Disclaimer: Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto

Edit: (2016) ¡Mi primer KakaIru, qué recuerdos! Lo he editado un poco para corregir alguna cosilla, pero en esencia sigue igual. ¡Espero que os guste!

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Umino Iruka odiaba la saga Icha Icha. Sentía una completa repulsión por esos libros del demonio. No los podía ni ver. Tapa naranja, roja o turquesa, todos los volúmenes de la serie debían ser llevados a la hoguera en un aquelarre. ¡Oh! Cómo le gustaría ver sus páginas consumiéndose en la llamas. Las arrancaría una a una y las lanzaría al fuego. Una a una, lentamente, dolorosamente. Y más aún, ¡cómo le gustaría observar a Hatake Kakashi viendo cómo sus queridos libros eran calcinados! Porque el odioso jounnin era el culpable de todo. Arrogante, molesto, siempre dispuesto a hacerle enfadar por pura diversión.

Porque, no nos equivoquemos, Iruka adoraba la lectura. Como alguien que trabajaba para el Hokage tenía que leer muchos informes, redactarlos y corregirlos. Además de esto, ocupaba parte de su ocio en leer libros de todo tipo. Pero entonces llegó Hatake Kakashi con Icha Icha Paradise.

En un primer momento Iruka se interesó por los libros que leía el jounnin con el que mantenía una curiosa relación de amor-odio -porque discutir con Kakashi, solamente para Iruka, era insultantemente fácil-.

El sensei no soltaba el libro ni por un momento, y siempre que Iruka le preguntaba qué leía, Kakashi le contestaba con una odiosa frase dal estilo de "un libro", y sonreía de una manera estúpida, arqueando los ojos en la mueca más inocente que Iruka había visto jamás.

Pero no, Hatake Kakashi distaba mucho de ser inocente.

A Iruka no le era posible sacar el Icha Icha de las manos, bolsillo o estantería de Kakashi con consentimiento previo de este, por lo que decidió, cogerlo a escondidas para averiguar qué diantres le interesaba tanto a Sharingan no Kakashi. La primera vez que lo hizo, se aprovechó de la situación, pero su misión no tuvo mucho éxito.

Kakashi volvía de una misión y entró en casa por la noche. Iruka se sobresaltó, ya que esa era SU casa. ¿De dónde había sacado las llaves el jounnin? Ah, no, no necesitaba llaves. Acababa de entrar por la ventana de SU habitación. A Iruka casi le da un infarto. Kakashi se medio disculpó y después de quitarse la bandana, el chaleco, y las sandalias se tiró en la cama desconsiderando completamente que era… la cama de Iruka. Este, recuperado de su infarto anterior, volvió a sobresaltarse. Kakashi le empujó pidiendo sitio. Tendrá morro. Iruka se apartó un poco. Le preguntó qué hacía ahí. Él respondió que, obviamente, dormir, que tenía sueño. El chunnin se desesperó. Pero se calló, estaba claro que no sacaría nada en claro. Se quedó un tiempo mirando el techo, definitivamente se había desvelado para toda la noche. Posó su mirada de vuelta a Kakashi. La esquinita del segundo tomo de Icha Icha sobresalía del bolsillo de su pantalón, probablemente se le habría olvidado que lo tenía ahí. Esa era su oportunidad, pensó el chunnin. Kakashi estaba dormido, ¿verdad? Iruka alargó su mano para coger el libro. Lo consiguió. Con Icha Icha entre las manos se sentó al borde de la cama. Miró la cubierta. El título era Icha Icha violence. Frunció el ceño. Cuando iba a abrirlo escuchó la voz de Kakashi peligrosamente cerca de su oreja

—Mira la página 23, párrafo segundo.

El chunnin pegó un bote. Kakashi no estaba dormido. O eso, o su sexto sentido ninja le había despertado. Le quitó el libro de las manos y lo lanzó a la mesilla. Iruka no tuvo tiempo de reaccionar, ya estaba tumbado en la cama con Kakashi encima. Le preguntó si sabía lo que pasaba en la página 23, párrafo segundo. Iruka negó, alegando que nunca había leído ese libro. Kakashi le dijo que no se preocupase, que se lo enseñaba ahora mismo.

Esa fue la primera vez que Iruka intentó leer Icha Icha, y las siguientes no fueron muy diferentes. Siempre que intentaba leer el libro, aparecía Kakashi Hatake, se lo quitaba y le decía que era mejor escenificar que leer. Lo peor era cuando lo hacía en público. Iruka siempre había tenido una especial facilidad para sonrojarse por cualquier cosa, pues con las cosas que le hacía Kakashi, aún peor. Le ardía la cara y se sonrojaba hasta las puntas de las orejas. El jounnin lo hacía para reírse de él, lo tenía claro. Por ello Iruka renunció a intentar leer Icha Icha si no quería acabar en esa lamentable y vergonzosa situación. Es más, no sólo no quería leerlo, si no que intentaba alejarse del libro del demonio lo más posible.

¡Quemaría ese libro!

Aunque no podía negar, que las ideas de Jiraiya no estaban nada mal… de vez en cuando.