Luego del incidente ocurrido el "Día de los holandeses", la vida en Nueva Holanda fue muy distinta. Por suerte, fue un cambio positivo. Cuando todo el pueblo vio ese día a Sparky abrir los ojos luego de ser revivido y ver a su dueño abrazarlo emocionado, comprendieron que estaban en un error, que aquel perro no era un monstruo. Lo mejor de la situación, fue que al poco tiempo, la vida en Nueva Holanda volvió a ser la misma de siempre. La gente volvió a su misma rutina, aun sabiendo que entre ellos vivía ahora alguien muy diferente. Esto alegraba mucho a Víctor, pues el se imaginaba toda la represión que sufriría después de lo que pasó, pero no ocurrió nada.

Así pues su vida volvió a ser la de siempre, cosa que le agradó bastante. Pero vendría pronto un día en que su vida tendría un giro inesperado, algo lo sacaría de la rutina y transformaría sus sentimientos.