Disclaimer: otra vez, NO. No me pertenece. es necesario hacer esto siempre-

Universo alterno-


In the dark - 1º parte

Capitulo 1

Secretos de la noche

"La luna tiene una belleza inalterable, pero hace mucho tiempo hubo una persona que fue igual de hermosa que ella. Decían que para alcanzar a ser como ella tendrías que ofrecer vidas en sacrificios. Pero aunque muchos lo hicieron, ninguno fue bendecido"

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Sus ojos verdes y tristes se posaron sobre la luna que descansaba en su punto más alto. Su rostro pálido se dejaba alumbrar por la tenue luz, mientras yacía parada junto a la fría lapida de cemento, sobre la maleza. Bajó su vista y observo el nombre impreso en la lapida, acariciándolo con sus dedos y sonriendo tristemente. Esa noche era igual de fría que las anteriores, el viento soplaba con fuerza y movía las hojas de los sauces que rodeaba el antiguo y viejo cementerio.

Aun después de tantos años iba a visitarlo el mismo día de cada año. Ya se había formado una costumbre, un ritual, un llamado silencioso, que con el pasar de los años se iba arraigando más y más en ella. De alguna manera, le gustaba estar en ese solitario y lúgubre lugar porque sentía que estaba más cerca de él; A pesar de que la muerte los separaba, sumado con el paso del tiempo, aun recordaba sus palabras y el amor que se tenían.

-Tenias razón... "solo la luna permanece inmutable"-. Cuantas veces la luna había observado y guiado por los caminos de la oscuridad y cuantas noches más lo seguiría haciendo. Se levantó, después de orar por el alma de ese hombre, y sintió la presencia de una persona caminando hacia ella con tranquilidad.

-Es momento de irnos- le dijo una mujer sin apartar la mirada de ella. –El aire está cambiando-

Se dio media vuelta y observo a la mujer que la esperaba –En seguida- le dijo; volteó a mirar la tumba por última vez, sacó un objeto del bolsillo de su abrigó y lo dejo apoyado en la tumba. –Adiós- susurró y emprendió su camino.

La mujer que la acompaña se quedo observando el objeto rojo que resaltaba sobre toda la maleza y que se cernía sobre el cementerio.

La rosa se quedo descansando junto a la lapida de cemento, mientras sus pétalos se iban desasiendo uno a uno, con el viento frio de la noche.

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-¡Shouji, apresúrate!- El hombre de cabello castaño claro, volteó levemente a observar al moreno que lo seguía. Los dos corrían desesperadamente, cada uno llevaba una pistola en sus manos y trataba de salir del denso bosque lo más rápido posible.

-¡Nos siguen!- Exclamó desesperado el moreno, que llevaba su uniforme negro impregnado con sangre.

-¡Lo sé!- Respondió exaltado. Shouji que aun corría detrás de su compañero notó la herida que (su superior) llevaba en el brazo, pero en ese momento no tenía tiempo de preguntar o ver… que tan profunda era.

Aun no comprendía lo que estaba pasando. Según tenía entendido iba en una misión de inspección, para encontrar algún rato de las personas que se juntaban últimamente en ese lugar. Según los últimos informes, un grupo de veinticinco personas había aparecido en ese bosque con extrañas marcas de mordedura. La primera teoría que saltó en sus mentes fue la de un animal, pero las mordeduras no se asemejaban a ningún animal que rondara por los alrededores, y lo más extraño era que cada persona era violada y sometida violentamente.

Las mujeres eran sus puntos favoritos, de los veinticinco casos que había diecinueve eran mujeres y todas habían sido violadas en reiteradas ocasiones. Los cuerpos aparecían desnudos y con los síntomas de la excitación humana. Las mujeres presentaban marcas en los muslos, las muñecas, el cuello y los pechos, acentuándose en la última. Mientras que los hombres solo en el cuello y en el pecho.

La inspección era para encontrar alguna pista, alguna huella, que pudiera ayudarlos a resolver esos casos, pero se habían encontrado con otra cosa, con algo que ninguno esperaba. De toda la estación, eligieron al inspector Aoki para guiar al grupo, al teniente Tokaurin para servirle de apoyo y a ocho personas más, pero de las diez que habían ido solo quedaban ellos dos. Solo ellos dos, que intentaban salvar sus vidas a toda costa.

Una pareja había aparecido en el bosque, en el mismo momento que ellos realizaban la inspección. Era una mujer de cabellos rubios y ojos negros. Alta y delgada que provocaba una extraña sensación, era atractiva y sexy, y miraba a cada uno de los oficiales invitándolos a acercarse a ella. Mientras que el chico, que cargaba a una mujer (inconsciente) sobre su hombro, tenía una expresión seria y fría, que miraba analíticamente.

-¡¿Qué haces con esa chica?- los oficiales que levantaron sus armas en contra de la pareja, mientras los dos jóvenes miraban a todos las personas presentes.

-No han ocupado nuestro espacio, ¿No, Naofumi?- le dijo la rubia.

-¿Y me reclamabas porque no habían hombres disponibles hoy?- preguntó sarcástico el oji verde con cabellos negros.

-¿Puedo?- apuntó dulcemente a los chicos, pidiéndole permiso a su compañero.

-Adelante- dijo despreocupadamente el joven, ignorando las órdenes de los oficiales. La mujer camino seductoramente hasta los hombres.

No supo en qué momento se puso a correr en dirección a la salida, pero recordaba vagamente en que la mujer se había abalanzado hacía ellos y lo había golpeado en la cabeza con su codo con tanta fuerza que se cayó y no tuvo noción de lo ocurrido.

Ahora ya era muy tarde, cuando despertó, su feje Aoki lo afirmó del brazo y lo obligó a levantarse rápidamente mientras le disparaba a la pareja, para escapar.

-¿A dónde van?- Los dos se detuvieron en seco, al escuchar la voz de una niña que aparecía entre los árboles y revelaba su presencia.

-¡Niña!- el Inspector la tomó del brazo y la hizo caminar a su lado -¡no deberías estar en este lugar! ¿No sabes que es peligroso?-

-¿Para quién, caballero? ¿Para mí o…- Mostro una expresión dura y lujuriosa en su expresión que hizo retroceder a ambos hombres -… para ustedes?

Le tomó el brazo al inspector y lo doblo con fuerza, hasta que este hizo un chasquido. El teniente se horrorizó y apuntó con su arma a la pequeña que amenazaba a su compañero.

-¡Suéltalo! ¡Suéltalo! si no quieres que te-

-¿Qué me harás?- apretó con más fuerza hasta que el brazo se dobló al lado contrario.

-¡Esto!- dijo el inspector adolorido, levantó su arma y disparó entre los ojos de la pequeña niña de ojos cafés.

El cuerpo de la niña cayó sobre el césped inerte, con un golpe seco.

-¡Inspector!- el moreno corrió hacia su compañero y lo ayudo a levantarse –Vamos, tenemos que salir de aquí-

-Si-. El hombre se puso de pie y caminó débilmente, apoyándose en su amigo y soltando algunos quejidos.

-¿Ya se van?- la voz tierna de la niña volvió a impresionarlos, se dieron vuelta y observaron como la misma pequeña a la que habían disparado se encontraba en perfecto estado, y de pie observándolos.

-¡Que demo…! – Las palabras se perdieron en el aire. La niña sonrió cruelmente, y al hacerlo, mostro sus dientes y dos puntiagudos colmillos resaltaron en su dentadura. Sus ojos brillaron con fuerza y se tiñeron levemente de rojo mientras que sus uñas crecían rápidamente.

-Esta noche, ustedes serán mi cena- se abalanzó contra el moreno y le araño el cuello. Tokaurin disparó y la bala le dio en el brazo a la niña, que se lamió la herida como un animal y volteó a observarlo con un tono de ironía. –Sus armas no pueden matarme-

-¡Aléjate!- Le gritó en inspector Aoki, mientras apuntaba nuevamente entre los ojos. Sin esperar ningún movimiento disparó y observo a su compañero -¡Corre!- le gritó. Tokaurin sin desobedecer, afirmó a su compañero y los dos comenzaron a correr lo más rápido que pudieron, pero un fuerte golpe en la pierna, hicieron que el teniente se estrechara contra el piso. Tokaurin observo su perna herida, mientras la mocosa se acercaba a él y apretaba la zona herida y hacer que saliera más sangre. El inspector comenzó a dispararle hasta que no salieron mas municiones de su arma.

-Déjame decirte…- comenzó a decir -…que tu sangre tiene un exquisito olor- Llevó sus dedos ensangrentados hasta su boca, deleitándose con el liquido.

Aoki afirmó el brazo de la niña y la lanzó hacia un árbol, haciendo que ella se estrechara contra la corteza de este, dándoles unos segundos para escapar, pero antes de que Tokaurin se hubiese levantado, la niña ya estaba junto a ellos con un semblante serio.

-¿Siempre te entrometes de esa manera? Realmente…. ¡Eres una molestia!- en un solo movimiento se acercó al inspector y atravesó sus cuerpo con sus garras. En un grito ahogado el hombro dio un paso atrás y cayó pesadamente al piso, mientras la sangre salía por su boca y por las heridas ya provocadas. Dio un paso hacia él -¡Por fin solos, líder de Ya-

-¡No lo toques!- la interrumpió una voz de mujer que estaba muy cerca de ella. Tokaurin dio unos pasos hacia atrás para que no estar al alcance de la niña y buscó con la mirada la voz de quien hablaba.

-¿Quién eres?- preguntó la pequeña confundida -¡Muestra la cara, cobarde!-

-Con gusto-. Una mujer apareció frente a sus ojos. Él tenía el cabello negro y ondeado, y caía suelto hasta más debajo de las caderas. Su tez era blanca y sus ojos violetas, y mostraba una sonrisa triunfadora en su rostro, que provoco a la pequeña.

-¡Tú!…- apuntó la niña -¿Quién eres? ¿Cómo te atreves a molestarme mientras intento alimentarme?- preguntó furiosa. Volteó a ver al moreno y sonrió –No te muevas de aquí, después de me encargare de ti-

-Atrévete a tocarle un cabello y sabrás de lo que soy capaz- la pequeña enfureció y los ojos se tiñeron rojos, Tokaurin Aprovecho la oportunidad para escapar, pero sus heridas impidieron que se fuera muy lejos.

-¡Cómo te atreves!- la pequeña se abalanzó hacia la nueva mujer, intentando atacarla con sus enormes garras, pero la joven, con un movimiento rápido evito ser tocada por las afiladas uñas y enterró las suyas atravesando el cuerpo de la niña, que se quedo inerte.

-¿Quién eres?- preguntó la pequeña casi sin aliento.

-Ya que lo preguntas con tanta insistencia, yo soy un "Yami no Blood" y soy la encargada de proteger a este humano-

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Se incorporó y miró a su alrededor, estaba en la sala de descanso de la estación de policía. El sol entraba por las ventanas y le daba en la cara. Se puso de pie y salió de aquella habitación, dirigiéndose a los baños.

-Tokaurin, ¿cómo te encuentras?- fijó su vista en la persona que le hablaba.

-Nakajima- se pasó la mano por la cara, quitándose la flojera que tenia en el cuerpo –bien, aunque estoy confundido. ¿Qué paso anoche?- el rostro del otro hombre se torno sombrío.

-¿No lo recuerdas?-

-No muy bien- la expresión de su compañero se tornó sombría y triste.

-Pues veras… los nueve oficiales, incluido el inspector Aoki, que iban contigo en la misión… ellos fueron encontrados esta mañana-. Tokaurin lo observo esperando que continuara con su relato

-¿Y donde están?-

-Tokaurin, ellos están… siendo examinados por el médico forense en este momento-

-¿Qué?- preguntó con un hilo de voz.

-Fueron encontrados con esas horribles heridas y múltiples cortes en sus cuellos- En sus palabras se lamentaba el hecho de la masacre.

-Pensé que había sido solo un pesadilla- dijo él, lamentándose.

-Lo parece- Nakajima miró a alguien que estaba detrás de Shouji –Kachou- lo saludo. Shouji se dio media vuelta y saludo, aunque su aspecto no le daba mucha formalidad. Iba con el pantalón arrugado y la polera afuera del pantalón, esta estaba ensangrentada y tenía múltiples arañazos en todas partes.

-Tokaurin, Nakajima- Saludó con respeto –Veo que ya te han puesto al corriente- dijo de mala cara. El moreno asintió a su jefe –Tokaurin, me gustaría que conversáramos en privado sobre lo que paso anoche-

-Sí, señor-

-Lo espero en mi oficina- Shouji asintió con la cabeza y se despidió de los dos hombres.

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-¡Que! ¿Qué me dijiste que son?- preguntó el jefe de la estación, confundido por las palabras del teniente.

-Vampiros, señor- repitió Tokaurin con semblante serio –Sé que suena es estúpido e irracional, pero estoy seguro de que ellos buscaban la sangre-

-Quizás hayas confundido las cosas-

-¡No! ¡Yo sé lo que vi, sé que suena realmente estúpido, pero los vi, vi a las personas que nos atacaron! Apuesto a que encontraron a una mujer cerca de… donde… fue que…- sintió un pequeño emborrachamiento y todo a su alrededor se movió. Se apoyó en la mesa y la inspectora que estaba ahí con ellos lo ayudó a sentarse sobre una de las sillas.

-Lo mejor será que descanse-

-¡Esperen!- exclamó furioso -¡No me confundan y no se confundan ustedes mismo, se lo que vi ahí afuera!- apuntó hacia la ventana -¡Ahí mataron a mis compañeros, frente a mis ojos!-

-¡Se que los asesinaron, pero no fueron vampiros!- Kachou golpeó la mesa con sus palmas -¡Esas cosas no existen, por dios!-

-¡Lo sé! ¡Sé que suena irracional! Pero… pero… lo juro- Kachou estaba sentado frente a él, escuchando atentamente todo lo que el teniente le decía.

-Creo que estas un poco confundido-

-¡No!, se lo que vi y me gustaría probárselo-

-¿Arriesgando la vida de mas demás hombres? Olvídalo. Ya le dije al Tokuno que se encargara del asunto, quiero que te quedes al margen de esto y que descanses, puedes ir a casa. Puedes tomarte tus vacaciones, si es lo que quieres- Kachou se levanto y abrió la puerta de la oficina, mostrándole así la salida al teniente.

-¿Señor?-

-Creo que todos debemos descansar y cuando recuerdes algo mas, por favor avísanos- el moreno se quedo en silencio, era estupido pensar de que alguien le creería semejante estupidez, pero él sabia que era verdad y a como diera lugar lo probaría.

-Por cierto- dijo Shouji antes de salir – ¿Cómo llegue aquí?- Kachou no le quito la vista de encima

-No lo… ayer te encontraron en el recibidor, inconsciente-

-Ya veo- sin decir más, se fue del lugar.

Llegó a su casa, esa horrible sensación de miedo aun lo embargaba. Recordó la pelea de anoche, la mujer de cabello largo y la pequeña que peleaban con extrañas armas que salían de sus manos.

Finalmente la mujer de cabello largo había matado a la pequeña cortándole la cabeza. Algo demasiado fuerte para cualquier persona, después de eso, caminó hacia él y le habló frente a frente, mostrándole sus grandes colmillos.

-"si te atreves a volver a este lugar, yo misma te matare"- le había dicho. Después de eso ya no recordaba nada más. No estaba seguro como había llegado hasta la estación de policía y que había pasó con aquella mujer que lo había protegido y a la vez, amenazado. Pero de algo estaba seguro, y era que volvería a ese lugar. No podía descansar tranquilo si no sabia que eran esos seres y cuando volverían a atacar. Después de todo, ellos atacaban humanos y tenia que vengar y proteger a los que ya había sucumbido en sus manos. Volvería, pero esta vez, ya sabía a que se enfrentaba y lo haría.

-No descansare tranquilo, no… sin antes atraparlos-

Continuara…