Los que apuestan por el fuego

Aún puedo ver estrellas detrás de mis parpados cerrados, aunque mis piernas todavía no responden y el aliento aun me falta. Un cosquilleo me recorre todo el cuerpo al imaginarme sus dedos rozando mi piel y sus palmas quemándome el alma.

Ha sido maravilloso, extraño pero increíble. No puedo pensar en una palabra que me ayude a describir como me siento. Las palabras no harían justicia a lo que ella me ha hecho sentir por primera vez.

Todavía puedo sentir sus labios recorriendo mi cuello, besando cada rincón, probando todos los sabores que poseo. Me estremece pensar en ello y sé que nunca me voy a olvidar de esta noche.

"Ahora entiendo porque las chicas experimentan cuando están en la Universidad" sonrío, sonrojándome porque en realidad me ha gustado y mucho.

"Y a mí me alegra mucho que lo hagan" la miro y sus oscuros ojos negros me clavan la mirada. Su postura es tan natural, como si verse como una diosa sexual es cosa de todos los días.

Bueno, para ella talvez lo es.

Me sonríe pícaramente y una sensación inexplicable me baja por la garganta. Se ve tan hermosa, es casi intocable y siento como si hubiéramos creado una conexión más profunda entre las dos entre estas mismas sabanas.

"Fue muy divertido, y siempre me he preguntado cómo sería estar con una mujer" le confieso, su sonrisa permanece en sus labios mientras me escucha. No puedo ignorar la expresión orgullosa de su rostro pero bueno, con sus habilidades tiene todo el derecho de mostrarse de esa manera.

"Pero no estoy segura," admito con un poco de miedo "creo que para mí fue cosa de una sola vez" su mirada me hace sonreír y por un momento pienso que me va a soltar una línea astuta que me hará sentir muy incómoda, pero me devuelve la sonrisa y vira los ojos de manera juguetona.

"No te preocupes por nada que no me voy a aparecer en tu casa a proponerte una relación de un momento a otro."

Me río en vez de pensar en sus palabras, pues no quiero romper el hechizo, todavía no.

"Y, que pasa ahora?" le pregunto ya que el protocolo para esta clase de situaciones no me lo sé. La mirada en sus ojos me entretiene y me confunde a la vez.

"Podrías ser la primera en salir" sugiere mientras que intento enfocarme en algo que no sean sus labios moviéndose, o el color de su piel mientras brilla bajo la suave luz de la habitación. Talvez debería dejar de intentar remover la sabana que cubre su hermoso cuerpo con el poder de mi mente.

"O podríamos hacer de esto una cosa de dos veces."

De inmediato busco su mirada traviesa y seductora. Tiemblo con tan solo pensar en repetirlo y en un instante asiento la botella de agua en el velador y me abalanzo sobre ella.

Santana ríe cuando la sabana que estaba cubriendo mi cuerpo desnudo resbala descubriendo cada centímetro de mi piel en llamas, pero justo cuando estoy a punto de ubicarme sobre ella, sus manos me detienen y ponen un alto a mi salvaje intento de descubrir.

De pronto las dos estamos arrodilladas en el centro del colchón. Su mirada clavada en mis ojos y sus manos en mis brazos quemándome viva.

Nunca había sentido el deseo así de esta manera, como si la necesitara, como si con solo un suave roce fuera suficiente para satisfacerme. Necesito sus manos en mí como mis pulmones necesitan aire en este momento.

"Es que piensas, Quinn?" su voz es suave y lenta, un poco ronca y muy sexy. Cierro los ojos con fuerza cuando sus dedos pulgares empiezan a acariciar mis brazos. Casi la puedo ver riendo al observar mi reacción pero mantengo los ojos cerrados.

"Solo…" sus labios golpean los míos de una manera agresiva, salvaje y el aliento sale volando de mi cuerpo.

No puedo respirar, no puedo ver, no me puedo mover, no puedo pensar en otra cosa que no sean sus labios y sus manos apretando mi cintura.

Siento su cuerpo pegado al mío y de nuevo esa sensación de necesidad me invade de una manera inexplicable. Envuelvo mis brazos sobre sus hombros y empiezo a besarla tan fuerte y apasionadamente como puedo.

Me recuesta en la cama con cierta suavidad que aún hallo rara en ella pero que sin embargo no puedo evitar que me encante. Sus manos empiezan a recorrer mi cuerpo, al igual que sus labios mientras que yo tiemblo y me esfuerzo por concentrarme, por sentir, por archivar en mi memoria cada roce de sus dedos.

"Piensas demasiado," su aliento es agitado y los labios me cosquillean por tenerla tan cerca. Me doy cuenta que tengo las piernas totalmente abiertas y Santana esta cómoda entre ellas.

La sola imagen me excita mucho más de lo que podría pensar y el aliento deja mi cuerpo otra vez.

Tomo su rostro entre mis manos y abrazo su cuerpo con mis piernas. Ella sonríe y esta vez estoy segura de que es una sonrisa sincera. La beso y tomo la iniciativa por primera vez esta noche.

Me gusta, no puedo negarlo. Me encanta el sabor de sus labios y sentir su lengua jugando con la mía. Gimo descontenta cuando sus labios se alejan y la escucho reír.

"Dime que te gusta, Quinn? Exígeme que te entregue lo que tú quieras esta noche de mi" sus susurros me hacen temblar de pies a cabeza mientras que sus dedos juguetean con uno de mis pezones delicadamente.

La abrazo con fuerza, mi cortas uñas se hunden en la suave piel de su espalda mientras nuestras caderas bailan sincronizadas.

Hecho un quejido al aire cuando me siento a punto de explotar. Tengo la boca abierta en satisfacción mientras su pierna se ubica en medio de las mías y Santana empuja con más fuerza.

"Por favor" le ruego con los ojos cerrados.

"Por favor, que?" sus labios, su lengua, sus dientes atacan mi cuello y su voz mis sentidos. Me vuelve loca, en menos de una hora me ha hecho su esclava.

"Dame… más!" grito y sus labios su unen a los míos en un beso desesperado.

"Lo que tú quieras, amor" su voz me quita los sentidos y sus dedos bailando en la entrada de donde más la necesito casi me hacen perder la razón.

No me da tiempo para pensar ni para dudar. En un instante está dentro de mí y todo mi cuerpo grita sorprendido y ama la invasión al mismo tiempo.

Su boca está en mi cuello, su lengua traza una línea imaginaria hasta llegar más arriba y de pronto siento sus dientes en el lóbulo de mi oreja derecha mientras que sus dedos llegan donde nadie jamás ha llegado.

La abrazo con más fuerza y un grito de éxtasis muere entre mis dientes cuando la velocidad de sus movimientos nubla mi razón.

"Te gusta, Quinn?" aprieto con fuerza mis uñas contra su piel mientras que su aliento me quema la piel.

"Te gusta cómo te estoy tocando?" no puedo hablar, ni siquiera puedo pensar en una respuesta.

"Te gusta cómo te hago sentir?" su voz es sexo líquido para mis oídos. No puedo respirar, su cuerpo contra el mío me impide hacerlo. Mis gemidos han alcanzado un nuevo record.

Nunca he sentido tanto placer durante el sexo y no quiero que termine.

"Eres hermosa" me susurra antes de besarme con locura. Muerdo su labio inferior y sonrío cuando gime con fuerza.

"Ahhh!" ha empujado con más fuerza y ahora no puedo dejar de gritar. Estoy tan cerca que parece que me voy a derretir entre sus brazos. Si no me agarra con fuerza voy a desaparecer.

"Pero eso ya lo sabías, verdad?" sus dientes acarician mi mentón y su mano libre separa aún más mis piernas. "Que eres hermosa" repite y de repente abro los ojos para encontrar los suyos clavados en mi rostro.

No, tú eres hermosa. Quiero decírselo pero me falta el aire, apenas y puedo seguir consiente.

"La verdad es que no sabes cuánto he deseado esto" y esas palabras, junto con su pulgar son lo que me hacen explotar.

Aruño su espalda en un intento por permanecer conectada pero el choque eléctrico de mi orgasmo que viaja por todo mi cuerpo quitándome completamente el control.

Lo siento en mis labios, en mi lengua. Lo siento en mis lóbulos, en mis brazos, mis dedos, mi torso, lo siento en mis pezones y mi espalda se despega de las sabanas mientras un grito ahogado sale de mi garganta, y sigue.

Sigue por mi ombligo, mi pelvis, mis piernas, tobillos, lo siento hasta en los dedos mis pies para luego bañarme en una sensación completamente nueva y exploto en una manera totalmente diferente.

Se repite, todo mi cuerpo experimenta un nuevo orgasmo con fuerza renovada y los gritos no son suficientes. Es entonces cuando siento las lágrimas rodar por mi rostro y mojar mi cabello.

Me siento desnuda y no es porque estoy sin ropa. Mis emociones, mi personalidad, mi verdadero yo han sido descubiertos por la última persona que hubiera podido imaginar.

"Shhh, está bien" el sonido de su voz me hace llorar más fuerte y me niego a abrir los ojos.

Nunca nadie se había tomado el trabajo de hacerme llegar a un orgasmo. Nunca nadie se había tomado la molestia de quedarse lo suficiente después de hacer el amor conmigo como para darse cuenta de lo insatisfecha que siempre me siento. De lo desagradable que es sentir sustancias que no son mías encima de mi cuerpo. Ensuciándome, manchándome, matando una parte de mí cada vez que sucede.

"No pasa nada, amor. Ven" me abraza con fuerza y siento una sábana cubrir nuestros cuerpos mientras que escondo la cara entre su cuello y una almohada.

"No pasa nada" sus labios besan mi frente y sus manos acarician mi brazo y cabello. "No pasa nada Quinn, todo está bien" me asegura y besa nuevamente mi frente.

Lloro hasta que ya no me quedan más lágrimas por derramar y Santana me sostiene entre sus brazos hasta que termino.

No he abierto los ojos pero por la posición en que estamos puedo decir que ella está observando fijamente el techo, pues tampoco ha dicho nada por los últimos minutos y su respiración no es pesada así que no está dormida.

Mi mano descansa entres sus senos, mis dedos juegan en su pecho y me siento muy cómoda con mi cabeza en su hombro y su brazo abrasándome la espalda.

"Qué paso, Quinn?" su suave voz me sorprende. Suena preocupada, casi insegura. "Si no quieres contarme está bien, no te voy a obligar pero sé que aunque soy extremadamente buena en la cama nadie llora por treinta minutos después de un orgasmo."

Abro los ojos y me encuentro con su piel color canela, subo mi mano hasta tocar su mandíbula y acaricio su mejilla con suavidad. Viró su rostro suavemente hasta que su nariz roza la mía.

La beso con ternura, con pasión y a la vez con mucha suavidad. Aprieto mi cuerpo más cerca al suyo para besarla con un poquito más de fuerza.

Pero no me lo permite.

Me empuja hasta que estoy recostada nuevamente y su torso esta encima del mío. El calor que me provoca es muy agradable y me siento bien. Me siento protegida, querida.

"No me vas a contar?" me pregunta y noto como la idea la hiere. A mí también me duele no ser capaz de hablar, siempre me ha dolido.

"Eres increíble" evito darle una respuesta y luego de mirarme fijamente a los ojos por unos segundos, derrotada cuando no me doy por vencida, vira la mirada.

"A qué hora es tu vuelo?" su pregunta duele aún más que su mirada llena de resentimiento.

Pero no puedo lidiar con esto. No quiero pensar en sus ojos, sus manos, su boca y su cuerpo contra el mío mientras hacíamos el amor porque sé que no se volverá a repetir.

"Seis de la mañana" mi voz tiembla y ella salta de la cama.

Su cuerpo desnuda mientras se aleja de mí es la imagen más erótica que jamás haya presenciado en mi vida.

"Qué esperas?" me pregunta bruscamente cuando se da vuelta "Son las dos, hasta llegar al aeropuerto las cuatro. Pasar por equipaje y tanta estupidez las cinco, así que apúrate."

Se mete en el baño y las lágrimas ruedan nuevamente por mi rostro.

Pero que me ha pasado esta noche? Qué ha hecho Santana conmigo que de repente quiero llorar y gritar para que me sonría?

Qué ha despertado en mí que yo no conocía?

Lamento mucho haber borrado este fic, no estaba en mis planes pero sucedió. En fin, lamento mucho no haber contestado sus mensajes pero ya está aquí. Gracias.