Ella está bien
Sesshomaru está caminando con rapidez.
Se mueve de allá para acá, zigzagueando entre los árboles y pisoteando las flores que yacen en el suelo. Huele a sal. Siente un miedo. Huele a putrefacción. De repente, los árboles son un borrón a su vista, y el Sol que se oculta frente a sus ojos le parece que se hace mayor con cada paso que da.
Y entonces lo nota.
Él no está caminando, está corriendo.
Y lo ve.
Cuando el youkai de ojos desorbitantes se alza sobre Rin, enseñando sus colmillos en señal de que querer devorarla, Sesshomaru lo destroza.
No tiene ni necesidad de sacar su espada, sus garras son suficientes para acabar con el insignificante monstruo de un solo un movimiento. Patético. Entonces echa su mirada hacia atrás, donde ve que la pequeña humana con lágrimas en los ojos, su respiración está acelerada y puede escuchar su corazón bombear con frenesí. Está asustada, Sesshomaru lo siente.
Busca con la mirada a Jaken, pero apenas le toma par de segundos darse cuenta de que Rin está sola. Imperdonable. Con pasos lentos se coloca frente a Rin, su respiración se ha calmado.
—Rin.
La niña le mira, y a los pocos segundos la sonrisa se planta en su rostro. Ella está bien.
—¿Sí, Sesshomaru-sama?
—Toma tus flores y vámonos.
—¡Enseguida, Sesshomaru-sama!
