Prefacio
- ¿Qué te parecen estas invitaciones? – le consultaba Rosalie a Alice enseñándole una invitación de bodas en color dorado.
- pues, son bonitas, delicadas, elegantes y únicas. Perfectas para ustedes – sonrió Alice aprobando el gusto de la futura novia.
Ali estaba ayudando a Rosalie con la organización de la boda que se iba a celebrar en menos de dos meses. Alice misma estaba diseñando el vestido que iba a usar Rosalie, mientras Emmett se limitaba a aceptar todo lo que su prometida y su hermana decidían.
- Anthony esta tan emocionado con la boda, está contento de que esperemos a que él estuviera "grande" para que disfrutara la ceremonia – le contaba Rose a su cuñada con diversión.
- a Lucas le emociona la parte de la comida – bromeaba Alice.
- niños – decía la rubia mientras rodeaba los ojos – Edward me conto que Nessie no para de hacerle preguntas sobre su boda con Renata, le encanta ver las fotos de los álbumes.
- debe ser difícil para ellos – pensaba Alice, mientras seleccionaba los centros de mesa
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- con esto de la boda, Nessie esta enloqueciéndome – comentaba Edward a su cuñado y a su hermano
- es natural que quiera saber – decía Jasper
- todavía duele, mas el recordar – confesaba Edward su sufrimiento por su fallecida esposa.
- te dio el mejor regalo, a Renesmee. Tenes que ser feliz por ella – lo incentivaba Emmett.
- hermano yo creo que deberías volver al hospital – aconsejaba su hermano mayor.
- no… puedo. Todavía no – sentenciaba él, desde el la noche en que su esposa falleció allí, Edward no pudo volver a pisar el hospital donde trabajaba, cada vez que Nessie enfermaba, Charles el abuelo, era quien la llevaba a emergencias.
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- por favor señores pasajeros abróchense los cinturones que en 10 minutos estaremos aterrizando en Los Ángeles – escuchaba Bella que anunciaban por el ata voz del avión.
Estaba tan ansiosa por llegar, hace cinco años que no veía a sus hermanos, a sus sobrinos, a Nessie, a Edward…
Todavía no sabía cómo iba a reaccionar Edward con su llegada, hablaban por teléfono con frecuencia pero ella no le había dicho a nadie que volvía, quería que fuese una sorpresa.
Aunque a la vez Bella tenía miedo de que Edward, su eterno amor, la rechazara porque aun sentía culpa de la muerte de Renata.
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