-I-

-¿Qué es la historia?

-Muchos la definen como el estudio del pasado.

-Pero, ¿quién puede asegurarnos que eso realmente pasó?, ¿quiénes escribieron la historia?

-Tal vez personas o trovadores de la época, quienes contaban las épicas batallas de sus señores feudales y…

-Pero - le interrumpieron nuevamente- ¿quién dice que la historia no fue adornada?, ¿quién define quién es villano o héroe?

-este, pues… no sé… ¿la historia?

-volvemos al mismo punto.

-no puedo asegurarte que todo lo que tiene esta hoja sea verdadero, pero tampoco puedo decir o afirmar que nunca sucedió. Durante muchos años se ha transmitido de padres a hijos, por generaciones. Es posible que haya variado con el tiempo, y tal vez se perdieron detalles. Pero de lo que estoy segura es que mantiene la esencia, ¿quieres oírla?

-¿tengo elección?

-pues la verdad, no.

-entonces no perdamos tiempo, alguien me espera.

-los jóvenes, ¡siempre corriendo!-

-¿vas a comenzar o no?

-sí, ya voy, ya voy. Mmm ¿Cómo comienza esta historia?

Era una de las primaveras más hermosas en el reino de Gryffindor. El canto de los pájaros era alegre entre los árboles, y las mariposas volaban de flor en flor disfrutando de la magia de los olores y colores que había en aquella tierra. Parecía un mar de fuego y oro por la combinación de flores rojas y amarillas.

Gryffindor era una tierra rica. Poseía algunas minas, pero la mayoría de su gente se dedicaba a la ganadería y agricultura por la fertilidad de la tierra.

Los reyes de aquel lugar eran considerados benevolentes entre sus súbditos por el apoyo que daban a sus pobladores. Resolvían sus problemas junto a ellos, ya que para ellos, era importante que cada hombre y mujer se desarrollara al máximo.

En los jardines del palacio, dos hombres conversaban animadamente. El mayor, con una larga barba y cabello blanquecino, tenía cara gentil y unos hermosos ojos azules, y no dudaba en reír ante las historias de las travesuras del príncipe de Gryffindor; su amigo, quien reía junto a él, era más joven, con el cabello castaño al igual que el color de sus ojos, su sonrisa era dulce y su mirada, gentil y astuta.

-¿Sabes Remus?, me encantaría conocer al príncipe- decía el más anciano al secarse una lágrima provocada por la risa.

-es posible que le veas Albus, pero hoy no está en su mejor momento- dijo el castaño y su mirada se volvió triste. Continuaron caminando en el jardín en silencio hasta que volvió a hablar – ¿supiste del ataque en la villa de Hogsmeade?-

-sí- dijo Albus caminando junto al castaño –esa es una de las razones por las que decidimos venir-

-en ese ataque murió el mejor amigo del Rey James y tutor del príncipe Harry- Remus se detuvo a la sombra de un enorme olmo –Ambos estaban allí, se cree que intentaban asesinar al príncipe y Sirius murió. Harry aun no se recupera de eso.

-ni tu tampoco, ¿verdad Remus?- El anciano observó detenidamente al castaño – los tres siempre fueron inseparables.

-sí Albus, fue un golpe muy duro para todos- y le sonrió –pero hay que seguir. James se dejó ayudar por la Reina, y los dos lo hicieron conmigo. Pero con Harry…-

-deja que el tiempo cure la herida y tal vez es hora de que el príncipe asuma otras responsabilidades- dijo el hombre sonriente

-¿A qué te refieres Albus?- el rostro de Remus fue cambiando su expresión mientras escuchaba lo que le decía su anciano amigo. Mientras el viento se llevaba el susurro de sus voces junto con las nuevas propuestas que traían para el reino de Gryffindor.

El rey Arthur de Hogwarts había llegado esa tarde junto a su consejero. La reunión estaba pactada desde unas semanas atrás, momento en el que habían solicitado la oportunidad de hablar sobre la protección de los reinos ante la amenaza de ser atacados por Riddle, un sanguinario guerrero que estaba invadiendo varias villas de los reinos de los alrededores de Hogwarts.

El encuentro entre los Reyes se realizó en el salón de fuego, llamado así por los múltiples escaparates de rojo intenso que cubrían las paredes y que brindaban un agradable ambiente cuando la luz del sol los atravesaba.

En la mesa de reuniones se encontraban sus majestades James y Lilian de Gryffindor, y el Rey Arthur de Hogwarts. Cada uno acompañado de sus consejeros.

Remus estaba tras el Rey de Gryffindor y Albus tras el Rey de Hogwarts.

Arthur era un hombre muy anciano, se le notaba cansado, tal vez el viaje hasta esas tierras le agotaron, pero su hermosa sonrisa radiante y sus ojos grises y alegres dejaban a un lado las facciones fatigadas.

-Quiero manifestar mi agradecimiento al recibirnos- dijo el Rey Arthur e inclinó su rostro.

-Arthur, el honor es nuestro- dijo la Reina Lilian con una sonrisa radiante.

-Es un gusto volver a verte, no venías desde mi coronación- dijo el Rey James -¿hace cuánto ya?- pareció meditar.

-casi 20 años en el próximo otoño- respondió Remus

-lamento la prisa por nuestra reunión, pero debo partir esta tarde hacia mi Reino. La princesa Luna de Ravenclaw se muda a nuestro castillo y quiero estar ahí cuando llegue-

-¿La princesa Luna?- dijo Remus

-sí, su abuelo el Rey Xenofilius fue asesinado de manera extraña hace unas semanas mientras ella estaba de visita en los conventos de Hufflepuff. Como sus padres murieron unos años antes, la convierte en la única heredera- dijo Albus.

-Hemos decidido protegerla y cuidar de ella hasta que contraiga matrimonio y pueda gobernar su reino, no queremos que corra la misma suerte de su abuelo y padres- continuó el Rey –Ellos estaban bajo la protección de mi reino y se habían suscrito a la alianza del Fénix. Eso me hace responsable de la seguridad de la princesa-

-¿Tienen idea de quién pudo ser?- dijo el Rey James con su rostro serio.

-creemos que Riddle infiltró hombres en su reino y que era más fácil atacarlo y apoderarse de él sin sus gobernantes.- dijo Albus

-Pero el convenio ya estaba firmado- continuó Arthur- y mis ejércitos están ahora en las tierras de Ravenclaw y Hufflepuff para traer a la princesa a Hogwarts sana y salva- el rey hizo una pausa mientras meditaba –James, hemos viajado por diferentes reinos para buscar la manera de unirnos ante la amenaza de Riddle, queremos tener alianzas que nos permitan contraatacarlo, cuantos más seamos mejor nos podremos defender.

-Arthur, tu reino y ejército son los más grandes y preparados de todas estas tierras, no creo que Riddle intente atacarte a ti-

-James, escucha al Rey Arthur- Remus, su consejero, le interrumpió al ver que su amigo replicaría ante esto.

-Queremos ayudar para que todos los reinos puedan hacer frente a Riddle. No queremos que más villas, pueblos y reinos caigan abatidos ante su tiranía- dijo el rey Arthur con semblante serio -Ayudar a la gente que sufre es nuestra responsabilidad como gobernadores. Además, tu Reino es el más próximo al mío, si tu caes es la entrada perfecta hacia mi reino. No deseo que nuestra gente caiga en las manos de Riddle. Tus tierras son estratégicas para él, ten por seguro que no dudará en atacar pronto.

El rey James meditó lo que su homólogo decía. Era cierto. Su ejército era uno de los mejores, pero la condición de Harry en este momento le incapacitaba para tomar las mejores decisiones ante un ataque. Su hijo se volcaría en busca de la venganza por el asesinato de Sirius. Necesitaba ayudar a su hijo y a la vez al reino, ¿quizá tal vez…? ¿Es posible que tengan razón…? ¿También eso podría ayudar a Harry? Pues mejor valía intentarlo.

-Arthur, acepto unirme a la alianza del Fénix- el rey Arthur le dio una enorme sonrisa –pero con una condición…- el semblante del gobernante de Hogwarts cambió. –Quisiera comprometer en matrimonio a mi hijo Harry con la Princesa Ginevra- Arthur miró con angustia a su consejero, quien no quitó la vista en ningún momento del rey de Gryffindor.

-será posible la unión, si la princesa acepta- dijo Albus sin cambiar la seriedad de su rostro. James miró a su consejero, quien no apartaba la vista de Albus.

-James, en Hogwarts las reglas para el matrimonio y el trato a las mujeres no es el mismo que el nuestro- James miró a su homólogo que afirmaba ante lo que Remus había dicho.

-si mi hija le acepta, yo no tendré ningún inconveniente- dijo Arthur con una sonrisa. Estaba seguro de su pequeña, sabía que ella manejaría bien esa situación, era fuerte, inteligente y ruda. Ella sabría cómo salir de esa.

-Arthur, ¿por qué no permites que el príncipe Harry pase una temporada con nosotros?, así la princesa le conocería- dijo Albus mirando a su gobernante –además la princesa pronto cumplirá los 17 años y también debe casarse, esa norma aún se mantiene-

-¡excelente!- dijo James- Enviaré a mi hijo al terminar la semana.

La reina Lilian miraba desconcertada a su esposo, acababa de comprometer a su pequeño en matrimonio, ¡su Harry!. ¿Cómo se le ocurría hacer algo así en ese momento?, pero no podía interrumpir, no podía descalificar a su esposo frente a otras personas, hablaría muy seriamente con él después.

-muy bien, le recibiremos con gusto- dijo el rey Arthur, y su consejero hizo una inclinación de cabeza, afirmando su conformidad.