(I)
INTRIGAS
Diana se siente incómoda. Esa expresión de coquetería de Andrew no se le va de la cabeza, y no, no fue hacia ella. La semana pasada lo vio en una reunión donde ella y su familia estuvieron presentes. Al principio sólo se dedicó a observarlo con detenimiento, sí, era atractivo. No podía negarlo, pero no le atraía de ese modo… O eso creyó. Todo hubiera estado bien, de hecho de su mente había decidido olvidar el asunto del piquete de la abeja, aquella abeja amorosa que picó a Andrew y que hizo que se le confesase a Akko. Eso le trajo una sensación de asco a Diana, de algún modo u otro nunca se imaginó a ese chico siendo así. Si bien no lo conoce como la palma de su mano se había creado una impresión, una impresión equivocada de Andrew.
Pero ella no estaba muy alejada de ello, de hecho ella también le picó la abeja y recuerda —entre lagunas mentales de gran profundidad— cómo le decía a Akko cuan arrepentida estaba de haberla tratado tan distante.
Aquello no se lo borra de la cabeza, eso sí que no. Cada que lo evoca se muerde la lengua y comienza a estudiar más y más. Seguramente el piquete de esa abeja la hizo delirar y pensar cosas muy extrañas.
Pero es inevitable no recordar ese evento, pues ha estado postergando por días la entrega de una carta para Akko. Todo inició ese fin de semana, donde volvió a ver a Andrew, después de aquella fiesta. Habían pasado ya meses, así que Diana creyó que ya nadie recordaría nada del momento y que quizá ella era la única que más o menos tenía la noción de lo que había ocurrido esa noche. Pues ni sus amigas comentaban nada, y ni Akko —ni su círculo de amigas— parecían entusiasmadas por la noche aquella donde Akko fue el centro de atención de Andrew y… de ella misma.
Sin embargo, Andrew terminó por recordándoselo. Mientras ella lo observaba detenidamente, él se acercó a ella. Frank no estaba con él, así que el encuentro fue más íntimo.
—Pensé que estarías estudiando en tu recámara, Diana.
—Debería hacer eso, de hecho.
—Han pasado unos tres meses desde que nos vimos, ¿no?
—Supongo.
—Sin embargo aquí estás—Andrew se acercó a ella. Diana no se sonrojó ni mucho menos, siguió con su pose habitual, aquella que no era perturbable—, ten.
Ella recibió un sobre sellado, un sello de la familia Hambridge. Y quiso preguntar por qué. Sin embargo, se adelantó a descubrir que el destinatario era una tal 'Miss Akko'. No abrió su boca en señal de sorpresa, simplemente sintió un escalofrío recorrer toda su espina dorsal.
—¿Podrías dárselo a Miss Kagari?
—Claro…—Diana sostuvo el sobre entre sus manos, no entendiendo bien a qué iba el asunto—, ¿por qué no enviaste la carta, Andrew?
—No hay que precipitar las cosas, Diana. Además, supuse que de alguna manera 'Miss Knowledge' tenía que salir de su cuarto de libros mágicos. La familia Cavendish se caracteriza también por sus círculos sociales, después de todo eres importante aquí. La heredera.
Diana sintió enojo. De nuevo esa ola de calor que la abrumaba, fue tal y como cuando Akko le dijo que ella siempre era tan condescendiente y que jamás entendía nada sobre las personas que se esforzaban desde abajo. También la juzgó por ser de la nobleza. Oh, eso sí que la había molestado y mucho. Y tal como ese día, se sentía igual de frustrada con las palabras de Andrew.
Y así los días fueron transcurriendo. Diana no podía dormir bien, y aunque eso no afectaba su rendimiento escolar sí afectaba su estado de ánimo. Esa carta seguía en sus pensamientos, pero ella no era una persona chismosa. De hecho aunque la curiosidad la mataba por saber el contenido se había quedado con la intriga. Todo hubiera sido más fácil si ella no hubiera recibido esa carta, así todo hubiera continuado normal, ella seguiría estudiando y durmiendo tanto como le fuera posible. Pero, ¿a quién engañaba? En el fondo, en un principio, en un inicio creyó que esa carta era para ella. Aquella pose de Andrew tan galante, la forma de acercarse a ella. Sí, y ella cayó como una tonta. Ni toda la inteligencia le pudo dar una pista de que ese sobre no era para ella. Por suerte, Andrew no notó su expresión de enojo y confusión. ¿Por qué Akko? Si bien tenía la vaga idea de que Andrew podría tener un interés en Akko no le cuadraba del todo, ¿cómo era eso posible? Ni siquiera se habían visto en más de tres ocasiones. Andrew era más como ella: serio, frío. Y eso no era todo, ¡él ni siquiera creía en la magia! Si a ella, le molestaba que el despreciara a la magia y todos sus usos, que hiciera de un lado la historia de las brujas y que dijera que eso era conocimiento innecesario no quería imaginar siquiera lo que pensaría Akko.
Y ahí estaba ella, buscando a Akko entre los pasillos para entregarle esa carta. No sabía cómo sentirse al respecto. Andrew no era mala persona, o no una persona que jugaría con una chica. Sí, de niño estaba rodeado de muchas niñas pues ellas querían conocer al heredero. E incluso ella podía incluirse en esa multitud. Pero nunca se le vio un lado cruel. Así que, esa carta no podía significar mucho, conocía a Andrew. Además era muy pronto para hacer una declaración sentimental. ¡Eso sería imposible! Así que entre debates internos, Diana seguía buscando a Akko para por fin darle esa carta y así zanjar el asunto en el olvido. Ni siquiera Akko recordaba —o no mencionaba— lo que pasó ese día. Nadie quería hablar de ello.
Y la vio, estaba platicando con Sucy y Lotte. La vio reír, danzar entre los pasillos y gritonear cosas que no entendió. Vio la alegría en sus ojos, y cómo sus amigas la abrazaban. Una sensación rara se apoderó en su pecho una vez más. ¿Qué era? ¿Envidia? ¿Celos? Pero… ¿celos de qué?
Entonces, Akko pasó junto a ella. Danzando, entre risas. Como una pequeña niña que no parecía una adolescente. Brillando como una gran luz en medio de la oscuridad.
—Atsuko.
Diana sintió feo al ver como la atmosfera de alegría se había roto. Akko cambió su semblante feliz por uno más serio, y no era para menos. Pues desde el incidente de la huelga de las hadas entre ellas se había formado una atmosfera muy densa y distante.
—¿Qué sucede Diana?
Diana carraspeó, al instante Lotte y Sucy entendieron que era de algo privado.
—Vamos a la habitación Akko.
Con pasos rápidos las dos amigas se alejaron dejando solas a Akko y a Diana. Akko no entendía muy bien de que se trataba, eso de que Diana viniera sola y con un semblante extraño no le causaba buena espina.
—¿Qué es?
—Ten—extendió su mano—, Andrew envía esto.
Diana jamás podría olvidar como la cara de Akko pasó a ser una de confusión, su rostro se desfiguró, incluso la vio dar un salto.
—¿¡Qué!?
—No sé el contenido, ni sé el motivo. Me retiro.
—¡Espera, Diana!—Akko corrió hacia ella con preocupación—, ¿será acaso que el efecto de la abeja amorosa no se haya ido?
Diana alzó una de sus cejas.
—El efecto se ha pasado ya, Atsuko. Han pasado unos tres meses desde aquello.
—Ya, ya. Sólo pensé que quizá Andrew está… ¿intoxicado? Es decir, ¿por qué me enviaría esto? ¿No será una broma, verdad?
Diana meneó la cabeza.
—Ya veo… En ese caso, ¿gracias? Supongo.
Diana se marchó con una sensación muy extraña. Ahora que ya había entregado la carta seguía con la intriga, ¿Akko la respondería? ¿Qué decía exactamente el sobre? Pero esos eran asuntos que a ella no le concernían. De ninguna manera. Ella tenía que seguir, no era algo de su incumbencia. ¿Akko y Andrew? ¡Eso no pasaría! Ellos eran más opuestos que el agua y el aceite. Ellos nunca podrían ser.
"Ni tú con Akko, Diana"
N/A Curiosamente he querido iniciar este fic. ¿Por qué? 1. El fandom en español es pequeño, y creo que sería lindo que la gente conociera más los fics de Little Witch Academia? 2. Si bien no me gusta el romance, creo que hay que darle una oportunidad. Ojo, por romance no me refiero a que desde el primer capítulo ya hay besos y esas cosas. No. Algo más confuso, con más trasfondo. Me interesa mucho la relación de Diana-Akko y de Andrew-Akko. Que si bien no se ha visto mucho, creo que hay potencial para armar 'un triángulo amoroso'.
Sin más, me despido. Les deseo linda semana y que disfruten sus días.
Mi red social de contacto en facebook es Blossom Lu, y mi página en facebook igual es Blossom Lu.
¡Abrazos!
