguna clase de plaga. Saori por su parte no estaba para aguantar más espectáculos, así que debía tomar las riendas del asunto.

- ¿No se dan cuenta? ¡Estamos en una situación descabellada! Han revivido caballeros que se creían muertos y/o en otros planetas - Amor de Piscis rió levemente ante la mención- ¡y ustedes sólo se pelean por estupideces! – Esto sí que era extraño, la siempre calmada y amable diosa Athena estaba peor que cierta gemela con bruscos cambios de humor. La mayoría llegó a retroceder un paso ante la expresión furiosa de la mujer de cabello morado. Algunos incluso apostaron que el color de su pelo cambiaría en cualquier minuto.

- ¿Y qué quieres, que nos quedemos perplejos por siempre? – Comentó secamente el santo de Piscis, quien miraba con desdén a la diosa- No exageres, ya estamos aquí vivos y tenemos que aprovechar esta segunda oportunidad que, algunos como yo, hemos merecido – acabó añadiendo una suave risa. Y claro, sólo él consideró gracioso su comentario, ya que sus compañeros sentían una ira desbordante hacia el pecezuelo.

- Pez de agua puerca, ¡no le faltes el respeto a Athena! – Gritó Seiya, quien se descontroló al ver cómo "maltrataban" a su persona más preciada y se contuvo de romperle la cara a golpes. Apoyando a Sagitario, Genbu, Shiryu, Kiki e Integra mataban con la mirada a Amor, hasta que otro dorado quiso interceder.

- A-Athena, no le haga caso a este inepto cabeza de cepillo, como su superior le reprenderé en seguida. – Ionia de capricornio por fin había hablado después de todo ese rato, solo para calmar los ánimos y no provocarle una úlcera a su adorada divinidad.

- ¡¿Qué superior ni qué rayos?! - Alegó Amor. - Por como te ves ahora, es a mí a quien debes respeto, ¡no-tan-viejo-lastre!

Y si, evidentemente el Santo de Piscis tenía razón. Ionia había cambiado notoriamente de apariencia gracias a su técnica secreta y había quedado con un cuerpo que aparentaba unos treinta y algos. BASTANTE menos de su anterior forma. Y por eso varios dorados se quedaron mirándolo asombrados justo después de que el alto hombre reviviera. A pesar de la evidencia, el Santo de Capricornio no hacía caso de los comentarios del joven rubio, pensando que seguía igual de viejo que antes.

- ¡Jovenzuelo irrespetuoso! ¡Yo, Ionia de Capricornio, caballero dorado que ha pasado por varias generaciones y guerras santas no merezco este trato y…! – Así siguió por un buen rato como un abuelo contando sus proezas de cuando iba a la guerra. El resto de los dorados lo ignoraron y no podían entender lo terco que era el ya-no-tan-viejo Capricornio. Todo el mundo seguía hablando entre sí mientras la diosa de la Sabiduría (y pronto "de la locura" si esto no se solucionaba de algún modo…) trataba nuevamente de calmarse y de arreglar este enorme lío que se formaba entre su orden dorada.

- Estoy de acuerdo con Amor – Murmuró la siempre calmada voz de Fudo de Virgo. Todos los demás callaron de inmediato y se quedaron viéndolo como si fuese un extraterrestre, incluso el propio Amor.

- ¿Entonces crees que merece haber resucitado? – Preguntó Shiryu.

- No, para nada. Es más, aún no entiendo cómo pudo llegar acá desde Marte. – La mayoría asintió con un "tiene razón", e incluso el caballero de Sagitario se preguntaba cómo es que ellos habían vuelto desde Marte hacia la Tierra cuando la batalla había terminado. Al ver que gran parte de sus compañeros estaban enfrascados en explicar lo inexplicable, el Santo de la Virgen retomó lo que estaba planteando - Quiero decir, Amor tiene razón en que no debemos estar preguntándonos qué sucedió para que ellos revivieran y estuviesen de vuelta. Opino que lo más importante ahora es preguntarles… qué es lo que harán ahora.

Silencio. Sólo ese maldito e infernal silencio de nuevo. Saori agradeció mentalmente al peliverde por su atinada reflexión, ya que ahora de una vez se solucionaría el embrollo.

- ¿Y bien? ¿Qué es lo que piensan hacer? – Preguntó directamente Genbu - No creo que sea atacar a Athena – miró directamente a Amor, Schiller y Mycenae. No se preocupó por Ionia y Sonia de Escorpión (¡Sí! ¡Ella estaba ahí también!) porque a) el primero era el fan número dos de Athena (el primero era el burro con alas mayor) y b) la segunda desde que revivió y se incorporó ha estado mirando el suelo por más de media hora – porque serían aplastados antes de siquiera moverse. – Amor y Schiller miraron con disgusto al más joven Santo de la Balanza.

Athena sólo suspiró por enésima vez y haciendo caso a las palabras del último aprendiz de Dohko se acercó con calma a los caballeros revividos. Al primero a quien se dirigió fue al –ahora joven- caballero de Capricornio.

- Ionia, dime. ¿Aceptarías servir a la orden nuevamente?

- ¡¿QUÉ?! –

Los demás santos dorados exclamaron quedando boquiabiertos, ¡¿ATHENA QUÉ?! Le estaba ofreciendo el puesto de Santo nuevamente a un traidor! ¡A quien secundó en gran parte los planes de Marte! Paradox fue la única que no se sorprendió, ya era costumbre de Saori el de perdonar a sus más grandes traidores (incluida ella en su momento).

- Ya está, Athena realmente se volvió loca – murmuró Harbinger. Kiki lo calló con un leve codazo en las costillas, aunque aún no podía dejar de estar con la boca abierta por la impresión.

Ionia, después de salir del shock de oír a su adorada diosa ser tan benevolente con él por segunda vez, la miró con ojos brillantes y su mentón tiritaba de tanta emoción. Sólo atinó a inclinarse ante la diosa y responder con la voz algo quebrada.

- ¡Oh! mi diosa Athena – ante la mención de mi diosa, un enfadado Seiya se dejaba ver - No puedo creer cuánta bondad posee para perdonar a un viejo idiota bueno para nada como yo – A estas alturas ya le salían unas cuantas lágrimas, mientras el resto de los presentes veían la escena con algo de vergüenza ajena – No sé si merezca tanta compasión de un ser tan magnífico y celestial – El antiguo pegaso ya estaba hecho furia al notársele unas cuantas venitas en la frente por la cantidad de cursilerías que decía el vie—¡ah! Cierto que ya no es viejo. Bueno, algo-más-joven Ionia.

- No es para tanto Ionia – decía Saori sonriendo nerviosamente, tanto halago la perturbaba un poco – si te lo pregunto es porque te tengo permitido volver. Entonces, ¿qué dices? ¿aceptas?

- ¡SI! ¡CLARO QUE SÍ! ¡Lo que sea para estar de vuelta a vuestro servicio! – Chilló el hombre con desbordante emoción. Los demás dorados observaban bastante extrañados la escena. Parecía como si Athena le hubiese propuesto matrimonio a Capricornio y este aceptara. Bizarro en todos los niveles.

- ¡Saori! - Exclamó finalmente Seiya en un intento demasiado obvio por llamar su atención, Shiryu a su lado se golpeó la frente al ver que su amigo –nuevamente- había perdido los cabales y más encima, por celos – Es decir, ¡Athena! – carraspeó nerviosamente - ¿Estás segura de lo que haces? Ellos se aliaron con Marte, corrompieron el Santuario, me encerraron por trece años, te secuestraron y te hicieron pasar por mucho sufrimiento. ¿Cómo es posible que les ofrezcas volver? – Preguntó con desespero.

- Tranquilo Seiya, sé lo que hago. No creo que intenten atacarme o invadir el Santuario, ¿o si? – Los caballeros de Cáncer, Piscis, Leo y Escorpión miraron hacia un lado. – Tú qué dices, ¿Mycenae? – El fortachón se quedó pasmado al ver cómo la diosa se dirigía a él.

- Yo… em… yo… - Las palabras no le salían de la boca y a lo único que atinó fue a inclinarse ante la divinidad – Athena, por favor. Yo sólo seguía un ideal que creía correcto, pero me equivoqué rotundamente. Si merezco un castigo, estoy dispuesto a aceptarlo. – El fuerte león mantenía la mirada en el suelo, sintiéndose indigno de mirar a los verdes ojos de Saori.

- No se trata de eso – Dijo suavemente la pelimorada, al mismo tiempo que con una leve sonrisa posaba una mano sobre el hombro de Mycenae, y este sorprendido levantó la mirada – Te doy la oportunidad de que seas parte de la orden dorada, para que veas si este camino es algo que consideres apropiado.

- Athena… muchas gracias. – Respondió finalmente, con un suspiro y una pequeña sonrisa de alivio.

- Aish, tanta gente sensible hace que me dé urticaria – Murmuró Amor de Piscis, quien estaba bastante incómodo con la exagerada emotividad de sus compañeros de armas. El pececillo ni siquiera se percató de que el santo de Leo a sus espaldas, visiblemente enojado, hizo un ademán por tomarle del cuello y terminar el espectáculo que Harbinger no había podido concluir con Schiller. Si no es por la mismísima Saori quien lo detiene, ya habría uno de vuelta al otro mundo. La diosa aprovechó la interrupción del Santo de la última casa para saber qué era lo que él quería hacer.

- Bueno, veo que tú deseas retirarte, ¿no es así, Amor? – Los demás –e incluso Piscis- la miraron extrañados, ¿Athena lo estaba echando? La creían capaz, pero del dicho al hecho…

- Por supuesto, no tengo nada productivo que hacer por aquí. -

- Me parece bien. Haré que desalojen totalmente la casa de Piscis y subastaré ese enorme sofá de cuero burdeos y madera de caoba con terminaciones de gamuza fina. Estoy segura que nos darán una generosa cantidad por él y por la decoración de mármol con forma de almeja gigante, ¿No crees? – Decía tranquilamente la pelimorada ante la cara de Piscis que se deformaba con la sola mención de su querido y genial sofá.

Espera, ¿qué? ¿Escuchó bien? Esa diosa atrevida quería vender el mueble más valioso para el Santo de la última casa. Oh no, ¡claro que no!Amor pensaba a toda máquina, buscando la forma de quedarse en el Santuario para matar el tiempo e impedir que alguien tomara su preciado sofá, pero esa razón no le parecía una motivación suficiente…

Aguarden un momento…

A no seeeeeeeeeeeeeeeeeeer…

El Caballero de Piscis hizo una mueca socarrona y río suavemente antes de enfrentar a Athena con todo su característico desplante.

- ¿Quieres deshacerte de mi sofá? Ni muerto, primero me mandas a Marte de nuevo antes de que te deje hacer lo que quieras con mi fabuloso artículo del hogar.- Saori sonreía internamente, sintiendo que engañar al chico rubio era muchísimo más fácil de lo que creía – Por ende, me quedaré en este cuchitril. Al menos mi casa es la con mejor estilo y nadie, repito, nadie más que yo puede ser dueño de ese genial sofá. – El resto no entendía nada, Amor de Piscis, ese sanguinario ser que atacó a traición a Mycenae y le causó la muerte, se unía a la orden dorada ateniense por un… ¿sofá?

¡¿Por un sofá?!

Por la mismísima Athena…

- Además, no quiero perderme de las maravillas que este Santuario puede ofrecerme, – Agregó mientras apoyaba su mentón en una mano como si estuviese modelando y pensaba justamente en una joven Santa con unas largas, laaaargas y hermosas piernas – hermosas piern- maravillas. – Corrigió rápidamente ante algunas miradas de recelo. - Eso. Ya tienes a un Santo de Piscis, querida. – Finalizó haciendo una cínica reverencia a la diosa. Bueno, con eso me basta, pensó Saori.

- Increíble –rió Paradox, mientras que a su hermana le daba un tic nervioso en uno de sus azules ojos, al ver esa expresión de depravado que por instantes pudo apreciar en el rubio– y a mí me tachan de loca.

- Lo tuyo también es un hecho hermana, no trates de zafarte de ello. –murmuró la geminiana sin verla directamente.

- ¡¿Qué dices?! – Inmediatamente los cabellos celestes de la gemela mayor se oscurecieron, para que Integra rodara los ojos y adoptara una pose defensiva ante el próximo ataque de ira de la parte "odiosa" de su hermana.

- Ya niñas, basta. Tengo que seguir con estas "entrevistas". – Con solo oír a Saori, Paradox se calmó y sus cabellos volvieron a la normalidad. Sólo murmuró un "me las pagarás", mientras que su gemela se comportó ante el regaño de Saori. Esta última se dirigió a continuación al caballero de Cáncer - Schiller, ¿también quieres retirarte?

- ¡Por supuesto que no! – Esta vez, incluso la diosa se sorprendió con la escueta respuesta del joven pelirosa. - ¡¿Quién cuidará a mis adorados muertos vivientes?! – Los otros caballeros dorados, junto a Saori, se golpearon la frente con la palma de la mano al mismo tiempo. Pero Schiller aún no había terminado su justificación – Además, mi casa debe estar hecha un chiquero, ¡necesito asearla cuanto antes! – Agregó, limpiándose nerviosamente la mano con un pañuelo sacado de quién-sabe-dónde. Hasta ese punto, Saori Kido comenzaba realmente a dudar si era buena idea que estos caballeros se quedaran en el Santuario.

Bah, qué exagerada.

¿Qué podría salir mal?

- Muy bien… entonces, ¿quién nos falta? - Las miradas de los dorados se posaron sobre una joven pelirosa que AÚN seguía mirando lo interesante que podía tener el piso de mármol. – Sonia – Llamó la diosa – Sonia… - Repitió y viendo que no daba resultado… - ¡SONIA!

- ¡Ah! ¡¿Qué?! ¿Q-Qué es lo que pasa, Athena? – Preguntó visiblemente nerviosa y distraída a la vez.

- Quería preguntarte qué es lo que harás ahora, pero no olvides que te ofrezco ser parte de la orden dorada de nuevo. ¿Qué dices?

- Athena, – Comenzó diciendo Sonia - soy la hija de Marte. Fui quien cooperó en gran parte de la Tercera Guerra Santa contra ti y tus caballeros. ¿Cómo puedes pedirme que me integre a tus filas después de todo lo que he hecho? – Preguntó con visible dolor en su voz y sus ojos. Los demás dorados callaron inmediatamente, y algunos agacharon la cabeza sintiendo empatía por la Santa dorada de Escorpión. Saori sonrió con ternura, recordando a cierta geminiana que dijo algo parecido cuando le ofreció volver a sus filas. La pelimorada se acercó y comenzó una lenta y amable caricia en el cabello de Sonia. La joven se paralizó ante la presencia y el cosmos tan amable de la diosa, sintiéndose tan aceptada como nunca antes lo había sentido. Ni siquiera en su propia familia había sentido un recibimiento de tal forma.

- Toma esto como una oportunidad de comenzar de nuevo. Eres muy joven y necesitas continuar tu camino. –Observó sonriente a los ojos jade de la pelirosa – Además, piensa que no estás sola, sino que me tienes a mí y a tus compañeros de orden. – Sonia miró algo incrédula a los demás caballeros dorados, algunos le sonreían honestamente, mientras que otros la miraban con seriedad (como Mycenae). – Solo inténtalo por un tiempo y dime qué piensas. No obligaré a nadie a quedarse.

Sonia bajó sus verdes ojos al suelo (¡OTRA VEZ!) meditando la propuesta de Saori por unos segundos. Cuando ya había pasado medio minuto, levantó su rostro e hizo contacto visual con la diosa de la sabiduría.

- E-esta bien… Athena… – Titubeó un poco al hablar, pero su mirada se mostraba decidida – me quedaré en el Santuario. – Al terminar de responder, la pelimorada ya estaba con una sonrisa de oreja a oreja.

- Muy bien, pues ya estamos listos. ¡La orden dorada ateniense del siglo XXI está completa! – Dijo levantando un poco la voz, mostrando su alegría por este reencuentro.

- Uh… Athena… espera un momento… algo no deja de molestarme… - Dijo Genbu, quedándose en silencio por algunos segundos – ¿No creen que se nos está olvidando alguien? – Dicha esa pregunta, los demás dorados empezaron a mirarse entre sí. Athena también miraba extrañada al joven de cabellos anaranjados.

- Mm… puede ser... – Murmuró Seiya y luego comenzó a "pasar lista" apuntando a los que nombraba por su signo – A ver… Aries, Tauro, Géminis, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acua—¡ACUARIO! – Terminó remarcando al signo faltante en las filas de la orden dorada. Amor de Piscis miró a los demás negando lentamente con la cabeza y pensando que eran una bola de idiotas, ¿cómo no se habían dado cuenta antes? Desde que se levantó y miró a su alrededor se había percatado de que faltaba Tokisada.

- ¡Es cierto! ¿Dónde está el elfo loco con ganas de convertirse en el rey del tiempo o algo así? –Dijo Harbinger.

- Ni idea, tampoco puedo percibir su cosmos cerca de aquí. – Agregó el inamovible caballero de Virgo.

- No importa. Dejémoslo, será lo más conveniente. – Dijo Genbu con un poco de desdén. Nunca le había caído muy bien el antes caballero de plata.

- No podemos dejar esto así, necesitamos un caballero de Acuario. – Apuntó Integra al ver cómo le restaban importancia al hecho de dejar vacante la armadura de la penúltima casa.

- ¿Alguien piensa en un buen candidato? – Preguntó desinteresadamente Schiller. En realidad lo quería decir más como una broma, pero su cara cambió al ver los rostros brillantes de Seiya, Shiryu, Kiki y la mismísima Saori.

- ¡Yo! ¡Yo sé de alguien! – Respondió entusiasmado el anterior Pegaso, levantando la mano como si estuviera respondiendo una pregunta en el salón de clases. Los demás caballeros que seguían con miradas confundidas, le prestaron atención al llamado "Santo más leal a Athena". - ¿Recuerdan a Hyoga? ¿El caballero de Cisne? – Preguntó mirando fijamente a Integra, Harbinger y Fudo. Los tres asintieron al recordar al rubio y "frío" caballero legendario, durante el combate contra Pallas. – Él fue entrenado por Camus, el anterior caballero dorado de Acuario, ¡y cuando los combates se han tornado casi imposibles de vencer, ha podido ocupar la armadura de su maestro! – Contaba emocionado. Los dorados restantes le prestaban atención a Seiya, aunque no entendían muy bien de lo que estaba hablando. Solo Genbu había escuchado antes de Hyoga gracias a su condiscípulo. – Honestamente, no creo que haya alguien más capacitado para portar la armadura de Acuario. ¿Qué dices Athena? – Preguntó con ojos muy brillantes, como cachorrito mojado y hambriento. Un gesto al que Saori solo respondió con un disimulado sonrojo, pero manteniendo su voz firme.

- Estoy de acuerdo. Hyoga tiene lo que necesita un buen caballero dorado y todo su historial lo avala. – Respondió mirando a todos los dorados presentes, algunos asentían dando su aprobación a la propuesta del caballero de Sagitario. – Entonces, está decidido. Proclamo a Hyoga como caballero dorado de Acuario. – Concluyó sonriente.

- ¡SI! – Gritaron al mismo tiempo Seiya y Shiryu, chocando palmas.

- Ahora es momento de que vayan a sus casas y se acomoden, llamaré a Hyoga inmediatamente para nombrarlo oficialmente caballero de Acuario. – Finalizó Athena.

- ¡Momentito Athena! Tenemos un gran problema aquí. – Interrumpió Paradox señalándose a sí misma y a su hermana gemela.

- Es cierto. Yo soy la verdadera Santa de Géminis, ¿dónde dormirá mi hermana? – Agregó con tranquilidad la gemela de ojos azules, solo para provocar la furia de la gemela de ojos violetas.

- ¡¿QUÉ DICES?! ¡¿ ME ESTÁS ECHANDO DE GÉMINIS?! ¡Pan integral, te mandaré a otra dimensión! – La gemela menor jamás perdía los cabales, pero ese nombre había colmado su paciencia, más aún viendo que algunos de sus compañeros se reían del apodo con que su hermana la había llamado.

- ¿Pan integral? ¡¿Es en serio?! ¿Eso es lo más cómico e hiriente que se te puede ocurrir? ¡Para-loca! – Respondió muy enojada, sintiendo cómo su cabeza se calentaba por las idioteces de su gemela. La mayor se enfureció aún más, volviendo a oscurecer sus cabellos. Ambas al mismo tiempo comenzaban a acumular cosmos en sus manos y solo Athena podía saber lo que ocurriría si las geminianas empezaban a pelear en serio.

- ¡Pelea! ¡pelea! ¡pelea! – Comenzaban a gritar sospechosamente emocionados algunos machos—ejem, es decir, caballeros dorados. Ionia y Mycenae eran la excepción, siendo este último quien viese a sus compañeros algo avergonzado.

- Hombres… - Susurró Sonia de Escorpión.

- Este sí que es un show para no perderse. – Dijo sonriente Harbinger, lamentando no tener una cámara de video. Las gemelas estaban a punto de lanzarse explosiones y ultimaciones cuando…

- ¡YAAAAA BASTA! – Gritó por segunda vez la diosa de la sabiduría (¡Já! ¡Sí claro!). Evitando que las chicas de cabello celeste cometieran fratricidio una contra la otra. – Ambas se formaron nerviosamente, tan quietas como estatuas. – Paradox, Integra. – Comenzó, haciéndolas sentir como niñitas que iban a ser castigadas por sus travesuras. – Quiero que les quede algo muy claro: AMBAS son caballeros femeninos dorados de Géminis. Por lo tanto, AMBAS vivirán en la tercera casa. – En ese momento, las dos abrieron la boca intentando protestar, pero la severa mirada de Saori las mantuvo calladas. - Sin peros. Vivirán juntas, como hermanas. Y si sé de alguna que intenta sacar de la casa a la otra, tendrán un castigo con el que el mismo Hades podría sentirse avergonzado. – Amenazó. Los caballeros "malos" que habían resucitado hace poco estaban un poco extrañados. Ionia sobretodo, quien asustado pensaba: ¿Es esa mi esplendorosa, gentil y amable diosa Athena? Mejor no hacerla enojar, Ionia. Te lo aconsejo.

- Será mejor que le hagan caso. – Susurró Seiya con la cabeza gacha. Sabía lo que era enfrentarse a los regaños de Saori.

- ¿Han entendido? – preguntó la pelimorada.

- ¡S-Sí Athena! – Respondieron las gemelas al unísono. No me copiesno te estoy copiando boba - ¿A quién le dices boba? Idiota. – Será mejor que te calles, porque si no… - Murmuraban las gemelas regañándose una a la otra.

- Bueno, si Athena decidió eso con las gemelas, creo que será algo parecido con nosotros, ¿verdad Shiryu? –Mencionó el más joven caballero de Libra, mirando a su pelinegro condiscípulo.

- No. –

- Si lo sabía, entonces tendremos que compartir la cas- ¿AH? – Ni siquiera pudo terminar de hablar el peli naranja. Asustado en parte por haber hecho algo que enojase a su "hermano mayor". Los demás dorados alzaron una ceja. Excepto Paradox claro, que estaba casi que se echaba a llorar. Esa respuesta sí que no se la habían esperado de parte del antiguo caballero de Dragón.

- Este… Shiryu, ¿tienes algún problema por compartir tus deberes con Genbu? – Preguntó asombrada Saori,

- Claro que no. – Genbu suspiró aliviado. – Pero debo regresar a Rozan… a… cuidar el… sello de Athena… o algo así. – Murmuró demostrando que lo que decía era una simple excusa.

- Pero Shiryu, no creo que sea correcto que dejes tu trabajo como de caballero de Libra… - Murmuró Seiya quien no entendía la abrupta decisión de su amigo. El antiguo Dragón rodó los ojos y decidió ser sincero sobre su decisión adoptando una pose muy seria.

- ¿Y tú pretendes que me quede aquí? No. – Cuando alzó la voz, varios retrocedieron un paso visiblemente sorprendidos – Tengo a mi mujer y a mi hijo en Rozan, me pasé trece años sin los cinco sentidos y, cuando los recuperé, no pasó un año y tuve que entrar de nuevo al campo de batalla. No vi a mi hijo crecer, ni convertirse en el caballero de Dragón y es un alivio saber que Shunrei no se volvió loca por mi "ausencia". Yo soy caballero de Athena, pero también soy un ser humano. – Shiryu hablaba a toda velocidad, dejando a los presentes anonadados por su reacción tan… poco… Shiryu.

- Cielos… me ruborizo de solo verlo tan… agresivo… - Comentó muy bajito Paradox, solo para que Integra la mirara incrédula queriendo decirle "¿Otra vez con lo del Señor Shiryu?". La gemela mayor se sonrojaba y abanicaba con una mano por la… emoción.

- E-Entiendo lo que quieres decir Shiryu, estás en todo tu derecho… y-yo respetaré cualquier decisión que tomes.- Murmuraba un poquitín nerviosa Athena. Hace años que no lo veía molesto de esa forma. El pelinegro sonrió amablemente al ver la expresión confusa (y un poco asustada) de la diosa, así que decidió explicarse mejor y dejar en claro las cosas.

- Athena, no te preocupes. No es que deje el puesto de Santo de Libra, es solo que… creo necesario volver para aprovechar el máximo de tiempo con mi familia. Además, estoy seguro de que Genbu se hará cargo perfectamente de todo. – El aludido bajaba la cabeza algo conmovido por las palabras de su "hermano", aunque por otra parte…

- Espera… no es para dejarme haciendo todo el trabajo, ¿verdad? – Preguntó el joven Libra mitad en broma, mitad en serio.

- Nooo, como crees. Vendré a darme una vuelta por aquí pronto. Y Ryuho también, estoy seguro que querrá verte. – Genbu lo miró de soslayo y finalmente sonrió, dándole un firme apretón de manos. Shiryu también mostró una pequeña sonrisa.

Al fin, todos los Santos tenían sus asuntos en orden. ¡HURRA!

- Bueno, creo que ya nos podemos retirar a nuestras casas, ¿no? Es decir, tengo mucho que hacer en mi fabulosa morada y redecorar un poco para que esté de nuevo a mi nivel. – Dijo el Santo de la última casa, algo cansado de todo ese tiempo de pláticas aburridas para él.

- Es cierto. Ya quiero hacer una limpieza profunda. Mi casa debe estar llena de bacterias y tendré que comprar artículos de limpieza, ¡ahora mismo! – alegó Schiller.

- Hablando de eso, debo ir a Rodorio a comprar comestibles y arreglar una habitación para Raki… - Murmuró el reparador de armaduras, anotando mentalmente sus próximos deberes. – Fudo, ¿me acompañas? – Preguntó de forma causal.

- Eso implicaría moverme mucho. – Respondió apaciblemente. Kiki sintió extraños deseos de moverlo a patadas. Mantuvo la calma a pesar de haber mascullado algo sobre el Santo de la virgen.

- Vamos pelo de césped, ya te has movido hasta aquí, bajar las doce casas no será un gran problema. – Dijo Harbinger dándole un –según él- leve manotazo en la espalda a Fudo, quien casi pierde el equilibrio y aterriza de boca en el suelo. Virgo decidió que por el momento no era apropiado mostrar su rostro "temible".

- Athena, ¿podrías conseguir otra cama para nuestra casa? No creo que estemos muy cómodas durmiendo juntas en una cama individual. – Dijo la gemela menor. Saori asintió y les aseguró que se encargaría de ello.

Los Santos dorados organizaban sus deberes y cómo acomodarse en los lugares que ahora debían resguardar, hasta que la llegada de alguien interrumpió a todos y dirigió las miradas a la entrada del recinto del Patriarca.

- ¡Athena! – Hyoga, el caballero de Cisne, había llegado a toda velocidad al sector, y recuperaba el aliento luego de llamar a la diosa. – Pensé que… había… ocurrido… algo grave… - Decía entrecortadamente. Saori sonrió al ver la honesta preocupación del "frío" santo. Cuando este retomó su respiración normal, habló con tranquilidad. – Recibí tu mensaje y vine inmediatamente, ¿qué es lo que ocu-? – El rubio se olvidó del mundo cuando se percató de la presencia de los santos revividos. - ¿Q-Qué es lo que hacen aquí? Es decir… ¡¿C-cómo?! – fue lo que atinó a preguntar.

- Verás Hyoga… es una larga, o quizás no tan larga, historia…- comenzó Saori.

Y así, la orden dorada ateniense del Siglo XXI estaba reunida y completa, como hace mucho no lo estaba. Aquella reunión culminó con la nueva organización de las casas zodiacales y el flamante nombramiento de Hyoga como caballero de Acuario… y su singular reacción al enterarse.

¡¿QUE YO QUÉ?! – Gritó haciendo que el Santuario entero retumbara antes de sucumbir a un desmayo.


Un ser desde las sombras contemplaba el reencuentro y reordenamiento de los caballeros dorados del presente siglo. Soltó una suave risa que solo su extraño ser pudo percibir, para luego dirigirse raudamente a las lejanías, donde una especial estatua compuesta por catorce formas humanas se erigía contra la implacable luz del sol.

- Ya verás Athena, esta ha sido solo la primera parte de mi plan. La segunda fase iniciará pronto, ¡y tu sanidad mental estará perdida!

¿Cómo será la vida de los caballeros dorados desde ahora? ¿Podrán sobrevivir a la convivencia entre ellos? ¿Qué o quién es "eso" o "ese" o "esa" y cuáles son sus planes para volver loca a Athena? ¿A qué se referirá con "segunda fase"? ¿Harbinger podrá finalmente quebrarle el cuello a alguien? ¿Hyoga se recuperará de su desmayo? ¿Cómo será el reencuentro entre Amor de Piscis y su sofá? ¿Dejaré de hacer estas preguntas en el próximo episodio?

¡Sigan en sintonía para averiguarlo!

Continuará…


¡Hey! ¡Ya ha terminado el primer capítulo de esta locura de proporciones épicas plasmada en un fic! Espero que les haya gustado o al menos llamado la atención, para que no se pierdan los próximos capítulos. Este ha sido el capítulo donde he presentado a parte del elenco de dorados locos, y como toque personal quise dejar a Hyoga como caballero de Acuario porque ha sido el gran deseo que Omega no me ha cumplido hasta ahora... Además, se lo merece, pero ya veremos qué aventuras y desventuras le traerá el trabajo como caballero dorado. JUJUJU. Por último, recuerden que este fic se estaría situando luego de la saga de Pallas/Saturno. Eso, para que no haya dudas al respecto.

Y no se preocupen, faltan más personajes del Omegaverso en aparecer para luego centrarnos en "la otra mitad" del casting. ¡UF! Esto sí que va a estar de locos.

Todos los mensajes son bienvenidos; espero con gusto sus reviews y también las críticas constructivas. Será un placer responder a cada uno de ellos en el siguiente capítulo.

Saludos a todas y todos. ¡Espero que les vaya bien y nos leemos en la próxima entrega!

Solefald