Cap 1
-Isabella, ponte la gafas, podrias dañarte los ojos.-Tanto le costaba llamarme Bella, Isabella sonaba a vieja.
Mi padre, Charlie, siempre preocupado por mis malditos ojos cosa que no entiendo si igualmente no tienen cura.
-Papá, me he venido ha vivir contigo precisamente para no tener que llevar esas gafas.
Mis padres se separaron cuando yo tenía 5 años, ahora tengo 17 y me he venido a vivir con mi padre a un pueblo llamado Forks en que los días de sol se pueden contar con una mano y te sobrarían dedos. Se preguntaran que qué hago aquí si hacia 3 años que decidí no volver por vacaciones como hacía cada año, bien pues aquí empieza mi historia.
Estabamos a finales de invierno, había salido con mis amigos y estábamos sentados en unos bancos del parque. Sorteamos y me tocó ir a buscar los chocolates calientes. Mientras esperaba, miraba hacia el cielo despejado, de pronto, un avión se estrelló contra uno de los edificios de enfrenté. Todo pasó muy rápido, vi una luz cegadora y luego oscuridad, me desmayé. Al despertar olía a hospital pero mis ojos estaban vendados, noté que lguien me tomaba la mano y me envolvió el perfume de mi madre.
-¿Mami, porqué tengo los ojos vendados?
-¡Oh cariño!-mi madre se puso a llorar.
-¿Phil?-era el marido de mi madre, se habían casado hacía 3 meses.
-Creo que será mejor que te lo explique el doctor,Bella. Voy a llamarlo.
Escuché la puerta abrirse y cerrarse, después solo los sollozos ahogados de mi madre.
-Hola Isabella, soy el Dr. Mathews, ¿cómo te encuentras?
-¿De verdad quiere que le conteste?-dije enfadada por la molesta venda-¿Qué me pasa?
-Bien iré al grano, ese avión transportaba un producto que al contacto con el fuego desprende una luz cegadora, literalmente.
-Me he quedado ciega,para siempre-no fue una pregunta, tampoco una exclamación, simplemente lo sabía estaría así para siempre.
-En realidad, hay una operación, pero ningún cirujano se atrevería a realizarla porque podrías quedar en peor estado.
El ruido de la puerta del auto me sacó de mis cavilaciones, mi padre me ayudó a vajar del coche de policía con el que iba a todas partes. Mis ojos no se resintieron al salir a la calle sin gafas y me alegré dado que era prácticamente la única razón por la que había vuelto. No es que no quisiera a mi padre solo que odiaba Forks, en realidad el me había visitado en Phoenix durante estos 3 años.
Hice un reconocimiento general en mi habitación, mañana ya la memorizaría mejor.
-Bella, ¿quieres cenar?
-No papá, he comido en el avión, me voy a duchar, ya encontraré las cosas por mi misma no te preocupes.
Me di una larga ducha, me puse el pijama y me acosté, mañana empezaba el curso y no quería perder el bus porque eso significaría que tuviera que llevarme Charlie en el coche patrulla y no quería llamar tanto la atención.
