El rumbo de la vida.
Hinata Hyuuga era una chica introvertida, a quien se le dificultaba mucho conseguir una amistad o relación con alguien; desde niña tuvo una vida solitaria, pues aunque vivió con sus padres ellos siempre se mantuvieron ocupados por sus trabajos. Ella a pesar de todo salió adelante, pues su vida escolar fue distinguida, siendo ahora una empresaria exitosa.
Recién cumplidos sus 23 años, Hinata no esperaba que su vida diera un cambio tan drástico, ella había concluido sus estudios unos años atrás, y se encontraba sobresaliendo en su trabajo, cuando día todo cambió…
Doctor –Según los estudios, confirmamos nuestras sospechas, estamos frente a una enfermedad llamada Esclerosis Múltiple— Hinata no tenía idea de a qué se refería el médico, pero sus ojos extrañamente ya se encontraban acuosos, su corazón dolía y no sabía exactamente por qué, el Doctor comenzó a explicarle el rumbo que debía llevar su vida de ahora en adelante, que debía o no debía hacer, como debería cuidarse, y todos los riesgos a los que ahora debía enfrentarse, le preguntó si ella era una persona que se preocupara mucho por las cosas, a lo que Hinata solo pudo contestar agachando un poco su cabeza, ella era de esas personas que todo lo tomaban muy personal, todo le afectaba y lloraba por todo, el médico le dijo que eso era un factor importante, que de alguna manera debía empezar a cambiar un poco, por su bien.
Salió de ahí con su cabeza dando vueltas, en su vida pensó que algo como esto le podría legar a suceder, el miedo no paraba de crecer en su interior, no entendía si quiera como es que esto si quiera existía, el Doctor le dijo tantas cosas, ella no era una persona que se cuidara mucho, y esos mismo la hizo pensar que de alguna manera todo esto era su culpa, y recordó las palabras del Doctor, debes intentar dar un cambio a tu vida.
Su familia fue una parte importante para sobrellevar la situación. Así como sus amigas, aquellas que según la Hyuuga eran la salvación que llegó a su vida en el momento preciso, aquellas que cursando la preparatoria conoció y se volvieron una parte importante en su vida.
Dos años habían pasado desde aquel diagnóstico, dos años de recaídas, de vivir medicada, pero ella vivía su vida intentando ser lo más normal que le fuera posible, pues Hinata odiaba ser una carga, odiaba causar problemas a los demás, lo que ella aun no entendía es que ya no dependía de ella, su enfermedad no era sencilla, y pese a lo que se esforzara podía jugarle en contra. A principio de ese segundo año, tuvo una recaída, sus visión se vio afectada, y sus piernas comenzaron a llenarse de hematomas; su médico le preguntaba si se ponía el medicamento como debía ser, si se ejercitaba, si se alimentaba bien, Hinata sabía que tenía que cuidarse más, su amiga Ino es compañera de universidad y del trabajo le insistía siempre que fuera al gimnasio con ella, pero siempre se negaba, se prometió así misma que ya lo haría mejor.
Cuando se encontró con Ino en el trabajo, su amiga se alegró de sobremanera, --¿Es enserio Hinata? ¿Lo harás? Es genial—Hinata sabía que Ino había esperado tanto escuchar esas palabras, --Si Ino, quiero cuidarme, quiero estar bien, sé que no he sido cuidadosa conmigo misma, pero ya no más— Ino sabía lo que su amiga se esforzaba, y que esta decisión no había sido fácil, --Te aseguro que no te arrepentirás, es lo mejor Hinata.—
Hinata estaba dudosa, no tenía ni la menor idea de que llevar para su primer día de entrenamiento, estaba en blanco, así que solo empacó un cambio de ropa y una botella de agua, mañana vería que más podría necesitar.
Al día siguiente cuando finalizó su día de trabajo y se dirigía junto con Ino al gimnasio al que ella asistía, conversaban (mayormente Ino xD) sobre lo que podría hacer ahí, ella le recomendaba a Hinata como ejercitarse, y le decía que su novio Shikamaru podría ayudarla con sus rutinas diarias, Hinata veía la emoción de Ino, y se preguntaba si podría, si no defraudaría a su amiga, no creía ser capaz de aguantar pues ella nunca había sido deportiva, no quería defraudarla.
En cuanto llegaron Ino le indicó que debía hacer, donde estaban las cosas y si tenía alguna duda podía preguntarle a ella o incluso al entrenador que se encontraba siempre ahí; Hinata primero observó, había pocas personas, eso era bueno, una de las razones por las cuales no quería hacer esto era porque no le gustaba que la observaran, no es que ella pensara que sería el centro de atención, pero le daba vergüenza imaginarlo. Comenzó a realizar la rutina que su amiga le había dado, tenía que esforzarse.
Cuando estaba a mitad de su rutina escuchó un grito familiar, --¡Hinata!—se sobresaltó, pues sabía perfectamente de quien se trataba, Ino le platicó tiempo atrás que él iba también a ese gimnasio, --H-Hola Naruto--, --Hola Hinata, ¡Wow! Ino me dijo que vendrías, pero no podía creerlo, que bueno, ahora seremos más—Hinata le sonrió y se despidió mientras él se alejaba a hacer sus cosas, si bien aún se ponía un poco nerviosa al verlo, ya no era lo mismo, hace mucho tiempo atrás se hizo a la idea que su enamoramiento por Naruto había sido solo algo de estudiantes, que si bien eran bueno compañeros de universidad, él no la vería como algo más que eso y era inútil y doloroso seguir con eso.
Hinata estaba cansada, solo había hecho la mitad de su rutina y jamás había sentido un dolor igual, ahí se dio cuenta de lo mal que estaba, y que necesitaba esto, no podía rendirse, era su vida y tenía que esforzarse. Finalmente pudo terminar, estaba tan cansada, fue en busca de Ino para despedirse, ella estaba descansando, platicaba con alguien al parecer, no sabía si acercarse, pero lo hizo, solo iba a despedirse, --Ino--, --¡Oh Hinata! ¿Qué sucede terminaste?--, --Si ya terminé, creo que ya me voy, estoy muy cansada--, Quien estaba con Ino rió, Hinata hasta ahora recordó que Ino no estaba sola, y vio ligeramente a quien la acompañaba, era un hombre, Hinata no sabría en realidad su edad, se veía joven, pero su actitud no era la de alguien muy joven, Hinata no era de calificar a una persona como guapo o feo, pero sabía que para cualquiera él era guapo, y se notaba que tenía tiempo ejercitándose, tenía un cuerpo perfectamente trabajado, Hinata sabía que eso requería mucho esfuerzo, la voz de Ino la sacó de sus pensamientos, --Es normal Hinata, es tu primer día, ya verás que en cuanto tu cuerpo se acostumbre será más fácil--
Hinata estaba por despedirse pero Ino continuó –Mira aprovechando el momento, él es Sasuke, ves que te había comentado que podrías preguntarle al entrenador, bueno es él—Hinata giró a verlo, no sabía qué hacer, ¿Saludarlo? ¿Hola?, él respondió rápido sus dudas, con un simple movimiento de cabeza, ella lo imitó, --Bueno entonces me voy, nos vemos mañana Ino, gracias--, --Nos vemos Hina, descansa mucho--.
Hinata llegó a su casa verdaderamente agotada, pero se dijo así misma que valía la pena, se dio ánimos, se recostó en su cama y cayó rendida por el cansancio.
Vale la pena Hinata.
