La Familia Feliz

Una espesa niebla cubría la extensión del terreno, lo que le impedía tener una visión clara de donde se encontraba. Logro reconocer un amplio espacio, pero no se podía ubicar exactamente en que lugar estaba. Comenzó a caminar y hojas secas crujían a sus pasos; supuso que se encontraba en algún campo. Trato de forzar la mirada y se dio cuenta que no llevaba sus anteojos, y se percato, que, aunque no podía ver bien por la niebla, no los necesitaba. A lo lejos, como un fantasma, mas oscuro que la niebla, una figura espigada, alta y delgada se empezaba a formar, caminando en dirección hacia el. La figura se acercaba lento… muy lento… Y a Harry comenzó a palpitarle el corazón tan fuerte, que cada latido le ardía fuertemente en el pecho. Es èl se dijo a si mismo… Lo siento, es èl La emoción de su corazón se contagio hacia todo su cuerpo, cuando logro ver parte de una larga cabellera plateada, aunque el rostro de su dueño todavía le estaba oculto, el sabia que se trataba de èl. Los nervios, la emoción, la aprensión estaban a punto de estallar en cada parte de su cuerpo, cuando una luz lo cegó.

Harry se encontraba en su cama y la fría luz de la ventana lo había sorprendido de pronto, pegándole fuertemente en la cara. Fuera, se escuchaba el ruido de las olas contra la orilla. Comenzó a sentir un dolor punzante en las manos y se dio cuenta que tenia los puños fuertemente apretados, lo que provocaba que sus uñas se clavaran en sus manos. Aflojo los puños y la imagen de la larga melena plateada volvió a su mente. Habían pasado diecinueve años, es cierto, y en mas de una ocasión había visto a aquel hombre de mirada generosa. Casi siempre que Dumbledore aparecía en los sueños de Harry, le advertía de algo, lo tenia largo tiempo en reflexión. Pero hacia mas de un año que no había visto en sueños al anciano profesor, y le inquietaba la idea de que el intentara decir algo.

Tomo los anteojos de la mesita de luz y recorrió con la vista la habitación: las paredes de un color calido, favorecían la atmósfera hogareña que esta ofrecía, a pesar del notable frío que se vislumbraba fuera. Frente a la cama, un gran mueble con un espejo encima le mostraba su reflejo: Sus rasgos eran aun los de aquel muchacho, que algún día fue alumno de Albus Dumbledore, su cabello alborotado y la misma cicatriz en la frente que lo había acompañado ya treinta y cinco años, y los ojos verdes de su madre enmarcados por los anteojos. Volvió la mirada a su lado y vio una larga cabellera pelirroja, que le daba la espalda. Ginny estaba allí, acostada a su lado, inmóvil, respirando lentamente. Harry recordó a Dumbledore y sintió el impulso de abrazar fuertemente a su esposa; pero decidió que no quería despertarla, así que se limito a contemplarla fijamente por unos segundos y acto seguido le dio un beso en la cabeza y se levanto de la cama, al cual Ginny respondió con un movimiento involuntario.

Harry salio de la habitación en busca de simplemente caminar por su casa; bajo las escaleras y llego hasta la sala, donde en una esquina habían grandes y elegantes butacas de cuero caoba y en habitación contigua podía vislumbrar parte de un bonito y extenso comedor labrado en madera, adornado por una frutera con frutas de oro y grandes candelabros, se extendía, dando la impresión de que la casa estaba abarrotada de gente. Tenían gran espacio debido a la cantidad de gente y amigos que los visitaban frecuentemente, y a los que Harry siempre había considerado su familia. Sobre las paredes de la habitación se colgaban varios retratos. En el más grande y central, estaba su familia: Allí estaba Harry, con su acostumbrado cabello alborotado y una sonrisa de oreja a oreja, en sus piernas, sentado, se encontraba un pequeño de cabello oscuro, también alborotado, y grandes ojos verdes, que a diferencia de todos estaba serio. Ginny sostenía a una pequeña, con escaso cabello pelirrojo y grandes ojos castaños. Entre Harry y Ginny, estaba un niño mas alto, de cabello y ojos oscuros, que le sonreía maliciosamente, mientras que con la mano dibujaba unos cuernos sobre la cabeza de su hermano. A Harry se le revolvió el corazón al ver a su familia. Su hijo mayor era la copia exacta de su padre, físicamente y, según le habían contado, también en su carácter y forma de ser: un bromista incurable; por lo que llevaba su nombre James Sirius. Volvió la vista al pequeño niño de mirada seria y perdida, que estaba en su regazo, era el que mas se parecía a Harry, a excepción de que no llevaba anteojos, eran idénticos. Sus grandes ojos verdes eran los mismos de Harry, su negro cabello revuelto también y Harry recordaba esa mirada cuando el era niño. En lo que no se parecía nada a Harry, era en el hecho de que era simplemente brillante, ávido de conocimiento, de curiosidad, de ganas de saber, de investigar. Desde edad muy temprana había aprendido a hacer magia por si solo; cuando había cumplido un año había logrado hacer levitar las piedras de la playa que se encontraban a su alrededor, instintivamente. No le gustaba mucho la compañía, era un alma solitaria, con sed de conocimiento, y evitaba comentar mucho con el resto de las personas. Un año antes de su partida hacia Hogwarts ya había devorado todos los libros de magia que se usan en primer año, por lo que Harry pensó que tal vez Hermione le había trasmitido su obsesión por el conocimiento en cantidades desproporcionadas. Sin saberlo Harry lo llamo Albus Severus, porque aunque sus ojos eran como los de el, al verlos por primera vez su brillo le recordaba a los dos seres que habían sacrificado su vida para proteger la suya. Paseo su vista hasta la pequeña Lily… Lylian Dora, que desde muy pequeña ya era idéntica a Ginny, aunque con los grandes ojos de Lily, pero el color de los de su madre.

Miro fijamente a Ginny y se dio cuenta de cuanto la amaba, con ella había formado esa familia tan maravillosa, y se sentía regocijado al saber que sus hijos tenían la familia que el tanto anhelo en su infancia. Y lo mejor era que estaban en mundo sano, lleno de felicidad y amor, ya que èl y mucha gente que había ya muerto, les legaron ese mundo hermoso, sin la presencia del mago que hizo la suya una desdicha: Lord Voldemort. Y la felicidad invadió su cuerpo…..

Un agudo dolor rozo su frente, parecía que la antigua cicatriz en forma de rayo había sido abrazada nuevamente sobre su frente, al rojo vivo. Se llevo las manos a la frente, apretándola con todas sus fuerzas, perdió el equilibrio y cayo al suelo, mientras que oía gritos a su alrededor. Era un dolor insoportable… mas allá de su imaginación, mas allá de su fuerza, sentía que lo único que quería era desparecer, sentía que se quemaba, se comenzaba a quemar desde la cabeza……

- Harry…. ¡Harry¿Qué te sucede¿La cicatriz?... ¡Harry, Harry¡No te vayas… vuelve Harry!...- Ginny gritaba a su lado, con el rostro desencajado de miedo.

A lo lejos logro oír el llanto de su hija, que lo veía asustada. Harry sintió que todo el cuerpo se le amortiguaba, sentía que no tenia ya cuerpo… ¿Habría muerto esta vez?... ¿Así de simple¿Así de fácil…?... ¿Había sobrevivido tantas cosas, para que, finalmente muera por el dolor de la cicatriz¿La cicatriz que tanto tiempo había soportado, doliéndole?... ¿Había sido todo en vano y solo con pronunciar su….

- Papa… papa… levantantate por favor…. ¡¡¡Papa!!!- sollozaba la pequeña Lily, mientras sacudía el brazo de su padre.

Harry recobro la compostura, trato de incorporarse con la ayuda de Ginny, que lo miraba como si fuera una bomba de tiempo, a la vez que Lily se había lanzado sobre el y le apretaba el estomago con todas sus fuerzas.

-Tranquila cariño… Papa esta bien. Ahora ve a tu habitación por favor… ¿puedes?- dijo Ginny nerviosamente, en un vago intento de que sonara calmada.

-No.. ¡No quiero! Papa se estaba muriendo… yo quiero quedarme con el. ¡No quiero que le pase nada! – Chillo Lily, escondiendo la cara en el suéter de Harry.

-Lily, hazle caso a tu mama, estoy bien…. Conversamos y luego voy a verte a tu habitación- le dijo Harry, con la voz lo mas suave posible, debido al momento.

-¿Y porque yo no puedo escucharlos?- Necio la niña, y claramente acabo con la paciencia de Ginny.

- ¡Vete ya!- grito ella, con la cara desencajada. Harry comprendió que el miedo la estaba arrasando.

Cuando le dolía la cicatriz significaba que Voldemort estaba cerca, pero eso era imposible. Y aunque Ginny lo sabía, la sola idea de que el asesino, a manos de quien habían perdido tantos seres queridos, hubiera regresado la trastornaba totalmente; y no solo a ella, Harry también estaba desconcertado, sin explicación alguna, por el hecho de que después de tantos años su cicatriz había vuelto a dar señales de conexión con Voldemort.

La pequeña salia corriendo, echándole una mirada de desprecio a su madre, y a la vez asustada por la expresión de esta.

- ¿Regreso?... ¡¿No se suponía que lo mataste¿No se suponía que no había ninguna conexión entre ustedes ya?- Le reprocho Ginny, como si el fuese culpable. Y se largo a llorar doblada por la cintura en el suelo. A pesar de llevar tantos años casados, Harry había visto muy pocas veces que su esposa se pusiera a llorar. Esa fortaleza era una de las cosas que mas le gustaba de ella.

La abrazo fuertemente, y su llanto se extinguió hasta formarse un susurro- ¿Esta de vuelta, Harry?...¿Voldemort esta vivo?- le dijo, levantando la cabeza, mientras que su cara estaba abnegada en lagrimas, y sus ojos suplicaban una respuesta.

-No… no se que sucedió… No puede estarlo… no… no se- respondió Harry, confundido, desesperado, desconsolado, al no tener el tampoco ni la mas remota idea de lo que estaba sucediendo.

Ginny se seco las lágrimas con el puño de su pijama púrpura y se quedo mirando hacia el suelo, sin decir palabra. Ambos pasaron unos minutos, que a Harry le parecieron eternos, intentando encontrarle una explicación.

-¿Estas bien?- pregunto Ginny, rompiendo finalmente el silencio. Harry vio que ella se había dado cuenta de que el también podría estar pasándolo mal con todo eso- ¿Aun te duele muy fuerte?

-No… ya paso… solo fue el momento- dijo Harry, intentando corresponder el tono de ella. Se escucho un ruido proveniente del piso de arriba.

- ¡Kreacher!- dijo ella. Se escucho un ¡crac! Junto a ellos, que aun permanecían en el piso, y apareció el elfo domestico.

Kreacher estaba vestido con una impecable bata color verde, que casi hacia juego con su piel, estaba arrugado, con grandes bolsas en los ojos y ya casi no tenia pelos en las orejas, pero lucia una impecable sonrisa.

- Ve a ver a Lily, por favor- dijo ella, mirando despreocupadamente al elfo.

- Si ama- dijo Kreacher y haciendo un ¡crac! Desapareció.

- Nos estaba escuchando- dijo ella, esta vez dirigiéndose a Harry- Esa niña no obedece nada de lo que le digo- ella se levanto del suelo, Harry la imito, tambaleando.

- ¡Modubine!- dijo ella y junto con el ¡crac! esta vez apareció una pequeña elfina de grandes ojos, que cada vez que Harry los miraba le recordaban a Dobby, y en efecto, ella era la hija de Dobby- Por favor, prepáranos el desayuno….

- Si, señora- dijo la elfina- Señora Ginny Potter….- dijo la elfina y se quedo parada con la mirada baja, mientras que sus pálidas mejillas adoptaban un color carmín- Modubine quería pedirle a usted y al señor Harry Potter…. permiso para salir hoy… quería saber si podía Modubine ir a visitar la tumba del padre de Modubine a la casa de los Weasley…. Modubine sabe que los elfos no podemos pedir esas cosas a nuestros amos…. Pero el padre de Modubine siempre le dijo a Modubine que el señor Harry Potter siempre había sido muy bueno con el… y que si Modu…..

- Claro que puedes Modubine… cuantas veces te lo he dicho, tu puedes ir a ver a tu padre las veces que quieras. Es mas, hoy iremos contigo¿que te parece?- le dijo Harry, mirando a la pequeña elfina, que se soltó en llanto de alegría.

De sus enormes ojos brotaban unos lagrimones del tamaño de gigantes pompas, cargadas de agua, mientras se los limpiaba con el filo del delantal, les decía- Modubine… servi….servirá a los… a los…. Po…Potter…. Hasta que su…. Hasta que… su cuerpo no de mas… Modu…..

-Si Modubine… ve a preparar el desayuno… y pídele a Kreacher que te ayude a preparar algo de comida para llevar a la casa de los Weasley ¿si?... Ve, ve… antes de que se haga tarde- dijo Ginny, compadecida de la pobre criatura.

- Si…. Gra...gracias señora- dijo la elfina, aun sollozando, mientras se dirigía hacia la cocina y hacia reverencias.

- ¿Qué sucedió, Harry?- Le pregunto Ginny, arrugando el entrecejo, angustiada.

- No lo se, Ginny…. No lo se- sentencio Harry, sin mas que decir.

-¿Podrías contarme que viste?- dijo Ginny, implorante

-No vi nada- dijo Harry, apesadumbrado, mientras se sentaba en una de las protuberantes butacas color caoba, de la sala.

-¿Entonces?... Si no viste nada…. No, no entiendo… ¿Por qué te dolió la cicatriz, entonces?- dijo Ginny, angustiada, ante la confusión que veía en la cara de su marido.

-Estaba viéndolos a ustedes…- dijo Harry, señalando el retrato- y pensé en que todo ya estaba bien… sin el….

-¿Y……….?- dijo Ginny, esperando que su esposo siguiera.

- Y eso…. Solo pensé su nombre…. Y comenzó a dolerme la cicatriz, luego llegaste tu y Lily.

- ¿No viste nada, entonces¿Qué sucedió¿Porque te dolió?- dijo Ginny, angustiada.

- No lo se- dijo Harry, pensando en que si alguien podría haberle dicho algo que se pareciera a una razón, seria Dumbledore. Pero el ya no estaba….

Lo necesitaba tanto, a diario, lo añoraba, necesitaba de su sabia voz, de sus consejos; hasta a veces creía que necesitaba hasta ver sus ojos azules, calmos y serenos, por ultima vez.

- Debemos avisarl…..

-¿A quien?... No hay nadie quien pueda saber nada de lo que me sucede- dijo Harry, un poco resentido con sus pensamientos- Mejor desayunemos pronto…- propuso cambiando de tono.

- ¡Lily¡¡¡¡Baja a desayunar!!!!!- grito Ginny, mientras que se escuchaban ruidos de pequeños piecesitos que bajaban las escaleras, Ginny y el se dirigieron a la mesa del comedor.

El desayuno transcurrió tranquilo, demasiado tranquilo, diría Harry. El y Ginny, apenas probaron bocado, mientras que reflexionaban sobre que podría estar ocurriendo. Lily, se la paso la comida entera haciéndoles preguntas que ellos trataban de evitar. Y contestaban con un simple "todo esta bien" o "no sucede nada, cariño". Ahora entendía a Dumbledore, Sirius, Lupin, Snape, a los señores Weasley y a todos los que trataban de explicarle algo cuando el era pequeño. Para tratar la curiosidad de un niño, debían ser muy cuidadosos y emplear las palabras adecuadas. Mas aun con una niña como Lily, que lo que mas le fascinaba era hacer preguntas y enterarse de todo lo que estaba sucediendo con cualquiera, conociera o no.

Luego de desayunar se abrigaron y se encaminaron hacia la casa de Bill y Fleur, luego de un berrinche de Lily, por no querer ponerse un abrigo, el cual Ginny le había obligado que use. Luego de una rabieta y de los reclamos de Ginny, Harry le pidió a su hija que usara el abrigo, a lo que finalmente la niña cedió, y pudieron emprender su camino.

Pudieron haberse aparecido, pero Lily quería caminar por la playa, a pesar de los grandes vientos que de vez en cuando azotaban la orilla, por la que Lily quería caminar, mientras formaba pequeños remolinos. La casa de Bill y Fleur no quedaba muy lejos de la de ellos, así que los tres, junto con Modubine se dispusieron a tomar un paseo por la fría playa.