Prólogo

Frente al espejo Isabella terminaba de leerse el ultimo párrafo del capitulo de su libro favorito mientras una señora le terminaba de alisar su pelo y dejarla lista. Otra señora llego a su lado y bruscamente le subió la cabeza para que pudiese verla con la luz y maquillarla tal y como había pedido el en encargado del desfile. Todas tenían que ir iguales, la luz estaba pensada para que todas luciesen como sirenas. Una vez lista, alguien la cogio de la mano y la desato la fina bata de seda para comprobar que el primer modelo era el correcto, y que no se veía nada que no se tuviese que ver ni faltase algo de suma importancia.

-¡5 minutos!- se escucho por alguna parte del caótico lugar. Todos parecieron aumentar 5 revoluciones sus carreras y aquello era un lugar infumable, pero sus nervios de acero le permitían abstraerse de todo aquello y concentrarse en lo mas importante: sonreír, mirar al frente, y sobre todo, no caerse. Un desfile como aquel era único, aunque durante los últimos dos años, todos los desfiles a los que asistía, era de tal relevancia que toda la prensa mundial se hacia eco de ella. La semana de la moda de Paris era la ultima escala es su gira europea, Nueva York seria la ultima ciudad y a partir de ahí, un gran merecido descanso. Fue hasta la entrada y dejo su bata por algún lado de todo aquello. Se coloco en primer lugar, ella era la que abría el desfile, a lo grande, no esperaba otra cosa de marca.

-¡1 minuto!- volvió a gritar la voz de antes, esta vez casi reventando su tímpano. –Esta bien preciosa, recuerda: mira siempre hacia al frente, cuando llegues al final, pasa tu peso de una pierna a otra y después mira durante dos segundos a las cámaras. Olvídate de sonreír, este desfile no lo requiere, pero sobre todo, ten cuidado…-.

-Con los tacones y que todo este en su sitio. Si me lo se, gracias- dijo ella terminando la frase y escuchando como pedían al publico que empezase a guardar silencio. Una música tormentosa comenzó a sonar y supo que había llegado el momento.

-3, 2, 1. Ahora. Mierda-. Con sus manos en la cadera en forma de jarra, dio el primer paso con esa seguridad que parecía caracterizarla cuando estaba encima de una pasarela. Pie derecho, pies izquierdo, al compás de la música. El sujetador y las braguitas con las que iba apenas tapaban lo necesario para decir que no estaba desnuda, pero todo estaba donde debía de estar. Los incesantes flashes no le dejaban ver ninguna de las caras, no lo necesitaba, y tampoco quería. Ni siquiera le gustaba exhibirse de esa manera. Pero las necesidades primaban más que el orgullo a veces, y esa era la razón por la que ella ahora estaba mirando hacia las cámaras con un rostro impenetrable. Nadie podía saber lo que sentía. O por lo menos eso marcaba la temática del mensaje. Entro de nuevo a camerinos mientras otra chica salía a escena. Alguien empezó a desnudarla en medio de todo el jaleo, pero nadie la vería, se cruzarían con ella y no se fijarían que eran otros la que la vestían, porque allí nadie se ocupaba de alguien que no fuese de si mismo. El final del desfile llego, del brazo del diseñador salio de nuevo a la pasarela para aplaudirle delante de todos, que se creyese alguien de otro mundo. Pero a ella le daba igual, Bella no acudiría a las fiestas posteriores ni nada parecido. El avión salía en apenas 3 horas para llevarla Nueva York, el ultimo desfiles, ese que llevaba tanto esperando, pero no por lo que le deparaba, si no por lo que vendría tras el.

Una ducha rápida en el hotel que ni siquiera logro quitar el maquillaje a prueba de agua, unos cómodos vaqueros, una camiseta amplia y unas absurdas gafas de sol que se tenia que poner por contrato cada vez que trabaja, aunque como era el caso, la noche ya llevaba unas horas haciendo acto de presencia. Como siempre periodistas haciendo absurdas preguntas que nunca eran contestadas sino con una sonrisa y un gesto leve de la mano para despedirles y agradecerles a la vez. Según ella, no se merecían mucho mas.

En el avión, 8 horas de sueño y las restantes para preparar su agenda durante los próximos dos días. Ese señor, al que hace un tiempo atrás había contratado como su representante, hablaba sobre lo que tenia que decir, hablar y hasta pensar durante esos días. Ella solo miraba por la ventana, imaginando el momento en el que no la volvería a escuchar durante los próximas semanas. La única sonrisa que podía salirle le venia cuando recordaba esa suave voz que podría disfrutar poco tiempo después.

Desfiles, sesiones de fotos, firmas, entrevistas. Nadie entendía que Bella no hablaba de su vida privada. Que ni siquiera un cheque en blanco tenia el suficiente valor para que ella abriese la boca y dejase escapar sus mas profundos recuerdos. Que apreciaba tanto su intimidad que nunca diría nada de ella. Y probablemente a nadie. Podría soportar la soledad de no tener pareja con tal de no desvelar su vida pasada. No habían sido pocos los que habían intentado, de diferentes formas y con diferentes motivos, llegar hasta el corazón de Bella, el cual muchos decían que estaba muerto, pero todos se habían topado con la coraza que protegía al corazón, porque no, su corazón latía, estaba vivo, y solo respondía al nombre de una persona.

Dos días después, con la música que a ella le gustaba a todo volumen dentro de su coche, se dirigía hacia su casa. Sonrió con su verdadera sonrisa al ver el cartel que le daba la bienvenida. "Forks" dijo en voz alta intentando creerse que ya estaba allí. Aparco su coche en la puerta de su casa. Cogió la maleta, la cual podría sorprender, pero estaba casi vacía, metió la llave en la cerradura y abrió la puerta inspirando el olor de su vida.

-Ya estoy e casa- anuncio quitándose el abrigo. Forks era un lugar donde cualquier día del año el abrigo era una prenda indispensable, y eso bien lo sabia ella a sus 22 años. -¿Dónde esta la niña mas guapa del mundo?-.

-¡Mami!- dijo una niña gritando desde el piso de arriba y bajando las escaleras todo lo rápido que le permitían sus cortas piernas.

-¡Mi vida, como te he echado de menos!- dijo cogiendola por los aires y llenando su carita de besos al igual que la niña hacia lo mismo con la madre. –Pero si hasta has crecido-.

-Tía Alice me da de comer muy bien-.

-¿En serio?- pregunto realmente sorprendida. Si había alguien que no sabia ni freír un huevo esa era Alice, su única y verdadera amiga desde tiempos inmemorables.

-Hay restaurantes de comida rápida que encima venden cosas sanas. Te prometo que Emma ha estado perfectamente alimentada-.

-Eso es otra cosa- dijo Bella dejando a la niña en el suelo. -¿Qué tal Alice?- la pregunto abrazándola. Si había alguien que también echaba de menos durante sus viajes esa era sin duda Alice.

-Muy bien. Emma se ha portado estupendamente. Ha ido al cole, y cuando a terminado a ayudado a la tía a ver lugares para la boda que tiene que hacer, ¿verdad?-.

-Si mami. Hemos ido a un hotel donde en el jardín tenían un lago con patos. ¡Yo quiero un pato!-.

-¿Y donde quieres meter tú un pato en esta casa, mi amor?-. La casa donde vivían no era ni mucho menos el estilo de casa donde una modelo de gran estatus mundial viviría. Es mas, ni siquiera era comprada, era una de las pocas cosas que sus padres la habían dejado de herencia a su muerte.

-Emma cariño, ¿Por qué no te vas a vestir y desayunamos con mami, quieres?-.

-Si, ahora bajo- dijo dándose rápidamente media vuelta y subiendo a su cuarto mientras Bella y Alice iba a la cocina y preparaban os cacharros del desayuno.

-¿Qué tal este ultimo mes y medio?-.

-Como siempre Alice. Desfiles, fotos, preguntas idiotas. No cambiara nunca-.

-Sabes que lo haces porque quieres Bella. Puedes cambiarlo cuando quieras-.

-No Alice, esto es lo único que puedo dar a Emma. Es lo único donde he triunfado después de intentar mil cosas y fracasar. Si es la única forma de dejarle a Emma algo, no dudes que seguiré tragando aunque no me guste-.

-Pero es que no eres feliz-.

-No soy feliz de puertas para fuera. Cuando estoy aquí soy feliz, porque mi hija vive, se ríe, anda, y sobre todo, tiene un futuro asegurado con lo que yo estoy haciendo. Tú mejor que nadie sabe lo que sufrí Alice, no me hagas recordarlo cada vez que vuelvo de un desfile-.

-Cuando Emma pueda entender todo lo que su madre hizo por ella, estará tremendamente orgullosa de ti- dijo Alice dando un abrazo a Bella intentando darle todas las energías que había perdido esas ultimas semanas estando lejos de su casa.

-Mami, ¿te gusta como voy?- dijo la pequeña llegando a la cocina y dando varias vueltas sobre si misma.

-Estas guapísima amor- dijo cogiendole y sentándola en la mesa.

-Cariño, mami tiene que dormir un ratito porque esta muy, pero que muy cansada. ¿Qué te parece si vamos al parque y compramos la comida y pasamos luego con mami una tarde de chicas?-.

-¡Si! Además, mami tiene que ver la peli que no vio cuando se fue-.

-Es verdad- dijo Alice llevándose las manos a la cara siguiendo el juego a la pequeña. –Bella, esta tarde te secuestramos. No puedes perderte la última de Barbie-.

-No se me ocurriría- dijo terminándose su café. –Nos vemos luego preciosa. Te quiero- dijo besándole la parte superior de la cabeza. –Nos vemos luego amiga- dijo besando también a Alice.

Momentos tan sencillos como aquel, lograban que Bella reuniese suficiente fuerza para continuar con aquello.

Cuando el mundo veía a la modelo Isabella Swan, se pensaban que su misteriosa vida ocultaba desde prostitucion hasta drogas. Pero la gente tiende a pensar mal desde el inicio, sin molestarse siquiera en callar cuando no se sabe.

Su vida no podía distar más de aquellas mentiras sin fundamento. Ojala esa fuese su vida, riqueza, lujo, poder. Un pasado feliz y un futuro prometedor y seguro. Pero no era así. O por lo menos todo cambio cuando la que ahora era una modelo de 22 años exitosa, a sus 17 años, sufrió lo que nadie en sus peores pesadillas pudiese imaginar. Nadie desearía eso a nadie, pero a ella le toco vivirlo.

Nadie podría imaginar que en un pueblo tranquilo y apartado como Forks pudiesen acontecer sucesos tan desgarradores. Nadie se podría creer que un jueves como otro cualquiera, un asesino en serie fuese a elegir la casa de oficial de policía de aquel pueblo y decidiese matar a los dos inquilinos que se encontraban en el lugar en aquellos momentos, sin más defensa que las voces que pudieron dar.

Pero quizás la peor parte le toco vivirla a la hija de la pareja cuando llego a casa antes de aquel individuo saliese, y la violase delante de sus padres muertos, dejándola allí, pero esa vez, sin ningún tipo de defensa, ya que lo único que podía salir de ellas eran silenciosas lagrimas que significaban el final de una vida y el comienzo de otra. Se quedo allí llorando por sus padres, hasta que la vecina se dio cuenta de que algo no iba bien, cuando cayo en que no era normal que un individuo desconocido saltase por la ventana de la casa el jefe de policía.

Poco más recuerda Bela de aquellos días, aunque tampoco es que sea su hobby favorito revivir una y otro vez e su cabeza esos días. Sabe que atraparon al culpable, silla eléctrica, pero todavía no sabe si sigue vivo. No quiere saber absolutamente nada que tenga que ver con el. Tiene vagos recuerdos de las sesiones con el psicólogo, con el abogado, visitas al hospital, pero en su mente quedo grabado el anuncio que termino por cambiar su vida. Estaba embarazada. El mal nacido ese le había dejado una marca mucho mas profunda de lo que el se imaginaba. Decidió tener ese niño como no podía ser de otra manera. No era ella la asesina en la historia. Meses después se supo que seria una niña. Nació cuando Bella ya era mayor de edad y pudo disponer del que un día fue un hogar feliz.

En algún punto de la historia, salio un rayo de luz en medio de tanta oscuridad llamado Alice. Ambas se conocieron durante la estancia de Bella en el centro durante unos pocos meses, los cuales bastaron para forjar una amistad inquebrantable. Bella la había invitado a vivir con ella cuando saliese de allí. Alice en aquellos momentos, tenía casi menos futuro que ella misma.

Emma llego trayendo algo de felicidad. Pero las cosas no tardaron mucho en torcerse. Al año de nacer, la diagnosticaron leucemia. El tratamiento era caro, pero si se le administraba desde ese mismo día, se salvaría. Durante un año, Bella trabajo en varios sitios a la vez doblando turnos, intentando que el dinero le llegase para comer y para el tratamiento, no importaba nada mas. Apenas dormía, y no paraba ni para comer. Alice fue sin duda su mayor apoyo, pero ni así lograban ahorrar lo suficiente para vivir dignamente. Pero un día en el hospital llego el milagro para Emma. Durante aquel año Emma perdió su cabello y apenas podía ponerse de pie sin llorar de puro dolor.

Un cazatalentos vio en Bella un potencial inmenso, y de esa manera llegamos a la actualidad. Bella triunfo como ninguno pensó que podría llegar a hacerlo, gano sumas de dinero que le daban para su tratamiento y mantener a las 3 como reinas. Emma mejoro de su enfermedad, empezó a caminar sin cansarse a los dos pasos, a hablar y hasta sonreía. La parte negativa es que apenas veía esos cambios porque viajaba constantemente, pero una vez mas era Alice quien salvaba los muebles cuidándola como si fuese su propia hija y explicándole a la pequeña a su manera los motivos.

En menos de dos años se había convertido en una de las modelos mejor pagadas. El problema era que a ella aquello no le gustaba. Odiaba caminar entre cientos de flashes en ropa interior, porque era insegura, y demasiada exposición podría dejar salir sus secretos, sus mas preciados tesoros. Pero sobre todo detestaba que todos se creyesen que era una chica como las otras, que había llegado a lo mas alto por pasar por las camas de lo que mandaban. Le repulsaba que gente que podría ser su padre o incluso su abuelo se le insinuase con tan poco tacto. Pero lo que mas le dolía era pasar tanto tiempo lejos de lo único valioso que poseía en esa vida. Pero sabia que no duraría eternamente, Emma pronto se pondría bien y dejaría el tratamiento, y el dinero que tenia les daría para vivir el resto de su vida sin trabajar, e incluso, dejar a Emma algo para cuando ella ni estuviese.

Ahora la niña dejaba ver sus ojos castaños exactos a los de Bella, y un cabello marrón clonado de su madre pero mucho mas corto y débil y una piel blanca igual que la de Bella. para Bella, Emma y Alice eran su vida entera, y nada en el mundo valía tanto como para exponerlas a la vida publica. En Forks vivían tranquilas, como ella siempre soñó. Nadie nunca dijo nada sobre su vecina mas famosa. Muchos debían a su padre grandes favores, y ya que nunca pudieron devolvérselos vieron en su hija la oportunidad perfecta. Una joven que además era un delicia en el trato con la gente, pero que a pesar de todo, todavía sentían pena por lo ocurrido 5 años atrás, y Bella lo sabia porque lo veía en sus miradas.

No, nadie es su sano juicio envidiaría su vida.