Completamente fuera de lugar

Están en la terraza otra vez. Abajo deben pensar que van a matarse a golpes después de la última discusión, más si hay una pelea, es entre sus lenguas y Suzaku trata de zanjarla mordiendo a Bradley, empujándolo débilmente, solo para ser apretado con violencia contra el barandal mientras que buscan en su entrepierna hasta arrancarle un gemido.

-Dices detestarme. Pero tu cuerpo se acuerda bien de mí.-Sopla Luciano en su oído, desabotonándole la chaqueta y bajándole la bragueta.-Deja que te haga el amor.

Suzaku jadea. Primero por el término, tan ajeno en boca de Bradley. Segundo, por su mano.

"Hacer el amor" para él es no lastimarlo. Ideal para el sexo torpe después de una borrachera que para Suzaku es depresiva, para Luciano meramente apática. Bradley usa el término riéndose y Suzaku en el fondo también lo encuentra gracioso, quizás porque le da la impresión de que es la podredumbre que merece. Placentera de cualquier modo.

-¿Y si nos ven aquí, cabrón?

-Te verían a ti, con los pantalones bajos, gozando, querrás decir.

Y se aprieta más, haciendo que sus protestas mueran en gemidos.

Eso zanjaría la discusión, si no fuera por la voz que viene desde las escaleras.

-¿Suzaku?¿Qué haces allá arriba? Te esperé afuera de la sala de reuniones a la hora que me dijeron que terminaría, pero Sir Ennegram me advirtió que habías subido a tomar aire después de discutir con Lord Bradley. ¿Se encuentra arriba contigo? ¿Qué hacen? ¿Te…está lastimando?

Luciano pensó que no podía tener más suerte, mientras que embestía más fuerte, deprisa, en tanto Suzaku hacía que su mente corriera en la bruma, pensando difíciles explicaciones y AGRADECIENDO que no hubiera una rampa. Le tapó la boca a Bradley para que evitara decir una palabra que traumatizara de por vida a la Princesa.