Disclaimer: Ni Dragon Ball ni sus personajes nos pertenecen... sólo hacemos una historia que no nos proporciona dinero, solo placer de dejar volar nuestra imaginación
Una nueva aventura, volviendo a la niñez
Un fic de Mutty y Apolonia
----
Las se tornarían difíciles esa mañana en que todo cambió...
"Ubb¿por qué siempre eres tan amable con tu enemigo¡Con más fuerza¡Vamos!"
"Ssí señor Goku¡¿pero no será demasiado para que el templo lo resista?!"
"¡¡Vamos, has tu mejor esfuerzo¡¡Quiero que me ataques con todas tus fuerzas!!"
----
"Ahh Gran Pilaf¿¿qué fue eso??"
"No lo sé Shuu, pero ahora que tenemos las esferas deberíamos ir a investigar, no vaya a ser que alguien quiera robárnoslas"
"Pero Gran Pilaf¿si es alguien poderoso que vamos a hacer?"
"¿Cómo que vamos a hacer¡Ustedes se enfrentarán con el sujeto y lo derrotarán¿Qué más pensaban?"
"Pee...ro Gran Pilaf, yo mejor diría..."
"¡Cállate cabeza de perro! Ya te dije claramente lo que vamos a hacer..."
Los tres ladrones comenzaron a caminar cuidadosamente, sosteniendo la caja con las 7 esferas, ya tenían todo listo para pedir ese deseo que tanto anhelaban hace tantos años... por fin estaban por conquistar el mundo, por fin, después de más de 40 años el mundo sería gobernado por el Gran Pilaf y sus fieles servidores, Shuu y Maii. Caminaron cautelosos, revisando cualquier resquicio del templo que profanaron, tratando de buscar la fuente de los fuertes temblores... hasta que encontraron una puerta semi-abierta, y ahí estaban, dos poderosos guerreros, arrojándose el uno al otro, casi sin piedad alguna, atacándose como si fuera una batalla decisiva para el universo. Un guerrero morocho, de cabello con forma de cresta, joven al parecer, y otro muy fornido, con un traje azul, pantalones amarillos y un cinto blanco, con un cabello puntiagudo que les hacía recordar a alguien... pero todavía no podían recordar a quien.
Temblando un poco Shuu miró a su rey "Gran Pilaf... creo que no vamos a poder derrotar a esos jóvenes... se ven demasiado fuertes"
Decepcionado Pilaf dijo entre dientes "Sé que tienes razón Shuu, pero esta vez vamos a tener que escapar, no podemos permitir que nos arrebaten lo que nos pertenece otra vez... pero hay algo en ese guerrero que me deja pensando... me hace recordar a alguien."
Maii comenzó a temblar sin poder parar, haciendo que Shuu y Pilaf se voltearan a verlo, mientras ambos lo miraban fijamente, Maii comenzó a caminar hacia atrás, con el rostro azul por haberse dado cuenta de algo que no debía.
"¿Qué diablos pasa contigo Maii¿Qué demonios viste?" espetó Pilaf.
"Ee..el guerrero de cabello alborotado... es.. el.. e..l..."
"¡¡El que¡Habla de una vez!" Gritó furiosa Shuu.
"Es el chiquillo... ¡¡Goku!!"
Los tres quedaron paralizados, mientras que Goku y Ubb seguían entrenando sin notar las invasivas pequeñas presencias.
"Debemos huir... no podemos permitir que nos arrebate nuestra oportunidad otra vez... debemos buscar la manera de deshacernos de él, y así evitar que interfiera en nuestros planes."
"Gran decisión maestro... ¡huyamos lo más rápido posible!"
"¡Corramos por este pasillo gran Pilaf!"
Los ladrones apresuraron el paso y llegaron a un gran salón lleno de objetos raros y antiguos, "¡Gran Pilaf este lugar es perfecto para llamar al dragón y pedir nuestro deseo!"
Shuu temblaba nervioso al decir estas palabras, toda una vida en busca de las esferas, les faltaba tan poco cuando...
"Señor Goku este entrenamiento fue muy agotador¡ya casi no siento mis brazos!"
"Vamos Ubb, mejor tomemos un buen descanso y comamos algo," Goku caminaba en dirección al pasillo, "Señor creo que se acercan" Maii sentía que todo su cuerpo temblaba, si los descubrían todo acababa; adiós deseo, adiós esferas, adiós conquistar el mundo...
"¡Guarden silencio idiotas!" Pilaf sabía muy bien que si Goku los descubría sería tal cual como las otras veces, una pelea, Goku los derrota y todo seria como siempre, volver a intentarlo..."maldición no permitiré que ese chiquillo interfiera en nuestros planes otra vez"-
Mientras los tres invasores caminaban sigilosamente por el templo, sin querer Shuu tiró uno de los jarrones, haciendo que Maii y Pilaf se miraran presos del terror, mientras espiaban a los dos guerreros que recién terminaban su arduo entrenamiento.
"¿Qué fue eso señor Goku?" preguntó Ubb con curiosidad.
"La verdad no tengo idea¿quieres ir a investigar?" respondió alegremente Goku.
"Oh dios... nos van a encontrar" Susurró temblorosa Maii.
"Maldito perro tonto, tenías que hacer uso de tu torpeza una vez más, en el momento menos oportuno" susurró casi inaudible, reprochando a su servidor por su inoportuna ineptitud.
"Corramos, vamos a la superficie del templo e invoquemos a este Dragón... no podemos perder más tiempo" dijo Pilaf desesperado, sintiendo una vez más como se acercaba a su derrota, como su sueño se desmoronaba una vez más, ya no podía soportarlo más.
----
"¡¡Vegeta¿Dónde demonios te metiste¡Ya te dije mil veces que no voy a dejar que entrenes a Bra! Demonios ¡Te juro que si no apareces no te voy a dar de comer por un mes¡Y OLVÍDATE DE TU POSTRE POR LAS NOCHES POR UN AÑO¡VEGETA!"
"Ay, ya mujer, que estruendosa te has vuelto, más vieja y más ruidosa; ya te dije que con la mocosa haré lo que se me plazca, y si ella acepta entrenar, no tienes nada que hacer al respecto¡fin de la historia!" Dijo cruzado de brazos, apoyado contra el filo de la puerta del laboratorio donde su mujer estaba sentada frente al monitor, con una mirada desesperada, llena de furia.
"Ah, no Vegeta... ¡ni se te ocurra! Ya fue suficiente con que te deje enseñarle a volar y hacer lucecitas con las manos¿no te parece suficiente?"
"Te he dicho mil veces que hables con propiedad, mujer terca. No son lucecitas, son ataques, y mi hija no será una debilucha que no pueda enfrentarse ni a un mosquito¿entiendes¿O es que acaso pretendes que toda la vida esté yo para protegerla¿O que no te pones a pensar en eso tampoco?" Observó el razonante príncipe, haciéndole notar a su esposa ese pequeño gran detalle.
Resignada, Bulma hizo a un lado el teclado de su computadora y tomó la caja de cigarrillos que tenía en el cajón, para encenderse uno y apaciguar su ira momentáneamente. "Mira Vegeta, sé que tienes razón, pero creo que Bra también tiene derecho a ser una persona normal, también es humana¿sabes?"
"Y también Saiyajin, y no sólo eso, lleva mi sangre en sus venas, y no voy a permitir que desaproveche su herencia, no voy a dejar que mi hija sea una vergüenza y no pueda defenderse de nimiedades siquiera, así que no hay más nada de que discutir mujer, la mocosa entrenará, y será digna de llevar sangre de estirpe en su ser. Fin de la historia." Espetó acercándose a su mujer para apagarle el cigarrillo que tenía en la mano.
"Ay Vegeta, sabes que ya no puedo pelear contigo, eres muy necio a veces, por suerte Bra es bastante grandecita como para decidir que hacer, pero te juro que si fuese más joven, no ganarías siempre con esa terquedad que tienes." Dijo molesta al ver como su cigarro era apagado, y como el príncipe le sonreía victorioso.
"Ja, eso lo quiero ver mujer. Por lo menos yo gano sin hacer jugarretas sucias..."
Fue en ese momento que Bulma notó a que se refería su amado esposo, haciéndola esbozar una maliciosa sonrisa que hizo sonrojar a su lindo marido.
"Vamos Veggie, bien sabes que lo disfrutas tanto como yo." Dijo levantándose de su silla para tomar a su marido de la cintura, y darle un tierno beso en la mejilla.
"Basta mujer, no vas a doblegarme de esa manera tan barata."
"Eso decías cuando recién llegabas a mi casa, y mírate, hace veinte años que lo vienes diciendo." Dijo riendo tiernamente mientras acariciaba la espalda de su pareja.
"Sabes mujer... creo que podemos solucionar este asunto en otro lugar."
"Estoy muy de acuerdo Veggie... ¿qué tienes pensado hacer?"
"Mejor pregúntate que tengo pensado hacer contigo, mujer" Dijo sensualmente a su oído, mientras la levantaba para cargarla a su habitación, como si estuvieran recién casados.
----
"Papá¿me ayudarías a bajar estas compras del auto? Están bastante pesadas." Dijo sonriente la rubia, mientras sostenía las llaves del Aero-coche.
"Yo me pregunto Marron¿realmente necesitas comprar tanta ropa cada vez que vas a la ciudad?" Preguntó un cansado Krillin mientras abría la puerta de Kame-house.
"Vamos Krillin, es una niña, tiene todo el derecho a comprarse prendas bonitas, además tienes una niña preciosa... aunque no tan linda como su mami," Dijo sonriendo maliciosamente el Maestro Roshi, mirando de soslayo a una enfurecida Dieciocho.
"¿Cuantas veces le tengo que repetir viejo decrépito que deje de mirarme así?" Gritó fúrica Dieciocho, alzando su puño listo para propinarle un golpe al degenerado anciano.
"Vamos querida, ya sabes como es el Maestro, no te enfurezcas así" Trató de calmarla Krillin, agitando sus manos.
"¡YA CÁLLATE¡Ve a ayudar a la niña con sus compras, AHORA! Y tú..." dijo volviendo a mirar al Maestro que ahora palidecía del terror. "Mejor déjate de estupideces y no vuelvas a hacer comentarios desubicados, porque la próxima vez tendrás que rogarle a Kami por tu vida¿entendiste?"
"Ssí... creo que yo también iré a ayudar a Marron a bajar esas cosas."
El Maestro salió corriendo tras de Krillin, mientras Krillin abría la puerta para comenzar su tarea de organizar las nuevas compras de su niña.
"Ay, hija, deberías dejar de comprar tantas cosas, tu padre ya no puede andar haciendo tanta fuerza, ya sabes que no soy tan fuerte como hace unos años."
"Vamos papá, son solo unas cuantas bolsas... no te hagas tanto problema, no es tanto, vamos, con el Maestro llevaremos todas estas cosas en un santiamén."
Suspirando por el cansancio, Krillin tomó diez bolsas, y mirando al cielo volvió a suspirar. "Cómo desearía ser joven otra vez, y no cansarme tanto, tener fuerzas como Marron, como Dieciocho".
----
Hacía ya muchos años que Yamcha no salía a una cita, quizá era despertarse y verse al espejo, y añorar la belleza que lo había acompañado por tantos años. No era depresión lo que lo hacía no salir con mujeres, era falta de confianza en sí mismo. Todavía contaba con muchas admiradoras desde que fue una gran estrella de béisbol, pero ya no era igual que antes. Mujeres no faltaban, eso era cierto, pero el amor nunca llegaría de vuelta a su puerta. La había perdido, a su gran amor, su tesoro más preciado, el que no supo aprovechar. Al gran ladrón del desierto, le habían robado su más importante tesoro, su mujer.
"En parte es culpa mía, yo fui quien no la supo retener... debería dejar de estancarme, todavía me queda mucho por vivir."
Decidió recogerse su largo cabello, mientras lo cepillaba frente al espejo, ya no quedaba bien que un hombre de cincuenta y tantos años usase el cabello largo y suelto, repleto de canas. "Debo invitar a Itzumi a salir, ella es una hermosa mujer y hemos estado hablando por varias semanas, creo que eso voy a hacer". Él siempre conocía mujeres, en muchas reuniones a las que solía asistir, como el mejor jugador de béisbol, tenía la oportunidad de participar en reuniones con gente famosa, y las mujeres morían por él, amaban su masculinidad, su fuerza, esa juventud que a pesar de su edad era más brillante que las de ellas incluso. Yamcha siempre robaba corazones, vivía cada noche con una mujer diferente, muchos años fue así, después que Bulma lo dejó por sus recurrentes infidelidades, se dedicó a las mujeres y al deporte. Se dedicó a hacerse rico, para poder mantener su mayor vicio, el amor.
Estar con una mujer, conquistarla, invitarla a cenar, al cine, y luego llevarla a su casa para poder compartir toda la noche con ella, era como estar enamorado, como la primera etapa del amor. Luego, dejaba de llamarla, o no respondía los llamados que ella le hacía. Y se buscaba otra. Era como estar siempre enamorado. Como no sufrir por aquel amor que nunca pudo olvidar, la dueña de su corazón.
Dos horas habían pasado, Yamcha ya estaba listo, se había puesto un traje beige, una camisa negra, zapatos oscuros, y se había atado el cabello. Tomó las llaves de su auto, se despidió de su fiel e inseparable amigo Puar, y emprendió viaje hacia la casa de Itzumi. "Esta vez será diferente, ella tiene que ser diferente."
"¡Yamcha¡Que gusto verte! Gracias por venir a visitarme, realmente, creí que no vendrías, como no confirmaste si saldríamos." Dijo sonriente la pelirroja mujer de unos treinta años aproximadamente.
"Claro que vendría, hacía varios días que no te encontraba en la cafetería, y ya extrañaba conversar contigo." Dijo un melancólico Yamcha.
"Espera un minuto que voy a arreglarme el cabello y vamos a tomar un café¿te parece?". Dijo emocionada, mirando como su invitado parecía contento de verla de nuevo.
"Toma tu tiempo, no te apresures, yo te espero aquí." Dijo señalando al sofá, mientras se sentaba en el.
"No me tomará más que diez minutos, gracias Yamcha por la paciencia." Dijo apresurada subiendo las escaleras para arreglarse el peinado.
"Es como si ella fuera quizá la indicada, pero nadie se te compara Bulma, como desearía ser joven otra vez, cambiar mis errores, mantenerte a mi lado, amarte como siempre debí haberte amado... pero supongo que debo acostumbrarme a mi nueva vida, después de todo no está tan mal, siempre estoy acompañado, aunque sería todo mejor si tuviera treinta años menos, me cansaría menos... pero bueno, no todo es tan malo." Dijo mirando sonrojado a la joven mujer que bajaba esplendorosa con su vestido ceñido negro, y su peinado semi-recogido.
"¿Vamos yendo Yamcha?" Preguntó tomándolo del brazo.
"Por supuesto, partamos."
----
"Que tiempo aquellos en que solo vivía para cocinar y atender a mis hijos, ahora todo es tan vacío, Goku se fue a entrenar con ese niño y yo…aquí, sola, vieja y mal gastada, una vida entera a disposición de los demás, nunca me quejé amo a mis hijos, amo a Goku, una vida llena de sacrificios¡y lo peor de todo! No puedo seguirle el ritmo, esa juventud, esa viveza que tiene debido a su raza, esa que yo no poseo…como quisiera que todo cambiará y poder ser más joven." Milk dirigía su mirada hacia el cielo esperando encontrar la respuesta a sus deseos, pero no tenía idea que en cierto lugar lejano, el rumbo de esta historia cambiaría completamente…
----
"¡Señor Goku que esta pasando!"
"¡Subamos a ver que pasa Ubb!" Goku voló a la planta alta del templo sin siquiera imaginarse lo que encontraría...
Cual fue su tamaña sorpresa al ver a Pilaf y sus secuaces invocando a Shenlong.-
----
"¡Sal de ahí Shenlong!" Pilaf gritaba colérico el nombre del Dios dragón que cumpliría su voluntad, ¡al fin seré el dueño del mundo!
"¿Qué esta pasando aquí?" Goku intervino en el momento oportuno y llego en frente de Pilaf.
"Ahora si estamos en problemas." Maii temblaba por ver a Goku enfrente de todos¡los habían descubierto!
"¡Nooooo¡Tu no arruinarás mi sueño otra vez!"
"¡Yo a ti te conozco¿no eres el marcianito que busca las esferas para apoderarse del mundo?" Goku sonreía como siempre con una mano detrás de la nuca.
"¡Siempre lo hechas todo a perder chiquillo!" Pilaf estaba furioso tanto que no media sus palabras.
"Gran Pilaf cálmese, no ve que esta un poco viejo para gritar así." Shuu intentaba arreglar la situación.
"¡¡¡Cállate perro¡Por tu estúpido descuido nuestros planes se arruinaron otra vez!
¡Como quisiera que este chiquillo y todo su clan de tontos fueran de este tamaño para aplastarlos a todo y terminar con esto de una vez!
Esta bien, si ese es tu deseo que así sea...
----
Nota de Mutty: espero que les guste es mi primer fic agradezco a apolonia por ayudarme con esto xD y ojala les guste será algo larguito
Nota de Apolonia: Bueeeeeeeeeno, he aquí nuestro primer desafío juntas, esperamos que les guste, tengan piedad con los review xD. Prometemos que lo vamos a hacer bien larguito, tenemos muchas cosas en la cabeza todavia... de corazón espero que les guste, un abrazo enorme para todas. De vuelta de las vacaciones y a full con los fics de nuevo y nos seguimos leyendo!!
